El 74 Aniversarios del
Fallecimiento del Apóstol, y la llegada
de su cadáver a la ciudad de Concepción de La Vega, su sepultura en el
Santo Cerro
EL PADRE FANTINO
Por Ubaldo Solís
Al cumplirse los 74 años de haber partido a la
morada del señor, el inolvidable Padre Fantino,
aquel esclarecido sacerdote,
educador y filántropo, a quien el país de debe tanto, hemos querido
rendir un tributo a su sacrosanta memoria,
Este 4 de julio
del 2013, se cumple 74 años, del
lamentable fallecimiento de una de las figuras religiosas más emblemáticas y la de mayor arraigo que
haya pisado el territorio de la República Dominicana, en todo el devenir de su historia, este apóstol
de la fe, es llamado al seno del señor
la madrugada del 4 de julio de 1939, en el Hospital San Antonio, de
San Pedro de Macorís, donde había sido llevado en un estado deplorable de su salud, desde el
Santo Cerro, en La Vega.
Ese martes, se
durmió en el regazo del señor, su fiel
servidor, él que siempre por amor de Jesucristo, fue un fidelísimo sacerdote de
la Caridad y la Verdad. Con beatífico
sueño, quizá por designio de la
Providencia. En el lugar
que le ofreció albergue cuando llega
a nuestra tierra, es el mismo donde fue buscar refugio
a la hora de su muerte
Sobre ello dice Monseñor
Eliseo Pérez Sánchez, ´´ La clínica en que cristianamente expiró el apóstol de las nobles congregaciones
espirituales, rodeados del afecto de sacerdotes hermanos, franciscanos y de
religiosas Mercedarias, sus valiosas cooperadoras de ministerio, lleva el
nombre de San Antonio, a cuyo culto consagró el padre Fantino sus más grandes
devociones´´.
Sobre esa noche
del martes 4 de julio del 1939, Monseñor Felipe Gallego, uno de sus biógrafos
en su obra sobre el Padre Fantino,
Una Gloria del Sacerdocio, vida del Rvdo. P. Francisco Fantino Falco, Editorial
El Diario, Santiago, 1946, 1ra. Edición, dice´´ a eso de las ocho de la noche le llevaron un vaso de leche al
aposento, que tomo y le dijo al
compañero; Hoy me ha sabido mejor que
las otras noches el vasito de leche. Después de un ratito de conversación mandó
a Zenón que se acostara, pues dormía en el mismo aposento.
Prosigue el
relato del Mons. Gallego. Seria como a
la una de la noche del día 4 cuando el
padre se levantó y al acostarse de nuevo le dio un síncope al corazón que le
hizo lanzar lastimero y profundo quejido, que despertó a Zenón, quien se acerca
a la cama y le ve haciendo señas con la
mano y agonizando. Trata el joven de tocar el timbre para llamar y con el aturdimiento, no acierta; hasta que una Hermana que estaba de guardia nota el ruido y entra al aposento. Llaman al padre Capellán y al médico que llegan enseguida
encontrando ya al padre muerto. Así sin dolor ni agonía como él le pedía al Corazón de Jesús en un retiro del
mes de septiembre de 1911.
La muerte del
Benemérito sacerdote se extendió de uno
a otro extremo de la República, conmoviendo a todos. Los Padres Capuchinos, en San Pedro de Macorís,
celebraron misa funeral de cuerpo presente. Siendo
conducido después del oficio
religioso su cadáver a la ciudad capital, en una ambulancia del
Ejército Nacional. Ya en la Capital de la República, las campanas de la Basílica Santa María la Menor, anunciaban
con lúgubre sonido, al medio día la llegada de los restos mortales de aquel
humilde canónigo que honró con sus virtudes y ciencia sacerdotal.
