Documentando
el mito de la extinción de la cultura Taína1
Dr.
Lynne Guitar
Soy
historiadora y antropóloga. Mis
intereses enfocan en la gente Dominicana y su cultura. Para mi tesis doctorado, estudiaba como esta
cultura tan fascinante empezó a desarrollar.
En el proceso de preparar mi tesis, descubrí muchos documentos pocos
estudiados. Voy a compartir algunos con
ustedes hoy. Voy a mostrarles como,
usando los métodos de historia y antropología, hago preguntas de los
documentos, de las personas que nos dejaron los documentos, y de sus
situaciones particulares—en esta manera, descubrí los orígenes de muchos mitos
de la Isla Hispaniola. Vamos a empezar
con algo muy familiar. [1]
Por
razón del “descubrimiento” de la Hispaniola y su colonización por los españoles,
durante los últimos 510 años, los residentes de lo que hoy en día es la
República Dominicana han tenido una imagen de si mismos como “españoles”. Los dominicanos han glorificado a los héroes
españoles en todos los aspectos de su historia que se enseña desde pre-Kinder
hasta el nivel universitario; se enfatizan los elementos de la cultura española
en la arquitectura dominicana, el arte plástico y la literatura. Los elementos indígenas de la identidad
moderna y los elementos indígenas de la historia y de la cultura dominicana se
apartan por unos pocos detalles de la comida, otras cosas sin mucha importancia
del uso campesino, algunas palabras y frases Taínas, y por los pueblos, ríos,
etc. que hasta hoy han quedado con nombres Taínos. Hay también una variedad muy confusa en
cuanto a los colores de la tez que, supuestamente, son de los indígenas, como
el “indio claro” y el “indio oscuro”, pero estos colores no tienen nada que ver
con la herencia Taína. Su uso re-empezó
en la época de Trujillo, una parte de su programa para “dominicanizar” el país
y su gente con el propósito de diferenciar a los de la República de Haití. [2]
Igual
que otros de los países que eran colonias de los españoles, los dominicanos
elevan la gente indígena de la isla a un pedestal del pasado—los identifican
solamente como una cultura del pasado, congelado en un tiempo particular de la
época precolombina y la época de la conquista.
Igual que en otros países de América Latina, ser indio hoy en día en la
República Dominicana es un sinónimo de ser lerdo, rústico, de inteligencia
subnormal. Los dominicanos niegan que
los Taínos sobrevivieron la conquista, niegan que ellos tenían la habilidad que
tienen todos los seres humanos—la habilidad de adaptarse a nuevas situaciones,
como la llegada de extranjeros
Los
Taínos que encontró Colón en las Bahamas, en Cuba, y en la Hispaniola durante
su primer viaje estaban deseosos de intercambiar comestibles, agua potable,
cotorras, y joyería de oro por las cuentas, espejitos, cascabeles y bonetes colorados
que Colón había traído. Ellos también
hicieron un intercambio de otra cosa—sus genes. [4]
Como
una broma, siempre les pregunto a mis estudiantes, aclarando que no necesitan
matemáticas avanzadas ni un conocimiento sobrenatural para adivinar la respuesta: “¿Cuándo nacieron los primeros
mestizos?” La respuesta, muy fácil, es
nueve meses después de la llegada de Colón y sus marineros al Caribe. [5]
¿Se
puede imaginar un marinero de cualquier nación o cualquier época, después de un
mes de navegar por el mar, que no se aprovecharía de una bienvenida que incluye
mujeres desnudas con, aparentemente, ningunas prohibiciones sexuales que
formaran una parte esencial en la vida católica de los españoles? Dos de los primeros mitos sobre los Taínos
iniciaron con esto, que ellos andaban desnudos y que no tenían prohibiciones
sexuales.
