La
Diáspora y nosotros los dominicanos
Jorge
A Jorge Batista
Carteret, New
Jersey. Diáspora- Conjunto de diversas comunidades con un mismo orígen, establecidas en
diferentes países o la dispersion de una etnia por todo el mundo. Serían los comienzos de los años 50,
cuando la costa Este del país- principalmente Nueva York- comienza a nutrirse
de emigrantes latino-americanos, aunque ya existía una numerosa colonia de
nativos de Puerto Rico.Estos fueron los pioneros que se encargaron de abrir los
caminos a los grupos que les siguieron los pasos. Ha sido en la ciudad de Nueva
York donde los cambios socio-culturales han sido más evidentes, ya sea por la
sobrepoblación registrada, como por la diversidad etnica que era asimilada.
Hasta finales de la
década de los 50, la parte alta de la isla- El alto Manhattan - estaba poblado
por emigrantes europeos - mayormente judíos-alemanes, quienes visto el
dramático cambio étnico (costumbres, idiomas, religión y cultura) que se
avecinaba, emigraban a otros condados, más ajustes a su estilo de vida. Hasta
el final de dicha década, la mayoría de los edificios residenciales, tenían
porteros uniformados en sus recibidores; si usted no se anunciaba, no entraba.
Semejantes cambios se registraron en los condados de Bronx, Queens, Brooklyn y
otros.
En cuestión de sólo unos
años, el cambio de la zona era evidente - las costumbres y modo de vida de los
criollos era otro, y no encajaba con la acostumbrada diciplina de los
anglo-sajones. Grupos de hombres parados en las esquinas, juegos de dominó y
tomadera de cerveza a la entrada de los edifícios, radios con el volúmen a t’ó lo que d’á. La policía de Nueva York
estaba al garete - decía la mayoría que Guachupita y Capotillo se habían mudado
para Manhattan
Migración, es registrada por la historia y prehistoria, como los grandes movimientos
culturales, económicos y políticos que dieron origen a desplazamientos en maza,
tanto espontáneos como forzados. Beneficiados por el boom económico y la
escacés de mano de obra de entonces, fueron los nuevos emigrantes llegados
después de la Guerra hasta los años 70. La globalización ha hecho cambiar todas
las reglas del juego.
La Diáspora criolla en
particular, tiene matíces multicolores, sabores de frambuesa y mabí, y se
propaga como el fogaraté y el moribibí. Los tempranos en arribar, sin el idioma
y muchas veces sin experiencia ni formación laboral, lograron vencer
esterotipos y barreras sociales, creando
fama de competentes y serios trabajadores; eran preferídos en vez de otros
grupos étnicos.
Un detalle que ignoran
aquellos que salieron después de la caída de la tiranía trujillista, es que
todo ciudadano dominicano que emigrara, una vez fijara su residencia, tenía que
reportarse al consulado dominicano más cercano, y así quedar registrado. Una
forma más de chequear los movimientos y actividades de nuestra gente. Para
salir con residencia a cualquier país era necesario dejar una fianza en Rentas
Internas por valor de $200.00 (a la par con el dolar entonces), la cual era
devuelta después de 5 años. Esa práctica tuvo su final, con la llegada al poder
del Consejo de Estado.
En mi caso particular,
cuando me tocó presentarme a dicha oficina en 1955, con tal de tener todas mis
cosas en orden, tuve la dicha de quien me recibiera y registrára, fuera nada
menos que el propio Cónsul de entonces, el Dr. Rev. Oscar Robles Toledano. Con
ésta personalidad de tan alta investidura, la entrevista fué una experiencia
muy grata, y de altos quilates.
La gran mayoría de
nuestros profesionales ha llegado con sus títulos debajo del brazo, producto de
la fuga de cerebro nacional, y la escacés de oportunidades de nuestro país.
