Aung San Suu Kyi
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hija del general Aung San, héroe nacional birmano que fue traicionado y ejecutado cuando ella contaba tan sólo con dos años, justo seis meses antes de que Birmania alcanzara la independencia por la que había luchado toda su vida. Suu se educó en Rangún, Delhi - donde su madre fue embajadora- y en la Universidad de Oxford y trabajó en Nueva York para Naciones Unidas antes de volver a Birmania en 1988 para cuidar de su madre moribunda, dejando en Inglaterra a su marido y a sus dos hijos.
Su vuelta coincidió con una rebelión popular espontánea contra 26 años de represión política y Suu se convirtió en la líder más eficaz de los rebeldes. Como hija de su padre, no podía permanecer indiferente ante lo que allí estaba sucediendo y decidió tomar el testigo. Las multitudinarias protestas fueron sofocadas con sangre y el gobierno se comprometió a celebrar elecciones libres. Entre los casi 200 partidos políticos que se registraron, se encontraba la Liga Nacional para la Democracia con Aung San Suu Kyi a la cabeza, todo un símbolo de la esperanza que albergaba un pueblo golpeado durante más de un cuarto de siglo.
A pesar de que la junta
Aung San Suu Kyi es hija del general Aung San, héroe nacional birmano que fue traicionado y ejecutado cuando ella contaba tan sólo con dos años, justo seis meses antes de que Birmania alcanzara la independencia por la que había luchado toda su vida. Suu se educó en Rangún, Delhi - donde su madre fue embajadora- y en la Universidad de Oxford y trabajó en Nueva York para Naciones Unidas antes de volver a Birmania en 1988 para cuidar de su madre moribunda, dejando en Inglaterra a su marido y a sus dos hijos.
militar birmana ordenó el arresto domiciliario de Suu, la Liga Nacional para la Democracia consiguió una holgada victoria en las elecciones de mayo de 1990. Los militares al mando se negaron a traspasar el poder a un gobierno civil como habían prometido. La defensa a ultranza desde su confinamiento de la no violencia le valió el reconocimiento internacional, y a los prestigiosos premios Rafto y Sajárov les sucedió el Nobel de la Paz en 1991 por sus esfuerzos sin tregua, y para demostrar apoyo a la mucha gente a través del mundo que se está esforzando en lograr
democracia, derechos humanos y conciliación étnica por medios pacíficos.
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