Colón
y los otros cronistas de la época escribieron que los indios andaban
desnudos. Muy a menudo mencionaban que
no cubrían “las partes vergonzosas”. [7]
Fíjense
en la palabra “desnudo”. Es una palabra
europea que quiere decir “no tener ropa puesta”, “no tener todo el cuerpo
cubierto con telas”. Pero después de una
descripción de la desnudez de los Taínos, los cronistas describieron cintas
bien elaboradas que los Taínos llevaban en sus muslos y antebrazos, sus
tatuajes de colores y sus adornos pintados, sus coronas, collares, aretes, y
pulseras, los cinturones bien elaborados de los caciques, máscaras con oro,
capocillos de algodón fino con diseños fabricados con plumas brillantes, y las
naguas de algunas de las mujeres, que describieron como “falditas”. ¡Ellos describieron mucha ropa y muchos
adornos para una gente desnuda! (Las
naguas de las mujeres, tengo que explicar, es mejor decir eran unas
pampanillas, porque no cubrieron las nalgas.
En la misma manera en que una mujer moderna lleva un anillo de boda, una
nagua puesta indicaba que la mujer estaba casada, y mientras más noble la
mujer, más larga la nagua que ella llevaba.) [8]
Igual
que el concepto de la desnudez, los reportajes de los cronistas sobre los
Taínos y como ellos no cubrían sus partes vergonzosas era etnocéntrico y
específicamente considerando a la sociedad europea, porque exhibir “partes”
como los pechos, las nalgas y la pubiana no es vergonzoso para todo el
mundo. ¿Y a los Taínos, qué les parecía
vergonzoso? Los cronistas no lo
escribieron, probablemente porque no lo sabían, pero antropólogos hoy en día
han notado que las mujeres de grupos que viven en los valles de los ríos
Amazona y Orinoco se sienten avergonzadas al estar en áreas públicas sin sus
cintas de muslos y antebrazos. Los
hombres de aquellas tribus halan el prepucio de sus penes y lo amarran con un
hilo. Ellos se sentirían sumamente
avergonzados si el hilo se fuese a caer. [9]
La
creencia de que los Taínos no tenían prohibiciones sexuales era no solamente un
mito—era la causa de que 39 españoles (y probablemente muchos más) perdieron
sus vidas. Colón dejó detrás 39 hombres
en la isla Hispaniola cuando la Santa María hundió durante la Noche Buena del
1492. Cuando él regresó un año más
tarde, con 17 barcos llenos de españoles deseosos del oro que ellos pensaban
que abundaba en “Las Indias”, descubrieron los cuerpos descompuestos de sus
patriotas que los Taínos habían asesinado (otro mito—que los Taínos eran
“pacíficos”). El aliado de Colón, el
Cacique Guacanagarí, le explicó que los Taínos le brindaron mujeres a los 39
españoles. Esto era una costumbre
estándar entre los Taínos y otros pueblos de indígenas. Aparentemente, ellos entendían que esto
ampliaba la variedad de genes disponibles.
Específicamente, los indios brindaban mujeres a visitantes dignatarios.
Esto indica que los Taínos los estimaban mucho a los españoles—al principio. Pero los españoles no conocían las normas de
la sociedad Taína. Parece que asumieron,
porque los Taínos les brindaban mujeres para hacer el sexo, que no había
prohibiciones sexuales entre sus anfitriones.
Los españoles no entendieron que una mujer con nagua estaba casada, ni
que la casada estaba fuera de los límites de cualesquier hombre que no era su
esposo. Además, los españoles creían que
a los Taínos no les importaba el oro, porque ellos los cambiaban por cosas sin
valor—sin valor para los españoles, pero cosas exóticas para los Taínos, y por
eso eran de mucho valor.2 Tampoco sabían
los españoles que, entre los Taínos, la ofensa más grave era robar. Muy pronto, en intercambios que no les daban
mucho oro a los españoles, empezaron a robar cualesquier objetos de oro que
encontraban. Sin duda, sin reconocerlo, los 39 españoles cometían muchas otras
equivocaciones sociales. Exasperado por
el comportamiento tan incivilizado, un grupo de Taínos encabezado por el
Cacique Canoabó solucionó el problema social—él organizó la matanza.19
Colón
le condenó a Caonabó por sus acciones contra los 39 españoles. El cacique murió abordo un barco en camino a
España para un juicio real. En el
momento, ni él ni los otros Taínos sabían que, como los ratones que venían en
los barcos de los españoles, de repente iban a venir miles de españoles a su
isla Quisqueya, y que las reglas y las costumbres de ellos desbaratarían a las
de los Taínos—por lo menos en la vida pública. [11]
Colega,
la arqueóloga americana Kathleen Deagan, desarrolló una teoría sobre la vida
pública y la vida doméstica, y todas mis investigaciones son pruebas de que su
teoría es verdad. Ella dice que todas
las cosas en la vida pública—la cadena del liderazgo y administración, los
conceptos de propiedades y el uso de las tierras, la ley y la justicia, creencias
y prácticas de la religión oficial, el valor monetario.... todas estas áreas de
la vida pública eran la responsabilidad de los varones indígenas antes de la
llegada de los españoles, pero ellos cambiaron todo. En cuanto a la vida doméstica, manejada por
las mujeres indígenas, se quedaba abrumadoramente Taíno—o mejor dicho Taína.
