Reloj del Sol
En el año 1753, el gobernante de la parte Española de la Isla,
el Brigadier Don Francisco Rubio y Peñaranda erigió frente a al antiguo
Palacio de la Audiencia, un cuadrante solar conocido como el “Reloj del
Sol”.
Este pedestal fue construido sobre una base de ladrillo, de tres metros de altura, donde reposa un paralelepípedo o reloj, en el cual, en la actualidad se puede ver la hora solar.
En la cara sudoeste, posee un gnomun que sobresale de la superficie plana, proyectando una sombra al brillar el sol sobre los números grabados en la piedra, lo que permite verificar la hora. De este lado las cifras van desde las 12 hasta las 6. Mientras que en la cara sureste, los números están distribuidos desde el 7 hasta el 12.
El 6 de agosto del año 1603, el Rey Felipe III expidió una real cédula, a través de la cual ordenaba la destrucción de los pueblos Puerto Plata, La Yaguana y Bayahá, y mandaba a que estos fueran reubicados en la parte sur de la isla, por lo que las tropas españolas, radicadas en Puerto Rico, se trasladaron hasta la Española para respaldar los traslados de los habitantes de estas comunidades con sus respectivas pertenencias. Estos pueblos estaban localizados en la parte norte de la isla y gozaban de buena actividad económica.
Para dar cumplimiento a las Órdenes Reales, el 19 de febrero de 1605, el Alférez Baltasar López de Castro, junto al Gobernador Antonio Osorio, se dirigió hacia el norte, donde destruyeron en su totalidad las propiedades de los norteños. Evidentemente, las pérdidas económicas fueron muy elevadas.
En la ciudad de Santo Domingo hubo protestas, sacerdotes y cabildos expresaron su repudio. Pueblos vecinos se opusieron a estas medidas de destrucción, sin embargo, la Real Orden del Rey Felipe III se cumplió sin piedad alguna.
El 27 de abril de 1605, Osorio funda el pueblo San Antonio de Monte Plata con los habitantes de Monte Cristi y Puerto Plata y en octubre de ese mismo año, con los pobladores de Bayahá y la Yaguana, entre los ríos Yabacao, Sabana y Comete funda a San Juan Bautista de Bayaguana.
Un total de ciento quince habitantes poblaron aquel lugar. Era gente trabajadora y humilde, que bajo circunstancias penosas construyeron sus viviendas (chozas de tablas cobijadas de paja). También, construyeron una choza donde ubicaron al Cristo que los vecinos de Bayahá habían trasladado hasta aquel lugar.
El Presbítero Don Pedro Batista Fernández fue el primer sacerdote que tuvo la iglesia de Bayaguana y Buenaventura de Quiñones fue el primer Alcalde Ordinario. Para 1607 ya el pueblo se había organizado y contaba con iglesia, alcaldía y se habían establecido 31 hatos de ganado vacuno y siembras de algunos productos.
El 12 de marzo de 1609, se originó, en el hato de Doña María de Mosquera, un fuego que, lamentablemente, consumió gran parte del pueblo. Los habitantes no se dejaron amedrentar e iniciaron la reconstrucción de San Juan Bautista de Bayaguana y en 1620 el pueblo se había recuperado.
En el año 1740, la población de Bayaguana ascendía a 380 habitantes y ya existía la Cofradía del Santísimo Cristo de los Milagros y en 1785 la Cofradía de la Hermandad del Santísimo Rosario.
Este pedestal fue construido sobre una base de ladrillo, de tres metros de altura, donde reposa un paralelepípedo o reloj, en el cual, en la actualidad se puede ver la hora solar.
En la cara sudoeste, posee un gnomun que sobresale de la superficie plana, proyectando una sombra al brillar el sol sobre los números grabados en la piedra, lo que permite verificar la hora. De este lado las cifras van desde las 12 hasta las 6. Mientras que en la cara sureste, los números están distribuidos desde el 7 hasta el 12.
