Juana Saltitopa
Juana
Saltitopa "La Coronela".
Retrato
al óleo de Luis Miguel Gerardino Goico que se exhibe en el Museo Nacional de
Historia y Geografía.
Juana Trinidad
(Juana Saltitopa) nació, como su hermana Mercedes, en Jamo, sección de La Vega,
durante la ocupación haitiana, en cuya época allí: "la agricultura
prosperaba a pesar de la esterilidad del medio,... ", según un informe del
Capitán Faustino Tapia, a cargo de dicha sección.
En medio de esa
vida vegetativa creció esa muchachita Juana, vivaracha y saltarina, de donde le
vino el mote de Saltitopa, pues le gustaba trepar árboles para recoger sus
frutos y saltar de rama en rama. Su hermana Mercedes era por el contrario de
temperamento sosegado y no era amiga de aventuras; sus actividades no rebasaron
las ocupaciones caseras (Rufino Martínez).
Rufino Martínez
dice: El apellido Saltitopa, tenido como tal hasta cumplido el siglo de la
República, al extremo de que a una hermana de la heroína se la llamó Juana
Saltitopa, no existió nunca; fue un mote ocasional por maneras personales de
Juana,..." Y más adelante, refiriéndose a Mercedes, agrega: "Se tiene
por muy posible o casi cierto que el apellido de esta hermana es Trinidad
El historiador
Ubaldo Gómez Moya, en una carta publicada el 22 de mayo de 1937 en "El
Progreso" de La Vega, escribió (Despradel Batista):
Siendo yo niño
oí a mi segunda madre Magdalena Sánchez de Espínola motejar con el calificativo
de Saltitopa a las muchachas vivarachas. Sabrás que en aquellos tiempos una
mujer en una tropa se consideraba de no buena reputación.
Y continúa
Ubaldo Gómez Moya: Bríjida Minaya
-alias- Mamá Billa, Nazaria Santos Vda. Meléndez, Chicho Trinidad y Miguel
Fernández la conocieron personalmente y me expresaron que ella era natural de
Jamo de esta Común, de color indio y de regular estatura.
Juana era, cosa
rara en su época, liberal, montaraz, ruda en sus gestos y sus acciones, e
imponía sus criterios y sus deseos aún sobre los muchachones que hechos ya
hombres se veían obligados a prestar el servicio de conscripción militar que
imponían las autoridades haitianas al cumplir la edad de los 16 años.
Así se formaron
las milicias cívicas de la Era de la Ocupación occidental. El Jamo no era una
excepción y así vemos como Marcos Trinidad, para 1843 y con el grado de
Capitán, era el Comandante de la Compañía de Milicianos del Jamo, cuya
participación en las luchas independentistas, iniciadas un año más tarde, le
darían fama y resonancia de ardoroso patriota y audaz combatiente. (Hungría
Morel)
[Aunque Hungría
Morel dice que Marcos Trinidad era tío de Juana (Rufino Martínez dice
simplemente que Juana era parienta suya, Despradel Batista, en las biografías
de Marcos Trinidad y de Juana Saltitopa, dice que eran primos hermanos.]
"Mujer de
ya conocido carácter agitado e independiente, con pronunciada vocación para los
lances propios de los hombres, Juana instantáneamente quedó afectada de ardor
bélico que flotaba en aquel centro urbano [La Vega] mientras se construían
apresuradamente defensas, se desempolvaban armas antiguas y se recolectaban
machetes para esperar al Ejército Haitiano" (Rufino Martínez).
Cuando en marzo
de 1844, las tropas haitianas se dirigen hacia Santiago, en esta ciudad se
congregan tropas de comunidades vecinas, incluyendo de La Vega. "Llegadas
las tropas de La Vega, entre las que figuraba la gente de Jamo, capitaneada por
Marcos Trinidad, Juana, parienta suya, concurrió al cuartel de sus comarcanos
con la resolución de participar en la esperada lucha como soldado. No se le
veía más que en los grupos de la gente armada" (Rufino Martínez)
El 30 de marzo
de 1844 al mediodía se inicia la batalla de Santiago. Juana en el fragor de la
pelea ocupaba lugar entre los combatientes, estimulándoles con frases y
ademanes de incitación. Secos por un instante los cañones de la línea de fuego
donde ella actuaba, fue al río más de una vez a buscar el agua necesitada,
mostrando un gesto de atrevimiento que por sí valía para mantener en alto la
moral de la tropa" (Rufino Martínez).
Al respecto nos
dice el historiador Dr. Alcides García Lluberes: "Tuvo suma importancia el
papel que desempeñó la artillería en tan famosa jornada. Fueron las necesidades
de aquella eficaz arma las que crearon las heroínas de la Batalla. Juana
Saltitopa (a) La Coronela, fascina y obliga a que la secunde a todo una cohorte
de abnegadas santiaguesas. ¿A dónde se dirigen? ¿Por qué estímulo son movidas?
