COMICIOS PARLAMENTARIOS
Un Haití frágil elige hoy a legisladores
RESPECTO A CANDIDATOS, MARTELLY TOMÓ UNA DECISIÓN QUE GENERÓ UN DESORDEN
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Las contiendas legislativas que se van a celebrar hoy
domingo están atrasadas por casi cuatro años. Este dato revela mucho
sobre la debilidad institucional en Haití. Muchos esfuerzos infructuosos
se han hecho para la realización de las elecciones en 2014. La ausencia
de la cámara de diputados y la falta de dos terceras partes de la
membrecía del senado le han abierto mucho más las puertas del desorden
institucional a Martelly. De las votaciones de hoy, la cámara baja
saldrá compuesta de sus 118 miembros y los 20 senadores faltantes serán
elegidos. Dos meses más tarde, o sea, el 25 de octubre, tendrán lugar
las contiendas presidenciales y locales junto con la segunda vuelta de
las parlamentarias.
Hecha esta contextualización, pongámonos a analizar el proceso
electoral de cara al aporte que hará a la institucionalidad en Haití.
Veamos los candidatos, el electorado, el organismo de gestión electoral
y la comunidad internacional.
Respecto a los candidatos, Martelly tomó una decisión que generó un
desorden generalizado en los partidos políticos en Haití, al reducir el
número de miembros para la formación de los partidos políticos a 20
(según la ley electoral del 23 de abril de 2013) en vez de 500 que era,
conforme a la legislación de 1987. Esta disposición provocó la
atomización del sistema de partidos políticos haitianos, que de por sí
era muy fragmentado. La consecuencia nefasta de esta descabellada
decisión fue la presentación de 2039 ciudadanos como candidatos a la
elecciones legislativas, 1777 para la cámara baja y 262 para el senado.
Gracias a algunas restricciones constitucionales (impedimento de doble
nacionalidad para postularse) y administrativas (certificado de
descargo), se redujo este número a 1800. Para las elecciones de hoy
hay en promedio 12 candidatos para cada curul de diputado y 10
postulantes para cada escaño senatorial. El número de aspirantes a la
silla presidencial supera los 50. En cuanto al perfil de los candidatos,
hay muchos artistas y jóvenes. Los primeros esperan atraer la simpatía
del pueblo al igual de Martelly, mientras que los segundos se presentan
aprovechándose del vacío de liderazgo dejado por los políticos
tradicionales.
Golpe fuerte al sistema político
El excesivo número de candidatos en las elecciones es no solo facilitada por la nueva ley electoral, sino también motivada por los quinientos mil gourdes que el organismo de gestión electoral haitiana, llamada, por su sigla en francés(CEP), reparte a los partidos en campaña. Esta situación viene a asestarle un golpe muy fuerte al sistema político haitiano que tiene más de 25 años con una transición democrática inconclusa e incapaz de entrar en una democracia electoral efectiva.
El excesivo número de candidatos en las elecciones es no solo facilitada por la nueva ley electoral, sino también motivada por los quinientos mil gourdes que el organismo de gestión electoral haitiana, llamada, por su sigla en francés(CEP), reparte a los partidos en campaña. Esta situación viene a asestarle un golpe muy fuerte al sistema político haitiano que tiene más de 25 años con una transición democrática inconclusa e incapaz de entrar en una democracia electoral efectiva.
Si el número de candidatos ha crecido de manera anormal, la
participación electoral, no obstante, ha ido reduciéndose. De las
primeras elecciones presidenciales de 1990 a la contienda de 2010, la
participación electoral bajó en más de la mitad, pasando de 50% a 22%.
La misma tendencia se observa en el porcentaje del electorado que elige
un presidente. Aristide llegó al poder con una tercera parte del
electorado en el 1990, mientras que Martelly asumió la presidencia con
alrededor del 15% de las personas con edad de votar, que son 6 millones,
de los cuales más de 5.8 millones tienen cédula electoral. Esta débil
participación en las contiendas resulta, como revela la encuesta de
BRIDES del pasado mes de julio, de la falta de interés y de la
desconfianza en la política. La indeseada consecuencia de ello es la
crisis de legitimidad política, ya que el elegido no cuenta con un apoyo
popular mínimo. Por eso, las manifestaciones y piquetes callejeros
suelen ser tan comunes.
Origen de los fondos
Respecto al financiamiento de las elecciones, se estima a 66 millones de dólares, según el gobierno haitiano. Los fondos vienen de la comunidad internacional en parte y el resto es aportado por el gobierno haitiano. El presupuesto está siendo manejado por el PNUD. Hasta ahora solo hay 36 millones de dólares disponibles. El faltante es prometido por la comunidad internacional y será desembolsado bajo la condición de que las contiendas legislativas sean exitosas.
