Posted: 07 Nov 2014 04:22 AM PST
Una antropóloga en la luna: blog de antropología.
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Una antropóloga en la luna: blog de antropología.
“La igualdad entre hombres y mujeres significa compartir la miseria” Wang Anyi, escritora.
"Ustedes nos dicen ‘ustedes han sido liberadas’, y nosotras decimos que hemos sido "sobrecargadas". Li Xiaojiang, académica.
"Las feministas occidentales deberían ampliar sus áreas de interés e ir más allá del modelo de opresión masculina de la mujer." Yenna Wu, académica.
"Decir
que las mujeres chinas están avanzadas o están retrasadas realmente no
significa nada; la verdadera necesidad es poner atención a las
experiencias de vida y la historia de las mujeres chinas" Shu-mei Shih, académica.
Shu-mei Shih cuenta como tuvo que traducir a unas feministas norteamericanas una pregunta sobre cómo era el feminismo chino a una afamada escritora china, y explica cómo, sorprendentemente, la escritora "Zhang Jie se mostró incómoda.
A pesar de que ella era entonces la escritora con sensibilidad femenina
más aclamada del país, contestó - después de una breve pausa - que no
había algo que pudiera ser reconocido como “feminismo” (nüxing zhuyi o
nüquam zhuyi) en China y que ella no se reconocía a sí misma como una
“feminista” o una “escritora feminista”".
No
dijo más, pero las norteamericanas tampoco preguntaron. Según confiesa
la entonces traductora Shu-mei Shih "el rechazo de Zhang Jie nos
revelaba a “nosotras” una paranoia acerca de la presencia regulatoria del estado."
como si fuera el Estado el que imponía tal tabú a las mujeres chinas.
"Tal vez si yo hubiese tenido suficiente objetividad y una perspectiva
comparativa sobre su condición histórica y social, yo habría podido
pedirle a ella que narrara la historia del socialismo chino y de su compleja relación con la liberación de las mujeres en las décadas anteriores."
"Desde
entonces este episodio ha dado vueltas en mi cabeza una y otra vez,
sobre todo ahora que he empezado a hacer investigación sobre las mujeres
chinas en la China socialista y me he sensibilizado más en relación a
con que facilidad los encuentros transculturales pueden ser fallidos,
frecuentemente porque el individuo occidental se niega a reconocer el contexto histórico que constituye la supuesta diferencia de el/la Otro/a."
"El
recorrido del feminismo, por ejemplo en Europa, tiene que ver con el
reconocimiento de unos derechos que las mujeres han luchado, que han
solicitado al Estado que se les garantice. En el caso chino ha sido al revés." explica la antropóloga Gladys Nieto. "El Estado comunista les garantizó unos derechos en un periodo en el que como colectivo, quizá, no había una conciencia específica del papel subordinado que tenían las mujeres."
Se refiere al llamado año de la liberación, la llegada de Mao, que supuso grandes cambios para la mujer en China.
En resumen, explica Nieto, "Mao pensaba que cuando se llegara a una sociedad sin clases,
directamente no habría divisiones de género. Dentro del programa
maoísta estaba incorporar a las mujeres como parte del programa
nacional. Para ello hubo dos leyes muy importantes en los años ‘50: la ley del matrimonio y la ley del trabajo. Fueron políticas de Estado, verticalistas, tomadas con la idea de promover un cambio desde el Estado. La ley del matrimonio, que permitía el divorcio, limitaba todo lo que había sido la organización de la familia tradicional: acababa con los matrimonios concertados, con el concubinato y daba derechos de herencia a la mujer. Además aparece la ley del trabajo, que promueve la incorporación de las mujeres al mercado laboral.
Eso produce una especie de revolución en las relaciones de género,
pero no sin costes. A principios de los años ‘50, muchas mujeres fueron asesinadas
por su familia política tras haber interpuesto una demanda de
divorcio. Por ello fue una ley que desde el inicio despertó muchas
reticencias, sobre todo por parte de la gente del campo. Si se mira
desde el punto de vista de otorgamiento de derechos a las mujeres, es
un paso grandísimo para acabar con un orden que las colocaba en el
último escalón de la jerarquía social. Se le dan prácticamente todos
los derechos bajo la consigna de aquel momento: “Las mujeres sostienen la mitad del cielo”.
El problema fue que lo sostenían, pero no lo ocupaban.
Como ha afirmado Li Xiaojiang,
una académica china que fundó la disciplina de “Estudios de las
Mujeres", mientras muchas mujeres del occidente estaban regresando a sus
casas en la década de los cincuentas, muchas mujeres chinas estaban a
la cabeza en la esfera pública al participar en la producción.
Este hecho creó un mito entre las mujeres occidentales, que vieron a las mujeres chinas como mujeres liberadas.