En los negocios y
peldaños politicos, se ha destacado la veracidad y establecido el talento de
los nuestros. Lo que no está claro, es el porcentaje de nuestros muchahos, que
no sobresalen en sus estudios y nisiquiera se gradúan de escuela superior. Eso
tiene su origen en las costumbres y formación hogareña. Los padres son
responsables de traer al mundo hijos realengos con los pantalones bajo las
nalgas, con tatuajes y las gorras de medio la’o.
En las últimas 4 décadas,
Los Estados Unidos- contrario a Canada- no han sido lo suficientes cautelosos
con los permisos de entrada a nacionales de otros países a su territorio. Sin
la necesaria depuración, los tatarabuelos han pedido a los que hoy son abuelos,
estos a la vez han procreado sus propias familias y sus hijos ya tienen la
suya. Esto ha creado un amalgama de costumbres, dialectos, modales y
diciplinas.
No llegan con el interés
ni posee la mayoría, las condiciones necesarias para integrarse y ser aceptados
en una sociedad más avanzada y que le abre los brazos a todo aquel que viene en
disposición de mejoría y una vida homrada. Los latinoamericanos y
específicamente un gran porcentaje de los nuestros, antes de des-cender del
avión ya están afila’os y saben a lo que vienen. Se envuelven en todo tipo de
tráfico, fechorías y fraudes al Estado: en vivienda, salud y otros beneficios,
que a muchos que pagan sus impuestos muchas veces le son negados. “Por eso, es
que no valemos una guayaba”.
Entre los diferentes
grupos étnicos - incluyendo el nuestro - se ponen de manifiesto la angúrria,
sabiduría y bajos princípios del
ser humano. La mayoría de nuestras Iglesias han instituído programas para la
reca- udación de alimentos dirigídos a familias pobres y de escasos recursos
(que ya son muchas). Una pobreza no prevista - aunque muchos no lo crean – ya
se registra en Los Estados Unidos; sin embargo, están los casos de compatriotas
dedicadas a recorrer diferentes Iglesias y acaparar dichos alimentos y otras
donaciones, que luego son enviados para ser vendidos en el país. Si para
consumo familiar fuera, menos bochornozo sería.
Basado en el número de
criollos deportados anualmente por una variedad de delitos, (pasan de 3,800 en
el 2012) por lo que se puede decir que nos llevamos el banderín, y las medallas
de oro. Esto da lugar a que uno se pregunte:¿ Y a donde carajo van a parar
estos delincuentes cuando arriban al país?, lo que signifíca que nuestros
barrios están copados, y uno ya no sabe quién es quién. Muchos son los casos de
los que regresan- sin ambiente, trabajo y lo peor: con curriculum de
anti-sociales, por lo que de nuevo en su tierra, siguen con las mismas
travesuras. Lo que duele es que una colonia como es la nuestra- somos
inteligentes, hábiles y emprendedores- permita que unas cuantas manzanas
podrídas, dañen el barril entero.
Por lo que sí hay que
quitarse el sombrero ante la Diáspora criolla, es la evidente y constante
preocupación por la supervivencia de aquéllos que han quedado atrás. Más de la
mitad de la población está subsistiendo por el envío de remesas y cajas de
alimentos a sus familiares. Es algo noble de parte de los de aquí, lo que a la
vez impide que se reduzca esa dependencia, tratando aquellos de aprender a resolver sus propios problemas,
antes de recurrir y mirar hacia nosotros los
llamados: “ricos de Nueva Yol”.
No quedan dudas del significado de lo que el
núcleo criollo aporta a la economía nacional. “ Así es como se hace Patria”.
Pensamiento
de hoy.
“Para mi escribir no es más que la terapia
para permanecer activo y el antídote de como detener el avance del
Alzheimer.Para dejar algunos recuerdos a mis nietos y biznietos antes de
estirar los tennis y subir al más allá a ver si es verdad, que en el cielo se
juega pelota.En caso de que asi sea, pienso llevarme un guante que una vez le
dejaron los Reyes a mi hijo, y una gorrita que siempre he conservado de Las
Aguilas Cibaeñas”.
chiconino@msn.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario