La comunicación arrebatando el poder
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Hoy en día, los medios de comunicación se han convertido en un elemento fundamental que influye en la formación del individuo. Contribuyen a la construcción de la realidad, interviniendo y afectando en las
variables socioculturales, económicas y políticas que conforman los
pilares sobre los que se sostiene la sociedad. Por esto la importancia
de los medios de comunicación, ellos influyen en la comprensión de
nuestra época.
Actualmente,
son pocas las empresas que tienen el dominio y poder de los medios de
comunicación, y ¿cómo no?, si además de ser una fabulosa fábrica de
ilusiones, en el mundo moderno, los medios se han convertido en un gran
negocio, en una máquina de hacer dinero.
Según Francisco Vidal Bonifaz, autor de “Los dueños del cuarto poder”, son
cinco los grandes grupos internacionales que dominan el mercado mundial
de medios de comunicación: Time Warner, Walt Disney, News Corp, Viacom y
Bertelsmann, siendo los primeros cuatro de Estados Unidos y el último
de Alemania (2008: 29). Estas empresas se han convertido en un
oligopolio, el poder que tienen a nivel mundial es impresionante, a tal
grado, que “son ellos los que marcan las tendencias en este tipo de
negocios a escala mundial y los que en buena medida crean el mundo
imaginario y real de la actualidad”. (Vidal, 2008:53)
Basta
con darse cuenta de la enorme influencia que ya tienen estos
conglomerados internacionales en México, por medio del duopolio de
Televisa y Tv Azteca. Es pertinente recordar que el artículo 28, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, advierte que en
nuestro país están prohibidos los monopolios y las prácticas
monopólicas. Sin embargo, el martes 11 de abril del 2006, por acuerdo
del Presidente de la República, Vicente Fox Quesada, se publicaron en el
Diario Oficial de la Federación las reformas a las leyes de Radio,
Televisión y de Telecomunicaciones, que otorgaban a Televisa y Tv Azteca
el uso discrecional de las frecuencias que serían liberadas una vez que
se digitalizaran las señales televisivas, sin tener que solicitar
permisos y sin pagar los derechos correspondientes.
Estas
nuevas regulaciones fortalecían al duopolio televisivo. Según los
especialistas, las debilidades de la nueva ley que favorecía a Televisa y
Tv Azteca eran, entre otras, las siguientes:
El
presidente de la República ya no tendría la facultad de decidir a quién
o quiénes se les otorgan concesiones de radio y televisión. Las
concesiones públicas pasarán a ser prácticamente propiedad de los dueños
de los medios.
Las
televisoras podrían ampliar de facto su capacidad de difusión, sin
tener que pagarle al Estado ni un centavo más por ello, pues el proceso
de digitalización les dará automáticamente esa mayor amplitud.
Para
nuevas concesiones, los solicitantes participarían obligatoriamente en
un concurso de licitación, lo que favorecería a quienes tuvieran más
influencia o dinero.
La
nueva ley dejaba fuera de la competencia a los medios electrónicos
públicos, sociales y educativos y ponía en riesgo la existencia de
espacios de televisión como Canal 11 y Canal 22, y radiodifusoras como
Radio UNAM, Radio Educación y todas las radios públicas y comunitarias.
Disminuía
las facultades de la Comisión Federal de Telecomunicaciones, órgano que
se encarga de regular a la industria de la radio y televisión. La CFT
ya no podría sancionar ni auditar a las empresas de radio y televisión,
por lo que en los hechos, la autoridad reguladora pasaría a ser un mero
observador.
Excluía
al IFE de la contratación de los espacios en radio y televisión durante
las campañas electorales y le dejaba al margen de su fiscalización.
La nueva ley no incluía el derecho de réplica para los ciudadanos ni las organizaciones de la sociedad.
Pese
a que las reformas de la llamada Ley Televisa no fueron aprobadas ni
entraron en vigor al ser consideradas por la Suprema Corte de Justicia
de la Nación contrarias al espíritu de la Constitución General de la
República, en el 2012, se publicó un artículo del periodista Jorge
Meléndez Preciado, titulado “El poder de las televisoras”, en el que se
analiza el enorme poder de los concesionarios televisivos.
El texto comienza así: “Si
quieren debate, véanlo por Televisa, si no, vean el futbol por Azteca.
Yo les paso los ratings (sic de la audiencia) el día siguiente”. Así lo dijo el dueño de Tv Azteca, Ricardo Salinas Pliego, en su cuenta de Twitter, con respecto al debate presidencial que ocurrió en el 2012.
Ante
esta declaración, Jorge Meléndez Preciado, opina: “Ya sabemos que desde
siempre, a las televisoras lo que les importa sobre manera es ampliar
sus beneficios, a pesar que la nación se quede sin alternativas. A fin
de cuentas se trata de varias cosas. Primero, demostrar quién tiene el
poder en la mano, algo que ya vimos hace seis años y que hemos notado
claramente en la ascensión de Enrique Peña Nieto. Segundo, que el
negocio para estos mercaderes de la imagen, es lo único que cuenta, no
obstante sus teletones, concursos y supuestos apoyos a diferentes
ciudadanos. Tercero, que el legislativo puede hacer reformitas y otras
cuestiones, pero las teles a fin de cuentas serán los que decidan. Y
cuarto, para no alargar la lista, que el IFE, los partidos, los
ciudadanos y las autoridades todas les valen un sorbete a los dos
notables”. Quizá la pregunta ante todo lo mencionado, sería saber si en
verdad existe la democratización de los medios y cumplen con su papel
social, o como bien lo menciona Vidal, se han convertido en una máquina
de hacer dinero.
