El 17 de junio de 1462, en Valaquia, Rumania; el célebre príncipe rumano Vlad Tepes, conocido como Draculea; obtiene uno de sus triunfos más simbólicos a lo largo de su vida sin siquiera dar batalla contra sus enemigos. Es en esta fecha donde las crónicas citan la desesperada huida del ejercito otomano a pocos kilómetros del castillo de Vlad cuando se topan con el brutal y real “bosque de empalados” donde el peso y la carga psicológica se torna insoportable hasta para el propio sultán otomano Mehmed II, conquistador de Constantinopla, quien vomitara ante lo que acababa de ver y se retirara.
A medida que Mehmed se acercaba al castillo de Vlad, sus consejeros le advertían que las tierras de Tepes tenían algo que nunca habría visto y que no era conveniente seguir. El sultán, con una actitud arrogante avanzo junto a su imponen ejercito de 80.000 soldados. Vlad sabía que la lucha cuerpo a cuerpo seria despareja puesto que sus fuerzas eran mucho más pequeñas por lo que ordeno empalar a gran parte de los prisioneros de otras batallas y colocarlos en el bosque que ya venía talando para la ocasión. El ejército turco avanzara implacable, hasta arriba a pocos kilómetros del castillo que podía verse a lo lejos, pero el ejército detuvo abruptamente su paso. Inmediatamente, muchos guerreros comenzaron a dispersarse, aquello que habían visto era la peor pesadilla psicológica para un ejército que parecía resistir todo. Mehmed y sus hombres tenían enfrente suyo, un antiguo bosque, talado en su totalidad donde más de 20.000 personas yacían empaladas, algunos desangrándose y otros en estado de descomposición ya. La sangre les tapaba los pies a muchos, por lo que el olor a putrefacción y la imagen de 20.000 empalados fue mucho más fuerte que todos. Tras vomitar por media hora, Mehmed decidió retirarse de Valaquia hacia Constantinopla y los soldados turcos huyeron en desbandada tras la orden. Vlad, sin utilizar las armas, se convirtió en el padre del terror psicológico durante el siglo XV.
A medida que Mehmed se acercaba al castillo de Vlad, sus consejeros le advertían que las tierras de Tepes tenían algo que nunca habría visto y que no era conveniente seguir. El sultán, con una actitud arrogante avanzo junto a su imponen ejercito de 80.000 soldados. Vlad sabía que la lucha cuerpo a cuerpo seria despareja puesto que sus fuerzas eran mucho más pequeñas por lo que ordeno empalar a gran parte de los prisioneros de otras batallas y colocarlos en el bosque que ya venía talando para la ocasión. El ejército turco avanzara implacable, hasta arriba a pocos kilómetros del castillo que podía verse a lo lejos, pero el ejército detuvo abruptamente su paso. Inmediatamente, muchos guerreros comenzaron a dispersarse, aquello que habían visto era la peor pesadilla psicológica para un ejército que parecía resistir todo. Mehmed y sus hombres tenían enfrente suyo, un antiguo bosque, talado en su totalidad donde más de 20.000 personas yacían empaladas, algunos desangrándose y otros en estado de descomposición ya. La sangre les tapaba los pies a muchos, por lo que el olor a putrefacción y la imagen de 20.000 empalados fue mucho más fuerte que todos. Tras vomitar por media hora, Mehmed decidió retirarse de Valaquia hacia Constantinopla y los soldados turcos huyeron en desbandada tras la orden. Vlad, sin utilizar las armas, se convirtió en el padre del terror psicológico durante el siglo XV.
-Rey Aquiles
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