Reseña de “La barbarie deportiva. Critica de una plaga mundial”
El
deporte, las olimpiadas, el fútbol, son temas tabú. Nadie se atreve con
ellos, ni siquiera la izquierda. Forman parte de un consenso intocable,
que solo admite críticas parciales y puntuales. No se entra en una
crítica radical de lo que significa su influencia. Nadie hasta ahora
había planteado la importancia que tiene este fenómeno dentro del
capitalismo global y de la sociedad del espectáculo que la envuelve.
Nadie ha denunciado los indecentes negocios que se mueven a su
alrededor. La transformación del cuerpo en una máquina de la que
solamente importan los resultados. El dopaje como esencia del deporte
competitivo. La COI como poder supranacional como poder oligárquico que
domina sobre los gobiernos y las gentes. Los megaproyectos olímpicos
como transformación de la ciudad centrada en el estadio como elemento
central Todo esto es lo que nos señala el valiente libro de Marc
Perelman, que desde hace décadas ha desarrollado en Francia un trabajo
crítico sobre el tema del deporte competitivo, la hegemonía del fútbol y
el imperialismo de las Olimpíadas. Totalitarismo de una sociedad sin
Ideal. El único proyecto para una sociedad nihilista, la religión del
siglo XXI como auténtico fenómeno de masas. Todo como instrumento, por
supuesto, de homogneización y unificación de las grandes ciudades del
proyecto capitalista global.
El libro, siguiendo este hilo conductor
de crítica global, va analizando diferentes aspectos. El primer
capítulo trata sobre como se muestra la verdadera naturaleza autoritaria
de los Juegos Olímpicos en Berlín (1936), Moscú ( 1980)y el Mundial de
Fútbol de Argentina (1978). O todavía más radicalmente, las Olimpiadas
de Berlín de 1936 como plataforma de justificación y promoción del
proyecto del nazismo hitleriano. Después entra en el caso concreto de
China, donde hace una análisis exhaustivo sobre como el proyecto
olímpico destruyó el Pekín arquitectónico tradicional al servicio de una
arquitectura monumentalista como muestra del “milagro económico chino”.
Continúa con un análisis de la carta Olímpica como un documento regido
por una concepción antidemocrática y jerárquica que coloca al Comité
Olímpico Internacional como institución de poder global al servicio del
deporte competitivo, es decir de una promoción del deporte como una
máquina contra el cuerpo y la salud al servicio de récords.
Promocionando, en la práctica, el nacionalismo más cutre, sectario y
violento. Se trata de jugar para ganar y la preparación de los atletas
es una inversión de la que solo interesan los resultados, aunque sea a
costa de la vida y de la salud de los deportistas., transformados en
autómatas deshumanizados. El deporte-competición, del que se ocupa el
siguiente capítulo, es así un elemento de identificación nacional, que
crea comunidades emocionales violentas y sectarias, dominada por las
pulsiones más primarias y agresivas. Todo ello nos conduce a la misma
pregunta sobre el deporte, el saber si es tan viejo, como a veces se nos
hace creer. Pero el deporte moderno, como señaló Marx, aparece con el
capitalismo. Ambos lo hacen en el mismo marco, el de Gran Bretaña.
Siguen el modelo de la empresa y son un elemento de distinción de la
burguesía contra las decadentes instituciones de la nobleza militar. Hay
también una relación con la industrialización, al imaginar al atleta
como un máquina, del que hay que optimizar las piezas y los mecanismos.
Lo que sorprende, continúa Perelman, es el olvido de la crítica al
deporte y a sus instituciones, incluso en el mayo del 68 o en pensadores
de la sociedad disciplinaria como Michel Foucault. Y lo absurdo de la
cuestión es que los intelectuales de izquierdas más elitistas critican a
los no elitistas precisamente porque se atreven con el deporte y el
fútbol.
El campeón del deporte competitivo no cae ocasionalmente, coyunturalmente en el dopaje. El dopaje forma parte de la esencia del deporte competitivo, es su consecuencia lógica. La droga y la adicción son su verdad mortífera, que les conduce a veces a la muerte o a terribles enfermedades
como la E.L.A. Bien que aprendieron los países occidentales de los sistema de entrenamiento, cercano a la torturas, d elos campos de entrenamiento de atletas de la R.D.A.
