Posted: 22 Mar 2013 12:00 PM PDT
El castillo no fue siempre como lo vemos hoy en día, sino que sufrió diversas reformas y reconstrucciones que mudaron sucesivamente su aspecto. Los constructores de la fortaleza parece que debieron ser los Mariño de Lobeira, allá por el siglo XII o XIII. el aspecto de este primer edificio apenas lo podemos intuir, ya que no quedan prácticamente vestigios. Sólo las excavaciones realizadas en los años 80 nos revelan la existencia de una gran torre, en lo que hoy es el patio, de la que podemos observar los cimientos. Pegado a ella vemos también los restos de un horno, posiblemente para la elaboración de pan. Además, bajo los muros actuales aún se ven restos de la primitiva construcción.
Poco conocemos también sobre la época en que los Mariño fueron dueños del Castillo y poco más sabemos del origen de los Moscoso, que serán los seguientes propietarios. Sabemos que estaban emparentados con los Traba, probablemente la familia nobiliar más representativa de los años centrales de la Edad Media gallega. Gracias a
A finales del s. XV (1467) se produce un hecho decisivo en la historia de Galicia e del Castillo, lo que se conoce como La Guerra Irmandiña. El pueblo cansado por la presión económica ejercida por los señores feudales y por los abusos y violencia ejercidos sobre ellos, decide tomar al asalto las fortalezas. Este acontecimiento va a provocar la huída de toda la grande nobleza gallega hacia Castilla y Portugal, siendo destruidas o seriamente dañadas la mayoría de las fortificaciones existentes. Lo mismo le aconteció al Castillo de Vimianzo, que será tomado al asalto. Actualmente, en el mes de julio se celebra una fiesta para recordar este hecho histórico.
La rebelión no duró mucho. Los nobles escapados se reorganizan en Castilla y, con la ayuda de la aristocracia local, emprendieron la recuperación de sus posesiones en el año 1469. Con la caída de los Irmandiños será el Arzobispado de Santiago quien se apodere del Castillo. Sin embargo, unos años más tarde, uno de los Moscoso, Lope Sánchez de Moscoso, autoproclamado primer Conde de Altamira, recuperará la fortaleza por la fuerza de las armas. El Castillo será reconstruido gracias a la intervención de maestros canteiros vascos y el aspecto resultante no debía ser muy diferente del actual.
Los enfrentamientos entre la Mitra compostelana y los Moscoso viene ya desde el siglo anterior y van a continuar durante el s. XV. Uno de los motivos parece ser la naturaleza estratégica del Castillo. La proximidade a la costa permitía controlar las rutas comerciales del Mar del Norte, los negocios de la sardina y de la sal y los botines de los barcos que naufragaban en estas costas.
A finales del s. XV los Condes de Altamira abandonarán Galicia como la mayor parte de la alta nobleza gallega, para residir en la corte y estar más cerca de los reyes. La administración de sus posesiones quedará en manos de figuras que se denominarán alcaides o merinos. Esto mismo ocurrirá en Vimianzo. El conde rara vez volverá a Galicia y serán subordinados nombrados por él los que gobernarán el Castillo, cobrarán las rentas y las remitirán a sus propietarios en la corte.
Esta situación se mantendrá relativamente estable hasta el s. XIX. Los Altamira irán asentando poco a poco o su poder hasta llegar a ser una de las familias más influyentes en la vida pública del Estado. En el castillo residirán sucesivos alcaides y se acometerán diversas reformas, que no son fáciles de apreciar porque falta aún el pertinente estudio, pero que en cualquier caso no afectan a la estructura original del edificio.
La última gran reforma fue realizada en el s. XIX por Evaristo Martelo. Parece ser que en esta época el Castillo estaba en bastante mal estado y acometió una serie de obras para hacerlo habitable. Posteriormentesu hija, Dolores Martelo de la Maza, soltera y sin descendencia, cedió la fortaleza al Arcebispado de Santiago. Finalmente en 1973 fue comprado por la Diputación de la Coruña, que lo acondicionó para su visita. A través de las acciones comprendidas en el Plan de Dinamización Turística da Costa da Morte, se acondicionó la zona de artesanías y también se convirtió una de las torres en centro de interpretación de Costa da Morte.
Poco conocemos también sobre la época en que los Mariño fueron dueños del Castillo y poco más sabemos del origen de los Moscoso, que serán los seguientes propietarios. Sabemos que estaban emparentados con los Traba, probablemente la familia nobiliar más representativa de los años centrales de la Edad Media gallega. Gracias a
las sucesivas compras de tierras y a matrimonios ventajosos, que les permitieron acceder a sustanciosas herencias, fueron creciendo poco a poco. De esta forma acabarán ostentando el título de Condes de Altamira, lo que demuestra su proximidad a la corona y llegarán a convertirse en una de las familias nobiliarias más poderosas de la península.
