sábado, 12 de enero de 2013

La Diáspora y nosotros los dominicanos



La Diáspora y nosotros los dominicanos
 Jorge A Jorge Batista      

Carteret, New Jersey. Diáspora- Conjunto de diversas comunidades con un mismo orígen, establecidas en diferentes países o la dispersion de una etnia por todo el mundo. Serían los comienzos de los años 50, cuando la costa Este del país- principalmente Nueva York- comienza a nutrirse de emigrantes latino-americanos, aunque ya existía una numerosa colonia de nativos de Puerto Rico.Estos fueron los pioneros que se encargaron de abrir los caminos a los grupos que les siguieron los pasos. Ha sido en la ciudad de Nueva York donde los cambios socio-culturales han sido más evidentes, ya sea por la sobrepoblación registrada, como por la diversidad etnica que era asimilada.

Hasta finales de la década de los 50, la parte alta de la isla- El alto Manhattan - estaba poblado por emigrantes europeos - mayormente judíos-alemanes, quienes visto el dramático cambio étnico (costumbres, idiomas, religión y cultura) que se avecinaba, emigraban a otros condados, más ajustes a su estilo de vida. Hasta el final de dicha década, la mayoría de los edificios residenciales, tenían porteros uniformados en sus recibidores; si usted no se anunciaba, no entraba. Semejantes cambios se registraron en los condados de Bronx, Queens, Brooklyn y otros.

En cuestión de sólo unos años, el cambio de la zona era evidente - las costumbres y modo de vida de los criollos era otro, y no encajaba con la acostumbrada diciplina de los anglo-sajones. Grupos de hombres parados en las esquinas, juegos de dominó y tomadera de cerveza a la entrada de los edifícios, radios con el volúmen a  t’ó lo que d’á. La policía de Nueva York estaba al garete - decía la mayoría que Guachupita y Capotillo se habían mudado para Manhattan

Migración, es registrada por la historia y prehistoria, como los grandes movimientos culturales, económicos y políticos que dieron origen a desplazamientos en maza, tanto espontáneos como forzados. Beneficiados por el boom económico y la escacés de mano de obra de entonces, fueron los nuevos emigrantes llegados después de la Guerra hasta los años 70. La globalización ha hecho cambiar todas las reglas del juego.

La Diáspora criolla en particular, tiene matíces multicolores, sabores de frambuesa y mabí, y se propaga como el fogaraté y el moribibí. Los tempranos en arribar, sin el idioma y muchas veces sin experiencia ni formación laboral, lograron vencer esterotipos y barreras  sociales, creando fama de competentes y serios trabajadores; eran preferídos en vez de otros grupos étnicos.

Un detalle que ignoran aquellos que salieron después de la caída de la tiranía trujillista, es que todo ciudadano dominicano que emigrara, una vez fijara su residencia, tenía que reportarse al consulado dominicano más cercano, y así quedar registrado. Una forma más de chequear los movimientos y actividades de nuestra gente. Para salir con residencia a cualquier país era necesario dejar una fianza en Rentas Internas por valor de $200.00 (a la par con el dolar entonces), la cual era devuelta después de 5 años. Esa práctica tuvo su final, con la llegada al poder del Consejo de Estado.

En mi caso particular, cuando me tocó presentarme a dicha oficina en 1955, con tal de tener todas mis cosas en orden, tuve la dicha de quien me recibiera y registrára, fuera nada menos que el propio Cónsul de entonces, el Dr. Rev. Oscar Robles Toledano. Con ésta personalidad de tan alta investidura, la entrevista fué una experiencia muy grata, y de altos quilates.

