lunes, 7 de abril de 2014

Azúcar de trapiche.



Azúcar de trapiche.
La tecnología de los ingenios antillanos de la segundad mitad del siglo XVII era bastante uniforme todos funcionaban con un molino de tres cilindros verticales y utilizaban entre cuatro y cinco calderos para hervir el jugo y evaporar la melaza.
Fuente: Dr. Frank Moya Pons. Revista Rumbo. Del 20 de diciembre de 1994. Tema la historia tiene otra historia. Pág. 4.

Algunas gentes  desconocen  que el azúcar que se consume  hoy no es igual  a la que  se consumía  hace  dos siglos, y que  el moderno proceso de fabricación difiere notablemente del que se efectuaba en los antiguos trapiches coloniales.
El proceso de manifactura en los trapiches era relativamente sencillo, aunque agotador. El jugo de las cañas se extraía en un molino movido por animales. Este jugo  era transvasado desde el molino  a la casa  de calderos por unas  canaletas y allí se vertía en un primer caldero y se hervía   para dar comienzo al proceso de evaporación.
La espuma  producida  en esta primera  cocción se eliminaba y el zumo más depurado y denso era entonces transvasado  en un segundo  y tercer calderos en donde continuaba hirviendo y evaporando hasta convertirse en una melaza que se  vertía en un último caldero llamado techo expuesto a fuego más intenso.
En los techos la melaza se cocía hasta el punto final y de ahí se  vertía en unos moldes  de barro para ser convertida en azúcar.  Estos moldes eran llamados hormas y tenían una  forma cónica con un orificio en la parte más estrecha por donde se drenaba el exceso de humedad. Al sedimentarse la melaza empezaba a cristalizar  y a secar.
Al final., el resultado era  “pan de azúcar” de forma cónica  compuesto por varios  estratos con diferentes proporción  de sacarosa. Estos panes se  colocaban en cajas de maderas de 25 a 30 arrobas y se machacaban uniformando así el producto y dejándolo listo para exportación. Debido a los  residuos, el azúcar  resultante tenías un color oscuro y era llamada azúcar prieta en las islas españolas y azúcar mascabado en las islas inglesas.
En las islas  francesas se llamaba indistintamente azúcar bruto, terroso o mascabado.
La  manufactura era  un proceso continuo que  consumía una  ingente cantidad de energía. Durante  la zafra el molino sólo descansaba de madrugada y las mañanas, en espera de las primeras carretas de caña. Los trabajadores del molino y los que tenían a su cargo la alimentación  de las calderas con leña y bagazo hacían  jornadas de 12 hasta 16 horas  diarias.
El fuego de las hornadas debía   mantenerse uniforme durante  todo el tiempo pues  parte del secreto de la fabricación del azúcar consistía en mantener  regulada la temperatura que hacia hervir los calderos. Los  esclavos no gustaban mucho  del  trabajo de las casas de calderas pues tanto los que procesaban la melaza como los encargados de alimentar el fuego sufrían frecuentes quemaduras y trabajaban expuestos a un calor excesivo y sofocante.
Los trapiches eran servidos por carretas que transportaban leña y  caña. La leña se cortaba y se acumulaba durante todo el año y,  más aún, durante el tiempo muerto. Este periodo, los esclavos también desyerbaban los campos, abonaban las plantaciones y reparaban los trapiches.
La tecnología de  los ingenios antillanos de la segundad mitad  del siglo XVII era  bastante uniforme.  Todos funcionaban con un molino de tres cilindros verticales y utilizaban entre   cuatro y cinco calderos para hervir el jugo y evaporar la melaza,
Todos  usaban leña y bagazo para alimentar  las hornazas y transportaban las cañas al molino en carretas o a lomo de animales. Sin embargo, desde temprano hubo una clara diferenciación  entre los ingenios de  algunas islas, como  fue el caso de Barbados.
Gracias a su topografía y posición geográfica Barbados gozaba de los fuertes y continuos vientos alisios, y eso permitió a sus plantadores construir grandes molinos n de vientos  que  ahorraban mano de obra  y energía animal. Tan  comunes  se hicieron los molinos de vientos en Barbados que ocho de cada  10 molinos existentes en 1709 eren movido por energía eólica.
En las demás Antillas, los molinos de vientos eran poco utilizados pues el régimen de vientos era más irregular. En las Antillas  Francesas las  altas  montañas rompían los vientos y por ellos os franceses optaron por fabricar molinos movidos por agua o por animal.  Las islas francesas estaban dotadas de corrientes de agua que se podrían aprovechar para estos fines.
En las islas española todos los molinos eran movidos por fuerza animal. Al fin de cuantas, cualquiera que fuera el tipo de molino que se utilizara, el producto final era el mismo; un azúcar de color más o menos oscuro con mayor o menor calidad de impurezas y melazas que requería  ser refinado posteriormente para su venta y consumo en Europa.



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