LICENCIADO JOAQUÍN MONTOLÍO, poco conocido patriota independentista.
NOTA DE LA REVISTA BLANCO Y NEGRO DEL 17 DE DICIEMBRE DE 1911
El 13 de diciembre de 1911 falleció el licenciado Joaquin Montolío, tronco de respetable familia de esta sociedad y ciudadanos distinguidísimo, por sus altos merecimientos de la estima y el afecto de sus compatriotas
Nacido en 1820, fue un devoto sincero de la República. Perteneció él, cuando era a un imberbe mozo , al número de aquellos patricios que, la noche clásica del 27 de febrero de 1844, fundaron en la puerta del Conde la nacionalidad dominicana y sirvieron desde entonces con entrañable amor a su causa.
Alistado del ejército estuvo con el arma al brazo en cuantas ocasiones lo requirió la salud de la Patria y cuando en 1861 soplaron sobre la República los primeros vientos de la tempestad que causaron su ruina, se encontró en el número de los conjurados que en esta capital estuvieron a punto de ahogar el movimiento libertador.
Ejerció importantes cargos públicos, entre otros los de procurador General de la República, Magistrado de la Suprema Corte y Ministro de Justicia e Instrucción Pública.
Desde hace muchos años estaba dedicado al ejercicio del notariado. Era el decano de los notarios de la ciudad de Santo Domingo.
Naturaleza de roble, estuvo el extinto anciano dando muestras de vigor hasta los días que precedieron inmediatamente a su muerte. A pesar de sus 91 años, su inteligencia no sufrió quebranto.
La muerte del venerable Patricio ha sido motivo de duelo en todos los círculos sociales de esta ciudad.
NOTA DE LA REVISTA BLANCO Y NEGRO DEL 17 DE DICIEMBRE DE 1911
El 13 de diciembre de 1911 falleció el licenciado Joaquin Montolío, tronco de respetable familia de esta sociedad y ciudadanos distinguidísimo, por sus altos merecimientos de la estima y el afecto de sus compatriotas
Nacido en 1820, fue un devoto sincero de la República. Perteneció él, cuando era a un imberbe mozo , al número de aquellos patricios que, la noche clásica del 27 de febrero de 1844, fundaron en la puerta del Conde la nacionalidad dominicana y sirvieron desde entonces con entrañable amor a su causa.
Alistado del ejército estuvo con el arma al brazo en cuantas ocasiones lo requirió la salud de la Patria y cuando en 1861 soplaron sobre la República los primeros vientos de la tempestad que causaron su ruina, se encontró en el número de los conjurados que en esta capital estuvieron a punto de ahogar el movimiento libertador.
Ejerció importantes cargos públicos, entre otros los de procurador General de la República, Magistrado de la Suprema Corte y Ministro de Justicia e Instrucción Pública.
Desde hace muchos años estaba dedicado al ejercicio del notariado. Era el decano de los notarios de la ciudad de Santo Domingo.
Naturaleza de roble, estuvo el extinto anciano dando muestras de vigor hasta los días que precedieron inmediatamente a su muerte. A pesar de sus 91 años, su inteligencia no sufrió quebranto.
La muerte del venerable Patricio ha sido motivo de duelo en todos los círculos sociales de esta ciudad.
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