El reequilibro de EE UU hacia el Pacífico
La política militar norteamericana ha iniciado un cambio histórico que le lleva a potenciar su proyección en Asia. Pero no se trata de dirigirla contra China, país con el que Washington busca fuertes lazos de defensa
http://elpais.com/elpais/2013/01/03/opinion/1357220050_506460.html
El Ejército de Estados Unidos ha entrado en un periodo de cambio
histórico después de más de una década de guerra tras los atentados
terroristas del 11 de septiembre de 2001. Concluimos la guerra en Irak;
estamos implementando una transición y una retirada efectiva de
Afganistán, y en la lucha contra el terrorismo debilitamos seriamente el
liderazgo de Al Qaeda.
Como resultado de estos esfuerzos y de la realidad de las limitaciones presupuestarias, Estados Unidos ha desarrollado una nueva estrategia de defensa para el siglo XXI, que hace hincapié en la agilidad, la tecnología y la proyección de fuerza. Hemos comenzado a concentrarnos en los desafíos y las oportunidades del futuro, y resulta evidente que muchos de ellos se sitúan en Asia.
Después de todo, el centro global de gravedad está virando hacia la región de Asia-Pacífico, vinculando más estrechamente aún la prosperidad y la seguridad futuras de Estados Unidos a esta región de rápido crecimiento. Al mismo tiempo, un creciente gasto militar, desafíos a la seguridad marítima, amenazas no tradicionales que van desde la piratería hasta el terrorismo y la destrucción generada por los desastres naturales, hacen que el contexto de seguridad de la región sea más complejo. Por estas razones, el Departamento de Defensa de Estados Unidos está llevando a cabo un reequilibrio del interés y la postura estratégicos de Estados Unidos frente a la región de Asia-Pacífico.
Este esfuerzo descansa sobre cuatro pilares. El primero es el compromiso de Estados Unidos con un conjunto de principios que ayudaron a fomentar la paz y la seguridad en la región en el siglo XX. Por ser una potencia del Pacífico, Estados Unidos tiene un interés nacional perdurable en un orden internacional justo que resalte los derechos y responsabilidades de los Estados y su fidelidad hacia el imperio de la ley; un acceso abierto a todos a los derechos globales del mar, el espacio y el ciberespacio; un desarrollo económico y un comercio sin obstáculos; y una resolución de los conflictos que no apele al uso de la fuerza. Estos principios pueden y deben apuntalar hoy relaciones económicas, diplomáticas y militares fuertes en toda la región.
El segundo pilar es una prioridad personal: modernizar y fortalecer las alianzas y asociaciones de Estados Unidos en la región, y desarrollar otras nuevas. Esa misión me ha llevado a viajar a Asia cuatro veces desde que asumí el cargo de secretario de Defensa en julio de 2011. Y nos ha conducido a dedicar más recursos y esfuerzo a fortalecer las capacidades de nuestros socios y mejorar la interoperabilidad entre el Ejército de Estados Unidos y las fuerzas en la región. También estamos trabajando para identificar oportunidades que nos permitan profundizar nuestra cooperación en materia de seguridad de la información, inteligencia, vigilancia y reconocimiento, y otras fronteras de alta tecnología, desde el ciberespacio hasta el espacio exterior.
Una de las maneras más importantes de mejorar las alianzas y asociaciones es a través del entrenamiento y de maniobras conjuntos. En 2012, Estados Unidos aumentó tanto el tamaño como la cantidad de ejercicios bilaterales y multilaterales en toda la región de Asia-Pacífico. Por ejemplo, las maniobras Costa del Pacífico (RIMPAC por sus siglas en inglés) fueron las mayores de la historia: incluyeron a más de 42 barcos y 25.000 personas de 22 países, mientras que Estados Unidos y China llevaron a cabo su primer ejercicio marítimo contra la piratería cerca de la región del Cuerno de África. En 2013, participaremos por primera vez en ejercicios militares multilaterales liderados por la ASEAN, mientras que China ha sido invitada a enviar barcos a RIMPAC 2014.