Respecto al financiamiento de las elecciones, se estima a 66 millones de dólares, según el gobierno haitiano. Los fondos vienen de la comunidad internacional en parte y el resto es aportado por el gobierno haitiano. El presupuesto está siendo manejado por el PNUD. Hasta ahora solo hay 36 millones de dólares disponibles. El faltante es prometido por la comunidad internacional y será desembolsado bajo la condición de que las contiendas legislativas sean exitosas.
En cuanto al Consejo Electoral Permanente (CEP), este ha de tener
profesionalismo, independencia y capacidad técnica para poner las reglas
de juego y aplicarlas. Sin embargo, en el caso haitiano, de manera
tradicional, el CEP no pone las reglas; tampoco las aplica. Un ejemplo
palmario de ello es que las crisis postelectorales son siempre dirimidas
por y bajo presión de la comunidad internacional, aunque la resolución
de las disputas en torno a los resultados de las elecciones sea de la
incumbencia del aparato electoral.
Por otra parte, este organismo gestor es muy poco creíble, ya que es
conocido por su historia de elecciones fraudulentas, y sufre de un
problema de legitimidad. El CEP (Consejo Electoral Permanente), elegido
por 10 años por mandato constitucional, nunca ha sido permanente, sino
provisional. Sin contar los vaivenes de colegio transitorio, de consejo
electoral permanente, desde el 2012, de 1987 al 2015, ha habido 15 CEP,
mientras que debió haber tan solo tres. Por otra parte, el organismo
electoral haitiano, como se puede imaginar, tiene una capacidad técnica
muy limitada. Suele haber mucha desorganización en las elecciones como
enviar a un elector a una ciudad o provincia que no es la que le toca,
cantidad considerable de votos nulos, violencia, etc.
Para las elecciones de hoy, el CEP ha tomado una decisión que puede
perjudicar el proceso electoral. En efecto, la ley electoral estipula
que todos los partidos políticos que están en la contienda tendrán su
representante en los centros de tabulación, mientras que el CEP limita
el número de dichas personas a cinco frente a los más de cien partidos
que compiten. De ahí resulta la violación de la ley y un problema de
legitimidad del organismo electoral, lo cual los partidos perdedores
podrán utilizar como argumento para rechazar los resultados.
Además, la situación de violencia observada durante la campaña en
varias provincias, el reclamo del candidato del partido del expresidente
René Préval en las elecciones presidenciales, el cual fue expulsado por
falta de un certificado de descargo (el cual es un documento entregado
por la Cámara de Cuentas a un alto funcionario que da fe de que no hubo
irregularidades, mucho menos malversación, en la gestión del
interesado), la voluntad de Martelly de imponer los candidatos de su
partido, PHTK (como suele ser el caso del presidente de turno), son
algunos de los factores que pueden fragilizar el proceso electoral. Sin
embargo, hay que reconocer que en este año hay algunas señales de mejora
como evitar que la gente vaya a un centro de votación diferente al que
le corresponde, y la expulsión de postulantes que no cumplieron con los
requisitos para hacerse elegir. No se pueden analizar las elecciones en
Haití sin tomar en cuenta a la comunidad internacional. Esta financia,
observa e influye en los resultados.
Legitimidad del proceso
Sin embargo, si la comunidad internacional juega un papel relevante en la calidad de las elecciones, sobre todo por su experticia técnica y los fondos que aporta, ella no puede decidir de la parte más importante de las contiendas, o sea su legitimidad. En efecto, esta emana de la participación del pueblo y de que éste acepte los resultados. Sin embargo, la realidad ha mostrado lo contrario, ya que en muchas ocasiones, bajo influencia de la comunidad internacional, ha habido más selección que elección.
Sin embargo, si la comunidad internacional juega un papel relevante en la calidad de las elecciones, sobre todo por su experticia técnica y los fondos que aporta, ella no puede decidir de la parte más importante de las contiendas, o sea su legitimidad. En efecto, esta emana de la participación del pueblo y de que éste acepte los resultados. Sin embargo, la realidad ha mostrado lo contrario, ya que en muchas ocasiones, bajo influencia de la comunidad internacional, ha habido más selección que elección.
En resumidas cuentas, las elecciones de hoy se celebrarán con una
multitud de candidatos, entre ellos artistas y jóvenes, poca
participación del electorado, preocupantes debilidades técnicas de un
CEP con poca credibilidad, y la gran influencia de la comunidad
internacional. Este panorama augura una crisis potencial postelectoral,
la cual fragilizaría aún más la poca estabilidad sociopolítica de Haití y
comprometería seriamente la realización de las elecciones
presidenciales del 25 de octubre. Lo positivo en todo ello es que
finalmente tendrán lugar estas elecciones cuyo retraso ha hecho tanto
mal al país. ¡Ojalá que bajo la influencia de alguna variable
incontrolable en el marco de nuestro análisis las elecciones no
conlleven a ninguna crisis, sino que constituyan un paso más en la
demasiado lenta transición democrática haitiana!
El autor es economista y politólogo, coordinador de NAPSA, organización de jóvenes profesionales para el desarrollo de Haití.
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