Autor(es): Alejandria
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SOBREVOLAR EL EVEREST. BHAKTAPUR. BOUDHANATH. PASHUPATINATH Nuestro segundo día completo en KMD va a comenzar con la visita a Bhaktapur. Pero antes de esto un grupo de compañeros, entre ellos mi marido, madrugaron y se embarcaron en la aventura de sobrevolar el Everest y otros cuantos picos de la cordillera del Himalaya, con la compañía Yeti Airlines, al precio de 135€, incluido el traslado del hotel al aeropuerto. Todos volvieron encantados, alabando las magnificas vistas que desde el avión habían tenido. En este vuelo todos tenían ventanilla para garantizar que tendrían vistas sin obstáculos y además iban pasando por turnos por la cabina con el capitán del vuelo. En el caso de que el Everest tuviera nubes y no pudiera verse les devolvían el dinero. A mí me fascinan estos paisajes de grandes montañas y picos nevados, sus valles con glaciares, pero ….. el miedo a volar en un pequeño avión era superior a esta fascinación. Tengo problemas de mareo en los vuelos, sobre todo cuando el avión se mueve mucho y hay turbulencias, y pensaba que esto sucedería con toda probabilidad. Pues resulta que me dicen que no es una avioneta cualquiera sino un avión en toda regla y que de movimientos raros y vaivenes nada de nada. Ya no vale arrepentirse y tirarse de los pelos, así que me tengo que conformar con lo que se ve en las fotos. Camino de Bhaktapur volvemos a pasar por la explanada en la que ayer se celebraba la fiesta tibetana de Losar y hoy tiene otros muchos habitantes muy diferentes, está completamente llena de águilas , ?????? BHAKTAPUR Se encuentra también situada en el Valle de Kathmandú, como a unos 13 km. de la capital. Su nombre en sánscrito significa “ciudad de los devotos”. Fue fundada en el año 889 por el rey Ananda Malla (en otros sitios pone que fue fundada en el siglo XII), pero alcanzaría su máximo apogeo en este siglo XII, gracias a su posición estratégica en la antigua ruta comercial entre India y Tibet, los impuestos y peajes cobrados a los comerciantes le reportaron gran riqueza, llegando a ser el núcleo urbano más importante de Nepal, centro del poder político y económico del país durante casi cuatro siglos. Actualmente es la tercera ciudad más grande del Valle de Kathmandú y ostenta el título de Patrimonio de la Humanidad al igual que sus vecinos KMD y Patan. De igual forma que en KMD y Patan, hay que comprar un ticket para acceder al casco antiguo, pero a diferencia de ellas, aquí la vigilancia es más severa y difícil de eludir. Recorrer las calles de Bhaktapur es como visitar un museo al aire libre, parece una ciudad detenida en el tiempo, menos contaminada, tráfico restringido, más provincial, más entrañable. Casi un tercio de los antiguos templos, monasterios y edificios ornamentados fueron destruidos en el terremoto de 1934 y sin embargo aún quedan monumentos para hartarse. Bhaktapur también tiene, como no, su plaza Durbar. En ella hay una sucesión de templos, monasterios y bellos edificios con trabajadas tallas de madera en puertas y ventanas, verdaderas obras de filigrana en madera, alrededor del Palacio Real. El Palacio Real se distribuye alrededor de varios patios cuadrangulares llamados Chowks, pero el acceso a la mayoría de ellos está restringido, sobre todo para no hindúes y turistas Uno de los primeros edificios que aparecen, y que forma parte del Palacio Real, contiene el Museo Nacional de Arte y su puerta se encuentra flanqueada por enormes leones guardianes, al lado unas figuras de Bhairab (el aspecto terrible de Shiva) y de Ugrachandi (la consorte de Shiva también en aspecto terrible), es por tanto conocida como la puerta de los leones. Otra puerta maravillosa y que no hay que perderse es la Puerta Dorada que da acceso al patio del Palacio de las 55 Ventanas, que se encuentra al lado, y que forma parte de todo el conglomerado de edificios del Palacio Real. Esta Puerta Dorada (1753) es una obra de arte única en su género, contiene relieves de divinidades