El clero capitaleño en pleno y una gran
multitud recibieron el cadáver en la puerta de la Catedral donde el
Arzobispo Mons. Luis de Mena, su
gran amigo cantó acompañado del clero un solemne responso
Dios que guía
sus pasos a su misericordia, quiso que
éste humilde siervo del Señor,
permitió que fuera a morir en el extremo
sureste de la República, fiel a la
sentencia de Jesucristo de que ´´ el que se humilla será ensalzado´´, para
que su cadáver al ser conducido a través del país recibiera a su
paso un
espontáneo homenaje de veneración
Al acercarse a
los que habían sido escenarios de su trabajo apostólico,
como ocurrió en Bonao, parroquia donde
estuvo, le rindió tributo de
condolencia, saliendo la multitud a la
carretera a su paso de la caravana que
conducía los restos hacia
su última morada el Santo Cerro.
Las muestras de
dolor y veneración más conmovedoras, fue en La Vega, el Ayuntamiento reunido en
sesión de urgencia decreto el día 4 de julio de 1939, como día de Duelo Comunal, resolución hecha a
circular rápidamente, pero antes de esa disposición municipal el comercio de
manera espontánea cerró sus puertas y en
las puertas de las
viviendas fueron puestas cintas negra en señal de duelo. Desde las
primeras horas de la mañana cuando se enteró del fallecimiento de su Hijo Adoptivo, pueblo y autoridades
estuvieron en movimiento para recibir su cadáver.
Cada media hora,
doblaban las campanas, de todas las
iglesias de la ciudad, desde el medio
día y bajo un castigo de un sol una
inmensa multitud, conformadas por todas las clases sociales, firme
esperaban la llegada los restos
mortales de aquel que `por más de siete lustros había sido para la vega
una bendición del cielo.
Escolares en una
cantidad de más de 2000 mil a quien fue
siempre maestro; la Juventud Intelectual Vegana; sus discípulos de Santiago,
Moca, Salcedo, San Francisco de Macorís, Santo Domingo; las autoridades, los
representante del comercio, así mismo los desarrapados, los enfermos, que se
levantaron de sus camas para estar presente en el último adiós al Apóstol; los
humildes, los pobre de solemnidad, campesinos venido desde los más recónditos del campo, para contemplar por vez postrera al Padre. La Vega entera,
desgarrado el corazón acudía a recibir
el exánime cuerpo del bienaventurado sacerdote
A las tres de la
tarde hizo su entrada la ambulancia que conducía el cadáver del Padre Fantino.
Venía en la comisión Mons. Pittini,. Arzobispo de Santo Domingo, una comisión
de los padres Capuchinos, el rector del Seminario Aníbal Sosa Ortiz , el
presidente de la Acción Católica, Leonel Guzmán Sánchez, quien había sido alumno del Colegio San Sebastián,
Mons. Eliseo Pérez Sánchez. Un raudal de lágrimas rodaron por las mejillas de muchos ojos al sacar el
ataúd. Las campanas de todas las iglesias de la
ciudad doblaban con más lastimero
acento.
Ramón S. Cosme,
había hecho brotar con sus emocionantes
discurso al recibir el cadáver en la Avenida García Godoy. Quien exalto las
glorias del inolvidable filántropo y maestro, traduciendo fielmente el dolor
de La Vega, por tan irreparable perdida
La enorme
multitud se puso en marcha en un
profundo silencio a los acordes fúnebres de la Banda de Músicos de esta ciudad.
En hombros de unos y de otros, porque
todos querían sentir aquella dulce
carga, llegó el cadáver a la Sala
Capitular del Ayuntamiento, donde estuvo expuesto por algún momento en Capilla Ardiente y recibió
los honores que le rindieron los regidores, el presidente de esa Corporación
edilicia Dr. Rafael Castro Valentín, pronuncio
unas sentidas palabras, las que
aumentaron el llanto de los presentes,
Después de realizadas las honras fúnebres en la iglesia Catedral. Al
caer la tarde la imponente comitiva salía
hacia el Santo Cerro, última morada
del Santo Varón, el trayecto que
separa la ciudad de la comunidad del Santo Cerro, parecía
un hervidero humano, de todos los caminos y veredas habían gentes
ansiosa de ver el féretro que contenía los restos del Padre Fantino.
Al llegar al pie
del Cerro, la multitud pidió se le
permitiera llevarlo en hombros, la
cuesta se veía cubierta totalmente de personas. Ya en el poblado era esperado el cadáver por una gran cantidad
de sacerdotes de diferentes lugares del
país, llegado a darle la despedida al amigo y al ejemplar sacerdote.
