miércoles, 19 de agosto de 2015

Rumba

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Rumba

 

Rumba. Complejo género musical y danzario cubano.
La rumba surgió en regiones urbanas de Cuba, fundamentalmente en los puertos de La Habana y Matanzas, desde donde se extendió a otros territorios. Sus orígenes, sin embargo, pueden remontarse al continente europeo, en especial a España, a partir de danzas como la zarabanda y la chacona, populares durante los siglos XVI y XVII. Esa influencia llegó a América durante la colonización y, según investigadores, se asentó en el nuevo continente, en especial en La Española –actual Santo Domingo.
 

El ascendiente hispano está presente en el propio nombre del género: “rumba” en España es símbolo de fiesta, parranda o jolgorio, lugar alegre o de esparcimiento. Frases como “vámonos de rumba”, “mujeres de rumbo”, “se acabó la rumba” son frecuentes en el argot popular del pueblo español para identificar cualquier evento o característica personal que implique alegría y desenfado.
De igual modo, dentro de la cultura gitana o flamenca, existe un baile llamado rumba flamenca, muy conocido a través de los espectáculos de ese estilo. Junto con la milonga sudamericana y otras manifestaciones musicales, la rumba puede ser uno de los llamados “cantos de ida y vuelta” que han influido en la cultura de Latinoamérica.
Entre las influencias más notables de la rumba flamenca española en la rumba cubana están el uso de la décima como metro de los cantos, del pañuelo y de la “bata de cola” para el vestuario femenino –vestido ajustado al cuerpo, largo y rematado con vuelos en el ruedo de la falda o “cola” y en las mangas.
Resulta imposible separar la música del baile cuando se habla de rumba. El canto es un elemento determinante en su ejecución, que sirve de vehículo de comunicación entre los ejecutantes, los cuales improvisan para expresar sus sentimientos y versar sobre temas sociales, políticos o culturales nacionales, regionales o universales.

 

En sus comienzos, los ritmos propios de la rumba surgieron de enseres de uso cotidiano como palos o cucharas, de acuerdo con el origen humilde del género; más tarde fueron sustituidos por cajones o taburetes, acompañados por los sonidos de botellas y recipientes percutidos con cucharas. De ahí sus denominaciones de “rumbas de cajón” o “de tiempo España”.
Aún perduran cantos como “Lala no sabe hacer na’” o “Mamabuela”, que se acompañan con bailes de corte pantomímico que reproducen el texto de los cantos. Estas rumbas son consideradas como las más antiguas de que se tienen noticias en Cuba.
Los cantos que entona el solista son respondidos por un coro integrado por los participantes en la fiesta, llamada también rumba o rumbón, mientras otro coro, más reducido, canta junto a los tocadores para llevar el peso musical. El ritmo básico de la rumba está en compás de 4 por 4, y se emplean instrumentos musicales de percusión como tambores, güiros y claves, además de utensilios domésticos como sartenes, botellas y cucharas.utensiliodomésticos como sartenes, botellas y cucharas.
La rumba no es ni una música ni un  baile únicos, sino un complejo de bailes que se relacionan por elementos musicales y danzarios, junto al canto. En ella se advierten tres formas fundamentales:
En primer lugar, el yambú, la rumba más antigua. Su tempo es mucho más lento, de más regodeo rítmico y percutivo. No tiene en su estructura danzaria la acción de “vacunar” o “vacunao”, que poseen las formas siguientes. Sus movimientos suaves no tienen gestos bruscos y el hombre exhibe su galanteo hacia la mujer, le pasa el brazo por los hombros, o el pañuelo por el cuello o la cintura. Bailan uno alrededor del otro, con las piernas semiflexionadas. También uno se enlaza al lado del otro.