Las samaritanas van a apagar la sed a los monstruos de bronce que caldeados por
la violenta y prolongada faena no podían ya seguir colaborando en la matanza...
Algunos de los rechazados que se hallaban entre la ciudad y el río perecieron
al vadear éste, el cual estaba crecido: las aguas del Yaqué, que ya habían sido
metralla en las cubetas de la Saltitopa y sus satélites, seguían matando a los
enemigos de la Patria".
Dice Rufino
Martínez: "Por su comportamiento insuflador de coraje en ese memorable día
y los anteriores, los compañeros la llamaron en la adelante La Coronela, que
fue su distintivo."
Terminadas las
campañas libertadoras de la Independencia, las actividades de La Coronela
fueron más de la vida privada que de la política. Esteban Aybar y Aybar,
oriundo de San Cristóbal y soldado de la Independencia y de la Restauración,
escribió en sus memorias (publicadas parcialmente por Despradel Batista):
"... la
muerte que le dio una mujer de la vida, a un coronel haitiano, la cual se
nombraba Merced y por mal apodo (a) Md. Saltitopa, a esta la conocí
anteriormente en Santiago por ser de allí, y el año 1952 la vi en Santo
Domingo, ganando un sueldo de coronela, por el Gobierno, pero más tarde Santana
por su relajo, le privó del sueldo y empleo y la despachó otra vuelta para el
cibao,..."
Casi siempre
andaba, tanto en La Vega como en Santiago, acompañada por dos mujeres: Juana
Colón, santiaguera, y Petronila Suárez, vegana (Despradel Batista).
En un artículo
publicado en "El Progreso", de La Vega, el Dr. Jovino A. Espínola
reprodujo el testimonio de Bríjida Minaya (Mamá Billa) (en Despradel Batista):
Sí; Juana en ese
tiempo era una mujer más valiente que muchos hombres; te contaré que en una
fiesta que dieron en la "La Jina Mocha", yo presencié que Juana
tendió de una bofetada largo a largo en el suelo a Bartolo Pérez, porque este
trató de abusar con ella echándole el brazo por el hombro y halándole una
trenza. Debo decirte también que en Santiago ella peleó mucho contra los
franceses prietos [haitianos]; en esas peleas Juana echaba para alante a los
hombres que se acobardaban, atendía a los heridos, le pasaba agua a los
combatientes para que calmaran su sed y refrescar los cañones, le llevaba
pólvora en su delantal o en su pañuelo a los artilleros y les cantaba coplas a
los soldados para que siempre estuvieran contentos y valerosos.
Yo recuerdo
haberle visto un sablecito derecho, lo usaba terciado [señalándome del hombro
derecho al costado izquierdo]. Oye, [me dijo], Juana era de Jamo, se mantenía
aquí en el pueblo y podía ser mi mamá, yo entonces era muy jovencita, ella
tendría como treinta años y no se quitaba de la cabeza su buen pañuelo de
Madrás.
Fue un aciago
día del inicio de la década de 1860 que Juana Trinidad, la Saltitopa, La
Coronela inmortal, mientras regresaba de su lar nativo: su campiña del Jamo que
jamás volvería a ver, murió oscuramente asesinada entre Nibaje y Marilópez,
camino hacia y en las cercanías de Santiago de los Caballeros, el hidalgo
pueblo que adoptó como suyo tras de haberse consagrado allí como una
protagonista epónima, casi legendaria, de la gesta gloriosa de la Batalla de
Santiago del 44. (Hungría Morell)
Petronila Gaú
Otra heroína de
la Guerra Domínico-Haitiana es Petronila Gaú, de la cual se tiene menos
informaciones (prácticamente nada) que lo conocido sobre Juana Saltitopa.
Mientras Juana actuó durante la primera campaña, Petronila se distinguió en la
Cuarta Campaña, al finalizar la Guerra.
Rufino Martínez
dice: De Montellano, Sección de Sabaneta, en la Línea Noroeste. Actora en las
refriegas sostenidas por los dominicanos en los campos de aquella región en el
curso de las campañas de la Independencia. Rivalizó con los hombres en
heroísmo. Se distinguió en la Batalla de Sabana Larga
Referencias
1. Despradel Batista, Guido. Historia de la
Concepción de La Vega. 2da. Edición. La Vega (R.D.). 1978.
2. García Lluberes, Alcides. Dos Grandes
Batallas. CLIO, Núm. 110, Abril-Junio. Santo Domingo (R.D.). 1957.
3. Hungría Morell, Radamés. Calendas
históricas y militares dominicanas. Museo Nacional de Historia y Geografía.
Santo Domingo (R.D.). 1985.
4. Martínez,
Rufino. Diccionario Histórico-Biográfico Dominicano. 3ra. Edición. Santo
Domingo (R.D.). 199
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