En respaldo de este mayor compromiso —destinado, no a establecer nuevas bases permanentes, sino a fortalecer a nuestros aliados y socios a través de una mayor presencia rotativa— el tercer pilar del reequilibrio de Estados Unidos es el de mejorar nuestra presencia en los océanos Pacífico e Índico.
En el noreste de Asia, donde el Ejército de Estados Unidos ha mantenido tradicionalmente una presencia fuerte, estamos modernizando nuestra posición. El ejército de Estados Unidos también se está reequilibrando dentro de la región de Asia-Pacífico para poner más énfasis en nuevas asociaciones en el sureste de Asia y el océano Índico.
El pilar final del reequilibrio estadounidense es la proyección de fuerzas. Planeamos tener el 60% de nuestra flota naval basada en el Pacífico para 2020, y el presupuesto de defensa de Estados Unidos ha preservado, e incluso fomentado, la inversión en nuevos activos y mayores capacidades, necesarios en el teatro del Pacífico. Nuestro plan de inversión prioriza el desarrollo e instalación de la tecnología más moderna y competente, que incluye submarinos de clase Virginia, aviones de combate F-22 y F-35 de quinta generación, aviones de patrulla marítima P-8, nuevas capacidades de guerra electrónica y comunicaciones, y mejores armas de precisión y misiles de crucero. Estas son algunas de las capacidades que permitirán a nuestras fuerzas proyectar poder en caso de que nuestro acceso y libertad de acción se vieran comprometidos.
Estos cuatro pilares reflejan la estrategia integral del Departamento de Defensa para contribuir a que exista una región de Asia-Pacífico pacífica y próspera en el siglo XXI. Este reequilibrio es una estrategia a largo plazo, y en 2012 sentamos las bases para su éxito.
Sin embargo, siguen existiendo interrogantes y percepciones erróneas. Algunos concluyeron que el reequilibrio está dirigido contra China. No es así. Un componente clave del reequilibrio es una relación de ejército a ejército saludable, estable y continua con China, basada en un diálogo sostenido y sustancial que mejore nuestra capacidad para trabajar conjuntamente y evitar cualquier tipo de error de cálculo.
Realicé una visita a China en septiembre que se saldó con éxito, y soy realista, pero a la vez optimista, respecto del futuro de esta importante relación entre nuestras fuerzas armadas. Considerando que Estados Unidos busca lazos de defensa más fuertes con China y los países de toda la región, esperamos y acogemos con agrado los esfuerzos de los que buscan construir vínculos con China y Estados Unidos por igual.
Algunos sostienen que la inestabilidad y la agitación en Oriente Próximo nos impedirán implementar la reorientación. Nuestra nueva estrategia y nuestro presupuesto en materia de defensa constatan que no será así. El Ejército de Estados Unidos es una fuerza global que puede caminar y mascar chicle al mismo tiempo. Aun si implementamos un reequilibrio pensando en la región de Asia-Pacífico, conservaremos una presencia significativa en Oriente Próximo para disuadir la agresión y promover la estabilidad.
Finalmente, algunos preguntan si, dadas las limitaciones fiscales de Estados Unidos, el Ejército norteamericano puede hacer las inversiones necesarias para implementar este reequilibrio. Ciertamente Estados Unidos afronta una nueva realidad fiscal, y el presupuesto de defensa debe reducirse en 487.000 millones de dólares en los próximos 10 años. Pero los presupuestos tienen que ver con las prioridades, y claramente hemos decidido que la región de Asia-Pacífico es una prioridad. Tenemos un plan detallado para el reequilibrio en nuestro presupuesto, y hemos tomado decisiones que harán que nuestro Ejército sea más efectivo en términos de costes, más eficiente y más productivo.