San Juan Bautista de Bayaguana
El 6 de agosto del año 1603, el Rey Felipe III expidió una real cédula, a través de la cual ordenaba la destrucción de los pueblos Puerto Plata, La Yaguana y Bayahá, y mandaba a que estos fueran reubicados en la parte sur de la isla, por lo que las tropas españolas, radicadas en Puerto Rico, se trasladaron hasta la Española para respaldar los traslados de los habitantes de estas comunidades con sus respectivas pertenencias. Estos pueblos estaban localizados en la parte norte de la isla y gozaban de buena actividad económica.
Para dar cumplimiento a las Órdenes Reales, el 19 de febrero de 1605, el Alférez Baltasar López de Castro, junto al Gobernador Antonio Osorio, se dirigió hacia el norte, donde destruyeron en su totalidad las propiedades de los norteños. Evidentemente, las pérdidas económicas fueron muy elevadas.
En la ciudad de Santo Domingo hubo protestas, sacerdotes y cabildos expresaron su repudio. Pueblos vecinos se opusieron a estas medidas de destrucción, sin embargo, la Real Orden del Rey Felipe III se cumplió sin piedad alguna.
El 27 de abril de 1605, Osorio funda el pueblo San Antonio de Monte Plata con los habitantes de Monte Cristi y Puerto Plata y en octubre de ese mismo año, con los pobladores de Bayahá y la Yaguana, entre los ríos Yabacao, Sabana y Comete funda a San Juan Bautista de Bayaguana.
Un total de ciento quince habitantes poblaron aquel lugar. Era gente trabajadora y humilde, que bajo circunstancias penosas construyeron sus viviendas (chozas de tablas cobijadas de paja). También, construyeron una choza donde ubicaron al Cristo que los vecinos de Bayahá habían trasladado hasta aquel lugar.
El Presbítero Don Pedro Batista Fernández fue el primer sacerdote que tuvo la iglesia de Bayaguana y Buenaventura de Quiñones fue el primer Alcalde Ordinario. Para 1607 ya el pueblo se había organizado y contaba con iglesia, alcaldía y se habían establecido 31 hatos de ganado vacuno y siembras de algunos productos.
El 12 de marzo de 1609, se originó, en el hato de Doña María de Mosquera, un fuego que, lamentablemente, consumió gran parte del pueblo. Los habitantes no se dejaron amedrentar e iniciaron la reconstrucción de San Juan Bautista de Bayaguana y en 1620 el pueblo se había recuperado.
En el año 1740, la población de Bayaguana ascendía a 380 habitantes y ya existía la Cofradía del Santísimo Cristo de los Milagros y en 1785 la Cofradía de la Hermandad del Santísimo Rosario.
Iglesia y Convento de Regina Angelorum
En la segunda mitad del siglo XVI inician los trabajos de
construcción de este templo y finalizan a principios del siglo XVIII.
Esta iglesia fue parte del monasterio de Santa Catalina de Siena de las
monjas dominicas que llegaron en el año 1560 a La Española.
Esta fue erigida con una sola nave y sin capillas. Su estilo de construcción conforma una mezcla de diferentes épocas, muy común en las construcciones coloniales, gracias al tiempo en que tardaban en levantarlas ya fuera por la precaria situación económica o por los azotes naturales que recibía la isla durante aquella época.
En el cuerpo superior de esta iglesia se puede apreciar una de las decoraciones barrocas más impresionantes de la Colonia.
Esta fue erigida con una sola nave y sin capillas. Su estilo de construcción conforma una mezcla de diferentes épocas, muy común en las construcciones coloniales, gracias al tiempo en que tardaban en levantarlas ya fuera por la precaria situación económica o por los azotes naturales que recibía la isla durante aquella época.
En el cuerpo superior de esta iglesia se puede apreciar una de las decoraciones barrocas más impresionantes de la Colonia.
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