hindúes. La puerta está coronada por la figura de la diosa Kali y Garuda, dos ninfas celestiales y también por monstruos y otras criaturas míticas. El Palacio de las 55 ventanas fue construido durante el reinado del rey Yaksha Malla en el año 1427 y remodelado por el rey Bhupatindra Malla en el siglo XVII. Entre las paredes de ladrillo destacan estas ventanas consideradas como una obra maestra en la talla de madera. Entra en el palacio, piérdete por sus múltiples estancias y pasillos y admira esta bella y armoniosa plaza Durbar desde alguna de estas maravillosas ventanas que funcionan como 55 miradores. Dentro del complejo palaciego se encuentra también el templo de Taleju, al que solo pueden acceder los hindúes y en otro patio el llamado Naga Pokhari, un depósito de agua adornado por serpientes en todo su filo y algunos trabajos metalúrgicos entre los que destaca la escultura de Vasuki, el dios cobra. Entre los edificios que se encuentran fuera y alrededor del Palacio Real cabe destacar: Templo de Vatsala. Templo hindú en piedra (1727) de dos pisos (con su característica torre shikkara), dedicado a la diosa madre, con intrincados y finos tallados. Tiene unas escaleras pequeñas custodiadas por dos elefantes y dos leones. Al lado de estas escaleras una pequeña campana de bronce conocida como la “campana ladradora” porque cuando suena todos los perros de la vecindad comienzan a ladrar y aullar. El templo destaca en el centro de la foto con la vista general de la plaza. Junto a este templo y delante de la Puerta Dorada nos encontramos con la estatua del rey Bhupatindra Malla, en lo alto de una columna, arrodillado en actitud de oración y justo a su lado la gran Campana de Taleju, siglo XVIII, mucho más grande que su pariente la campana ladradora. También al lado del templo Vatsala, pero al otro extremo, está el templo de Pashupati, el más antiguo de la plaza, y es una réplica del templo que hay en Pashupatinath a orillas del río Bagmati, que visitaríamos a la tarde, y conocido sobre todo por las tallas eróticas que hay en los puntales. Tras el templo Vatsala está el Chyasilin Mandapa que es la reconstrucción alrededor de una estructura metálica de un llamativo templo octogonal destruido por el terremoto de 1934. Más adelante y casi frente a la esquina del palacio está el templo de Siddhi Lakshmi, un precioso templo hindú en piedra, también con varios tallados y con unas atractivas escaleras de acceso flanqueadas por diferentes animales guardianes. En medio de todo vemos un par de leones de piedra, con perros y gente descansando en sus pedestales, que en su día guardaban un templo que fue destruido en el terremoto. El templo de Fasidega está dedicado a Shiva y se alza sobre un pedestal de ladrillos de seis niveles con figuras de elefantes, leones y vacas, como guardianes de la escalinata de subida al templo, el cual es pequeño y como una especie de torre shikkara de color blanco. Hay que andar otro poquito para llegar a otra plaza que también tiene historia, se trata de la plaza Taumadhi en la que se encuentra, dominando todo el contorno de la misma, el grandioso Templo de Nyatapola. Es una de las obras maestras de la arquitectura nepalí. Es un templo en forma de pagoda de cinco pisos, es la más alta y más famosa de Nepal, (30 m.), construida en 1702 por Bhupatendra Malla y dedicado a la diosa Lakshmi. Nyatapola significa “cinco elementos”, simbolizando el agua, la tierra, el fuego, el viento y el cielo. La pagoda se alza sobre un pedestal de cinco pisos de ladrillos con una escalera custodiada por figuras de piedra. Estas figuras de piedra corresponden a dos guerreros mallas, diez veces más fuertes que otros hombres, dos elefantes, diez veces más fuertes que los guerreros, dos leones, diez veces más fuertes que los elefantes, dos griffos, diez veces más fuertes que los leones, y dos semidioses, Baghini y Singhini, diez veces más fuertes que los griffos. Desde lo alto de esta pagoda se vislumbran unas estupendas vistas de todo el conjunto de la plaza. Al