Antepone principios, evita una guerra civil
No entendieron la actitud civilista de Juan Pablo Duarte, su apego a la legalidad, a la democracia
Sabía que bajo su égida se consolidaría la soberanía, conocía el momento crucial de la República, la insubordinación de Pedro Santana y las maniobras de los afrancesados para retomar el Gobierno. Una realidad acuciante frente a la que se erigieron los principios de Juan Pablo Duarte al rechazar la Presidencia por aclamación, no legitimada por unas elecciones.
Su decisión, incomprendida por sus seguidores, evitó que la nación se desangrara en una guerra civil y se activara la amenaza haitiana.
El patricio estaba consciente de la debilidad de la Junta Gubernativa, las pasiones y apetencias que desencadena el poder, las intrigas que perturbaban el ambiente y pretendían convertirlo en “manzana de discordia”.
Difícil trance, decisivo en el destino político de Duarte y de la nación, en el que brilló la integridad de su carácter, la coherencia en el pensar y el actuar.
Antepuso sus principios a la oportunidad de gobernar, de proseguir su ejercicio político y conducir al país por derroteros democráticos constitucionalmente estatuidos.
No podía aceptar. En el orden institucional sentaría un precedente desastroso.
Legalidad. Previo a la negativa, lidiaban en su conciencia la crítica realidad política y la inflexibilidad de sus principios, antepuestos aun a costa de la decepción y alejamiento de partidarios.
En esa disyuntiva venció la institucionalidad, dejando a las futuras generaciones una perdurable lección de apego a la legalidad y desprendimiento, de gran pertinencia en una sociedad que glorifica el poder, propensa a evadir frenos éticos y legales.
Asimilar su conducta nos ayudaría a desarrollar una cultura de legalidad, percepciones y aptitudes que ajusten nuestros actos a lo legal, no por temor al castigo sino por respeto a valores asumidos como guía.
Restablecer la paz. Matías Ramón Mella concibió el plan de investir a Juan Pablo con poderes presidenciales. A instancias suyas, la Junta lo designó delegado en el Norte el 18 de junio de 1844, con la misión de “intervenir en las discordias intestinas y restablecer la paz y el orden”.
El clima político cibaeño se caldeó con las intrigas de los expulsados del poder el 9 de junio, las pugnas entre quienes se aferraban a sus cargos y los que aspiraban suplantarlos. Un hervidero de pasiones hacia el que marchó el Padre de la Patria, presto a llevar orden y paz.
A caballo, emprendió el lento trayecto hacia La Vega entre una densa vegetación que oscurecía el camino. A su paso, los labriegos abandonaban sus conucos, mujeres y niños salían a vitorearlo. Cevicos, Cotuí y La Vega lo aclamaron con banderas y palmas.
Sin vanagloria. Duarte acogía las expresiones laudatorias sin obnubilarse por las lisonjas y pleitesías, sin envanecerse ni descuidar la gestión encomendada, que lo condujo a Santiago.
A su entrada triunfal por la Calle del Sol, el 3 de julio, le tributaron honores de jefe Estado, desfilando ante él los regimientos vencedores el 30 de marzo.
_ ¡Viva el Presidente de la República! Exclamación que resonaba en su mente y rebosaba de gratitud su corazón. No obstante, pudo más su conciencia, primaron los principios sobre la encumbrada posición que le ofrecían.
Con la anuencia de civiles y militares, emitieron un documento, apoyado por las principales poblaciones del Cibao. En una concentración en la Plaza de Armas, Mella leyó la proclama con voz vibrante:
__A la hora de elegir Presidente se impone pensar en el patricio como un llamado a la concordia, para que con ese ciudadano virtuoso que no se nutre de odios ni venganzas, los ambiciosos depongan sus rencores y se restablezca la paz.
Una comisión lo visitó, enfatizando que al proclamarlo perseguían que asumiera la defensa de la patria contra cualquier intento de supeditar su independencia a una nación extranjera.
