Nuevo libro analiza causas fundamentales de la violencia de pandillas en América Central
Larry Luxner
27/02/2012
El día después de que un incendio causara estragos en una hacinada cárcel hondureña, cobrando la vida de 350 reclusos, la mayoría de ellos en espera de juicio o retenidos como presuntos pandilleros, el editor de un nuevo libro sobre la violencia de las pandillas brindó una conferencia sobre este mismo tema.
Tom Bruneau, autor principal de "Maras: violencia de pandillas y seguridad en América Central", sostuvo que los analistas de seguridad regional estiman que existen actualmente en Centroamérica entre 70 mil y 100 mil miembros de pandillas, con concentraciones particularmente altas en Honduras, El Salvador y Guatemala, los tres países que integran el llamado Triángulo del Norte.
Pero es difícil obtener cifras exactas, sostuvo Bruneau, en parte porque los números publicados son totalmente arbitrarios, porque no existe ninguna metodología para calcular el tamaño de las bandas y, en tercer lugar, porque no "se puede creer una palabra de lo que los pandilleros dicen. Son mentirosos patológicos y sobreviven mediante el engaño".
Bruneau señaló que las principales pandillas que azotan a Centroamérica, comenzando con la Mara Salvatrucha, fueron fundadas en su lugar de origen, Los Angeles. "Siempre ha habido maras, al igual que siempre ha habido pandillas callejeras. Durante los regímenes autoritarios de la década de 1960 y 1970, fueron reprimidos como todos los demás, pero con la democracia y el fin de las guerras civiles de la región, fueron deportados a California y se adaptaron a la cultura moderna de pandillas".
Bruneau sostuvo que el 28 por ciento de los centroamericanos en una reciente encuesta señalaron a la delincuencia como el mayor problema que enfrenta su país, pero que en El Salvador, la cifra es del 40 por ciento.
Pandillas: ¿consecuencia de la pobreza?
Recientemente, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito informó que Honduras tiene ahora la tasa de homicidios más alta del mundo, con 82,1 asesinatos por cada 100 mil habitantes. En segundo lugar está El Salvador, con 66,0 asesinatos cada 100 mil habitantes.
"El último informe de la ONUDD destaca diversas vulnerabilidades de la región, tales como la geografía, el débil sistema de justicia penal y la pobreza", sostuvo Bruneau ante su audiencia. "Sin embargo, no explica porqué en Nicaragua las principales maras no están presentes y la tasa de homicidios es muy baja, a pesar de ser el país más pobre de la región".
Para afrontar el problema, indicó, los gobiernos de Honduras, El Salvador y Guatemala decidieron recientemente enviar soldados a patrullar las calles. Bruneau citó a Honduras, donde la tragedia de Comayagua se clasifica como el peor incendio de cárcel del mundo en más de un siglo, como el ejemplo perfecto.
"Inicialmente, las tasas de homicidio bajaron, pero luego aumentaron nuevamente y ahora son las más altas del mundo", señaló. "Parte de ello es la redada arbitraria de personas y la culpabilidad por asociación. Las cárceles endurecen a las personas y permiten a los sofisticados miembros de las pandillas reclutar a otros y exponerlos a la delincuencia organizada.
Thomas Logan, fundador de Southern Pulse y autor de "La Mara Salvatrucha: dentro de la MS-13, la pandilla más violenta de América", asistió con Bruneau a la conferencia el 15 de febrero, patrocinado por Diálogo Interamericano en Washington.
"En los últimos 14 o 15 meses, hemos visto un avance muy fuerte en el Triángulo del Norte en cuanto al uso de los militares como herramienta de seguridad pública. Cuando uno tiene la espalda contra la pared y mira a la policía y no hay mucho de que sonreír, entonces es necesario recurrir a los militares", expresó. "La curva de aprendizaje es muy pronunciada, pero la necesidad es tan grande, que el choque entre esas dos realidades a menudo resulta en errores relativos a los derechos humanos. También existe la posibilidad muy real, específicamente en El Salvador, de que las bandas callejeras ya no le teman a los militares".
Logan citó el caso de un soldado que fue secuestrado por los maras, y los tres hombres enviados a rescatarlo también fueron secuestrados y posteriormente asesinados.
"Hay pruebas de que niños de hasta 8 o 9 años de edad son reclutados directamente a través de hermanos mayores, primos, padres o tíos", señaló. "Cuando eres un adolescente, te crees invencible; eso se traduce en ser audaz".
La extorsión es el pan de cada día de las pandillas violentas
Logan indicó que además del tráfico de drogas, las pandillas centroamericanas participan en la extorsión, "el pan de cada día de las pandillas", como un medio de recaudar dinero y forma de demostrar lealtad. Por ejemplo, sostuvo, los conductores de taxis en el centro de San Salvador deben pagar $2 al día, lo que para ellos es mucho dinero, para no tener problemas.
"La extorsión es un método probado y cierto para conocer el temple de los nuevos reclutas. En mi experiencia con grupos delictivos, ganarse la confianza del líder es lo más importante que puedes hacer, afirmó. "Venderle a alguien un kilo de cocaína no requiere violencia, solo que la paguen. Pero la extorsión requiere que de vez en cuando alguien sea golpeado. Así que si puedes ganarte esa confianza a través de administrar una red de extorsión a taxistas, es una de las maneras más seguras de avanzar".
La extorsión también se puede hacer a través de llamadas de celular, señaló Bruneau.
"Ellos dicen: 'a menos que deposite dinero en esta cuenta durante determinado tiempo, su hija será violada'. Básicamente, los Mara Salvatrucha se parecen cada vez más a criminales organizados mediante el uso sistemático de inteligencia y el envío de dinero a través de Western Union".
Los Zetas de México entrenan a pandillas centroamericanas
Logan dijo que los Zetas actualmente entrenan a miembros de pandillas en campamentos remotos en las selvas del Petén de Guatemala, y que el cártel de Texis fue a Honduras, Guatemala y El Salvador a reclutar miembros de la MS-13.
"Además del entrenamiento directo, también hay contacto indirecto, donde se construyen relaciones y se les enseña a las pandillas callejeras cómo corromper a las autoridades", afirmó. "Ellos entienden que a veces es mejor pasar un sobre lleno de dinero en efectivo que jalar un gatillo".
Y agregó: "en términos de marcas criminales, los Zetas han tenido mucho éxito. El miedo que esas dos palabras genera en las personas en toda la región, tan al sur como Argentina, es increíble. A fin de cuentas, puede que no sean más de 500 los Zetas que constituyen el núcleo básico, pero al hablar con la gente parecería que hay miles de ellos".
Aun así, indicó Logan, "el mayor retorno por la inversión" es la prevención.
"Una vez que has matado a alguien y tienes tatuajes, no hay vuelta atrás. El promedio de edad antes de que estés muerto es de 26 años, sostuvo. "La solución son programas que enseñen algo a los niños en riesgo de manera que realmente puedan ganarse la vida y evitar convertirse en pandilleros".
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