[12]
No
tengo ni tiempo ni ganas de discutir los demográficos de la época de la
conquista (son muy controversiales y no tienen pruebas concretas). Creo que es suficiente decir que, comparado
con los milliones de indígenas en la isla, muy pocos españoles llegaron, y
ellos eran principalmente varones.3
Casi todos buscaban Taínas—concubinas y esposas. La Corona Española no solamente permitía el
casamiento con las Taínas, lo recomendaba.
Sin duda, los españoles tuvieron que forzar a muchas Taínas a aceptarlos
como pareja, pero otras se casaban con españoles voluntariamente y criaban
familias con ellos. Las esposas de los
españoles fueron bautizadas y usaban nombres españoles; ellas adoptaban el
vestido español; asistían a las misas de las iglesias y participaban en los
demás ritos católicos. Muchas vivían en
casas construidas de una manera española, y todas parecían muy españolas--en las
áreas de la vida pública. Pero dentro de
sus casas la vida doméstica de las Taínas, aunque casadas con españoles,
permanecía muy indígena. Lo que ellas y
sus familias comían (con la substitución de animales de los españoles para
mariscos y la adición de arroz y algunos vegetales españoles), como ellas
guardaban y preparaban los comestibles, la crianza de los niños pequeños, las
medicinas caseras, los ritos domésticos de la religión, la importancia de las
canciones, la música y el baile, los cuentos folklóricos, hasta el concepto de
quienes son familiares... todos se han mantenido principalmente indígenas hasta
hoy en la República Dominicana, especialmente en el campo y entre los pobres.
[13]
Déjenme
añadir que la costumbre de retiro dentro de las casas de los españoles ayudó a
que permanecieran las tradiciones Taínas en la vida doméstica y apoya a la
tesis de la Dra. Deagan. [14]
En
la ciudad de Santo Domingo, la capital y centro de administración y justicia de
los españoles, ellos intentaron reproducir las infraestructuras y patrones de
España. Pero Santo Domingo era una
ciudad fronteriza. Hasta en la vida
pública, la cultura que se desarrolló en Santo Domingo no era una réplica
perfecta de una ciudad europea por razones geográficas y del clima único de la
isla, la distancia de la colonia de Iberia, y por la integración de las
creencias y tradiciones culturales de los Taínos y los africanos. Los colonos españoles fueron menos
victoriosos en la replicación de sus infraestructuras y cultura de Europa en
los pueblos del campo. Allá en los pueblos, en las áreas de minas, y más tarde
en los ingenios azucareros, había una proporción de 6.5 a 8.5 indios,
africanos, y “otros” de herencia mixta muchos años después de la supuesta
extinción de los Taínos y muchos años antes de la llegada de la mayoría de los
esclavos africanos. (“Otros” es la
palabra escrita en la mayoría de los censos del siglo XVI—las categorías de
mestizo y mulato no aparecieron en los censos hasta los 1580s.)4 [15]
En
verdad la dominación de la isla Hispaniola por los españoles era una ilusión,
otro mito. Desde 1492 hasta 1510 habían
fundado sólo dos ciudades, menos de veinte pueblos, y unas doce fortalezas
situadas en puntos claves—pero esto dejó mucho territorio libre, territorio
donde no había ningunos españoles, excepto una patrulla de vez en cuando. En la primera década del siglo XVI, los
españoles empezaron a salir de la isla Hispaniola en cantidades grandes
buscando oro, perlas y más indios para hacer su trabajo en Puerto Rico, Cuba,
las Antillas Menores, Panamá, Venezuela, Colombia, México y Perú. [16]
Los
españoles que se quedaron en la Hispaniola empezaron a trasladarse a las
regiones más cerca de la capital porque esas regiones tenían mejor protección
de las patrullas que los pueblos lejanos.