"Yo lo llamo el mito de “la liberación de la mujer”" explica Xiaojiang, "Las
mujeres de occidente no se dieron cuenta que nosotras entramos a la sociedad en condiciones de estándares de producción muy bajos, y debido al gran peso del trabajo, incluyendo el social y el doméstico, las mujeres chinas no han obtenido una liberación real. Ustedes nos dicen ‘ustedes han sido liberadas’, y nosotras decimos que hemos sido "sobrecargadas".
Este hecho creó un mito entre las mujeres occidentales, que vieron a las mujeres chinas como mujeres liberadas.
"Yo lo llamo el mito de “la liberación de la mujer”" explica Xiaojiang, "Las
mujeres de occidente no se dieron cuenta que nosotras entramos a la sociedad en condiciones de estándares de producción muy bajos, y debido al gran peso del trabajo, incluyendo el social y el doméstico, las mujeres chinas no han obtenido una liberación real. Ustedes nos dicen ‘ustedes han sido liberadas’, y nosotras decimos que hemos sido "sobrecargadas".
En
realidad, el gobierno les indicó a las mujeres chinas que podían
trabajar como los hombres en la producción, pero sin darles un apoyo
socio-económico suficiente para facilitarles la doble carga relacionada con sus roles productivo y reproductivo.
De
esta manera, las mujeres de China fueron “liberadas" (jiefang, como el
término que entonces se usaba) pero también fueron “hechas prisioneras”
bajo la bandera de la igualdad sexual y la igualdad de oportunidades de
empleo: igual trabajo, igual salario. Wang Anyi, una famosa escritora
china, afirma que “La igualdad entre hombres y mujeres” significaba
típicamente el “compartir la miseria”.
Por eso, las chinas no agradecen tanto la palabra "igualdad", tan utilizada por las feministas occidentales.
Fue tanta la radicalidad de este concepto, que durante la era maoísta, las chinas fueron forzadas a ignorar sus diferencias biológicas con
respecto a los hombres y a verse iguales a estos. Particularmente
durante la revolución cultural (1966-1976), las mujeres tuvieron que
suprimir sus características femeninas, y vestir y actuar como hombres.
Li Xiaojiang recuerda así que “la categoría mujer y los sentimientos de
feminismo se han desvanecido en el océano de la ‘igualdad’."
Por eso, a partir de los ochenta, “Las mujeres están empezando a disfrutar del derecho y el lujo de hablar acerca de las diferencias entre hombres y mujeres, a gozar de algo que distingue a hombres y mujeres” afirma Wang Zheng.
Por eso, abogan por auto-descubrirse como mujer, su propia la subjetividad femenina
(zhutixing) fuera de los dictados del Estado, (aunque no fuera del
capitalismo, habría que añadir, en la que las mujeres de China, como en
el resto del mundo, están siendo empujadas hacia el consumismo y como
objetos de explotación y mercantilización.)
Tienda china muy femenina en Bilbao, con graffitis: "Él es, (Ella´ es), Todxs somos. Revoluciona el género!!" Claro ejemplo de choque cultural. |
Otro lema que se maneja mucho en el feminismo occidental y que en China no les pilla de nuevas es el de “lo personal es político”
(gerende ji zhengzhide) Por más de medio siglo, en China la política
se entrometía comúnmente en las relaciones personales tanto afuera como
al interior de la unidad doméstica. Xiaojiang
remarca, “por eso, vacilaríamos en volver a politizar el espacio de lo
personal, que frecuentemente es además el espacio de las mujeres”.
Otra
consigna que critica es la referida a “la hermandad de las mujeres es
poder” (jiemei tuanjie jiushi liliang), o la sororidad (traída, en
realidad, de la sociedad negra). Li explica que para ellas es mucho más
factible el lema “unidad es fuerza” que ha sido proclamado durante décadas en China. “La sociedad china por entera, incluyendo a los hombres,
han participado activamente en promover la liberación y el progreso de
las mujeres”, e igualmente han sufrido la opresión del Estado maoísta,
por lo que convocar solamente a la unidad de las hermanas y excluir a
los hombres es, para ellas, ineficaz.
"Hombre de casa" bailando. Un anuncio viral de China.
De hecho, uno de las líneas de trabajo más remarcadas que tienen en su agenda es la masculinidad.
Para solucionar el problema de la doble carga actual de las mujeres (ya
que participar en la producción no deja de ser ventajoso para tener
independencia económica), entienden que los hombres deben realizar
igualmente el trabajo doméstico y de la reproducción.
