Vasos
–Efigies Indígenas de la República Dominicana
Fuente; escrito y fotos: Publicado en
la obra. V Congreso Histórico Municipal Interamericano. Primer Tomo, abril
1952, Ciudad Trujillo, bajo la firma del Antropólogo Cubano, Dr. René Herrera
Fritot
T
|
oda vasija o
recipiente en que su cuerpo principal forma parte integrante de la figura
representada, debe considerarse como un vaso-efigie, aún en aquellos casos
extremos en que no se ha tratado de amoldar su forma típica, digamos de olla o
de cazuela navicular, por ejemplo en el cuerpo del hombre o animal que allí aparece.,
pero con una sola globosidad y la
situación de la cabeza y extremidades que le acompañan define el vientre o la
caja del cuerpo de la figura
Los
vasos-efigies, son relativamente escasos
y en ellos sin duda se alcanza por el artífice indígena el más alto grado
artístico de su alfarería o de su talla: especialmente en los antropomorfos se encuentran los más
preciosos ejemplares cerámicos de las Antillas, logrando con éxito la difícil
reproducción del cuerpo humano y adaptándolo a la vez a la forma utilitaria del
recipiente.
Para el indio
ellos debían tener un carácter muy cercano a los verdaderos ídolos o cemíes, o
en último caso estar destinados a ritos o usos muy especiales, siendo poco probable
que fuera para la utilización doméstica
normal.
En vaso-efigie,
como en ninguna otra forma del variado homenaje taíno, se palpa la estrecha vinculación entre la
vida material de aquel pueblo primitivo
y su mística, en una constante comunión
o dependencia con sus divinidades. Son los propios dioses de su panteón, no ya
fríos y ajenos como los otros cemíes, sino palpablemente propicios, en la fé
indígena, contentivos y guardianes de lo más esencial para la vida; el alimento
y el agua, my quizás si hasta comunicándoles a éstos propiedades especiales
curativas, según el behique que los
utilizaba
La Española o Santo Domingo, la Isla Antillana de mayor población indígena cuando el Descubrimiento y donde se revela que
ocurrió la máxima evolución del Arauco continental, siendo el centro de la
aristocracia taína que irradió esa modificada cultura a las demás Isla. Es
de aquí donde mayores exponentes de lo
más selecto de su arte ha de encontrarse. Y es precisamente en la República Dominicana, donde se
conservan los más hermosos y la mayor
cantidad de vasos-efigies de aquel admirable grupo cultural
Los
vasos-efigies, de las Grandes Antillas pueden establecerse tres series: A) de
formas simples, anchas, y bajas, correspondientes a recipientes para alimentos
sólidos; B) de formas también simples,
pero altas o con cuellos, para líquidos;
C) y aquellas muy raras, de doble recipiente en situación lateral y comunicados entre sí.
En los
Vasos-Efigies, en forma de cazuela y
ollas circulares o naviculares se puede observar un emboquillado, es decir,
provisto de un aditamento tubular lateral, que si la figura es de animal corresponde
a su cabeza o a la cola, en el
los caso de antropomorfo es el
falo de la efigie
En los primeros de las tres series (caso A), bandejas, platos, escudillas, cazuelas y
ollas, es siempre zoomorfa la representación; tortugas,
batracios, peces, aves, murciélagos, a veces muy difícil de reconocimiento. En los casos (B y C) vasos altos, jarras, y botellas
o potizas, de un solo cuerpo y muy rara veces
dobles.
Las efigies son
generalmente, antropomorfas, predominando la figura femenina en gestación, como deducción más simple, que para
lograr un recipiente de más capacidad y
más estable aproximada a la panzuda forma de sus potizas normales, sin que desechar
la hipótesis de una posible relación
de la vasija ç, como divinidad
propiciadora en su efigie, con las mujer encinta o con el alumbramiento,
En los dobles
recipientes y una efigie por cada uno, en lo conocido éstas son de distinto sexo y aparecen en relación
sexual, como un símbolo de la procreación o como ceníes propiciadores a ella. Como la representación masculina, el
sujeto aparece sentado o acurrucado, posición ésta que ayuda a la estabilidad
del vaso o corresponde, además, con la
que asignan a sus dioses, según se
ve en la casi totalidad de sus idolillos. En estos casos aparecen con piernas muy gruesas para mayor
estabilidad al vaso.
