¿Hacia dónde va LA EDUCACIÓN SUPERIOR? Una reflexión. 2
El siglo XXI ha traído
consigo una enorme cantidad de transformaciones en muchas esferas de la
vida social, educativa, tecnológica, científica y familiar. Estas
transformaciones han tocado de manera particular el ámbito educativo,
con reformas en sus modelos educacionales y con ello los estudiantes
universitarios hacen una ruptura con paradigmas de corte positivista en
donde el alumno era visto como una fuente restringida por los arreglos
contingenciales del profesor programador, los cuales se establecen
incluso antes de la situación instruccional. Aquel sujeto cuyo desempeño
y aprendizaje escolar podía ser arreglado desde el exterior, se
encuentra en un proceso de emancipación y toma conciencia ahora
participa activamente en su propio aprendizaje. Muchas universidades en
México trabajan para dar un giro decisivo proporcionando autonomía en
sus estudiantes, mediante modelos como el constructivista, al mismo
tiempo que se requiere tengan un pensamiento crítico, pero; esa
autonomía no es auténtica, los estudiantes se subsumen al currículo de
su institución y generan aprendizajes que se limitan a lo que se les
evaluará, aun así el estudiante es reificado. María Zúñiga Sánchez[1]
Ante los cambios que acontecen en el mundo, se impone una revisión crítica del estudiante que ingresa a la universidad, tanto en el nivel de grado como en el de postgrado. El universitario que queremos, o que estamos obligados a recibir, debe tener determinadas características. Josefina Espinoza Jara y Mónica Ylizaliturri Montemayor sostienen, en un trabajo interesante dirigido a la universidad mexicana, que el mundo de hoy impone a los profesionales que van al mercado poseer como condición necesaria y suficiente, las habilidades y competencias que exige el entorno globalizado de la economía mundial. Esta necesidad supone, al mismo tiempo, un cambio profundo en el profesorado universitario. Esta afirmación nos lleva a la pregunta clave: ¿Tienen las universidades profesores capacitados y actualizados pedagógica y disciplinarmente? ¿Están preparadas las universidades para responder a los cambios?
Las autoras sostienen que en la década de 1980 con terminar la preparatoria, tener la papelería en regla, tener los recursos necesarios, contar con el deseo de estudiar como forma de sobresalir en su ambiente, solicitar el ingreso a la institución y ser admitido, parecían bastar para inscribirse y ponerse a estudiar la carrera universitaria seleccionada, y por si quedaba alguna duda o deseo de cambio, solicitarlo e ingresar a la otra carrera que se consideraba era mejor o conveniente[2]. Sin embargo, afirman las académicas, hoy en día las políticas y el perfil de ingreso de los estudiantes han tenido que cambiar, por lo que las instituciones de educación superior se han visto en la necesidad de definir procesos de admisión más rigurosos y a considerar aspectos importantes del entorno. Se ha producido esto en RD? Lo dudo!!!!
Muchas universidades, dicen las autoras, buscan evaluar de forma integral la admisión a las universidades, contemplando aspectos académicos, escolares, económicos, de política institucional, de desarrollo nacional, de comunidad, de valores, del entorno y de la globalización. A juicio de Josefina Espinoza Jara y Mónica Ylizaliturri Montemayor, de esta realidad se derivan dos situaciones. La primera se refiere a las políticas y decisiones propias de la institución educativa; y la segunda abarca al entorno donde se ve inmerso tanto la institución educativa como el propio alumno interesado en su educación universitaria.[3] Las profesoras mexicanas señalan las características ideales que debe tener el nuevo estudiante universitario:
1. Capacidad de análisis e investigación.
2. Saber enfrentar y resolver retos y desafíos.
3. Uso de tecnología de medios
4. Capacidad para cursar materias en modalidad escolarizada y no escolarizada (virtual).
5. Intercambio de ideas en la propia cultura y otras culturas.
6. Diversidad cultural y respeto y conocimiento por la propia.
7. Dominio de un segundo idioma, al menos.
8. Capacidad para tener acceso y decisión de intercambio a otras ofertas educativas a nivel global.
9. Demostrar cualidades y valores adquiridos y desarrollarlos como alumno universitario.
10. Desarrollo de habilidades, de liderazgo y riqueza de conocimiento.
11. Disciplina y creatividad.
12. Demostrar habilidad para dominar nuevas tecnologías.
13. Capacidad para resolver problemas tanto científicos como analíticos.
14. Gusto por la responsabilidad social, el trabajo comunitario y el desarrollo sustentable.
15. Manejo apropiado del conocimiento, la información, el aprendizaje, y lo que se derive propio de su conocimiento e intelecto.