Por
otro lado, tal parece que nos encontramos en el momento de esplendor de
la cultura del ocio, es decir, cada vez es más fácil tener acceso a la
información y entretenimiento, por lo que invertir
tiempo en esto, no resulta complicado para los seres humanos. De esta
manera los medios de comunicación se han encargado de crear patrones de
conducta, estereotipos y modelos de comportamiento, sin olvidar, que
también son ellos en gran medida los que crean la opinión pública y la
cultura de cada nación. El hecho de que los medios se “olviden” de su
responsabilidad social y se enfoquen en ser negocio, está afectando a la
sociedad, pues la diversidad programática que ofrecen, quizá con
algunas excepciones, no tienen como fin crear a mejores seres humanos,
sino generar ganancias y ver por intereses propios o comerciales.
Quizá
la solución ante todo este panorama, sería encontrar el contrapeso que
de alguna manera pueda frenar los abusos de este “cuarto poder”, y lo
más lógico es pensar en el gobierno y la política. Sin embargo, según la
investigadora del Colegio de México, Fátima Fernández, “hoy en día no
se gobierna ni se ganan elecciones sin los medios, los medios deciden
quién existe y quién no. Son los medios los que dan el visto bueno de
muchas acciones públicas y hay una clara conciencia de que sin ellos ni
se accede al poder, ni se mantiene en éste”. (2005: 28-29) Por lo tanto,
es evidente que no solo existen interesen entre ambos, sino que hoy en
día la relación entre el
poder político y los medios, está dominada por los medios de
comunicación. Como bien lo menciona el especialista en medios de
comunicación, José Carreño: “Ahora los políticos necesitan más de los
medios que los medios de los políticos”. (2005: 37) Además, Manuel
Castells en su texto titulado “La era de la información” dice: “Los
sistemas políticos están sumidos en una crisis estructural de
legitimidad, hundidos de forma periódica por escándalos, dependientes
esencialmente del respaldo de los medios de comunicación y del liderazgo
personalizado, y cada vez más aislados de la ciudadanía”.
Existen intereses entre el Estado y los medios de comunicación, ¿en dónde quedan los intereses de la sociedad? La
sociedad quiere que los medios sean espacios abiertos a la pluralidad y
a la deliberación que requieren los asuntos públicos, se quieren medios
que cumplan con su labor social y con las cuestiones éticas, medios que
dejen de ver por sus intereses comerciales y vean por el bien de todos.
Es por esto, que los dirigentes de este “cuarto poder” deberían
someterse a un autocontrol cada vez mayor, ya que se trata de uno de los
grandes pilares de la democracia. (Raúl Trejo Delarbre, 2002-2003)
“La
gran interrogante está en saber que instituciones pueden constituirse
en contrapeso para el poder de los medios. La respuesta se encuentra en
instituciones que aún no surgen, que de manera embrionaria se encuentran
en el seno de la sociedad”. (Fátima Fernández, entrevistada por María Elena Cantú, 2005: 32-33)
Finalmente,
con lo que respecta a las ganancias, los medios de comunicación,
principalmente la televisión, obtienen muy buenas utilidades e intereses
económicos. Sin embargo, están en deuda con la nación, con la sociedad.
Le deben a la nación, al gobierno que los apoya y a la sociedad que
elige y sostiene a esos gobiernos que los apoyan. Como ya se mencionó
anteriormente, existen intereses entre el gobierno y los medios de
comunicación, y así se “llevan entre las patas” a la sociedad, a la que
le deben espacios en los que se promuevan valores como el diálogo, la
pluralidad, la convivencia, el respeto a las ideas, el trabajo para el
bien común y más cultura para la democracia, que tanta falta le hace a
México.
Bibliografías:
Berger, Peter y Luckmann,Thomas (1968). La construcción social de la realidad. Madrid: Amorrortu Editores.
Cantú, María Elena (2005). Los medios: un poder sin contrapeso. Fátima Fernández Christlieb, Medios y poder. El papel de la Radio y la Televisión en la Democracia Mexicana (27-35) México: Grupo Editorial Norma.
Castells, Manuel (2005). La era de la información. La sociedad Red. Volumen I. Alianza Editorial.
Meléndez Jorge (2012) El poder de las televisoras. La carpa. En
Monsiváis, Carlos (2000). Desperté y era otro, en Aires de familia. Cultura y sociedad en América Latina (155- 180). España: Anagrama.
Thompson, Jhon B. (2011, enero- junio). Los limites cambiantes de la vida pública y la privada, en Comunicación y sociedad, Nueva época, Núm. 15, (11-42)
Trejo Delarbre, Raúl (Octubre 2002- Marzo 2003). Los medios que quisiéramos, en Configuraciones, revista de la Fundación Pereyra y el Instituto de Estudios para la Transición Democrática No. 10-11.
Vidal Bonifaz, Francisco (2008). I. Fábrica de ilusiones y de dinero, II. Los grandes jugadores mundiales, Los dueños del cuarto poder (15-61) México: Planeta.
Fuente: citizenplof.blogspot.mx
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