otro lado de la plaza se encuentra el templo de Bhairab Nath, dedicado al dios Bhairab, el lado terrible de Shiva. Es otro bello ejemplo de templo de estilo pagoda de tres tejados, que originariamente fue construido por el rey Jagat Jyoti Malla en un estilo modesto pero que fue remodelado más tarde por el rey que está en lo alto de la columna, el rey Bhupatindra Malla, que era gran entusiasta del arte, como se ha podido comprobar en todo lo que construyó por estos contornos. Desde la parte alta del templo de Nyatapola le habíamos echado el ojo a un edificio en forma de templo en pagoda que era un café, en concreto el café Nyatapola, con dos pisos con galerías en las que había mesas y gente tomándose algo. Así que bajamos de lo alto de las escalinatas y nos fuimos a esta cafetería para descansar un ratito sentados en una mesa en esta galería de madera, verdadero mirador de toda la plaza. Estábamos dudando que tomar y se nos ocurrió pedir un té con cierto temor de a saber cómo lo iban a poner. Nos sirvieron un té hecho en leche que cuando lo probamos nos quedamos asombrados del sabor tan bueno que tenía. Finalmente averiguamos que era el conocido masala chai del que yo había leído en varios sitios pero sin prestarle atención pues a nosotros los temas gastronómicos nos dan un poco igual. En todo nuestro periplo por la India ni habíamos pensado en ello, y hemos tenido que llegar a Bhaktapur para hacer este descubrimiento, ¡lo que nos habíamos perdido!. Ni que decir tiene que fuimos a hacer provisión de algún paquete de este masala té, aunque ya había comprado té nepalí. En esta plaza, y casi seguro que puede suceder en otras, se te acerca un niño chapurreando español, preguntándote que de dónde eres, como es tu viaje, cómo te llamas, en fin, una serie de preguntas para entablar una conversación porque dicen quieren practicar el español que están estudiando. Luego te dicen que quieren estudiar más pero que son pobres, y que si quieres comprarle un libro para proseguir con sus estudios. Tienen hasta la librería concertada. Pero después que les compras el libro ellos lo descambian al librero a cambio de dinero, el precio del libro menos un descuento. Estos nos sucedió a nosotros y suerte que estábamos avisados por el guía, caso contrario nos hubiéramos dejado engatusar por una propuesta tan razonable y por un par de ojos que camelan al más pintado. Luego nos trasladamos a otra plaza, Dattatraya, más conocida cómo plaza de los Alfareros y la razón es más que obvia, toda ella está llena de todo lo relacionado a la alfarería, cacharros hechos, cacharros secándose, hornos de cocción, montoncitos de paja. En esta plaza también hay un centro dónde realizan manualmente los famosos tangkas tibetanos, los puedes ver cómo los pintan y sobre todo comprarlos. Aunque hay muchas tiendas en todo el Valle de Kathmandú dónde los venden. Y por supuesto también hay un templo, el Dattatreya, en forma de pagoda de tres pisos con estatuas de la trinidad hindú, construido por el rey Yaksha Malla en 1428. También se dice que fue construido a partir de la madera de un solo árbol al igual que el otro templo en plaza Durbar de Kathmandú, el templo Kasthamandap. Casi a la hora de comer nos trasladamos a BOUDHANATH La estupa Boudhanath es uno de los templos budistas más sagrados de Nepal y para algunos es el equivalente de la Meca en el budismo. Esta estupa es la más grande de Nepal y la 3ª más grande del mundo. Está situada como a 10 u 11 kilómetros de KMD y se encuentra dentro de la ruta comercial antigua del Tibet. Los comerciantes tibetanos descansaron y oraron en este lugar durante muchos siglos. La afluencia de grandes poblaciones de refugiados tibetanos desde China, tras la revolución de Mao en la década de 1950, ha propiciado la construcción de más de 50 gompas, monasterio para los budistas. Con el primer vistazo que hechas enseguida distingues el color carmesí de las túnicas de los muchos monjes tibetanos que viven en estos monasterios. En todo el vecindario, además de estos