16. Capacidad para trabajar en equipos de alto rendimiento.
17. Gusto por la actualización profesional y personal.
18. Reconocer las transformaciones a nivel nacional e internacional y adaptarse a los tiempos que estas exigen.
19. Reconocer que se vive en una era globalizada, con exigencias a nivel personal, profesional y laboral.
20. Dominio del conocimiento necesario y previo a la carrera universitaria seleccionada.
21. -Contar con los recursos necesarios, principalmente económicos y de tiempo, para enfrentar los trámites administrativos, financieros y académicos. O bien tener la capacidad de conseguir alternativas de financiamiento o becas.
22. Gusto y hábito por la documentación y probación de actividades y resultados alcanzados. [4]
Esas características son las ideales. La pregunta lógica que surge de estas 22 características que debe tener el estudiante universitario es la siguiente ¿No serán esas las condiciones de salida, y no las de entrada?
Más aún, la institución de educación superior debe buscar un equilibrio forzoso entre lo que aspira y la realidad que se le adviene; teniendo a veces que sortear una serie de dificultades, que le obliga a renunciar a algunas de esas maravillosas características. Josefina Espinoza Jara y Mónica Ylizaliturri Montemayor señalan, entre otras las siguientes:
1. Oferta y demanda educativa.
2. Políticas sobre el desarrollo nacional.
3. Los planes estratégicos de la institución educativa.
4. Los requerimientos o demandas de los diversos sectores sociales, de mercado, políticos, económicos, de crecimiento sustentable y de derechos humanos.
5. La globalización y el intercambio internacional sin fronteras, como los tratados de libre comercio y Unión Europea.
6. Aplicación de pruebas de rendimiento institucionales, locales, nacionales e internacionales.
7. Mantener el prestigio institucional balanceado con la oferta y demanda educativa. [5]
Así pues, la universidad del siglo XXI debe mirar hacia el futuro y entender que los jóvenes que acuden a ella llegan con una visión distinta del mundo. Finalizo este ensayo con una hermosa frase de Ortega y Gasset:
Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñes.
[1] María Zúñiga Sánchez, LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS DEL SIGLO XXI EN MÉXICO: DE LA PASIVIDAD A LA AUTONOMÍA Y AL PENSAMIENTO CRÍTICO, http://www.cite2011.com/Comunicaciones/Escuela/166.pdf
[2]Josefina Espinoza Jara M.A y C.P. Mónica Ylizaliturri Montemayor, El nuevo perfil del alumno universitario en México y las características del entorno actual, http://www.ilustrados.com/tema/11752/nuevo-perfil-alumno-universitario-Mexico-caracteristicas.html
[3] Ibídem
[4] Ibídem
[5] Cf. Ibídem
Ante los cambios que acontecen en el mundo, se impone una revisión crítica del estudiante que ingresa a la universidad, tanto en el nivel de grado como en el de postgrado. El universitario que queremos, o que estamos obligados a recibir, debe tener determinadas características. Josefina Espinoza Jara y Mónica Ylizaliturri Montemayor sostienen, en un trabajo interesante dirigido a la universidad mexicana, que el mundo de hoy impone a los profesionales que van al mercado poseer como condición necesaria y suficiente, las habilidades y competencias que exige el entorno globalizado de la economía mundial. Esta necesidad supone, al mismo tiempo, un cambio profundo en el profesorado universitario. Esta afirmación nos lleva a la pregunta clave: ¿Tienen las universidades profesores capacitados y actualizados pedagógica y disciplinarmente? ¿Están preparadas las universidades para responder a los cambios?
Las autoras sostienen que en la década de 1980 con terminar la preparatoria, tener la papelería en regla, tener los recursos necesarios, contar con el deseo de estudiar como forma de sobresalir en su ambiente, solicitar el ingreso a la institución y ser admitido, parecían bastar para inscribirse y ponerse a estudiar la carrera universitaria seleccionada, y por si quedaba alguna duda o deseo de cambio, solicitarlo e ingresar a la otra carrera que se consideraba era mejor o conveniente[2]. Sin embargo, afirman las académicas, hoy en día las políticas y el perfil de ingreso de los estudiantes han tenido que cambiar, por lo que las instituciones de educación superior se han visto en la necesidad de definir procesos de admisión más rigurosos y a considerar aspectos importantes del entorno. Se ha producido esto en RD? Lo dudo!!!!
