viernes, 11 de enero de 2013

Saturnales: Derroche y bacanal en la Navidad romana

Saturnales: Derroche y bacanal en la Navidad romana

LA NAVIDAD ROMANA

Texto de Javier Ramos/ La vida en Roma
Los grandes dioses del Panteón Romano gozaron de fechas especialmente dedicadas a su culto.
Entre los días 17 y 23 del mes de diciembre se festejaban las Saturnales. Las celebraciones se iniciaban con un sacrificio en honor al dios en el templo de Saturno, al pie de la colina del Capitolio, y proseguían con un banquete público que daba paso a la más absoluta permisividad y libertinaje.

LA LEYENDA

La leyenda supone que Saturno asimilado al Cronos griego, había sido expulsado del cielo por Júpiter, desde donde llegó a Italia; durante el reinado de esta divinidad de la agricultura, los itálicos habrían vivido una edad de oro, sin guerras ni malas cosechas, donde no se conocía la propiedad privada ni tampoco la esclavitud. Con esta celebración, también se homenajeaba a los generales romanos que habían triunfado en exitosas campañas militares.
Como hizo Julio César tras sus victorias sobre las Galias, Egipto, el Ponto y África.

En qué consistían las Saturnales

Las Saturnales emulaban esa edad dorada y, durante su transcurso, se suspendían temporalmente las actividades comerciales, se cerraban las escuelas, el Senado o los tribunales de justicia, se permitían todo tipo de juegos de azar y apuestas y era habitual regalarse saquitos de nueces, velas o pequeños muñecos de arcilla. La fiesta tenía también su ironía: nadie estaba a salvo de convertirse en víctima de algún regalo bromista. El pueblo las esperaba con absoluto deseo. Buena muestra de ello son las palabras del poeta latino Marcial:
“Mientras se alegra con sus vestidos de fiesta el caballero y el senador, señor de Roma; mientras a nuestro Júpiter sienta bien el birrete de liberto y el esclavo nacido en casa agitando el cubilete de los dados no teme la presencia del edil viendo tan de cerca el hielo de las fuentes, recibe las suertes alternas del rico y del pobre, que cada uno dé los regalos que le convenga a sus comensales; éstos son frivolidades, fruslerías y otras cosas si cabe, de mensos importancia. ¿Quién lo ignora o niega cosas tan claras’ ¿Pero qué haré con preferencia, Saturno, en los días de borrachera que en vez del cielo te consagró tu porpio hijo? ¿Quiénes que yo escriba sobre Tebas, sobre Troya o sobre la criminal Micenas?. Juego con nueces- me dirás. Yo no quiero perder las mías”. (Marcial. XIV, 1)
EL MUNDO AL REVÉS
En las Saturnales se jugaba al mundo al revés y se caricaturizaban leyes y cargos públicos. Hasta se aplazaba la ejecución de los condenados a muerte.
Sin embargo, la expresión popular que más sorprende de estas fiestas era el intercambio de papeles que existía entre los esclavos y sus amos.
Representativa ilustración sobre las saturnales. El personaje principal es un esclavo que parece disponerse a iniciar la jugada a los dados pudiera ser que con el amo dada la inversión de los roles sociales en éstos días: ricos y pobres cambiaban sus papeles.

Era habitual que durante la Saturnalia los señores de la casa sirvieran la mesa a sus súbditos que tenían, además, la licencia de emborracharse e, incluso, de injuriar a sus amos como si de siervos se tratase. Asimismo, todos los esclavos recibían de sus propietarios una generosa paga extra en forma de moneda o vino.

Lo que antes estaba prohibido se permitía entonces.

Hasta el tacaño Catón el Viejo concedía a sus esclavos durante estas fechas una ración extra de 3,5 litros de vino. De hecho, el calendario de Polemio Silvio del año 48 de nuestra era, la tilda como la fiesta de los esclavos por su faceta más destacada.
 LOS DIAS DE CELEBRACIÓN
La fiesta de las Saturnales se celebraba sólo el 17 de diciembre en el Foro de Roma hasta la llegada de la dictadura de Julio César, en el año 49 antes de Cristo. Durante esa jornada, los senadores y los caballeros romanos, aderezados con sus impolutas togas ceremoniales, ofrendaban a Saturno un gran sacrificio seguido de un ágape público que culminaba con gritos en honor al dios.
El general romano prolongó la festividad hasta el día 19. Su sucesor en el poder, Octavio Augusto, primer emperador der Roma, añadió un día más. Hizo lo propio Calígula unos años después.
Domiciano cerró la ampliación del asueto festivo hasta el 23 de diciembre.
A finales del siglo I de nuestra era las Saturnales duraban una semana completa.

El Sol Invicto

Era también diciembre el mes en el que se producía el solsticio de invierno,es decir, la entrada del Sol en el signo de Capricornio.
En el año 274, el emperador Aureliano introdujo en Roma el culto del Sol Invicto procedente de Siria, cuya conmemoración se celebraba el 25 de diciembre.
Sobre el astro reconocieron casi todas las religiones imperantes en el Imperio a su suprema divinidad, sobre todo los crecientes adoradores de Mitra. Pero el conglomerado de dioses, propios y adoptados que se idolatraban en Roma terminaría por reducirse solo al Sol.
CONCLUSIÓN

Este tipo de monoteísmo devocional, cuyo culto había sido precedido por las fiestas en honor de Saturno, facilitó el camino al desarrollo del Cristianismo no sólo para establecer la fecha de nacimiento de Jesucristo, sino también para celebrar unas fiestas prolongadas en las que, como los romanos de antaño, los cristianos actuales se desviven en compartir la alegría, aumentar su patrimonio y cumplir con los regalos al mismo tiempo que se entregan sin recato alguno a fastuosas mesas.
El derroche de felicidad y permisividad característico de las Saturnales, que se acompañaban de numerosos banquetes y entrega de regalos es, quizás, el origen de las actuales celebraciones de fin de año.
Bibliografía:
  • Vida cotidiana en la Roma de los césares; Amparo Arroyo de la Fuente.
  • La vida cotidiana en Roma en el apogeo del Imperio; Jérôme Carcopino.
  • Los romanos. Su vida y costumbres; E. Ghul & W. Koner. 
Ilustraciones

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