LITERATURA
Una historia que ‘invisibiliza’ a las mujeres
Las investigadoras April Mayer, Ginetta Candelario y Elizabeth Manley son las autoras de “Cien años de feminismos dominicanos”, una colección de documentos clave para comprender la participación de las mujeres en la historia.
La historia oficialista regularmente destaca las acciones de las grandes heroínas, de algunas pocas mujeres que, al contar de los historiadores, se destacaron en momentos trascendentales de los procesos históricos alcanzando por su arrojo y coraje el título de heroínas, pero ¿fueron solo ellas? ¿A cuántas mujeres la historia no les ha hecho justicia? ¿Cuántas han quedado atrapadas detrás de las cortinas de un relato histórico androcéntrico que no visualiza con integralidad los procesos en que hombres y mujeres han participado?
Es hora de plantearse la investigación histórica desde una perspectiva diferente, con carácter de integralidad, rescatando la participación de las mujeres en todos los procesos. Así lo manifiesta April J. Mayer, doctorada en historia del Pomona College de California, Estados Unidos.
Mayer, junto a Ginetta Candelario, socióloga investigadora MA del Smith College, y Elizabeth Manley, historiadora doctorada de la Xavier University de New Orleans, publicaron en los salones del Archivo General de la Nación (AGN) dos tomos de “Cien años de feminismos dominicanos”, una colección de documentos y escrituras claves en la formación y evolución del pensamiento y el movimiento feminista en República Dominicana entre 1865-1965.
Las investigadoras, quienes han pasado largos años en el país como becarias estudiando la historia desde una perspectiva de género, escudriñando cómo surgió y evolucionó el feminismo en República Dominicana, señalaron que muchas mujeres han participado en la historia, en cada proceso, y merecen que sus luchas sean contadas.
Revisar la historia
“Hay una noción que se encuentra en otros países de que hay una historia oficial y que la historia de mujeres no tiene que ver con la historia con H grande. Una de las motivaciones fue plantearnos negar esa forma tradicional y androcentrista (hombre-centro) de abordar los hechos históricos y destacar que lo que pasa con el género y la mujer tienen mucho que ver con la política dominicana, que no se puede hablar de desarrollo, del estado nación sin hablar de las mujeres, cómo y por qué las mujeres asumieron su rol y su evolución”, expresa Mayer y agrega que “no se puede hablar de un estado o nación sin investigar las ideas y acciones de las mujeres, estamos proponiendo una revisión de la historia”.
“Hay una noción que se encuentra en otros países de que hay una historia oficial y que la historia de mujeres no tiene que ver con la historia con H grande. Una de las motivaciones fue plantearnos negar esa forma tradicional y androcentrista (hombre-centro) de abordar los hechos históricos y destacar que lo que pasa con el género y la mujer tienen mucho que ver con la política dominicana, que no se puede hablar de desarrollo, del estado nación sin hablar de las mujeres, cómo y por qué las mujeres asumieron su rol y su evolución”, expresa Mayer y agrega que “no se puede hablar de un estado o nación sin investigar las ideas y acciones de las mujeres, estamos proponiendo una revisión de la historia”.
Candelario indica que se debe romper con la tendencia de enfocarse siempre en biografías y en los grandes personajes, pues “esto lo que hace es ocultar a quienes han conformado la historia nacional, que va mucho más allá de los liderazgos”. Considera que si se aborda la historia desde una perspectiva integral, donde se visibilice el papel de la mujer, se podría conocer verdaderamente la complejidad de la historia dominicana.
Estas historiadoras sostienen que no ha sido una tarea fácil recompilar documentación que devele la participación de las mujeres en los procesos vividos por la nación. Explican que encontraron resistencia institucional para facilitar la documentación y señalaron que en el país existen pocos programas para especializar profesionales en materia de investigación histórica, lo que califican como un obstáculo para rescatar la memoria histórica. “Aquí hay mucha documentación histórica y es importante que se formen especialistas en investigación histórica pero que rompan con el esquema y el patrón viejo, que parta de un nuevo paradigma”.
El feminismo también era cosa de hombres
Refieren las investigadoras que en su nacimiento el feminismo no fue cosa exclusiva de la mujeres, como se podría creer. Sostienen que hombres ilustrados de la época de finales del siglo XIX, como Del Monte y Tejada, Eugenio María de Hostos y Federico Henríquez y Carvajal, entre otros, se autodenominaban feministas y que fue con la ascendencia del trujillato cuando empezó el cambio de feministas a femeninas y luego a Damas Trujillistas. La primera organización feminista dominicana se visualizó formalmente con la conformación del Comité Feminista Dominicano en 1925, formado por Petronila Angélica Gómez, mujer negra, normalista autodidacta de origen humilde de San Pedro de Macorís, autora de la revista “Feminas”, creada en 1922. La sociedad ha tenido temor de ser feminista y esto se debe, según April Mayer, a visión errónea porque el feminismo era una respuesta al caos político del siglo XIX y quienes se llamaban feministas tenían una visión y concepción de paz, de un Estado centralizado, de una nación organizada, evolucionada y en desarrollo que iba rompiendo con todo. “En esta época se inició la lucha por el reconocimiento de la participación de la mujer entendiendo que si en una sociedad las mujeres y los/as niñas están bien todo estaría bien”, sostiene. Ginetta Candelario expone que la postura antifeminista que hoy exhiben muchas personas es contraria a la historia dominicana “la palabra feminismo se utilizó aquí autóctonamente en el siglo XIX, para 1874 y no vino de fuera, fue una dominicanización, o sea que antecede el uso de esa palabra en países como Estados Unidos”. Relata que en Estados Unidos no se usó la palabra “feminista” hasta que llegaron las anarquistas feministas de Europa, de Rusia, de Italia y las anglosajonas no usaron el concepto feminismo hasta la segunda guerra mundial ya casi terminándose el movimiento sufragista.