Muchas universidades, dicen las autoras, buscan evaluar de forma integral la admisión a las universidades, contemplando aspectos académicos, escolares, económicos, de política institucional, de desarrollo nacional, de comunidad, de valores, del entorno y de la globalización. A juicio de Josefina Espinoza Jara y Mónica Ylizaliturri Montemayor, de esta realidad se derivan dos situaciones. La primera se refiere a las políticas y decisiones propias de la institución educativa; y la segunda abarca al entorno donde se ve inmerso tanto la institución educativa como el propio alumno interesado en su educación universitaria.[3] Las profesoras mexicanas señalan las características ideales que debe tener el nuevo estudiante universitario:
1. Capacidad de análisis e investigación.
2. Saber enfrentar y resolver retos y desafíos.
3. Uso de tecnología de medios
4. Capacidad para cursar materias en modalidad escolarizada y no escolarizada (virtual).
5. Intercambio de ideas en la propia cultura y otras culturas.
6. Diversidad cultural y respeto y conocimiento por la propia.
7. Dominio de un segundo idioma, al menos.
8. Capacidad para tener acceso y decisión de intercambio a otras ofertas educativas a nivel global.
9. Demostrar cualidades y valores adquiridos y desarrollarlos como alumno universitario.
10. Desarrollo de habilidades, de liderazgo y riqueza de conocimiento.
11. Disciplina y creatividad.
12. Demostrar habilidad para dominar nuevas tecnologías.
13. Capacidad para resolver problemas tanto científicos como analíticos.
14. Gusto por la responsabilidad social, el trabajo comunitario y el desarrollo sustentable.
15. Manejo apropiado del conocimiento, la información, el aprendizaje, y lo que se derive propio de su conocimiento e intelecto.
16. Capacidad para trabajar en equipos de alto rendimiento.
17. Gusto por la actualización profesional y personal.
18. Reconocer las transformaciones a nivel nacional e internacional y adaptarse a los tiempos que estas exigen.
19. Reconocer que se vive en una era globalizada, con exigencias a nivel personal, profesional y laboral.
20. Dominio del conocimiento necesario y previo a la carrera universitaria seleccionada.
21. -Contar con los recursos necesarios, principalmente económicos y de tiempo, para enfrentar los trámites administrativos, financieros y académicos. O bien tener la capacidad de conseguir alternativas de financiamiento o becas.
22. Gusto y hábito por la documentación y probación de actividades y resultados alcanzados. [4]
Esas características son las ideales. La pregunta lógica que surge de estas 22 características que debe tener el estudiante universitario es la siguiente ¿No serán esas las condiciones de salida, y no las de entrada?
Más aún, la institución de educación superior debe buscar un equilibrio forzoso entre lo que aspira y la realidad que se le adviene; teniendo a veces que sortear una serie de dificultades, que le obliga a renunciar a algunas de esas maravillosas características. Josefina Espinoza Jara y Mónica Ylizaliturri Montemayor señalan, entre otras las siguientes:
1. Oferta y demanda educativa.
2. Políticas sobre el desarrollo nacional.
3. Los planes estratégicos de la institución educativa.
4. Los requerimientos o demandas de los diversos sectores sociales, de mercado, políticos, económicos, de crecimiento sustentable y de derechos humanos.
5. La globalización y el intercambio internacional sin fronteras, como los tratados de libre comercio y Unión Europea.
6. Aplicación de pruebas de rendimiento institucionales, locales, nacionales e internacionales.
7. Mantener el prestigio institucional balanceado con la oferta y demanda educativa. [5]
Así pues, la universidad del siglo XXI debe mirar hacia el futuro y entender que los jóvenes que acuden a ella llegan con una visión distinta del mundo. Finalizo este ensayo con una hermosa frase de Ortega y Gasset:
Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñes.
[1] María Zúñiga Sánchez, LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS DEL SIGLO XXI EN MÉXICO: DE LA PASIVIDAD A LA AUTONOMÍA Y AL PENSAMIENTO CRÍTICO, http://www.cite2011.com/Comunicaciones/Escuela/166.pdf
[2]Josefina Espinoza Jara M.A y C.P. Mónica Ylizaliturri Montemayor, El nuevo perfil del alumno universitario en México y las características del entorno actual, http://www.ilustrados.com/tema/11752/nuevo-perfil-alumno-universitario-Mexico-caracteristicas.html
[3] Ibídem
[4] Ibídem
[5] Cf. Ibídem
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