Se le puede ubicar entre los bailes pantomímicos de contenido erótico, aunque muy estilizado y discreto. El hombre saluda al tambor y comienza a moverse alrededor de la mujer a manera de cortejo. La mujer le responde bailando a su alrededor con varias evoluciones en correspondencia, para establecer la relación entre ambos. El hombre continúa la insinuación hasta que, luego de conquistarla, se la lleva del ruedo. El baile tiene muchos movimientos de caderas y hombros. La mujer tiene más oportunidades de lucimiento que el hombre, aunque éste no es desfavorecido coreográficamente, sobre todo en un momento climático, cuando saca su pañuelo, lo lanza al piso y se proyecta sobre él para recogerlo con su boca.
Su música se caracteriza por la ejecución de un pequeño cajón repicador que se coloca entre las piernas, y el uso de las claves para marcar el ritmo. El cajón se percute con la palma de la mano izquierda, haciendo un contrapunto con la mano derecha, la que fija la base rítmica alternando dos golpes de los dedos con uno solo del puño cerrado al lado o al frente del cajón.
El yambú tiene una estructura similar al resto de las rumbas: comienza con las claves, se entona el “lalaleo” –repetición rítmica de la sílaba “la” por el cantante–, que es más extenso que en las otras formas. Continúa con una sección del cantante solista seguido del coro, a la que sigue el estribillo, y al final la pareja sale al ruedo. Se establece un contrapunto entre el canto y la música, al ser el primero más adelantado que el ritmo de la segunda. La melodía se establece mediante el contrapunto en la base rítmica, con mucha variedad de acentos.
El guaguancó, por su parte, es la rumba más popular. Su danza representa la persecución de la hembra por el macho, por lo cual tiene un fuerte matiz erótico. Aunque se conoce que la rumba se bailaba en los barracones de esclavos hacia 1880, su carácter meramente urbano es incuestionable, sobre todo en el guaguancó, procedente de Matanzas y La Habana, donde barrios como Los Sitios y Carraguao eran los emporios de este baile.
El guaguancó es una crónica social de los sucesos más importantes de la vida ciudadana, sean historias amorosas, conflictos personales, de salud, políticos, religiosos y culturales en general. En cuanto a la música, la parte inicial del canto es un largo relato, en el que la línea melódica es más fluida que en el yambú. Unas veces el texto se vierte en décimas; en otras, en versos simples pareados, o en prosa.
En cuanto a la ejecución danzaria, después de entrar el coro lo hacen los bailadores, que se colocan en pareja abierta, uno frente a otro, y bailan con libertad y espontaneidad, primando el carácter erótico. Los movimientos son desarticulados, y producen un rejuego de atracción y repulsión, de entrega y esquivez, en que la mujer coquetea con el hombre a través de su gestualidad, mientras él trata de tomarle su zona sexual mediante el pañuelo, el pie, su propio sexo o cualquier parte del cuerpo o accesorios, como el sombrero. Esta acción se conoce como “vacunao” y es exclusiva del guaguancó.
Su estructura se inicia con una introducción o nana interpretada por un guía para determinar la línea melódica; luego se canta el tema central, y en ocasiones se canta en varias voces el estribillo por todos los rumberos. Es característica la inspiración improvisada por el guía o una décima antes del estribillo, para terminar con el bailable.
El guaguancó es el resultado de la decantación de los antecedentes africanos que sobrevivieron a los siglos coloniales en Cuba. Se piensa que un antiguo danzón titulado "Guaguancó", conocido desde 1893, dio nombre a esta rumba, aunque desde antes se entonaba uno con el estribillo “Tú ve, yo no lloro, tú ve…” aún muy popular.
La columbia es la tercera variante. De origen rural, musicalmente tiene una estructura simple: se inicia con la percusión en ritmo rápido, seguida por el cantante solista, llamado “gallo”, que emite gemidos y lamentos, con “lloraos” –sonidos lacrimosos, tal vez emparentados con el cante flamenco. Luego entona la letra específica de la rumba en décimas, seguidas del estribillo. En ese momento salen los bailadores.
Esta variante de rumba es interpretada básicamente por hombres y es de carácter solista, aunque en sus orígenes se cree que fue bailada en parejas. El bailador saluda al tambor quinto y recorre el sitio donde danzará. Sus movimientos se basan en los hombros y las piernas, y alardea de sus habilidades físicas y creativas, improvisando acciones acrobáticas y riesgosas con cuchillos, botellas, sillas, fuegos, etcétera. Ejecuciones como portar un vaso de agua o una botella sobre la cabeza, la mímesis de juegos de béisbol o peleas de boxeo, también son muy frecuentes. Tiene otras derivaciones, como la jiribilla.
El ritmo de la columbia es rápido y segmentado; tanto, que obliga al “columbiano” a ser un danzante ágil y de gran dominio corporal. La polirritmia es muy rica, y brinda al bailador grandes posibilidades para la creación coreográfica, partiendo de contrapuntos con el tambor quinto, encargado de remarcar cada paso. El conjunto musical que acompaña a la columbia es igual que el del yambú, pero de mayor variedad polirítmica.
El complejo de música, cantos y bailes de la rumba es uno de los más importantes valores patrimoniales de la cultura cubana.
Bibliografía
Giro, Radamés: Diccionario enciclopédico de la música en Cuba, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2007.
Orovio, Helio: Diccionario de la música cubana, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1981.
Ortiz, Fernando: Los cabildos y la fiesta afrocubana del Día de Reyes, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992.
Santos García, Caridad y Nieves Armas Rigal: Danzas populares tradicionales cubanas, Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, La Habana, 2000.
Urfé, Odilio: La rumba, Editorial CNC, La Habana, s/f.
Filmografía
La rumba, dir. Oscar Valdés, ICAIC, La Habana, 1978.
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