Estados Unidos es y siempre será una nación del Pacífico. Ha peleado y derramado sangre preciosa para darles a los países de la región de Asia-Pacífico la oportunidad de alcanzar la prosperidad y la seguridad. Seguimos comprometidos con mejorar las vidas de todos aquellos que son parte de la familia de naciones del Pacífico. El objetivo del reequilibrio es cumplir con ese compromiso con el sueño de un siglo XXI mejor y más seguro.
Como resultado de estos esfuerzos y de la realidad de las limitaciones presupuestarias, Estados Unidos ha desarrollado una nueva estrategia de defensa para el siglo XXI, que hace hincapié en la agilidad, la tecnología y la proyección de fuerza. Hemos comenzado a concentrarnos en los desafíos y las oportunidades del futuro, y resulta evidente que muchos de ellos se sitúan en Asia.
Después de todo, el centro global de gravedad está virando hacia la región de Asia-Pacífico, vinculando más estrechamente aún la prosperidad y la seguridad futuras de Estados Unidos a esta región de rápido crecimiento. Al mismo tiempo, un creciente gasto militar, desafíos a la seguridad marítima, amenazas no tradicionales que van desde la piratería hasta el terrorismo y la destrucción generada por los desastres naturales, hacen que el contexto de seguridad de la región sea más complejo. Por estas razones, el Departamento de Defensa de Estados Unidos está llevando a cabo un reequilibrio del interés y la postura estratégicos de Estados Unidos frente a la región de Asia-Pacífico.
Este esfuerzo descansa sobre cuatro pilares. El primero es el compromiso de Estados Unidos con un conjunto de principios que ayudaron a fomentar la paz y la seguridad en la región en el siglo XX. Por ser una potencia del Pacífico, Estados Unidos tiene un interés nacional perdurable en un orden internacional justo que resalte los derechos y responsabilidades de los Estados y su fidelidad hacia el imperio de la ley; un acceso abierto a todos a los derechos globales del mar, el espacio y el ciberespacio; un desarrollo económico y un comercio sin obstáculos; y una resolución de los conflictos que no apele al uso de la fuerza. Estos principios pueden y deben apuntalar hoy relaciones económicas, diplomáticas y militares fuertes en toda la región.
El segundo pilar es una prioridad personal: modernizar y fortalecer las alianzas y asociaciones de Estados Unidos en la región, y desarrollar otras nuevas. Esa misión me ha llevado a viajar a Asia cuatro veces desde que asumí el cargo de secretario de Defensa en julio de 2011. Y nos ha conducido a dedicar más recursos y esfuerzo a fortalecer las capacidades de nuestros socios y mejorar la interoperabilidad entre el Ejército de Estados Unidos y las fuerzas en la región. También estamos trabajando para identificar oportunidades que nos permitan profundizar nuestra cooperación en materia de seguridad de la información, inteligencia, vigilancia y reconocimiento, y otras fronteras de alta tecnología, desde el ciberespacio hasta el espacio exterior.
Una de las maneras más importantes de mejorar las alianzas y asociaciones es a través del entrenamiento y de maniobras conjuntos. En 2012, Estados Unidos aumentó tanto el tamaño como la cantidad de ejercicios bilaterales y multilaterales en toda la región de Asia-Pacífico. Por ejemplo, las maniobras Costa del Pacífico (RIMPAC por sus siglas en inglés) fueron las mayores de la historia: incluyeron a más de 42 barcos y 25.000 personas de 22 países, mientras que Estados Unidos y China llevaron a cabo su primer ejercicio marítimo contra la piratería cerca de la región del Cuerno de África. En 2013, participaremos por primera vez en ejercicios militares multilaterales liderados por la ASEAN, mientras que China ha sido invitada a enviar barcos a RIMPAC 2014.
En respaldo de este mayor compromiso —destinado, no a establecer nuevas bases permanentes, sino a fortalecer a nuestros aliados y socios a través de una mayor presencia rotativa— el tercer pilar del reequilibrio de Estados Unidos es el de mejorar nuestra presencia en los océanos Pacífico e Índico.