monasterios, hay diversidad de tiendas, restaurantes, banderolas multicolores, muchedumbre por doquier. Todo este crisol cultural, histórico y religioso ha entrado a formar parte del Patrimonio Cultural de la Unesco desde 1979. Se barajan varias fechas de construcción, la mayoría la sitúan en el reinado de Manadeva. Cuenta una leyenda que una pobre mujer viuda se acercó al rey a pedirle un terreno para hacer una estupa en ofrenda a Buda. El rey le concedió el terreno que ocupara una piel de búfalo. La astuta mujer, entonces, cortó la piel del búfalo en delgadas tiras y con ellas cercó una gran área donde ahora se asienta Boudhanath. Boudhanath presenta todas las características de una estupa tradicional. Como es común en las mandalas tibetanas, tiene cuatro Budas en los puntos cardinales además de un quinto en el centro. Esto también es representativo de los cinco elementos al igual que los componentes de la estupa. La base se compone de tres grandes plataformas en forma de cruz que van decreciendo en tamaño, estas plataformas simbolizan la Tierra. Luego dos plataformas circulares soportan la gran cúpula de la estupa que simboliza el agua. Llegar a estas plataformas está solo permitido a los devotos. Encima de la cúpula el cuadrado con los omnipresentes ojos de Buda en los cuatro lados, entre ellos el signo de interrogación, como nariz, representando la unidad y por arriba el llamado tercer ojo, símbolo de la sabiduría de Buda. Luego se yergue la pirámide dorada de 13 pisos, simbolizando la escalera a la iluminación. Esta forma triangular representa el elemento fuego. Esta torre piramidal es coronada por un baldaquín dorado, revestido de telas de colores, principalmente de amarillo, representación del aire y por encima el monumento finaliza a 36 m. de altura con una aguja dorada, símbolo del éter, el cielo. Del baldaquín parten radialmente una serie de banderolas de muchos colores que le dan un aire de fiesta de pueblo pero que contienen mantras y oraciones. Alrededor de la estupa como 108 nichos que contienen imágenes de Buda y un círculo de molinillos de oración con mantras grabados en ellos y que los peregrinos hacen girar en su desplazamiento alrededor de la estupa, en el sentido de las agujas de un reloj. Una vuelta completa es lo que llaman una kora. Comemos en uno de los restaurantes del complejo, el Bodhanath Kitchen. No sabría decir cómo es su comida ya que ni la recuerdo, lo que puedo resaltar es que desde sus amplios ventanales se distingue gran parte de la estupa, el continuo movimiento alrededor de la misma y se puede observan con detenimiento el proceso de oración de muchos peregrinos. Instalan como una alfombra en la que se arrodillan, alzan los brazos y luego se tumban hacia adelante con los brazos extendidos. Esta operación era repetida en múltiples ocasiones y con más o menos duración en total desde que comenzaban extendiendo su alfombra hasta que la recogían y se retiraban. Pero el ejemplo de una señora ya entrada en años nos dejó algo asombrados. Estuvimos en el restaurante como una hora y media, y desde que llegamos la señora no paraba de hacer estos rituales, descansando unos minutos de vez en cuando, y cuando finalizamos la comida allí seguía todavía con sus rituales de oración. Como ya he dicho antes, la estupa se encuentra rodeada de muchas casas de colores en las que hay gran diversidad de tiendas. Allí encontramos, por indicación del guía, una tienda que vendía ropa de montaña de muy buena calidad. El Valle de Kathmandú, y su capital, está recorrido por dos ríos, el Vishumati y el Bagmati. Este último separa la capital de Nepal de la ciudad de Patán pero también es el Río Sagrado para hindúes y budistas, en cuyas orillas se encuentran una gran cantidad de templos, entre los que destaca el templo de PASHUPATINATH , y todo un complejo de otros templos menores, plataformas y pequeños ghats que recuerdan a la ciudad de Varanasi pero con un aire más provinciano y más pequeño. Ahí es donde suceden numerosas peregrinaciones, abluciones