lunes, 1 de junio de 2015

Moriré siendo revolucionaria

Actriz y directora de teatro, Ángela Herrera peleó en la Revolución de
Abril de 1965. Dice que tuvo suerte entonces. No por salir ilesa, sino
por haber estado ahí y tenido el privilegio histórico (hoy valorado así)
de participar.

Aprovechamos su estadía en el país (está en el
servicio diplomático con asiento en Europa) para reunir con ella
recuerdos de aquella gesta popular y patriótica.

Una mañana, nos
cuenta Ángela, en la calle Arzobispo Nouel, se tropezó con su profesor,
el historiador Alcides García Lluberes, hijo del también historiador
José Gabriel García. Asombrada de verlo en menesteres tan poco
académicos, quiso saber la razón. “Mire mi alumna, le respondió el
historiador; lo primero es que aquí se ha luchado con más valentía que
cuando la Guerra Restauradora (1863-1865). Lo segundo es que el
dominicano que se esté perdiendo este momento histórico se va a
arrepentir para el resto de su vida”.

Los militares que
derrocaron al gobierno democrático de Juan Bosch lanzaban desde sus
aviones papelitos impresos (octavillas o volantes) conminando al pueblo
en armas a rendirse, a abandonar sus posiciones, porque de lo contrario,
y muy pronto, pegarían fuego a la ciudad de Santo Domingo. “Nosotros
dijimos que no. Nos quedamos”.

El rostro de Ángela, visible en el video, conserva todavía el enojo y la indignación que le produjo semejante canallada.

“También nos entrenamos (militarmente), por si acaso había que coger el fusil”.

Menciona
mujeres combatientes, mujeres que pelearon: la actriz Delta Soto,
Sagrada Bujosa (su instructora militar en la Academia del 14 de Junio) y
a la pintora Elsa Núñez, cuyos murales estuvieron presentes.

También a las trabajadoras sexuales. ("Esas mujeres se fajaron. Lavaban, cocinaban en los Comandos. Cargaban a los heridos”).

Igualmente,
a los homosexuales. Recuerda que fue un homosexual al mando de un
tanque que el 1º de mayo perforó el muro de la fortaleza Ozama para que
los combatientes la asaltaran y la tomaran.

La nostalgia
combativa de Ángela asoma al despedirse: “Ya no tengo edad para luchar
(como entonces). Si viene otra revuelta como abril, yo me quedo. Aunque
no tenga la misma fuerza. Moriré siendo una revolucionaria”.

Artista,
diplomática, combatiente, madre y abuela, dominicanas como Ángela
Herrera construyen la Patria digna, democrática, tolerante y solidaria
que todos y todas deseamos

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