Otro tema desarrollado es la relación entre el deporte y la cultura de la imagen que nos invade. La metáfora es el estadio-pantalla. Es el imaginario de la pantalla. Hay una mediatización del deporte y una deportivización de los media. Hay toda una normativa estética que se introduce bajo esta dinámica dominante. Vamos así hacia una civilización del valor-trabajo deportivo, nos dice Perelman. Su hipótesis final es que “la actualidad del espacio y el tiempo de la sociedad están atravesados por el deporte y quizás se hayan vuelto dependientes de éste, debido a varios fenómenos articulados entre sí : su irresistible ascensión, bajo la hegemonía del fútbol, que envuelve el planeta por sí solo y se instala en cada hogar, cuando no el interior de cada individuo, a través de la mediatización televisiva de las competiciones deportivas: la asimilación en su empresa de todos los lados malos, derivas y excesos ( dinero, violencia, dopaje..), que en la actualidad constituyen los cimientos en tanto devenir-deporte del mundo.” El deporte, en definitiva, “como confluencia de los aspectos más detestables de la sociedad.”
La crítica de Marc Perelman es, como podemos ver, muy radical, y el tono muy agresiva. ¿ Se ha pasado ? Pues no lo sé pero lo que sí sé es que hacia falta un libro como éste. Si se ha pasado, ya equilibraremos. Pero más vale pasarse que callarse, que es lo que se ha hecho y se sigue haciendo desde los sectores críticos. Bienvenido, por tanto, este libro como introductor de la crítica al deporte. Crítica desde el conocimiento, el trabajo serio y una concepción emancipadora.
Lo que sí me parece es que para profundizar y ampliar esta crítica deberíamos recurrir a otra “caja de instrumentos” teórica que la que utiliza Perelman. La Escuela de Frankfurt dijo cosas interesantes y que mantienen su actualidad. Pero la concepción de Marcuse de una cultura no represiva me parece que debe ampliarse en otro registro. Registro al que pueden ayudarnos por ejemplo, Castoriaids o Zizek. O la misma concepción de la biopolítica de Foucault. El horizonte, en todo caso, está abierto por este excelente ensayo de Perelman. Un libro que no hay que perderse, sin duda, para entender el mundo en que vivimos desde una perspectiva emancipatoria.
El campeón del deporte competitivo no cae ocasionalmente, coyunturalmente en el dopaje. El dopaje forma parte de la esencia del deporte competitivo, es su consecuencia lógica. La droga y la adicción son su verdad mortífera, que les conduce a veces a la muerte o a terribles enfermedades
como la E.L.A. Bien que aprendieron los países occidentales de los sistema de entrenamiento, cercano a la torturas, d elos campos de entrenamiento de atletas de la R.D.A.
Otro tema desarrollado es la relación entre el deporte y la cultura de la imagen que nos invade. La metáfora es el estadio-pantalla. Es el imaginario de la pantalla. Hay una mediatización del deporte y una deportivización de los media. Hay toda una normativa estética que se introduce bajo esta dinámica dominante. Vamos así hacia una civilización del valor-trabajo deportivo, nos dice Perelman. Su hipótesis final es que “la actualidad del espacio y el tiempo de la sociedad están atravesados por el deporte y quizás se hayan vuelto dependientes de éste, debido a varios fenómenos articulados entre sí : su irresistible ascensión, bajo la hegemonía del fútbol, que envuelve el planeta por sí solo y se instala en cada hogar, cuando no el interior de cada individuo, a través de la mediatización televisiva de las competiciones deportivas: la asimilación en su empresa de todos los lados malos, derivas y excesos ( dinero, violencia, dopaje..), que en la actualidad constituyen los cimientos en tanto devenir-deporte del mundo.” El deporte, en definitiva, “como confluencia de los aspectos más detestables de la sociedad.”
La crítica de Marc Perelman es, como podemos ver, muy radical, y el tono muy agresiva. ¿ Se ha pasado ? Pues no lo sé pero lo que sí sé es que hacia falta un libro como éste. Si se ha pasado, ya equilibraremos. Pero más vale pasarse que callarse, que es lo que se ha hecho y se sigue haciendo desde los sectores críticos. Bienvenido, por tanto, este libro como introductor de la crítica al deporte. Crítica desde el conocimiento, el trabajo serio y una concepción emancipadora.
Lo que sí me parece es que para profundizar y ampliar esta crítica deberíamos recurrir a otra “caja de instrumentos” teórica que la que utiliza Perelman. La Escuela de Frankfurt dijo cosas interesantes y que mantienen su actualidad. Pero la concepción de Marcuse de una cultura no represiva me parece que debe ampliarse en otro registro. Registro al que pueden ayudarnos por ejemplo, Castoriaids o Zizek. O la misma concepción de la biopolítica de Foucault. El horizonte, en todo caso, está abierto por este excelente ensayo de Perelman. Un libro que no hay que perderse, sin duda, para entender el mundo en que vivimos desde una perspectiva emancipatoria.
Reseña de La barbarie deportiva. Critica de una plaga mundial. Marc Perelman (traducción de Federico Corriente) Barcelona : Editorial virus, 2014. Vista en rebelion
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