A finales del s. XV (1467) se produce un hecho decisivo en la historia de Galicia e del Castillo, lo que se conoce como La Guerra Irmandiña. El pueblo cansado por la presión económica ejercida por los señores feudales y por los abusos y violencia ejercidos sobre ellos, decide tomar al asalto las fortalezas. Este acontecimiento va a provocar la huída de toda la grande nobleza gallega hacia Castilla y Portugal, siendo destruidas o seriamente dañadas la mayoría de las fortificaciones existentes. Lo mismo le aconteció al Castillo de Vimianzo, que será tomado al asalto. Actualmente, en el mes de julio se celebra una fiesta para recordar este hecho histórico.
La rebelión no duró mucho. Los nobles escapados se reorganizan en Castilla y, con la ayuda de la aristocracia local, emprendieron la recuperación de sus posesiones en el año 1469. Con la caída de los Irmandiños será el Arzobispado de Santiago quien se apodere del Castillo. Sin embargo, unos años más tarde, uno de los Moscoso, Lope Sánchez de Moscoso, autoproclamado primer Conde de Altamira, recuperará la fortaleza por la fuerza de las armas. El Castillo será reconstruido gracias a la intervención de maestros canteiros vascos y el aspecto resultante no debía ser muy diferente del actual.
Los enfrentamientos entre la Mitra compostelana y los Moscoso viene ya desde el siglo anterior y van a continuar durante el s. XV. Uno de los motivos parece ser la naturaleza estratégica del Castillo. La proximidade a la costa permitía controlar las rutas comerciales del Mar del Norte, los negocios de la sardina y de la sal y los botines de los barcos que naufragaban en estas costas.
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A finales del s. XV los Condes de Altamira abandonarán Galicia como la mayor parte de la alta nobleza gallega, para residir en la corte y estar más cerca de los reyes. La administración de sus posesiones quedará en manos de figuras que se denominarán alcaides o merinos. Esto mismo ocurrirá en Vimianzo. El conde rara vez volverá a Galicia y serán subordinados nombrados por él los que gobernarán el Castillo, cobrarán las rentas y las remitirán a sus propietarios en la corte.
Esta situación se mantendrá relativamente estable hasta el s. XIX. Los Altamira irán asentando poco a poco o su poder hasta llegar a ser una de las familias más influyentes en la vida pública del Estado. En el castillo residirán sucesivos alcaides y se acometerán diversas reformas, que no son fáciles de apreciar porque falta aún el pertinente estudio, pero que en cualquier caso no afectan a la estructura original del edificio.
La última gran reforma fue realizada en el s. XIX por Evaristo Martelo. Parece ser que en esta época el Castillo estaba en bastante mal estado y acometió una serie de obras para hacerlo habitable. Posteriormentesu hija, Dolores Martelo de la Maza, soltera y sin descendencia, cedió la fortaleza al Arcebispado de Santiago. Finalmente en 1973 fue comprado por la Diputación de la Coruña, que lo acondicionó para su visita. A través de las acciones comprendidas en el Plan de Dinamización Turística da Costa da Morte, se acondicionó la zona de artesanías y también se convirtió una de las torres en centro de interpretación de Costa da Morte.
Las piedras de armas
Se conocen también como escudos de armas y consisten en piedras labradas en las paredes de las construciones que pertenecen a un determinado linaje. En ellas se representan los símbolos que identifican a ese linaje. La variedad de símbolos es enorme de forma que aparecen animales reales y fantásticos, armas, objetos diversos...
Cuando se construye el castillo en el s. XII ou XIII, aún no es frecuente poner piedras armeras en las construcciones. Pero en los siglos XIV y XV, a medida que algunas familias van tomando un peso creciente mediante el incremento de sus patrimonios territoriales, esta costumbre se va haciendo cada vez más frecuente.
En el Castillo de Vimianzo podemos ver varios escudos de armas. La mayor parte de ellos pertenecen a la época en que Martelo reformó el castillo. La cabeza arrancada de lobo orientada hacia la derecha con los surcos de sangre, representa a los Moscoso. Los roeles identifican a la familia Castro y los calderos son de los Lara.
En el Castillo de Vimianzo podemos ver varios escudos de armas. La mayor parte de ellos pertenecen a la época en que Martelo reformó el castillo. La cabeza arrancada de lobo orientada hacia la derecha con los surcos de sangre, representa a los Moscoso. Los roeles identifican a la familia Castro y los calderos son de los Lara.
FUENTE TEXTO:WWW.VIMIANZO.ES
FUENTE IMAGENES :WWW.CONOCE-GALICIA.COM,WWW. TURGALICIA.ES,WWW. LAVOZDEGALICIA.COM.
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