Refieren las investigadoras que en su nacimiento el feminismo no fue cosa exclusiva de la mujeres, como se podría creer. Sostienen que hombres ilustrados de la época de finales del siglo XIX, como Del Monte y Tejada, Eugenio María de Hostos y Federico Henríquez y Carvajal, entre otros, se autodenominaban feministas y que fue con la ascendencia del trujillato cuando empezó el cambio de feministas a femeninas y luego a Damas Trujillistas. La primera organización feminista dominicana se visualizó formalmente con la conformación del Comité Feminista Dominicano en 1925, formado por Petronila Angélica Gómez, mujer negra, normalista autodidacta de origen humilde de San Pedro de Macorís, autora de la revista “Feminas”, creada en 1922. La sociedad ha tenido temor de ser feminista y esto se debe, según April Mayer, a visión errónea porque el feminismo era una respuesta al caos político del siglo XIX y quienes se llamaban feministas tenían una visión y concepción de paz, de un Estado centralizado, de una nación organizada, evolucionada y en desarrollo que iba rompiendo con todo. “En esta época se inició la lucha por el reconocimiento de la participación de la mujer entendiendo que si en una sociedad las mujeres y los/as niñas están bien todo estaría bien”, sostiene. Ginetta Candelario expone que la postura antifeminista que hoy exhiben muchas personas es contraria a la historia dominicana “la palabra feminismo se utilizó aquí autóctonamente en el siglo XIX, para 1874 y no vino de fuera, fue una dominicanización, o sea que antecede el uso de esa palabra en países como Estados Unidos”. Relata que en Estados Unidos no se usó la palabra “feminista” hasta que llegaron las anarquistas feministas de Europa, de Rusia, de Italia y las anglosajonas no usaron el concepto feminismo hasta la segunda guerra mundial ya casi terminándose el movimiento sufragista.
En República Dominicana era lo contrario, explican April, Elizabeth y Ginetta, empezaron asumiéndose feminista desde un enfoque cuestionador de la condición, la realidad y la experiencia vivida por la mujer en su condición de ciudadana, de madre y esposas que vivía sobrecargada con el cuidado de la familia. “Ellas crearon un análisis que centralizaba su situación como mujer y llevaba una crítica del efecto dañino en la sociedad de la imposición del patriarcado”.
Puesta en circulación
El pasado jueves, Elizabeth Manley, April Mayer y Ginetta Candelario pusieron en circulación, con los auspicios del Archivo General de la Nación (AGN), el fruto de su investigación. Expresaron que su mayor aspiración es que este trabajo sirva de motivación para que quienes se dedican a la investigación en el país se atrevan a escudriñar la historia desde una perspectiva integral, que no discrimine; y puedan, además, sentirse retados a sistematizar y publicar temáticas de mujeres de las tantas que quedan al descubierto a partir de esta recopilación documental y de referencias históricas. La publicación son dos tomos: “El fuego tras las ruinas”, que abarca desde 1865 hasta 1931, y “Las siempre fervientes devotas”, de 1931 a 1965. La presentación de los libros estuvo a cargo de la escritora y ensayista, Ylonka Nacidit Perdomo y la catedrática Lourdes Contreras, coordinadora general del Centro de Estudios de Género de INTEC. La historiadora Quisqueya Lora tuvo a cargo la presentación de las autoras.
El pasado jueves, Elizabeth Manley, April Mayer y Ginetta Candelario pusieron en circulación, con los auspicios del Archivo General de la Nación (AGN), el fruto de su investigación. Expresaron que su mayor aspiración es que este trabajo sirva de motivación para que quienes se dedican a la investigación en el país se atrevan a escudriñar la historia desde una perspectiva integral, que no discrimine; y puedan, además, sentirse retados a sistematizar y publicar temáticas de mujeres de las tantas que quedan al descubierto a partir de esta recopilación documental y de referencias históricas. La publicación son dos tomos: “El fuego tras las ruinas”, que abarca desde 1865 hasta 1931, y “Las siempre fervientes devotas”, de 1931 a 1965. La presentación de los libros estuvo a cargo de la escritora y ensayista, Ylonka Nacidit Perdomo y la catedrática Lourdes Contreras, coordinadora general del Centro de Estudios de Género de INTEC. La historiadora Quisqueya Lora tuvo a cargo la presentación de las autoras.
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