Red de conservación de la Biodiversidad
en República Dominicana
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Reserva privada el Zorzal (I)
Financiamiento sostenible para la conservación
La Reserva privada el Zorzal es un programa pionero en la República Dominicana a muchos niveles. Además de ser la primera reserva privada auto sostenible avalada por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, es la primera experiencia de puesta en marcha de un plan de pago por servicios ambientales: el Plan Vivo, que en este caso está desarrollando el pago por captura de carbono. Asimismo, en torno a este proyecto se han aglutinado el saber hacer y la buena voluntad de muchas personas y organizaciones del sector privado, de instituciones públicas y de la sociedad civil, tanto dominicanas como de los EEUU.La Reserva tiene como objetivo final la recuperación del hábitat que alberga al zorzal de Bicknell, una especie migratoria que vive entre los bosques de la República Dominicana y de Norteamérica. El equipo promotor de este programa ha sabido comprender el impacto de movilización que puede tener un ave, que por ser migratoria, conecta dos regiones del mundo tan diferentes: el Caribe y el Noreste de América. Esta característica, al mismo tiempo, tiene la capacidad de reunir muchas buenas voluntades de instituciones y personas de diferentes latitudes que desean poner su granito de arena para la conservación de la biodiversidad de nuestro planeta.
Toda esta aventura se inició hace ya unos años, cuando diversas personas interesadas en proteger la belleza natural de nuestro planeta, convergieron desde diferentes caminos en un mismo punto: el querer hacer realidad una experiencia que nadie había intentado en el Caribe, partiendo de la protección del Zorzal de Bicknell, una especie amenazada por la pérdida y la fragmentación de su hábitat natural: el bosque latifoliado tropical.
Alianzas para la conservación
Sésar Rodríguez es director ejecutivo del Consorcio Ambiental Dominicano (CAD). Esta organización trabaja promoviendo la conservación conjunta entre sector privado, gobierno, ONGs y comunidades desde hace más de 20 años. Sésar conocía a Charles Kerchner, antiguo voluntario del Cuerpo de Paz, por su colaboración con SODIN, una de las organizaciones que forman parte del CAD.Charles estaba desarrollando su tesis de maestría en esta zona de la República Dominicana entre la Reserva Científica Loma Guaconejo y la de la Loma Quita Espuela, con una visión de reconversión de la tierra de pasto en bosque. A través de la elaboración de su tesis, se puso en contacto con Chris Rimmer, del Vermont Center for Ecostudies, experto en el Zorzal de Bicknell que lleva monitoreando por más de 20 años las migraciones del zorzal en RD. Y por Internet, se pusieron en contacto con Jamie Phillips, de la Fundación Eddy, quien estaba interesado en comprar una finca de cacao para la conservación. Estas cuatro personas conformaron un primer núcleo que dio un primer impulso a este proyecto inicial.
Tras varias reuniones y talleres, se presentó una propuesta a la Neotropical Migratory Bird Conservation Act (NMBCA), con el objetivo de desarrollar estudios de factibilidad de un proyecto que incluyera iniciativas financieras sostenibles para la conservación. Más tarde surgió la oportunidad de que el Fondo de Alianzas para Ecosistemas Críticos (CEPF) apoyara en la búsqueda de mecanismos sostenibles para el proyecto. Además se incluyó al Sistema de Reingeniería del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de la República Dominicana que implementaba el Ministerio del Medio Ambiente a través del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Con el financiamiento y el apoyo de estas instituciones se empezó a trabajar en la mejora de las condiciones de las áreas protegidas de la zona, tanto de la Reserva Científica Loma Quita Espuela como la de Loma Guaconejo. Asimismo, se realizaron diversos talleres para promover la construcción de capacidades para la conservación, tanto en la sensibilización de las comunidades como de los equipos técnicos encargados de la reservas, para tener una mejor vigilancia y protección.
Auto sostenibilidad para la conservación
Paralelamente se inició la búsqueda de una finca que cumpliera con las características necesarias para poder convertirse en reserva del zorzal. En esos momentos, la familia Ortega estaba vendiendo un terreno de 450 hectáreas, unas 7,250 tareas. Una finca ganadera que se había reconvertido parcialmente en bosque, ya que el Doctor Ortega, a lo largo de los 40 años en los que había sido propietario del predio, había perdido interés en la actividad ganadera y había comenzado a plantar árboles a través del programa Quisqueya Verde del Ministerio de Medio Ambiente.Los promotores de la Reserva se interesaron rápidamente por conseguir este terreno, ya que se trataba de una propiedad que disponía de más del 40% de cobertura boscosa y que se encontraba en las cercanías de la Reserva Científica Loma Quita Espuela. Los inversionistas, Jesús y Jaime Moreno, de Helados Bon, amplios conocedores de la zona por su vinculación desde hace años con la Fundación Loma Quita Espuela y Jamie Phillips unieron sus esfuerzos para financiar la compra.
Hay que tener en cuenta que en este momento, aunque la Ley de Medio Ambiente y Áreas protegidas explicita el mandato de crear reservas privadas, no explica cómo hacerlo y no existía ningún caso práctico en el Caribe. El Ministerio de Medio Ambiente estaba también interesado en entender mejor las dinámicas de las reservas privadas y toma la reserva como modelo piloto, para poder aprender de la experiencia.
Se consulta con expertos de Centro América y se inicia el borrador de un reglamento que va a dar aval a las reservas privadas. Así, a través de esta dinámica de trabajo conjunto con el Ministerio de Medio Ambiente, la Reserva el Zorzal se convierte en la primera reserva privada de RD. Una reserva que dispone de plan de manejo, plan de negocios y zonificación del área.
La Reserva dedica 5,250 tareas a la conservación y unas 2,000 tareas a actividades productivas sostenibles: siembra de cacao, macadamia y agroforestería. Esta parte es la que tiene que generar los recursos para el mantenimiento de toda la unidad.
Además de cosechar estos productos orgánicos se ha programado cultivar también vainilla, pimienta e iniciar en breve la producción de miel. Toda la producción es orgánica, puesto que La Reserva está certificada como orgánica. Asimismo se prevé el desarrollo de actividades ecoturísticas: creación de infraestructuras para la acogida de visitantes, el avistamiento de aves y el disfrute de la biodiversidad presente en la cordillera septentrional.
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