Los perros paracaidistas del desembarco de Normandía
Hace poco os contaba la historia de Cat Island (Isla del Gato), donde los estadounidenses entrenaban perros para invadir Japón, hoy hablamos de los que participaron en el desembarco de Normandía… los perros paracaidistas (parachuting dogs o paradogs). Desde principios de 1943 el Primer Ministro británico, Winston Churchill, y el Presidente estadounidense, Franklin D. Roosevelt,
se reunieron para planear la invasión del continente entonces ocupado
por los alemanes. Pero no fue hasta el 6 de junio de 1944 cuando se
dieron las circunstancias oportunas, el desembarco de Normandía
marcó el inicio de la liberación de la Europa occidental ocupada. Uno
de los regimientos británicos que iba a participar era el 13º Parachute Regiment and Airborne Forces (Regimiento de Paracaidistas y Fuerzas Aerotransportadas), al que estaban asignados tres perros: Bing, Monty y Ranee.
En la base de Larkhill Garrison los perros recibían el adiestramiento necesario para localizar minas y explosivos, realizar labores de vigilancia y actuar como mensajeros, se familiarizaban con los escenarios de guerra para que no se asustasen en medio de los tiroteos o bombardeos… y un entrenamiento específico para saltar de los aviones. En la prime parte de este entrenamiento, los perros se sentaban dentro de la cabina durante horas para que se acostumbrasen al ruido de los motores; en la segunda fase, la más complicada, los paradogs debían perder el miedo a saltar desde el avión. Para ello, antes del salto los dejaban sin comida y los instructores subían al avión con un buen trozo de carne. Cuando llegaban a la altura señalada, los instructores saltaban enseñándoles el jugoso filete… los perros estaban tras hambrientos que saltaban tras la carne. Cuando llegaban a tierra, recibían el preciado botín. Salto a salto, fueron perdiendo el miedo e incluso parecía que se divertían. Tras dos meses, estaban preparados para el día D.
El 6 de junio de 1944, tres aviones del 13º Parachute Regiment and Airborne Forces despegaban de sus bases con 20 paracaidistas y un perro cada uno. Aunque ninguna de las tres aeronaves fue alcanzada por las defensas antiaéreas alemanas, los aviones recibían fuertes sacudidas por las explosiones cercanas. Monty y Ranee mantuvieron el tipo pero Bing se puso muy nervioso, comenzó a ladrar y se escondió asustado bajo un asiento. El salto todavía sería peor… para los tres perros: el paracaídas de Bing quedó enganchado en un árbol y fue herido antes de poder ser rescatado por los paracaidistas, Monty resultó gravemente herido y Ranee desapareció.
A pesar de estar herido, Bing consiguió hacer su trabajo detectando minas e incluso salvando a sus compañeros de una emboscada en un segundo salto durante la Operación Varsity en marzo de 1945. Fue galardonado con la Medalla Dickin, la condecoración que el gobierno británico otorga a los animales por sus acciones durante los conflictos bélicos. Después de su muerte en 1955, fue enterrado en Londres y su estatua se puede visitar en el Museo del Regimiento de Paracaidistas y Fuerzas Aerotransportadas.
Fuentes e imágenes: Spiegel, The Telegraph
En la base de Larkhill Garrison los perros recibían el adiestramiento necesario para localizar minas y explosivos, realizar labores de vigilancia y actuar como mensajeros, se familiarizaban con los escenarios de guerra para que no se asustasen en medio de los tiroteos o bombardeos… y un entrenamiento específico para saltar de los aviones. En la prime parte de este entrenamiento, los perros se sentaban dentro de la cabina durante horas para que se acostumbrasen al ruido de los motores; en la segunda fase, la más complicada, los paradogs debían perder el miedo a saltar desde el avión. Para ello, antes del salto los dejaban sin comida y los instructores subían al avión con un buen trozo de carne. Cuando llegaban a la altura señalada, los instructores saltaban enseñándoles el jugoso filete… los perros estaban tras hambrientos que saltaban tras la carne. Cuando llegaban a tierra, recibían el preciado botín. Salto a salto, fueron perdiendo el miedo e incluso parecía que se divertían. Tras dos meses, estaban preparados para el día D.
El 6 de junio de 1944, tres aviones del 13º Parachute Regiment and Airborne Forces despegaban de sus bases con 20 paracaidistas y un perro cada uno. Aunque ninguna de las tres aeronaves fue alcanzada por las defensas antiaéreas alemanas, los aviones recibían fuertes sacudidas por las explosiones cercanas. Monty y Ranee mantuvieron el tipo pero Bing se puso muy nervioso, comenzó a ladrar y se escondió asustado bajo un asiento. El salto todavía sería peor… para los tres perros: el paracaídas de Bing quedó enganchado en un árbol y fue herido antes de poder ser rescatado por los paracaidistas, Monty resultó gravemente herido y Ranee desapareció.
A pesar de estar herido, Bing consiguió hacer su trabajo detectando minas e incluso salvando a sus compañeros de una emboscada en un segundo salto durante la Operación Varsity en marzo de 1945. Fue galardonado con la Medalla Dickin, la condecoración que el gobierno británico otorga a los animales por sus acciones durante los conflictos bélicos. Después de su muerte en 1955, fue enterrado en Londres y su estatua se puede visitar en el Museo del Regimiento de Paracaidistas y Fuerzas Aerotransportadas.
Fuentes e imágenes: Spiegel, The Telegraph
No hay comentarios:
Publicar un comentario