También tenían mejor acceso a los puertos, a los negocios y mercados, a
los escribanos y a la justicia—todas las cosas que significaban la vida
civilizada para los españoles. Cuando
los españoles se trasladaron hacia Santo Domingo, los enemigos de España—los
franceses, los holandeses, los ingleses—empezaron a invadir las costas sin
protección. Y en las áreas periferias de
la isla, vivían los cimarrones, de que voy a hablar pronto. [17]
El
año 1510 es significante porque es el año en que los dominicos frailes
seleccionaron el Padre Antonio Montesinos para dar un sermón en contra del
sistema de la encomienda. Ellos pensaron
que los abusos de los encomenderos eran la causa de la gran cantidad de muertes
entre los Taínos. Querían eliminar el
sistema de encomienda y reubicar los Taínos en pueblos bajo el control de los
frailes. Esto era la idea que ellos le
sugirieron a la corona para asegurar la conversión de los indios y acabar con
las muertes. Bartolomé de las Casas era un encomendero hasta el sermón de
Montesinos. El también pensaba que los
abusos de la encomienda eran la causa de la gran cantidad de muertes entre los
Taínos; se pasaba la vida velando por la protección de los indios y por fin
logró con su meta—la Corona Real de España proscribió el sistema de la
encomienda en todas sus colonias de América en 1547. Pero la abolición de la encomienda no era la
salvación de los indios. Ni ellos ni los
españoles de la época sabían de los microbios que acompañaban a los españoles,
los africanos y los animales del Viejo Mundo al Nuevo Mundo. Los del Nuevo Mundo no tenían las inmunidades
que todos de los continentes de Europa, Asia y África habían desarrollado
durante miles de años de intercambios comerciales. [18]
Casi
todas las historias dicen que los últimos Taínos de la isla Hispaniola eran los
que se rebelaron con el Cacique Enriquillo en los años del 1519 hasta el
1534. Con el primer trato escrito entre
los indios y una corona de Europa, Enriquillo y su gente recibieron su propio
pueblo, Boyá, cerca de Azua—un pueblo que, unos pocos años más tarde, un grupo
de africanos rebeldes le quemó, matando a todos los residentes que no huían.
El
concepto de la gente de Enriquillo como los últimos Taínos es muy romántico y
eleva a él a un estatus de héroe. Quizá
sea por eso que los dominicanos dicen, con un orgullo irónico, que
supuestamente, su isla es la única en que ningunos de los indígenas
sobrevivieron la época de la conquista.
Pero el concepto romántico es muy contrario a las pruebas verdaderas.
Sabemos ahora que la mayoría de los Tainos no murieron por los abusos del
sistema de encomienda, ni por las guerras esporádicas de la década de los
1490s, ni por las matanzas sistemáticas que mandó Nicolás de Ovando entre 1502
y 1505 para “pacificar” a los indios.