La gran mayoría de nuestros profesionales ha llegado con sus títulos debajo del brazo, producto de la fuga de cerebro nacional, y la escacés de oportunidades de nuestro país.
En los negocios y peldaños politicos, se ha destacado la veracidad y establecido el talento de los nuestros. Lo que no está claro, es el porcentaje de nuestros muchahos, que no sobresalen en sus estudios y nisiquiera se gradúan de escuela superior. Eso tiene su origen en las costumbres y formación hogareña. Los padres son responsables de traer al mundo hijos realengos con los pantalones bajo las nalgas, con tatuajes y las gorras de medio la’o.

En las últimas 4 décadas, Los Estados Unidos- contrario a Canada- no han sido lo suficientes cautelosos con los permisos de entrada a nacionales de otros países a su territorio. Sin la necesaria depuración, los tatarabuelos han pedido a los que hoy son abuelos, estos a la vez han procreado sus propias familias y sus hijos ya tienen la suya. Esto ha creado un amalgama de costumbres, dialectos, modales y diciplinas.

No llegan con el interés ni posee la mayoría, las condiciones necesarias para integrarse y ser aceptados en una sociedad más avanzada y que le abre los brazos a todo aquel que viene en disposición de mejoría y una vida homrada. Los latinoamericanos y específicamente un gran porcentaje de los nuestros, antes de des-cender del avión ya están afila’os y saben a lo que vienen. Se envuelven en todo tipo de tráfico, fechorías y fraudes al Estado: en vivienda, salud y otros beneficios, que a muchos que pagan sus impuestos muchas veces le son negados. “Por eso, es que no valemos una guayaba”.

Entre los diferentes grupos étnicos - incluyendo el nuestro - se ponen de manifiesto la angúrria, sabiduría         y bajos princípios del ser humano. La mayoría de nuestras Iglesias han instituído programas para la reca- udación de alimentos dirigídos a familias pobres y de escasos recursos (que ya son muchas). Una pobreza no prevista - aunque muchos no lo crean – ya se registra en Los Estados Unidos; sin embargo, están los casos de compatriotas dedicadas a recorrer diferentes Iglesias y acaparar dichos alimentos y otras donaciones, que luego son enviados para ser vendidos en el país. Si para consumo familiar fuera, menos bochornozo sería.

Basado en el número de criollos deportados anualmente por una variedad de delitos, (pasan de 3,800 en el 2012) por lo que se puede decir que nos llevamos el banderín, y las medallas de oro. Esto da lugar a que uno se pregunte:¿ Y a donde carajo van a parar estos delincuentes cuando arriban al país?, lo que signifíca que nuestros barrios están copados, y uno ya no sabe quién es quién. Muchos son los casos de los que regresan- sin ambiente, trabajo y lo peor: con curriculum de anti-sociales, por lo que de nuevo en su tierra, siguen con las mismas travesuras. Lo que duele es que una colonia como es la nuestra- somos inteligentes, hábiles y emprendedores- permita que unas cuantas manzanas podrídas, dañen el barril entero.

Por lo que sí hay que quitarse el sombrero ante la Diáspora criolla, es la evidente y constante preocupación por la supervivencia de aquéllos que han quedado atrás. Más de la mitad de la población está subsistiendo por el envío de remesas y cajas de alimentos a sus familiares. Es algo noble de parte de los de aquí, lo que a la vez impide que se reduzca esa dependencia, tratando aquellos  de aprender a resolver sus propios problemas, antes de recurrir y mirar hacia nosotros los  llamados: “ricos de Nueva Yol”.

 No quedan dudas del significado de lo que el núcleo criollo aporta a la economía nacional. “ Así es como se hace Patria”.
Pensamiento de hoy.

“Para mi escribir no es más que la terapia para permanecer activo y el antídote de como detener el avance del Alzheimer.Para dejar algunos recuerdos a mis nietos y biznietos antes de estirar los tennis y subir al más allá a ver si es verdad, que en el cielo se juega pelota.En caso de que asi sea, pienso llevarme un guante que una vez le dejaron los Reyes a mi hijo, y una gorrita que siempre he conservado de Las Aguilas Cibaeñas”.
chiconino@msn.com










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