19 SEPTIEMBRE, 2015 - 00:08 ANCIENT-ORIGINS
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Descubierta la Primera Representación Pictórica de Göbekli Tepe
Una diminuta placa de hueso expuesta en el museo de Sanliurfa contiene las claves de la orientación de un conjunto de templos religiosos de hace 11.500 años.
Fue descubierta durante unas excavaciones de rutina realizadas en el yacimiento de Göbleki Tepe, al sudeste de Turquía y cuya antigüedad es de 11.500 años, aunque nadie había reconocido hasta ahora con exactitud lo que representaban las líneas grabadas sobre esta pequeña placa de hueso. Pero llegó Matthew Smith, asesor de telecomunicaciones británico residente en Qatar, y visitó el nuevo museo arqueológico de Sanliurfa, a solo 8 millas (13 kilómetros) del conjunto monumental de Göbekli Tepe. Smith observó algo que todo el mundo había pasado por alto hasta entonces: que sobre la superficie de esta pequeña placa – de solo 6 cm por 2,5 cm de tamaño y no más de 3-4 mm de grosor – había grabadas dos figuras en forma de T similares a los pilares en forma de T repartidos profusamente por el yacimiento.
El hecho de que los dos pilares en forma de T que aparecen en la placa estén cara a cara, con sus cabezas claramente visibles (ver fig. 1), implica que representan a los dos pilares que se han descubierto en el centro de cada uno de los recintos principales investigados hasta ahora en Göbekli Tepe. Algunos, como los que se pueden ver en los recintos C y D, alcanzaban originalmente los 5 o 6 metros de altura y podían pesar entre 15 y 20 toneladas cada uno (ver fig. 2).
Fig. 1: La diminuta placa de hueso descubierta en Göbekli Tepe, actualmente expuesta en el nuevo museo arqueológico de Sanliurfa.
Fig. 2: Los pilares centrales gemelos del Recinto D de Göbekli Tepe. Foto: Andrew Collins.
Además del dibujo de los dos pilares en forma de T, la pequeña placa de hueso contiene diversas líneas que parecen representar los muros de contención del recinto. Éstas convergen en el centro del diseño de tal modo que dan la impresión de que hubiera una figura de pie frente a los dos pilares gemelos (ver fig. 3). Aún más destacable resulta el hecho de que por encima de la cabeza de esta figura representada en la placa, y directamente entre las cabezas de ambos pilares, se puede observar claramente lo que parece un agujero sobre una superficie vertical. A izquierda y derecha de esta agujero hay trazos verticales que evocan la imagen de la piedra rectangular agujereada en posición erguida que se encuentra justo en el centro de los dos pilares centrales gemelos del Recinto D de Göbekli Tepe (ver fig. 4), algo que me señaló mi colega Hugh Newman poco después del crucial descubrimiento realizado por Mathew Smith en el Museo de Sanliurfa en Septiembre del 2015.
Fig. 3: Vista esquemática de los trazos principales que aparecen grabados sobre la placa de hueso (Imagen: Rodney Hale).
Fig. 4: El Recinto D de Göbleki Tepe. Entre los dos pilares gemelos podemos observar su gran piedra agujereada. Foto: Andrew Collins.
Otra piedra agujereada similar se puede observar exactamente en la misma posición justo al lado, en el Recinto C. Aunque esta pieza (denominada oficialmente Pilar 59) se encuentra caída en el suelo y su abertura circular partida en dos.
En ambos casos (ver figs. 5 y 6) las piedras agujereadas están situadas en el tramo norte-noroeste del muro de contención del recinto. Esto sugiere que estas piedras verticales, con aberturas circulares de unos 25-30 centímetros, desempeñaban un papel esencial en las creencias y prácticas religiosas de los habitantes de Göbekli Tepe.
Figs. 5 y 6: A la izquierda, la piedra agujereada del recinto D y, a la derecha, la pieza equivalente del recinto C, partida por la mitad. Fotos: Andrew Collins.
Aunque el difunto profesor Klaus Schmidt, director de las excavaciones de Göbekli Tepe desde 1995 hasta su prematura muerte en el año 2014, jamás hizo comentario alguno sobre estas piedras circulares agujereadas de los recintos C y D, sí que hizo mención de ciertas extrañas piedras con forma de anillo descubiertas en el yacimiento (ver fig. 7). Estas piedras, sospechaba el profesor, habrían sido emplazadas en los muros de recintos hoy perdidos y actuarían como seelenloch, palabra de su lengua nativa, el alemán, que significa “agujeros (o puertas) del alma” (Schmidt, 2012, 99).
Fig. 7: Anillo de piedra hallado en Göbekli Tepe y expuesto en la actualidad en el museo de Sanliurfa. Schmidt creía que estos anillos actuaban como seelenloch, “agujeros” o puertas del alma.