No. Todo esto contribuyó a la
decadencia de la población indígena, pero la mayoría de los Taínos murieron de
enfermedades como sarampión e influenza porque no tenían inmunidades, y después
de 1519, de varicela. En áreas
tropicales como la isla Hispaniola, entre 80% y 90% de los indígenas morían de
pestilencias. Muchas veces las
pestilencias llegaban antes que los españoles por medio de mensajeros indígenas
con noticias de regiones ya infectadas con microbios mortales. Una pérdida de un 80 hasta un 90% es tan
asombroso, tan horrible, que oculta el hecho de que 10 o 20% de los Taínos
sobrevivieron. [20]
Un
re-estudio de los documentos de la época demuestra como se desarrolló el mito
de la extinción de los Taínos:
Cuando
los cronistas escribieron que todo los indios de la isla Hispaniola habían
fallecidos, se basaban en las ideas del Fraile Bartolomé de la Casas, quien
exageraba el descenso de la población Taína para convencer más fácilmente al
emperador de la necesidad que había de proscribir el sistema de la encomienda y
establecer pueblos cristianos de indios y frailes.
También,
los cronistas escribieron de la población Taína en comparación con las
poblaciones indígenas más densas de los valles de México y de los Andes.
Además,
los cronistas repitieron lo que estaba escrito en las cartas que enviaban a la
corona real de los encomenderos de la Hispaniola, quienes exageraron sus
pérdidas para ganar la simpatía del emperador y el permiso real de importar más
esclavos africanos--los españoles pensaban que los africanos eran más fuertes
que los Taínos porque no se morían de las enfermedades que amenazaban a los
indios. [21]
Historiadores
y demógrafos generalmente usan los censos de la época, como el censo que
acompañó el Repartimiento del 1514, para confirmar lo que escribieron los cronistas
en cuanto al drástico descenso de la población Taína. Ellos olvidaron que los Taínos huían de los
españoles desde muchos años antes del famoso episodio con el Cacique Enriquillo
y su gente. Muchos cimarrones se
escondieron de los españoles en las montañas de Bahoruco y en otras regiones
periferias de la isla. El gobernador
Nicolás de Ovando escribió en 1502 que los Taínos y los africanos muy a menudo
huían juntos, usando el conocimiento que los indígenas tenían de sus tierras
para evadir a los españoles. [22]
¡Cómo
pretenden hacer un censo de personas que se esconden de los
empadronadores! Los censos de los
españoles, como el del 1514, eran engañosos.
Solamente contaron los Taínos que se quedaron en las encomiendas de los
españoles. [23]
Hay
otro problema con los censos de esa época.
Se malinterpretan porque las categorías que usaban en aquellos tiempos
no son como los de hoy en día. Los
residentes de la Hispaniola en el siglo XVI generalmente se reconocían como
español, indio o esclavo africano, pero muchos “otros” aparecían en los censos
también. Las categorías de español o
indio obviamente dependían de condiciones sociales y del discernimiento
personal de los empadronadores, y no de los factores biológicos. Si un español y una Taína tenían un niño que
crecía en la ciudad o en un pueblo de los europeos, si él hablaba castellano,
eran bautizado como católico, llevaba la ropa europea, tenía una educación
español y se comportaba como un español—entonces el niño se reconocía en el
censo como español. Si por lo contrario,
el mismo niño vivía en un yucayeque, hablaba Taíno, seguía los ritos de la
religión Taína, se vestía como un Taíno y se comportaba como un Taíno,
entonces, se reconocía como un Taíno en el censo. Es muy confuso para los historiadores
modernos, pero igualmente era confuso para los empadronadores. Tenían que decidir como entrar estas personas
en el censo sin saber su origen con exactitud.5 [24]
Hay
tres censos en la primera mitad del siglo XVI que nos dan una buena idea de la
variedad de personas que vivían y trabajaban en los ingenios azucareros de
Hispaniola. El primero de los tres
censos resultó de un pleito que empezó el 19 de julio del 1533 entre los
cabildos civiles y los eclesiásticos en Santo Domingo. Los números vienen de un censo de los