En un acta le pedían convocar a una Constituyente, por ser el más digno de esa misión, al personificar el patriotismo y ser símbolo de la libertad.
Juan Pablo la leyó sorprendido, le agradó la adhesión, pero se contraponía a sus preceptos.
En el ínterin se entregaba a sus deberes, resolvía conflictos, organizaba municipios, buscaba la reconciliación. Mas, lidiaba con sus emociones al tener que desairar a patriotas que en forma errada buscaban el bienestar de la nación.
Finalmente, con palabras corteses pero enérgicas, rechazó la proclamación:
Yo no aceptaría ese honor sino en el caso de que se celebraran elecciones libres y que la mayoría de mis compatriotas, sin presión de ninguna índole, me eligiera para tan alto cargo.
Su negativa causó desagrado, deslealtades. !Cómo concebir que no lo deslumbrara el poder, los honores, privilegios, canongías!
Estaban atónitos, como ocurriría hoy si algún político rechazara por razones de principios la Presidencia, que ha sido arrebatada con fraudes electorales, abusos de poder, compra de votos.
Clama justicia. Puerto Plata también proclamó a Duarte a la Presidencia. En respuesta, redactó un manifiesto en el que interpreta la propuesta como equívoca expresión del deseo de apoyar su candidatura electoral.
De dispensarle sus sufragios -dijo-, nada le sería más lisonjero que saber corresponder a la Presidencia, no por la gloria que de ello me resultaría, sino por satisfacción de veros, cual lo deseo, libres, felices, independientes y tranquilos, y en perfecta unión, y llenar vuestros destinos cumpliendo religiosamente los deberes que habéis contraído para con Dios, para con la Patria, para con la Libertad y para con vosotros mismos.
Germen de la paz. En su declinatoria, el patricio se elevó sobre las episódicas circunstancias, centrándose en valores esenciales, en la equidad y la justicia como germen de la paz.
Perfiló un modus vivendi armonioso, sendas de rectitud para que la ética y la justicia abran alternativas de equidad.
Llama a “apagar la tea de la discordia” con la unidad, nos pide ser felices pero advierte que no lo seremos sin antes practicar la justicia, “primer deber del hombre”.
Sus palabras nos invitan a una introspección. Auscultar nuestros actos y preguntarnos si somos justos en el rol de padre, madre, hijo, patrono, obrero, profesional. Si cumplimos los deberes y velamos por los derechos ciudadanos, por una mayor equidad en la retribución de la riqueza, comenzando por evaluar la racionalidad y justicia en el uso de los propios talentos bienes.
Rebeldía en el ejército del Sur Además de un acto de justicia por la posición secundaria otorgada a Juan Pablo al regresar a la patria, Mella entendía que proclamándolo a la Presidencia se consolidaría la Junta, desde el 9 junio dominada por duartistas.
Con esas miras conquistaba adeptos en el Cibao, pero el Gobierno enfrentaba un serio conflicto con el general Pedro Santana. La Junta había dispuesto enviar a Azua a su presidente, Francisco del Rosario Sánchez, a sustituirlo, tras pedir licencia por quebrantos salud.
Sánchez no pudo acudir, y delegaron esa misión en el coronel Esteban Roca, quien al presentarse el 3 de julio en el cuartel del cacique del Prado fue rechazado por su ejército, negado a aceptar un sustituto de su jefe. La tropa le pidió a gritos que se quedara, y Roca tuvo que regresar a la Capital.
La decisión del caudillo seibano cambió al enterarse que la Junta sustituiría a los oficiales santanistas.
Ante tal incidente, Sánchez comprendió que solo recibiendo del Cibao un decidido apoyo a la línea trinitaria, podrían enfrentar la rebeldía de Santana y su oficialidad.
Con esas miras conquistaba adeptos en el Cibao, pero el Gobierno enfrentaba un serio conflicto con el general Pedro Santana. La Junta había dispuesto enviar a Azua a su presidente, Francisco del Rosario Sánchez, a sustituirlo, tras pedir licencia por quebrantos salud.