Los seelenloch aparecen vinculados a un gran número de dólmenes megalíticos del Neolítico y la posterior Edad del Bronce, presentes desde Irlanda, al Oeste hasta la India en el Este, siendo de lejos la mayor concentración de este tipo de piedras la que se da en la región del Norte del Cáucaso, al sudeste de Rusia. Los seelenloch adoptan la forma de aberturas circulares practicadas en el centro de bloques de piedra presentes en lo que sería la fachada o entrada del megalito (ver fig. 8). Generalmente estas aberturas, como en el caso de las de Göbekli Tepe, son demasiado pequeñas como para que una persona pase a través de ellas con facilidad.
Fig. 8: El dolmen del monte Nexis, cercano a la población de Gelendzhik de la región rusa del Noroeste del Cáucaso. En la fotografía podemos observar el agujero presente en el bloque de piedra de su cara frontal o entrada.
Las prácticas chamánicas de diversas regiones del mundo incorporan la idea de un agujero simbólico, presente en una roca, en la tierra, dentro de un árbol o en la techumbre de una yurta o tienda, y que permite al alma abandonar el cuerpo físico y acceder a parajes sobrenaturales bajo un estado alterado de conciencia. Muy probablemente estas “puertas del alma” presentes en las construcciones megalíticas, como las que se pueden observar en Göbekli Tepe, actuaban de manera similar.
Una Cuestión de Orientación
La “puerta del alma” que aparece representada entre dos pilares gemelos en la placa ósea grabada descubierta en Göbekli Tepe solo intensifica el ya encendido debate sobre la orientación de sus recintos principales. La presencia de estas piedras agujereadas en los recintos C y D, y el hecho de que su relieve grabado entre los dos monolitos centrales gemelos se encontraría de cara al visitante que se aproximara desde el sur, junto con los accesos a los recintos orientados al sur, es todo ello un claro indicio de que estas estructuras religiosas prehistóricas estaban alineadas en dirección norte (ver fig. 9).
Fig. 9: Planta de los recintos principales de Göbekli Tepe en la que podemos observar sus respectivas orientaciones (imagen: Rodney Hale).
Algunos investigadores de los antiguos misterios han decidido ignorar estos datos y anunciar que los pilares gemelos centrales de los recintos clave de Göbekli Tepe están orientados al sur, mientras que sus monolitos centrales gemelos estarían alineados apuntando al nacimiento del cinturón de estrellas de Orión (Schoch, 2014, 54-55) o la brillante estrella de Sirio (Magli, 2014). Sin embargo, estas alineaciones no solo se han revelado radicalmente equivocadas o, como en el caso de Orión, inexistentes (Collins, 2014, 77-80; Collins y Hale, 2014), sino que además hay suficientes argumentos como para justificar una orientación en dirección norte de los recintos principales de Göbekli Tepe.
Tanto los azimuts medios de los pilares gemelos centrales de los Recintos C y D como las piedras agujereadas están orientados al ocaso de la brillante estrella Deneb de la constelación del Cisne, visible al norte-noroeste del horizonte durante la época de su construcción, ca. 9500-8900 a. C. (Collins, 2014, 80-82, ver también fig. 10).
Fig. 10: La alineación a través de la piedra agujereada del Recinto D de Göbekli Tepe en dirección a la estrella Deneb, de la constelación del Cisne (Imagen: Rodney Hale).
Las estrellas de la constelación del Cisne se superponen a la Vía Láctea, exactamente en el lugar en el que ésta se bifurca o abre para dar lugar a dos corrientes separadas, en el punto conocido como Grieta del Cisne o Gran Grieta (ver fig.11). Esta zona del cielo ha sido durante largo tiempo considerada una entrada al mundo celeste, y parece incluso haber sido representada en pinturas rupestres de la Edad del Hielo como las de la cueva de Lascaux, al sur de Francia. Estas pinturas son obra de artistas del período Solutrense y datan aproximadamente del 16.000 a. C. (Rappenglück, 1999).
Fig. 11: La constelación del Cisne, representada por un cisne celeste que recorre en su vuelo la Vía Láctea. Dibujo del astrónomo inglés John Flamsteed (1646-1719).
Tendría sentido por tanto que los constructores de Göbekli Tepe hubieran orientado sus recintos principales al norte, en dirección a esta antigua entrada al Mundo Superior a través de la cual se podría acceder a la Vía Láctea, considerada desde hace milenios como el río, camino o sendero por el que las almas podían alcanzar el más allá.