trabajadores de los 19 ingenios que había en 1530, más algunas pequeñas
estancias.6 El censo enumera 1,870 africanos, la mayoría de quienes
probablemente eran esclavos, y 427 “españoles”, la mayoría de quienes eran lo
que ustedes y yo identificaríamos como mestizos. Aunque los papeles legales dicen que había
“unos indios” trabajando en los ingenios, los únicos números que el censo
muestra son de cinco ingenios del Río Nigua que, juntos, tenían 200
indios. Un número tan perfecto es sospechoso;
probablemente es una aproximación. No
hay números para la categoría de indio en los otros 14 ingenios, solamente hay
algunos signos de interrogación y una suma de 700 “otros” sin detalles. Obviamente nadie quería presentar los números
reales de indios que trabajaban en los ingenios porque los dueños de los
ingenios habían escrito cartas pidiendo permiso real para llevar más esclavos
africanos a la isla, declarando que todos sus indios encomendados habían
muerto. También había mucha confusión
con respecto a la categorización de los trabajadores que eran africanos libres,
no esclavos, y los trabajadores de sangre mixta. Como ya mencioné, ningunos de los censos
incluyeron una categoría para mestizos o mulatos hasta el año 1582. [25]
T
1: COMPARACION DE TRES CENSOS DE INGENIOS AZUCAREROS
Año
Españoles Indios Africanos Otros Total Ingenios
1530
427 200+ 1,870 700+? 3,197+ 14
1533
412 200+ 1,880 1,525+? 4,017+ 23
1545
--- 5,125+ 3,827+ --- 8,952+ 29
[26]
El
arzobispo de Santo Domingo, Alonso de Ávila, mandó a hacer un censo para
determinar cuantas iglesias y curas tendría que enviar para servir los 23
ingenios azucareros en la isla Hispaniola en 1533. Reportó que había cinco ingenios solamente en
el Río Nigua, más algunas pequeñas estancias de ganado. En total, Ávila escribió que había “por lo
menos” 700 africanos, 200 indios (la misma cantidad sospechosa del 1530) y 150
españoles que vivían y trabajaban en la región.7 Para los 23 ingenios, Ávila enumeró 1,880
africanos, 412 españoles y 200 indios. [27]
Es
la misma proporción que citan los historiadores y demógrafos--cinco africanos
por cada español después del 1520. El
problema es que los historiadores y demógrafos generalmente usan solamente las
cantidades en las categorías fijas, y no mencionan los “otros” que notaron los
empadronadores, ni los signos de interrogación, ni otras notas que indican
personas fuera de las categorías fijas.
En su censo, Ávila reportó 1,525 “otras” personas--820 “otros” más de
los que estaban enumerados en el censo del 1530. En unas cartas, Ávila escribió que estas
otras personas incluían a algunos españoles y africanos, y admitió que también
había más personas que nadie había incluido en los censos. Él escribió en otras cartas que los que nadie
enumeró eran principalmente indios. Otra
vez, la implicación es que nadie quería reportar la cantidad verdadera de
indios en la isla Hispaniola y que había una gran confusión en cuanto a la
categoría de cada persona que no era específicamente español, africano o indio.
[28]
Doce
años después del censo de Ávila, en un reportaje al emperador del nuevo
gobernador, el Arzobispo don Alonso de Fuenmayor, había solamente un ingenio
más en el Río Nigua, pero la cantidad de trabajadores había subido de 200
africanos a 962, y de 200 indios a 1,212.8
Fuenmayor escribió de 29 ingenios y trapiches en 1545. Hay que notar que solamente habían más
africanos que otras categorías de trabajadores en nueve de los 29 ingenios y
trapiches. En suma, él enumeró 8,952 y
pico de trabajadores (él usó el símbolo positivo para indicar “y pico”)—43% de
ellos, él identificó como africanos y 57% como indios. ¡Fuenmayor enumeró a más de 5,000 esclavos
indios! Las cantidades en su censo son
sospechosas, por supuesto, porque reflejan un incremento drástico de la
cantidad de indios, mucho más de los que estaban en 1530 o 1533—lo contrario a
las expectativas. Hay otras diferencias
importantes entre el censo de Fuenmayor y los del 1530 y el 1533. Él incluyó entre los “esclavos” de los
ingenios a todos los granjeros independientes que los otros censos mencionaban
