Internacional
La eficacia del terror medieval
Día 17/08/2014 - 16.38h
http://www.abc.es/internacional/20140817/abci-eficacia-terror-medieval-201408171629.html
Los vídeos terribles de asesinatos salvajes son grabados por sus propios autores para promocionar su acción política y militar. Con esta propaganda criminal, el Estado Islámico ha conseguido financiación de Arabia Saudí, Qatar y otros países del Golfo
El fornido oficial, cumplidos ya los cincuenta, en uniforme
de combate, de rodillas, da explicaciones. Le sujeta un hombre con un
pasamontañas negro. Le interrumpe varias ves una voz junto a la cámara
que graba la escena. Sin alzar la voz. No intenta zafarse. Sabe que no
hay escapatoria. Entra en escena otro hombre que oculta la cara tras un
pañuelo. Le agarra la cabeza al militar con la zurda, se la tuerce, y con la derecha, con un cuchillo corto, le secciona el cuello.
Se dispara un chorro de sangre hacia el suelo. Se corta la imagen. Otro
plano. El cuerpo decapitado del oficial con su cabeza ensangrentada
colocada encima de la tripa. Fin de la escena. Otra: Una mujer, desnuda
sobre una mesa, se convulsiona con violencia. Intenta desesperadamente
zafarse de quienes la sujetan. Los cuatro brazos que la apresan están
cubiertos por manguitos de plástico para no mancharse. Por la parte
izquierda aparecen otros dos brazos, también con manguitos, y un
cuchillo. Sujetan la cabeza de la mujer por el pelo, tiran hacia la nuca
para tensar la garganta. Y el cuchillo la secciona. El chorro de sangre
que brota, cae en una palangana ya medio llena que sujetan otras manos,
otros brazos con manguitos, en la parte inferior del encuadre.
Otra más: Una plaza urbana con una verja circular muestra
cada metro, metro y medio, una cabeza humana clavada en una pica.
Cabezas de hombres. Aunque también hay otras imágenes con cabezas de
niños. Y pequeños abiertos en canal. Aquí los cuerpos son varones
adultos. Todos decapitados. Algunos están ensartados en la verja. Otros
apoyados junto a la misma. A lo lejos tres cuerpos cuelgan de un armazón
de tubos. Y una escena más: combatientes armados con fusiles de asalto vigilan a decenas de jóvenes tumbados en una fosa poco profunda.
Son varias decenas tumbados mirando al suelo en dirección alterna.
Cabeza junto a pies del próximo. Todos muy jóvenes. Dos encapuchados
abren fuego y caminan a un tiempo. Uno disparando ráfagas contra todos
los tumbados. Otro remata, tiro a tiro. Ninguno de los vivos se mueve
ante la cercanía de la muerte. Nadie hace además de levantarse o
intentar huir. Todos esperan, en paralizante resignación la llegada de
su bala.
Todas las escenas descritas recuerdan a las peores imágenes de los peores crímenes del siglo XX.
Pero se producen y se graban en estos días del verano del 2014. No son
casos excepcionales. Porque muestran atrocidades de las que se tienen
noticias coincidentes desde toda la región afectada por esta plaga
ideológica o religiosa o terrorista o como quieran llamarla. Pero además
no son imágenes robadas para denunciar las atrocidades ajenas y
conmover al mundo y urgir a la comunidad internacional a levantarse
contra la inaudita crueldad de los autores de estas atrocidades.
Son vídeos, muchos de ellos producidos con calidad y esmero
por los autores de los crímenes, cuyo fin es promocionar la acción
política y militar de los mismos. Son películas
de propaganda de los propios criminales hechas para su mayor gloria y
prestigio. Y son una de las armas más eficaces del monstruo que ha
surgido de la guerra de Siria y hoy ya ha dinamitado fronteras, controla
grandes territorios y aterroriza a toda la región y que responde al
nombre de Estado islámico de Irak y Siria (ISIS) o ya Estado Islámico a
secas. Su embrión
fueron los grupos más radicales del sunismo llegados a combatir al
régimen de Bashar al Assad en Siria, con Al Qaida como referencia
religiosa ideológica. Que recibieron de los países del Golfo toda
la ayuda financiera y de armamento que no recibieron de ninguna parte
las fuerzas en principio moderadas del Ejército Sirio Libre (FSA).
Así, con el mensaje de que la crueldad absoluta y sin
compromiso se veía recompensada tanto en el frente de batalla como por
los donantes extranjeros, el prestigio de estos grupos subió como la
espuma. Con nadie se estaba mejor armado, financiado y protegido. Arabia
Saudí, los países del Golfo en general y Qatar en particular,
compaginan la financiación de clubs de fútbol occidentales, fondos de
inversión y fundaciones benéficas con estos grupos que se nutren del
culto a la muerte y el terror de tradiciones mesiánicas del islam. En
qué medida lo hacen para expandir su propia influencia o para pagar su
propia tranquilidad es irrelevante. El hecho es que quienes siembran el
terror y la muerte entre minorías y mayorías en Siria e Irak y pronto
quizás en el resto de la región han sido financiados por elegantes
jeques educados en Oxford, Cambridge, Harvard y Stanford. Y en la hora
estelar de estas orgías de sangre el mundo asiste impávido a la
irrupción en la modernidad de la eficacia del terror medieval.
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