La alianza del PLD y la extrema derecha de RD y Haití contra ambos pueblos
Aquellos vientos recogen estas tempestades. Tal como advertimos en su momento, la monstruosa e inconstitucional Sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional, que le quitó el derecho a la nacionalidad dominicana a miles de personas de ascendencia haitiana nacidas en el país, de hasta 85 años, ha tenido una repercusión mundial contra el país y los intereses dominicanos.
En ese sentido, la ley 169-14, y otros decretos emitidos para mitigar los efectos de esa sentencia, no han hecho sino agravar el conflicto generado por la real apatridia que esta generó y el virtual colador en que se convirtió la ya permeada frontera domínico-haitiana, por la muy anunciada suspensión de deportaciones que auspició la venida al país de familias enteras de nacionales del país vecino, con la colaboración interesada de funcionarios civiles y militares, así como empleadores, incluyendo proyectos y contratistas del gobierno.
Lo que sí hay de verdad es una alianza apenas encubierta de la extrema derecha de ambos países, enquistada en el poder político económico y social para retener esa influencia a como dé lugar, impidiendo el desarrollo industrial y el comercio a ambos lados de la frontera, con estímulos y controles fiscales efectivos, para beneficio de sus poblaciones respectivas.
Así como el poder interventor norteamericano impuso en 1919 una Orden Ejecutiva por la cual en un país con mayoría de mulatos y negros como el nuestro, se prohibió la inmigración de personas que no fueran de raza blanca (caucásica), que cerró el país a los llamados cocolos de las Antillas Inglesas para que sus ingenios trajeran como trabajadores temporeros a los haitianos por solo algunos centavos al día, sin protección alguna. Así como Trujillo protagonizó la matanza haitiana del 1937, para luego convertirse en el principal empleador de esa mano de obra sumisa y desamparada a precio de vaca muerta, práctica que se continuó con Balaguer y que los gobiernos del PLD no aplicaron la ley de migración aprobada en el 2004, para usufructuar la miseria y la virtual destrucción del Estado haitiano acelerado por el terremoto del 2010; ahora le toca el turno al PLD de Danilo, aliado a Martelly y sus socios, que quieren explotar viejos resentimientos y prejuicios, para tratar de manipular el patriotismo de ambos pueblos y mantenerse en el poder.
En lugar de exacerbar los ánimos con declaraciones imprudentes, deben aprovecharse al máximo las posibilidades de comercio y cooperación que brinde la relativa estabilización y crecimiento haitianos; mientras se refuerza seriamente la frontera; y se permite la residencia de los que trabajan, sin quitarle puestos a la gran masa de dominicanos desempleados, y se eliminan los ghetos de inmigrantes indocumentados, se está induciendo a una histeria colectiva, que solo conduce a nuevas tragedias que perjudicará grandemente a ambos pueblos.
Seguiremos…
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