La hipótesis de la supuesta orientación norte de las piedras agujereadas de los recintos principales de Göbekli Tepe se apoya ahora además en el descubrimiento de la placa ósea expuesta en el Museo de Sanliurfa. La manera en la que las imágenes grabadas sobre su superficie implican que los ojos del visitante al recinto se dirigirían al agujero o puerta del alma, como los que se pueden observar en los recintos C y D, confirman esta suposición, e indican que probablemente la Vía Láctea, y en particular las estrellas de la Gran Grieta y la constelación del Cisne, fueran de vital importancia para las creencias y prácticas religiosas de los constructores de Göbekli Tepe.
Esta conclusión, sin embargo, ha sido puesta en duda por el periodista y escritor Graham Hancok en su nuevo libro Magicians of the Gods (“Magos de los Dioses”). En él, el autor afirma que una orientación norte de los recintos principales dirigida a las estrellas de la constelación del Cisne habría sido imposible ya que “El recinto D está construido en la ladera de un escarpado risco del Tepe que se alza al norte del grupo principal de recintos (Hancock, 2015, 331).” Sin embargo, no es así. El montículo que ocupa el yacimiento, que tiene 15 metros de altura y 200 por 300 metros de extensión, es enteramente artificial, estando cada capa construida sobre el lecho de roca existente a fin de que las nuevas construcciones pudieran emplazarse las unas encima de las otras (ver figs. 12 y 13).
Fig. 12: Material de relleno compactado detrás del Recinto D de Göbekli Tepe. Imagen: Andrew Collins.
Fig. 13: Imagen de Göbekli Tepe a vista de pájaro en la que podemos observar los cuatro recintos principales (A, B, C y D). Superpuestas aparecen las curvas de nivel en color naranja, indicando la altura y la extensión del montículo que ocupa el yacimiento. (Imagen: Google Earth/Rodney Hale).
Obviamente, el hecho de que otras circunstancias, como podrían ser la presencia de otras construcciones y monumentos más antiguos, pudieran haber obstaculizado la línea de visión entre los recintos que podemos ver a día de hoy y el horizonte en dirección norte, es algo que aún está por determinar. Estos datos solo se obtendrán a lo largo de futuras excavaciones. Pero en este momento, la minúscula placa de hueso descubierta en Göbekli Tepe es una prueba convincente de que aquellos que llegaran aquí hace milenios mirarían más allá de los pilares centrales gemelos de los recintos en dirección a las piedras agujereadas orientadas al norte para llevar a cabo sus ceremonias y actos rituales.
De manera simbólica al menos, la creación de la placa de hueso tendría como objetivo ayudar a su propietario o portador a canalizar estas mismas energías, aún encontrándose lejos del lugar de culto. Pero de algún modo se quedó en Göbekli Tepe. Cualquiera que fuese la razón para ello, su descubrimiento incrementa en gran medida nuestros conocimientos respecto a la función y la orientación de este increíble y antiquísimo lugar, y nos proporciona una valiosa perspectiva de la mentalidad de aquellos que construyeron sus primeros recintos hace unos 11.500 años.
Imagen de portada: Principal: Los pilares gemelos de Göbekli Tepe (g.frilli / flickr). Detalle: La minúscula placa de hueso descubierta en Göbekli Tepe, ahora en exposición en el nuevo museo arqueológico de Sanliurfa. Imagen: Andrew Collins.
Autor: Andrew Collins
Traducción: Rafa García
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.
Gracias a Matthew Smith, Hugh Newman, Rodney Hale y Catherine Hale por su ayuda en la realización de este artículo.
Andrew Collins es el autor de Gobekli Tepe: Genesis of the Gods.(“Göbekli Tepe, Génesis de los Dioses”) Su página web es www.andrewcollins.com.
Fuentes:
Collins, Andrew. Göbekli Tepe: Genesis of the Gods. Rochester, VT: Inner Traditions, 2014.
Collins and Hale, “Göbekli Tepe and the Rising of Sirius,” 2013, https://www.academia.edu/5349935/GÖBEKLI_TEPE_AND_THE_RISING_OF_SIRIUS.
Hancock, Graham. Magicians of the Gods: The forgotten wisdom of earth’s lost civilisation. London: Coronet, 2015.
Magli, Giulio. “Possible Astronomical References in the Project of the Megalithic
Enclosures of Göbekli Tepe,” Biblioteca de la Universidad de Cornell online, 2013, http://arxiv.org/abs/1307.8397
Rappenglück, Michael A. Eine Himmelskarte aus der Eiszeit? Frankfurt am Main, Alemania: Peter Lang, 1999.
Schmidt, Klaus. Göbekli Tepe: A Stone Age Sanctuary in South-eastern Anatolia. Berlin, Alemania: ex oriente e.V., 2012.
Schoch, Robert. Forgotten Civilization: The Role of Solar Outbursts in Our Past and Future. Rochester, VT: Inner Traditions, 2012.
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