miércoles, 5 de agosto de 2015

El Estado Islámico: raíces y consecuencias «

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El Estado Islámico: raíces y consecuencias

Por
f.bogaert[@]hoy.com.co 
http://hoy.com.do/el-estado-islamico-raices-y-consecuencias/autor/f-alvarez/ 
Parte I
Incertidumbres, acompañadas de distintos conflictos geopolíticos y económicos inundan al mundo actual, sin embargo, ninguno se asemeja al avispero del Medio Oriente. Sam Jones, editor de Defensa y Seguridad del Financial Times, afirmó, basado en un reporte de las Naciones Unidas que más de la mitad de los países del mundo están produciendo yihadistas para llenar las filas de la organización de violencia sunita. Sería una falta de nuestra parte tan solo hacer una presentación breve sustentada en una visión superficial de los acontecimientos que actualmente se perciben. Por esto, segmentamos este trabajo en tres entregas, divido de la manera siguiente:
a) La extraordinaria influencia del extenso Imperio Otomano en la psiquis del pueblo árabe.
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b) La caída del Imperio Otomano: causas y consecuencias.
c) Profundización del conflicto con la intervención de la OTAN en Irak y Afganistán luego del ataque terrorista del 2001 y, posteriormente, con la Primavera Árabe.
El reino de los otomanos abarcó seis siglos. Fue fundado por Osmán I, que gobernó sobre un pequeño estado fronterizo en la Anatolia Occidental durante el primer cuarto del siglo XIV.
El arquetipo del Estado giraba en torno a la lucha de la Fe del Islam contra el Cristianismo. Puede decirse, con certeza, que tenían la habilidad de aprovecharse de las divisiones de sus vecinos y de forzarlos a salir de sus tierras. Las conquistas de Osmán I fueron coronadas con la adquisición, liderada por su hijo Orhan I, de la capital de la provincia Bursa. Esto supuso el control de los otomanos sobre los sistemas administrativos, financieros y militares bizantinos; y así se inició la tradición otomana de expandirse por la fuerza a costa de los estados cristianos.
Los logros fueron enormes, poseían el ejército más organizado, equipado y eficiente de aquel tiempo. Para hacernos una idea de su ensanchamiento, hay que decir que gobernaron, en su momento de mayor extensión territorial, en lo que hoy representa Turquía, Egipto, Grecia, Bulgaria, Rumania, Macedonia, Hungría, Israel, Jordania, Líbano, Siria, y partes de la Península Árabe y el norte de África.
La sociedad estaba dividida en clases claramente definidas que se pueden, generalmente, dividir en los gobernantes (askeri) y los gobernados (reaya). Los primeros participaban del gobierno, el ejército y el sacerdocio. Los reaya, que eran rechazados por los askeri por ser pobres y analfabetos, se dedicaban a las tareas productivas. Eran los campesinos jóvenes recogidos a modo de impuesto (devshirme), práctica mediante la cual el Imperio Otomano reclutaba niños de familias cristianas para ser entrenados arduamente bajo una estricta disciplina como soldados jenízaros; los educaban obligándolos a convertirse a la fe islámica, saber leer y escribir en turco, árabe y persa, y a permanecer en obediencia y lealtad al Sultán.
Para aquellos musulmanes de nacimiento, el único camino hacia la clase gobernante de los askeri era convertirse en un miembro de la Institución de los Sabios, hombres educados en instituciones musulmanas (madrazas), de donde provenían los eruditos, profesores, jueces, abogados y doctos. Su trabajo era propagar la fe islámica y hacer cumplir las leyes y enseñanzas religiosas.
Por debajo de todos, estaban los gitanos, campesinos no musulmanes, económicamente en mayor desventaja ya que soportaban impuestos adicionales. Eran las únicas personas que eran realmente despreciadas puesto que el imperio consideraba que los nómadas no traían ningún beneficio a la sociedad.
En la próxima entrega expondremos las causas y orígenes de la caída de tan impresionante imperio. Además de las consecuencias de este derrumbe posteriores a la Primera Guerra Mundial.

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