Entre un
remolino de personas que caminaban dificultosamente hacia el Santuario de la
Virgen de las Mercedes. Que parecía
extendía su manto no triste como los
ahí presentes, sino sonriente al ver llegar a sus pies aquel hijo que tantas veces cantó sus excelencias y
exhortó a su devoción desde aquel púlpito y desde aquel altar; aquel hijo que
la amó con el más tierno amor y le
sirvió con el más abnegado desinterés; aquel
hijo que ahora entraba ahora por
las puertas de su Santuario, yerto y frio su cuerpo con el frio de la muerte,
pero su alma cargada de trofeos
arrancados a la oscuridad con sus oraciones, fatigas y palabras que recataron a miles cautivos del pecado en aquel santo lugar.
Descansan sus
restos mortales, padre Fantino bajo esas bóvedas y a la sombras de esos pilares testigos de su
apostolado; duerme el sueño de los justos,
que su sepulcro siga siendo pregonero del amor de la madre de Dios a los
hombres. A la augusta sombra de la Cruz. Emblema de tantos corazones por él ganado
a Jesucristo, duerme el
bienaventurado Apóstol su eterno sueño de beatitud y de gloria.
De todas
las funciones que ejerce el hombre sobre la tierra, ninguna más alta,
noble, excelsa que la enseñanza de la
verdad. Y cuando el pan de la enseñanza es amasado con levadura del
Evangelio, cuando en él papita el aliento del señor, entonces la función se
convierte en sacrosanto ministerio; y es donde surten apóstoles y profetas:
hombres por cuya boca sale,
transfigurándolos, el mirífico soplo de la Verdad Eterna.
El Padre Fantino
cumplió fielmente estos conceptos del
Señor. Misionero fue durante toda su
vida, hombre de abnegación sin límites
para enseñar y consolar. Educar almas y
cerebros; ser agente de la misericordia infinita del señor, tal fue la
misión ejercida por el Padre Fantino.
Maestro de la Caridad y de la Verdad. Maestro de la mente y del espíritu. Maestro siempre. Maestro cuando desde la cátedra sagrada derrama sobres las
muchedumbres la luz del Evangelio.
Maestro cuando de la cátedra laica enseña a sus discípulos las verdades de la
ciencia
Nacido con el
ansia de evangelizar, de seguir las huellas del Supremo Maestro, se le ve abandonar el suelo patrio en busca de almas
que redimir, de corazones que
consolar, de mente que iluminar. Monseñor Eliseo Pérez Sánchez, expresa sobre la labor de enseñanza del Apóstol de La Vega. < Colocar una escuela al lado del templo, una aula al
lado de un oratorio, un himno religioso al lado de un cántico
escolar> < fue un educador antes que sacerdote; fue el sacerdote en perenne
función de educador, antes que la iglesia construyo el colegio; pero ambos
fueron augustos templos de instrucción>
El no ha muerto!
El espíritu del Apóstol vive y vivirá siempre
en los miles de corazones por el bañado por sus
palabras y sus obras que aún
perdura, cuyas palabras de alientos repercuten en la Iglesia de San
Antonio, en el Colegio San Sebastián,
Padre Las Casas, el Santuario del Santo Cerro. Su espíritu vive y seguirá
viviendo por toda una eternidad en el
corazón de los dominicanos
El Padre
Fantino, merece ser beatificado. Así se establecería de manera oficial el culto
que millares de almas le rinden a su
esclarecido espíritu .Descubrámonos reverentemente ante la venerada memoria de
éste Apóstol de la fe. Y démosles el merecido reconocimiento a su obra.
Fuentes
consultadas.
Una Gloria del Sacerdocio, vida del
Rvdo. P. Francisco Fantino Falco, por Mons. Felipe Gallego, SJ, Editorial El
Diario, Santiago, primera edición, 1946.
Bosquejo Biográfico del Padre
Fantino, por Francois F. Sevez,
Imprenta EL progreso, La Vega, 1941
El Padre Fantino, por José Luis Sáez,
SJ, 14, Serie Hombres de Iglesia, Santo Domingo, 1996
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