Descendientes de Gengis Kan contra Napoleón
28 de enero de 2015
Procedentes de la estepa, calmucos y bashkirios, lucharon en el
ejército ruso contra Napoleón. Legendarios jinetes y arqueros,
aterrorizaron a las tropas europeas que los veían como salvajes que
llegaban de Oriente. Su destreza guerrera provenía de la época de los
mongoles.
Obra en la que se muestra la rendición de París en marzo de 1814. Fuente: Ria Novosti
El 5 de noviembre de 1812 un general francés llegó herido
al hospital del Gran Ejército de Napoleón, ubicado en Krasnoe, cerca de la
ciudad de Smolensk. Para los cirujanos militares no era sorprendente el hecho
de que hubiesen herido a un oficial de alto rango. Solamente en la batalla de
Borodinó, que tuvo lugar unos meses antes,
Napoleón perdió ocho generales. Lo que les sorprendió fue otra cosa: en el
hombro del francés asomaba una flecha con plumas de colores. Desde hacía siglos
los arqueros habían desaparecido de los ejércitos europeos y los doctores no
sabían sobre curar esas heridas.
El francés había sido víctima de la caballería de
Kalmukia, una agrupación irregular del
Ejército ruso equipada con jinetes de las estepas del Bajo Volga y
descendientes directos de los guerreros mongoles. Tanto su aspecto como su
armamento permanecían “inalterables” desde los tiempos de Gengis Kan. Vestidos
con telas multicolores y melenudos gorros de lana imponían terror al enemigo al
aparecer en el campo de batalla. Los soldados franceses en el 1812 los llamaban
los “diablos del infierno”.
Su armamento parecía un arcaísmo, aunque fue
tremendamente eficaz. El arco de Kalmukia era temible. Estaba envuelto en pelo
de caballo y corteza de abedul, lo que prolongaba su uso. Gracias a la
resistente cuerda hecha de ligamentos, el alcance de la flecha lanzada era de
hasta 500 metros. Mientras que para los de infantería era casi imposible dar en
el blanco a esa distancia, el arquero calmuco era capaz de apuntar a los huecos
que había en las vestimentas de los enemigos. Después de la batalla de Leipzig
en 1813 los franceses, asombrados por el grado de precisión de sus disparos,
los llamaron Cupidos de oriente.
La caballería calmuca se utilizaba principalmente para el servicio de
inteligencia, las batallas importantes y los ataques de guerrilleros. Aunque
también fueron destacados guerreros en batallas cara a cara con caballería
francesa. En Fere-Champenoise, en marzo de 1814, el regimiento calmuco capturó
como rehenes a mil soldados y oficiales de la infantería francesa.
Los jinetes de Bashkortostán, originarios de estepas de los
Urales, peleaban hombro con hombro con los calmucos.El oficial francés
recordaba: “Corrían alrededor de nuestras tropas como si fueran un enjambre de
abejas, colándose por todos lados. Era muy difícil alcanzarlos, los ataques de
estos bárbaros se repetían constantemente.
Rodeaban nuestros escuadrones y lanzaban
montones de flechas”. Estos enfrentamientos acababan muchas veces con las
muerte del enemigo.
En las batallas contra el ejército de Napoleón los
bashkirios utilizaban una táctica inédita para la época, la pelea a caballo. El
jinete se colocaba la aljaba (la caja portátil para flechas) sobre el pecho,
cargaba su arco con dos flechas y mantenía otras dos entre los dientes. Al
acercarse al enemigo a una distancia de unos 30 metros, soltaba cuatro flechas
rápidamente, una por una. después
levantaba una especie de lanza, fijada en el cuerpo del caballo, y atacaba al
enemigo animándose con un grito. Un guerrero bashkirio podía abatir hasta cinco
soldados enemigos en un ataque como estos.
Los franceses que abandonaban Rusia contaban a los
europeos su asombro, decían que había soldados que se comían los cadáveres de
sus enemigos.
Sin embargo, los habitantes de ciudades alemanas y
francesas se encontraban con extranjeros amistosos en vez de los bárbaros
sanguinarios de los que habían oído hablar. En la ciudad alemana de Weimar el
gran poeta Goethe saludaba a los bashkirios. El alemán, ya mayor, cayó bien a
uno de los bashkirios y este le regaló su arco y flechas de recuerdo. Años después Goethe mostraba con orgullo el regalo
a sus invitados.
El alto mando ruso aprovechó el terror que imponían los
guerreros de la estepa y se había extendido entre los europeos por Napoleón.
En marzo de 1814 el Ejército ruso llegó a París y la
guarnición francesa se preparaba para defenderse. Entonces decidieron hacer una
maniobra: 500 calmucos se desnudaron de medio cuerpo para arriba, se mancharon
con sangre animal y se subieron a los caballos. Además hicieron correr a los
camellos por el campo de las afueras de la capital francesa, levantando gran
cantidad de polvo. Esto tuvo un gran impacto psicológico, hasta el punto de que
los franceses se imaginaron gran cantidad de horrores en la conquista de París
por aquellos “sanguinarios bárbaros” y se rindieron.
El 30 de marzo de 1814 los calmucos entraron en la
capital francesa como parte del ejército ruso. Instalaron su campamento en los
campos Elíseos, que se convirtió en un enorme hipódromo.
Junto con legendarios cosacos, los calmucos y los bashkirios causaron una gran impresión a los
franceses, que aún recuerdan a los hijos de las estepas rusas que llegaron
hasta el corazón de Francia a causa de la guerra.
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