aparte. Además, Fuenmayor no mencionó a
ningunos “otros”, ni incluyó signos de interrogación—él puso a todas las
personas en la categoría de esclavos africanos o la de esclavos indios. Puede ser que Fuenmayor, quien era de España,
clasificó a cualesquier persona con una cantidad de sangre indígena, aunque
poca, como indio, sin tomar en cuenta su preparación, apariencia y
comportamiento, mientras los residentes locales los clasificaban como español
si su preparación, apariencia y comportamiento eran los de un español. Puede ser que Fuenmayor era uno de los
primeros “peninsulares” quien pensaba que él y otros de su tipo eran superior
por razón de su “sangre pura”, mientras que todos los “criollos” tenían
“manchas” de la sangre indígena. (Note
que don Alonso López de Cerrato repitió la misma cantidad que escribió
Fuenmayor de “5,000 esclavos indios” en una carta al emperador el 23 de mayo de
1545.9 López era presidente de la Real
Audiencia y gobernador de la isla después de Fuenmayor.) [29]
No
todos los Taínos que sobrevivieron la conquista de su isla eran esclavos;
algunos ni trabajaban para o vivían con los españoles. Algunos documentos legales de la época
testifican que un gran número de Taínos huía de los españoles. Algunos de los cimarrones se fueron a otras
islas o a tierra firme. Otros se
escondían en las montañas y desiertos de la isla Hispaniola—preferían dejar
detrás sus valles fértiles y vivir libre en tierras menos hospitalarias. Recuerden que para mediado del siglo XVI, la
mayoría de los españoles se habían mudado a Santo Domingo y sus
alrededores. En 1555, una patrulla
española descubrió cuatro pueblos “llenos de indios que nadie sabía”--un pueblo
cerca de Puerto Plata, otro, muy cerca, en la costa del Mar Atlántico, uno en
la península de Samaná, y uno al noroeste de la isla, en el Cabo San Nicolás.10
[30]
Es
evidente que, después de unos cincuentas años, los indios cimarrones habían
decidido regresar a las costas y valles fértiles del norte porque los españoles
las dejaron. Pero dudo mucho que los
habitantes de los pueblos “llenos de indios” eran de sangre pura. Sin dudas, algunos tenían padres y abuelos
españoles, y otros padres y abuelos africanos—los mismos documentos que hablan
de indios cimarrones, y todos los documentos que traten del Cacique Enriquillo
y su rebelión, hablan de africanos cimarrones que huían, vivían con los indios
y luchaban a su lado. Todos han
contribuido a lo que hoy en día es dominicano. [31]
Espero
que ustedes se aprovechen de hablar con los invitados que están aquí hoy como
Ramón Pérez—desafortunadamente, mi amigo Jorge Estévez del Museo Smithsonian
del Indio Americano no pudo asistir.
Ellos son dominicanos que viven en los Estados Unidos. Allá ellos aprendieron a valorar su herencia
indígena. Puedan contarles detalles de
su herencia Taína que les enseñaron sus madres y abuelas, cosas de su cultura
que han sobrevivido por más que 2,000 años a pesar de la dominación española en
los últimos 500 años—cosas que son una parte importante de la cultura
dominicana no sólo del pasado, pero también del presente. [33]
Notas:
1. Detalles y referencias para casi
todos los temas en esta obra están disponibles en la tesis doctorado de la
autora, Cultural Genesis: Relationships among Indians, Africans, and Spaniards
in rural Hispaniola, first half of the sixteenth century. La Universidad de Vanderbilt, 1998. Disponible de UMI Microform (no. 9915091),
Ann Arbor, Michigan. Bibliografía
disponible con los Dissertation Abstracts de UMI en http://www.umi.com/.
2. Ver Mary
Helms, Ulysses’ Sail: An Ethnographic
Odyssey of Power, Knowledge, and Geographical Distance. Princeton, NJ: Princeton University Press, 1980.
3. Para un
sumario del debate, vea a Noble David Cook, “Disease and the Depopulation of
Hispaniola, 1492-1518,” en Colonial Latin American Review 2(1-1), 1993: 213-245.
4. El primer censo en la región con una
categoría para mestizos estaba en Cuba en 1582—90 años después de la llegada de
los Europeos. Franklin W. Knight, The Caribbean:
The Genesis of a Fragmented Nationalism (New York: Oxford University Press, 1990), 44-45.
