lunes, 1 de diciembre de 2014

La ciudad que aún paga impuestos a los herederos de la casa real de Brasil

La ciudad que aún paga impuestos a los herederos de la casa real de Brasil

 
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Quienes venden un edificio del centro de Petrópolis deben pagar un 2,5% de su valor a los descendientes de Pedro II.
Con su clima templado, sus paisajes verdes y sus monumentos imperiales, Petrópolis, una ciudad en la región serrana de Río de Janeiro, parece el lugar ideal para quien busca comprar una segunda vivienda en Brasil.
Pero muchos compradores se habrán sorprendido al saber que parte del dinero que desembolsan acabará en manos de los descendientes de Don Pedro II, el último emperador de Brasil.
Y es que, a 125 años de la proclamación de la República, los herederos de la extinta Casa Real brasileña siguen teniendo privilegios de tiempos imperiales.
También conocida como la "ciudad imperial", Petrópolis fue el lugar escogido por los miembros de la monarquía brasileña (1822-1889) para veranear.
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En la ciudad todavía se puede visitar, por ejemplo, el antiguo palacio imperial donde veraneó durante 50 años Pedro II hasta que fue exiliado a Europa.
Más de un siglo después, quienes venden edificios en el centro de esta ciudad de la región serrana de Río de Janeiro tienen que pagar lo que se llama el "laudemio", un 2,5% del valor del inmueble, a los herederos del último emperador de Brasil.

No al "impuesto del príncipe"

Según informa el periodista de BBC Brasil Luis Barrucho, el pago sólo puede hacerse en efectivo y debe entregársele a la Compañía Imobiliaria de Petrópolis, una entidad administrada por los descendientes de Don Pedro II.Otto Hess
Don Pedro fue el segundo y último emperador de Brasil. Su reinado duró 58 años.
"Si este impuesto no se paga, el comprador, que es quien en la práctica acaba pagando el impuesto, no recibe la escritura del edificio", indica Barrucho.
Pero ahora, señala el periodista, un proyecto de ley que ya se tramita en Brasilia quiere acabar con el denominado "impuesto del príncipe".
Quienes se oponen al él afirman que el "laudemio" eleva el precio de los edificios y aleja las inversiones de la ciudad.
"No tiene sentido que las personas que estudian y trabajan para crecer y mejorar en la vida, acaben pagando impuestos a una familia, mientras que unos pocos no necesitan nada de eso. Sólo se quedan ahí recaudando dinero y ni siquiera dan una contribución a la ciudad", afirma el concejal Anderson Juliano, del oficialista Partido de los Trabajadores (PT).
Según un representante de los herederos de la familia real, el año pasado los ingresos procedentes de este impuesto generaron US$1,5 millones, que se dividen entre los diez integrantes de la antigua familia real.

"Es legítimo"

Juliano es uno de los promotores del proyecto de ley para acabar con este beneficio centenario.Palacio de Cristal
No es la primera vez que en Petrópolis tratan de quitar el laudemio, pero esta vez la propuesta llegó a Brasilia.
No es el primero. Otros ya intentaron hacerlo en el pasado sin éxito.
Pero ahora, un proyecto de ley está a la espera de ser votado en la Comisión de Constitución y Justicia, en Brasilia.
Por su parte, los descendientes de Pedro II alegan que buena parte de los edificios de la zona central de Petrópolis están localizados donde antes había una hacienda que pertenecía a Don Pedro II.Monumento de don Pedro II
Don Pedro II fue exiliado en 1889.
Y según le dijeron a BBC Brasil, es un beneficio "legítimo" que está previsto por la ley que se debe pagar a los antiguos propietarios de la tierra en caso de venta del inmueble.
Concretamente, la familia dice que los edificios del llamado primer distrito de Petrópolis, la región central de la ciudad, están en el área correspondiente a la Hacienda de Córrego Seco que pertenecía a Don Pedro II.
En el siglo XIX, el entonces emperador brasileño dividió el terreno cedido a la explotación a terceros que, por su parte, pagarían un impuesto a la familia real cuando la propiedad cambiase de manos.
Pero el "laudemio" no es algo exclusivo de la familia real.
En la actualidad, por ese mismo principio los habitantes de diversas localidades de Brasil tienen que pagar impuestos a otras organizaciones como la Iglesia Católica.

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