diarias matinales y cremaciones. Este templo se ubica en un pueblo a 3 km. de KMD llamado Deopatan. Está dedicado a una manifestación de Shiva llamado Pashupati (señor de los animales). El templo está construido en forma de pagoda de dos pisos sobre un solo piso y su acceso está prohibido a los no hindúes, si bien se tiene una buena vista del mismo desde la otra orilla del rio. Conforme íbamos recorriendo una larga calle para llegar al complejo un fuerte y desagradable olor llenaba nuestros olfatos y se me pusieron en marcha todas las alertas. Luego supimos que este olor provenía de una hoguera en un descampado cercano en la que quemaban algo pero que no eran hogueras de cremación. Luego se cruza un puente de piedra sobre este río Bagmati y se accede a la parte de enfrente del templo de Pashupati y de los ghats en los que hay varias cremaciones efectuándose y un par de piras preparadas y aguardando. El río Bagmati, tanto a su paso por KMD como aquí, lleva poco agua y es un auténtico estercolero, montones de basura de todo tipo en el agua y en los bordes de la misma. Esta parte del complejo opuesta a los ghats se encuentra llena de pequeños templos o santuarios de piedra entre los que hay bastante gente contemplando las cremaciones y toda su ceremonia como si de un espectáculo se tratara. También hay varios sadhus, esos santones con el rostro pintado de color amarillo, rojo y blanco, con barba y pelo largo, que viven de limosnas y del dinero que sacan posando para las fotos de los turistas. La distancia que hay entre esta orilla y la de los ghats no es grande, este río no es el Ganges aunque sea igual de sagrado, por lo que todas estas piras funerarias en llamas y las que están preparando se ven muy de cerca, no necesitas el zoom de la máquina de fotos. Misteriosamente aquí no huele a nada, será que el viento sopla para otro lado porque la suciedad, las cenizas y demás cosas que no quiero saber, tienen que tener algún olor nada agradable. No me gusta lo que estoy viendo, y eso que he mirado como de reojo, no me gusta ni siquiera recorrer estos pequeños templos de piedra, todo está lleno de suciedad, así que de pronto decido que no hago nada aquí y con un pequeño grupo nos volvemos sobre nuestros pasos, cruzando otra vez el puente de piedra, aunque tengamos que volver a soportar el olor nauseabundo y el acoso de unas vendedoras empeñadas en vendernos collares de dudoso gusto. Así estuvimos esperando al resto del grupo. Por ello no puedo contar nada más de este complejo y de las cosas que dejamos de ver, que no se si eran interesantes o no. El guía nos comentó que dejaban esta visita para el final del programa en el valle de Kathmandu porque, según otras experiencias, cuando comenzaban visitando Phasupatinath había gente que lo pasaba tan mal que abandonaban la visita del resto del programa. Ahora entiendo lo que quería decir. Es una experiencia demasiado fuerte e impactante para nuestra mente occidental Aún siendo monumentos patrimonio de la Humanidad, (este templo de Pashupatinath también lo es), no entiendo cómo pueden estar tan descuidados y sucios. Tanto en KMD cómo en Patán (la excepción es Bhaktapur) casi todos los edificios parecen sucios, con pegotes blancos de los excrementos de las palomas que a miles sobrevuelan sobre ellos y las plazas que rodean. No hacen nada por evitar estos daños, más bien lo contrario, ya que les sirven comida para atraer a estas palomas. Ya por la tarde volvimos a Thamel, hay otros miembros del grupo que quieren ir a la tienda de ropa de montaña para equiparse porque mañana hacemos un pequeño trekking en la zona de Nagarkot. Y esta noche no cenamos en el hotel. Tenemos una cena especial de despedida en un restaurante nepalí, el Utsav, que tiene también muestras de bailes tradicionales nepalíes que realizan durante la cena. Es bastante grande y con varios apartados para grupos como nosotros. La comida no puedo decir que fuera de las mejores que hemos tenido. |
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