5. Para una buena exploración de las
diferencias entre las concepciones de “etnicidad” en las varias épocas, vea
David Eltis, “Ethnicity in the Early Modern Atlantic World,” Capítulo 9 de The
Rise of African Slavery in the Americas (Cambridge: Cambridge University Press, 2000): 224-306.
6. Información de AGI, Justicia 12, N1,
R2, como citada en Esteban Mira Caballos, El indio Antillano: Repartimiento,
encomienda y esclavitud (1492-1542) (Sevilla:
Ediciones ALFIL, July 1997): 155.
7. AGI Justicia 12, 149, ff10v-15; el
texto completo del censo está en José Luis Sáez, ed., La iglesia y el esclavo
negro en Santo Domingo (Santo Domingo: Patronato de la Ciudad Colonial de Santo
Domingo, Colección Quinto Centenario, 1994), 267-272.
8. Los datos son de Luis Joseph Peguero,
Historia de la Conquista de la Isla Española de Santo Domingo trasumptada el
año de 1762: Traducida de la Historia
General de las Indias escrita por Antonio de Herrera cronista mayor de su
Magestad, y de las Indias, y de Castilla; y de otros autores que han escrito
sobre el particular (Santo Domingo:
Publicaciones del Museo de Las Casas Reales, 1975; publicado originalmente
en 1763), 217-221. Peguero escribe que
tenía aceso a los documentos de Fuenmayor, quien llegó para llenar un segundo
oficio el 3 de agosto de 1545; pero Peguero no dice como ni donde se le
encontró con los documentos. Yo no pude
encontrarlos en el Archivo General de Indias, Sevilla, ni en el Archivo de la
Nación en Santo Domingo, ni en otras colecciones o publicaciones. Peguero notó que el reportaje de Fuenmayor'
repitió la locaciones de los ingenios y sus dueños de las descripciones que dio
Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdez en 1536 para su Historia general y natural
de las Indias , Libro 4, Cap. 8. Pero
Oviedo no indicaba cantidades de trabajadores y reportó un ingenio más que
Fuenmayor no reportó, Yaguate, que pertenecía a Francisco de Tapia.
9. Carta a la corona. AGI, Audiencia de Santo Domingo 49, R16,
N101; citada en Mira Caballos, El indio antillano, 290.
10. Información de un Consejo de Indias
con la fecha 31 de julio, 1556. CDIU, Vol. 18, 10.
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Autora
Dra. Lynne Guitar, estadounidense, es
historiadora y antropóloga. Vino a la
República Dominicana en 1997 con una Beca Fulbright para terminar su tesis de
doctorado para la Universidad de Vanderbilt en los Estados Unidos y decidió
quedarse para siempre. Es profesor a del
Colegio Americano de Santo Domingo, co-administradora de la compañía Student
Services, administradora local del programa electrónico de educación por World
Classroom “escubriendo un nuevo mundo—La República Dominicana”, co-redactora
del website Caribbean Amerindian Centrelink y co-redactora de su revista
electrónica Kacike. Es especialista de
la cultura e historia de los taínos y del siglo XVI en Hispaniola, es muy
popular como lectora del mismo, ha publicado en muchas revistas académicas y
libros, y está escribiendo una serie de novelas históricas.
Apartado Postal Z-111
Zona Colonial
Santo Domingo
Republica Dominicana
Telephone: (809) 937-0421 (809) 396-8270
Fax: (809)
231-2513 "ATTN: Lynne Guitar"
Website: Student
and Researcher Services, Santo Domingo
E-Mail: lynneguitar@yahoo.com
Citaciones
Favor de citar este artículo en la
manera siguiente (incluyendo el número de párrafos si es necesario):
.Guitar, Lynne (2002). Documentando el mito de la
extinción de la cultura Taína. [33 párrafos]. KACIKE: Revista de la historia y
antropología de los indígenas del Caribe [Revista electrónica], Edición
Especial, Lynne Guitar, redactora. Disponible en:
http://www.kacike.org/GuitarEspanol.html [Fecha del acceso: día, mes, año].
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