Pero,
de acuerdo con Wang Anyi, irónicamente las mujeres de Shanghai “han
empezado a estar preocupadas acerca de la hombría de (sus esposos)” y
sospechan que “les falta masculinidad a los hombres de Shanghai” haciendo por eso más difícil la situación de los hombres (Wang Zheng)
Li Xiaojiang cuenta
que después de Mao, las mujeres occidentales se dieron cuenta de los
problemas de las mujeres chinas y crearon otro mito que ella llama "el
mito de la “doble opresión". "En éste, ellas plantean que una causa de la opresión es impulsada por la familia tradicional china; y la otra fuente son las políticas del estado,
dado que la política de China es antidemocrática y su economía es
subdesarrollada. Consecuentemente se ha representado a las mujeres
chinas como viviendo en un infierno."
Observando todas estas características sociales, políticas e históricas de China, y los mitos creados desde occidente, se entiende el malestar de la escritoria china Zhang Jie ante la pregunta de las norteamericanas sobre el "feminismo" chino. Muy pocas mujeres chinas, incluyendo las investigadoras, se llaman a sí mismas "nüquan zhuyi zhe" (feministas) o hablan del feminismo como "nüquan zhuyi" (el ismo de derechos de la mujer/poder) o "nuxing zhuyi" (el ismo del sexo femenino) Li Xiaojiang ha hecho notar que las académicas chinas de los estudios de las mujeres evitan usar el término "nüquan zhuyi", pero en cambio emplean términos como "funü yanjiu" (estudios de las mujeres/investigación), "funü jiefang" (liberación de las mujeres) y "funü wenti" (problemas de las mujeres). Son términos quizás menos politizados, más centrados en lo académico.
Observando todas estas características sociales, políticas e históricas de China, y los mitos creados desde occidente, se entiende el malestar de la escritoria china Zhang Jie ante la pregunta de las norteamericanas sobre el "feminismo" chino. Muy pocas mujeres chinas, incluyendo las investigadoras, se llaman a sí mismas "nüquan zhuyi zhe" (feministas) o hablan del feminismo como "nüquan zhuyi" (el ismo de derechos de la mujer/poder) o "nuxing zhuyi" (el ismo del sexo femenino) Li Xiaojiang ha hecho notar que las académicas chinas de los estudios de las mujeres evitan usar el término "nüquan zhuyi", pero en cambio emplean términos como "funü yanjiu" (estudios de las mujeres/investigación), "funü jiefang" (liberación de las mujeres) y "funü wenti" (problemas de las mujeres). Son términos quizás menos politizados, más centrados en lo académico.
"Decir que las mujeres chinas están avanzadas o están retrasadas realmente no
significa nada; la obsesión con analizar esta afirmación es en sí misma una manera de desplazar la verdadera necesidad de poner atención a las complejidades substanciales de las experiencias de vida y la historia de las mujeres chinas" critica la académica Shu-mei Shih.
significa nada; la obsesión con analizar esta afirmación es en sí misma una manera de desplazar la verdadera necesidad de poner atención a las complejidades substanciales de las experiencias de vida y la historia de las mujeres chinas" critica la académica Shu-mei Shih.
Otra
profesora, Yenna Wu, por su parte, añade que "En vez de estar
obsesionadas con asuntos como la costumbre de vendaje de los pies, el
concubinato y el abandono de bebés del sexo femenino, las feministas
occidentales deberían quizás ampliar sus áreas de interés e ir más allá
del modelo de opresión masculina de la mujer. Una explicación más precisa de estos asuntos puede obtenerse sólo a través de análisis cuidadosos y profundos. Para avanzar desde un reflejo fácil y culpabilizante a una comprensión más incisiva de cómo el poder se interrelaciona con la subordinación de género de las mujeres chinas, es necesario explorar los factores específicos históricos, políticos y socioeconómicos que las rodean, así como entender sensiblemente sus percepciones."
“La
razón por la cual no nos identificamos con el feminismo (occidental)"-
recuerda Li Xiaojiang- "es que nosotras hemos caminado a través de un sendero diferente y hemos crecido en nuestro propio camino.
Ya que nuestros pies se han desarrollado plenamente,
¿es de alguna manera necesario, como dice nuestro proverbio, ‘cortar los pies para que quepan dentro de los zapatos’?”
Fuentes:
Hacia una Ética de los Encuentros Transnacionales, o ¿”Cuándo” una Mujer “China” es Considerada una “Feminista”? Shu-mei Shih.
Buscando el Sentido en Chino del “Feminismo”/Estudios de las Mujeres. Yenna Wu.
(Los dos artículos en Diálogo y Diferencia. Los Feminismos Desafían a la Globalización.: http://cedoc.inmujeres.gob.mx/
http://paperroom.ipsa.org/app/
http://www.ed-bellaterra.com/
http://www.rebelion.org/
http://elizabethrossmx.
http://elpais.com/elpais/2014/
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