En el noreste de Asia, donde el Ejército de Estados Unidos ha mantenido tradicionalmente una presencia fuerte, estamos modernizando nuestra posición. El ejército de Estados Unidos también se está reequilibrando dentro de la región de Asia-Pacífico para poner más énfasis en nuevas asociaciones en el sureste de Asia y el océano Índico.
El pilar final del reequilibrio estadounidense es la proyección de fuerzas. Planeamos tener el 60% de nuestra flota naval basada en el Pacífico para 2020, y el presupuesto de defensa de Estados Unidos ha preservado, e incluso fomentado, la inversión en nuevos activos y mayores capacidades, necesarios en el teatro del Pacífico. Nuestro plan de inversión prioriza el desarrollo e instalación de la tecnología más moderna y competente, que incluye submarinos de clase Virginia, aviones de combate F-22 y F-35 de quinta generación, aviones de patrulla marítima P-8, nuevas capacidades de guerra electrónica y comunicaciones, y mejores armas de precisión y misiles de crucero. Estas son algunas de las capacidades que permitirán a nuestras fuerzas proyectar poder en caso de que nuestro acceso y libertad de acción se vieran comprometidos.
Estos cuatro pilares reflejan la estrategia integral del Departamento de Defensa para contribuir a que exista una región de Asia-Pacífico pacífica y próspera en el siglo XXI. Este reequilibrio es una estrategia a largo plazo, y en 2012 sentamos las bases para su éxito.
Sin embargo, siguen existiendo interrogantes y percepciones erróneas. Algunos concluyeron que el reequilibrio está dirigido contra China. No es así. Un componente clave del reequilibrio es una relación de ejército a ejército saludable, estable y continua con China, basada en un diálogo sostenido y sustancial que mejore nuestra capacidad para trabajar conjuntamente y evitar cualquier tipo de error de cálculo.
Realicé una visita a China en septiembre que se saldó con éxito, y soy realista, pero a la vez optimista, respecto del futuro de esta importante relación entre nuestras fuerzas armadas. Considerando que Estados Unidos busca lazos de defensa más fuertes con China y los países de toda la región, esperamos y acogemos con agrado los esfuerzos de los que buscan construir vínculos con China y Estados Unidos por igual.
Algunos sostienen que la inestabilidad y la agitación en Oriente Próximo nos impedirán implementar la reorientación. Nuestra nueva estrategia y nuestro presupuesto en materia de defensa constatan que no será así. El Ejército de Estados Unidos es una fuerza global que puede caminar y mascar chicle al mismo tiempo. Aun si implementamos un reequilibrio pensando en la región de Asia-Pacífico, conservaremos una presencia significativa en Oriente Próximo para disuadir la agresión y promover la estabilidad.
Finalmente, algunos preguntan si, dadas las limitaciones fiscales de Estados Unidos, el Ejército norteamericano puede hacer las inversiones necesarias para implementar este reequilibrio. Ciertamente Estados Unidos afronta una nueva realidad fiscal, y el presupuesto de defensa debe reducirse en 487.000 millones de dólares en los próximos 10 años. Pero los presupuestos tienen que ver con las prioridades, y claramente hemos decidido que la región de Asia-Pacífico es una prioridad. Tenemos un plan detallado para el reequilibrio en nuestro presupuesto, y hemos tomado decisiones que harán que nuestro Ejército sea más efectivo en términos de costes, más eficiente y más productivo.
Estados Unidos es y siempre será una nación del Pacífico. Ha peleado y derramado sangre preciosa para darles a los países de la región de Asia-Pacífico la oportunidad de alcanzar la prosperidad y la seguridad. Seguimos comprometidos con mejorar las vidas de todos aquellos que son parte de la familia de naciones del Pacífico. El objetivo del reequilibrio es cumplir con ese compromiso con el sueño de un siglo XXI mejor y más seguro.
Leon E. Panetta es el secretario de Defensa de Estados Unidos.
© Project Syndicate, 2012.
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