Sánchez no pudo acudir, y delegaron esa misión en el coronel Esteban Roca, quien al presentarse el 3 de julio en el cuartel del cacique del Prado fue rechazado por su ejército, negado a aceptar un sustituto de su jefe. La tropa le pidió a gritos que se quedara, y Roca tuvo que regresar a la Capital.
La decisión del caudillo seibano cambió al enterarse que la Junta sustituiría a los oficiales santanistas.
Ante tal incidente, Sánchez comprendió que solo recibiendo del Cibao un decidido apoyo a la línea trinitaria, podrían enfrentar la rebeldía de Santana y su oficialidad.
LOS VALORES
1. Legalidad
Con su apego a la ley, JPD mostró una conducta digna de imitar para vencer la cultura de ilegalidad imperante, el inveterado irrespeto a la ley en todos los ámbitos, la impenitente violación de la Constitución, de la institucionalidad.
2. Integridad
Es vivir acorde con la conciencia, ser coherentes en el hablar, sentir, pensar y actuar, en toda circunstancia, en público o en privado. Supone rectitud, honradez, ser alguien en quien confiar. Continuamente creamos nuestra realidad con la elección que hacemos al seguir o no la voz de la conciencia.
3. Justicia
Compendio de todas las virtudes, es equidad, ética, honestidad, armonía, dar a cada uno lo que le pertenece para desarrollar al máximo su potencial y vivir con dignidad. La justicia engendra libertad, paz, armonía, es un referente de rectitud que gobierna la conducta y hace respetar el derecho ajeno.
4. Justicia social
Imprescindible para instaurar una paz duradera. Se fundamenta en la ausencia de discriminación, en la igualdad de oportunidades y derechos: libertad de expresión, educación y salud, entre otras necesidades básicas. Comprender su dimensión ética nos ayudará a actuar por un mundo más justo.
Con su apego a la ley, JPD mostró una conducta digna de imitar para vencer la cultura de ilegalidad imperante, el inveterado irrespeto a la ley en todos los ámbitos, la impenitente violación de la Constitución, de la institucionalidad.
2. Integridad
Es vivir acorde con la conciencia, ser coherentes en el hablar, sentir, pensar y actuar, en toda circunstancia, en público o en privado. Supone rectitud, honradez, ser alguien en quien confiar. Continuamente creamos nuestra realidad con la elección que hacemos al seguir o no la voz de la conciencia.
3. Justicia
Compendio de todas las virtudes, es equidad, ética, honestidad, armonía, dar a cada uno lo que le pertenece para desarrollar al máximo su potencial y vivir con dignidad. La justicia engendra libertad, paz, armonía, es un referente de rectitud que gobierna la conducta y hace respetar el derecho ajeno.
4. Justicia social
Imprescindible para instaurar una paz duradera. Se fundamenta en la ausencia de discriminación, en la igualdad de oportunidades y derechos: libertad de expresión, educación y salud, entre otras necesidades básicas. Comprender su dimensión ética nos ayudará a actuar por un mundo más justo.
ZOOM
Justos y felices
Sed felices, hijos de Puerto Plata, y mi corazón estará satisfecho aun exonerado del mando que queréis que obtenga; pero sed justos lo primero, si queréis ser felices.
Ese es el primer deber del hombre; y sed unidos, y así apagaréis la tea de la discordia y venceréis a vuestros enemigos, y la Patria será libre y salva. Yo obtendré la mayor recompensa, la única a que aspiro: el veros libres, felices, independientes y tranquilos.
Sed felices, hijos de Puerto Plata, y mi corazón estará satisfecho aun exonerado del mando que queréis que obtenga; pero sed justos lo primero, si queréis ser felices.
Ese es el primer deber del hombre; y sed unidos, y así apagaréis la tea de la discordia y venceréis a vuestros enemigos, y la Patria será libre y salva. Yo obtendré la mayor recompensa, la única a que aspiro: el veros libres, felices, independientes y tranquilos.
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