El exagerado
grueso de las piernas, ha hecho pesar a
varios autores que se trata de la representación de indios
enfermos de elefantiasis o de
filariasis, que estos males existían en
las Antillas antes del Descubrimiento, y
algunos llegan hasta interpretar como signo evidente de la
enfermedad, la columna vertebral sobresaliente y el señalamiento de las
costillas,
La primara
opinión fue de en un informe al gobierno
dominicano, el 4 de junio de 1881, que
decía “ es interesante observar aquí que, esta muestra ,, esa enfermedad tan común en este país, conocido con el nombre de Erisipela parida”, refiriéndose a
la muestra propiedad en ese entonces del General Billini, hoy en el Museo
Nacional bajo el numero 901 (Samaná, Pasado y
Porvenir, por Emilio Rodríguez Demorizi, AGN, Vol. III, Ciudad Trujillo, 1954—“Arqueología
de Samaná, por Alph M. Pinart, Publicado en la Gaceta Oficial No. 366, S.D. 18
de junio de 1881, traducido del francés,
En Pág. 218).
De su parte el Historiador,
Antropólogo, Periodista, Escritor, Poeta, y Medico Vegano Dr. Guido Despradel
Batista, observando el mismo
ejemplar que observó Alph M. Pinart, en
1881, años más tarde, llega a la conclusiones en sus( “ Apuntes Sobre la
Arqueología Quisqueyana” Boletín del AGN, año 3 Vol. 3 No. 10, Ciudad Trujillo
del 1940, 4ª, Pág. 124.”) Dice “Tanto la Potiza
de barro como el ídolo de piedra
representan un indio intensamente atacado de filariosis”, añadiendo “Esta enfermedad aún existe en nuestro medio, pero indiscutiblemente que fue más común entres nuestros aborígenes”
Sin embargo la
tesis del Dr. Guido Despradel, en refutadas par
la generalidad de los médicos, especialistas en la materias, quienes opinan
que dichas enfermedades no
existían en América ante de la
Colonización, y que fueron traídas del África con los personas de ese continentes fueron
traídos como esclavo a la Isla de la Española, esta
opiniones es compartida por el Dr. Sixto S. Incháustegui, en un trabajo (“ Filariasis y Elefantiasis” capitulo “ Historia
d la Filiaríais en Santo Domingo,
en págs.. 18 a 20, Revista Medica
Dominicana, Tomo II, No. 2 Ciudad Trujillo, julio, agosto y septiembre de 1947)
quien dice “hay
`poco datos sobre esta enfermedad en la Isla;
la mayoría de los autores admiten el origen africano de esta
afección ,
que probablemente fue traída `por los
esclavos cuando la trata de africanos”
La Filaria loa
fué descubierta en 1770 en Santo Domingo por Mongin, en negros importados de Áfricas.”
“ La Filaria de Medina, también
importada de África, no logró aclimatarse entre
los dominicanos"
Siendo las filarias propias de los países cálidos
(zonas tropical y sub tropical) del Viejo Hemisferio, y necesitando, como se ha
probado, del mosquito como huésped intermediario para su evolución, insecto que
es de un radio de acción muy limitado, pudiera haber pasado a la América
antes que allá viniese
un atacado por el parásito,
seguramente un negro africacano,
traído cuando la trata, , propagase aquí la enfermedad por la picada del misquito local, el Culex
Fatigans. Hay que descartar la
contaminación americana en tiempos remotos, con los primeros pobladores
asiáticos, pues su paso fue por las
regiones frías donde no puede vivir el
verme.
El Dr.
Despradel, también se basa para su hipótesis de la elefantiasis, en el ídolo o
cemí de piedra calcárea, de 47 cms. de alto, que en 1871 fue encontrado en el arroyo Las
Cabuyas, provincia de La Vega, hoy conservado en el Museo Nacional con el
Cabuyas, provincia de La Vega, hoy conservado en el Museo Nacional con el núm.
111. (No 1 actual). Aquí la piernas derecha es mucho más gruesa que la pierna
izquierda, pero lo mismo ocurre con el brazo de ese lado, y ello podía
explicarse por la propia rudeza e imperfección de la talla, la que no se
distingue por su simetría bilateral en
esos y otros detalles.
La casi
totalidad de los vasos-efigies son modelados en barro, pero excepcionalmente,.
Como rarísimos ejemplares, lo hay laborado en otros materiales, como de piedra,
en hueso, en madera,
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