A un año de las elecciones predomina la incertidumbre: análisis de Juan Bolívar Díaz
17 de mayo de 2015 - 8:00 am -
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Con el PLD al borde de la división, el PRD
reducido a un dígito de preferencias, y el PRSC fragmentado, lo único
novedoso parece ser la emergencia del PRM en un panorama incierto para
las elecciones del 2016, las cuales volverán a ser generales
Al iniciarse la cuenta regresiva del año para las elecciones generales del 2016 el panorama nacional
se configura incierto, a la expectativa de cómo saldrá el gobernante
Partido de la Liberación Dominicana (PLD) de la profunda crisis
determinada por la confrontación que protagonizan sus dos principales líderes por la candidatura presidencial.
Aunque la candidatura de Luis Abinader
por el nuevo Partido Revolucionario Moderno (PRM) ha arrancado con
buenos augurios, está pendiente que pueda configurar un frente de
oposición que arrastre las expectativas de cambio que se anidan en
diversos y dispersos segmentos sociales insatisfechos por la gestión
peledeísta de la última década.
De nuevo serán generales
Ya hay cinco candidatos
presidenciales perro casi todo parece girar sobre la incertidumbre en
que está sumido el partido que ha gobernado en cuatro
de los últimos cinco períodos. Los candidatos proclamados, además de
Abinader, son Miguel Vargas Maldonado y Federico Antún, por el Partido
Revolucionario Dominicano (PRD)
y por el Reformista Social Cristiano, los dos que dominaron tras la
liquidación de la tiranía de Trujillo hace más de medio siglo. También
han sido postulados Juan Cohén, por el Partido Nacional de la Voluntad
Ciudadana, y Fidel Santana por el Frente Amplio, aunque este último
apoyará a Abinader, por ser parte del proyecto de Convergencia de la
oposición.
Los comicios programados para el 15 de
mayo del 2016 volverán a ser generales, con la elección de 4 mil 213
legisladores y autoridades municipales, lo que no ocurre desde
1994 cuando el último fraude electoral de Balaguer se saldó con una
reforma constitucional que prohibió la reelección del presidente y
separó su elección de los
legisladores y autoridades municipales. La elección 32 candidatos a
senadores, 190 a diputados, 156 a alcaldes y sus vicealcaldes, 228
directores municipales y más de 3 mil regidores y vocales representa un gran desafío para partidos con débiles mecanismos democráticos.
La incertidumbre se extiende también
hasta los organizadores y árbitros de los comicios, la Junta Central
Electoral y sobre todo el Tribunal Superior Electoral, sumidos en el
descrédito, por el control que sobre los mismos se atribuye al PLD y su líder el expresidente Leonel
Fernández, que empeoraría si éste termina de candidato presidencial
oficialista. Dirigentes opositores, especialmente del PRM, han sostenido
que las actuales autoridades electorales no garantizan elecciones
libres. Otro ingrediente conflictivo es el empeño del PLD por imponer
una ley de partidos ignorando el consenso político y social y por evadir
la ley orgánica del sistema electoral que reglamentarían partidos y
proselitismo.
El deterioro del PLD
El tiempo que tome el PLD en
salir de su crisis y la forma en que lo logre, incluyendo el costo
institucional y económico, incidirán sobre el panorama de cara a los
comicios. Va a cumplirse un mes desde que el 19 de abril estalló la
confrontación con la decisión de disponer una reforma constitucional
para viabilizar la repostulación del presidente Danilo medina y no se
advierte aún cómo podrá ser conjurada. Se afirma que esta semana
fracasaron mediaciones externas para reunir a Medina y Leonel Fernández,
como antes tampoco surtieron efecto esfuerzos de dirigentes
partidarios.
No se ha publicado alguna encuesta que
mida los efectos de esta crisis, pero circulan versiones de que algunas
mediciones privadas comienzan a registrar declive de las preferencias
por el PLD, acentuando el que viene teniendo el expresidente Fernández, y
hasta de la alta aprobación que ha impulsado el reeleccionismo
danilista.
La prolongación de la crisis reproduce
la división y el encono en la dirección media y las bases peledeístas
incrementando las posibilidades de que termine en una fragmentación, más
aún teniendo en cuenta los apoyos externos, incluso entre los aliados
políticos, que tiene Fernández, el gran líder triunfador de casi dos
décadas.
El desplome de la imagen de armonía que
vendía el peledeísmo y las mutuas descalificaciones se reflejarán en el
electorado. Y en la medida en que se fortalezca una alternativa de oposición, afectarán
hasta la alta popularidad del mandatario, en parte determinada hasta
ahora por el rechazo a su antecesor y la falta de alternativa en la
oposición que los gobiernos peledeístas absorbieron o ayudaron a
dispersar.
Los costos de las salidas
Que no se pongan de acuerdo, sea que el
poder presidencial y la mayor posibilidad electoral de Danilo se
impongan doblegando o sobornando a los legisladores leonelistas, o que
estos impidan la reforma constitucional, impactará sobre el escenario
preelectoral y los comicios mismos, aunque no haya una división formal,
pues todos prefieren la
negociación, dificultada por acumulación de enconos hasta personales que
hacen difícil recoger toda la sangre y leche derramada.
La mutua desconfianza hace que ninguno
crea que el otro dejará de utilizar el poder para aplastarlo, sea que
predomine la reelección o vuelva Leonel al poder, por lo que algunos
creen que la salida es “ni uno ni otro”, lo que se rechaza por la baja
popularidad acumulada por el resto de los precandidatos, aunque uno unitario podría recibir gran parte de las preferencias que se manifiestan por los dos líderes.
La salida que más se señala entre los
peledeístas, y se refleja en las declaraciones y escritos de sus
parciales que prefieren a Danilo como “camino más seguro”, es
el sacrificio del expresidente, otorgándole una alta cuota de
candidaturas legislativas y municipales, para garantizarle que no se
sienta o pueda ser aplastado por el poder danilista extendido.
Queda la posibilidad de que el
presidente decline la postulación para no exponer su imagen y concluir
su gobierno con alta aprobación y como reserva casi segura para volver
en el 2020, ya que cualquiera que gane ahora no podrá reelegirse. El
reclamaría la alta cuota legislativa y municipal para no ser aplastado
en caso de que Leonel gane. Así evitaría el alto costo económico, moral e
institucional que conllevaría una imposición con poca legitimidad hasta
en el PLD, o un “pacto de impunidad” con los leonelistas.
Perspectivas de la Convergencia
En el panorama actual, el otro
elemento clave de las perspectivas para los comicios es la suerte que
corra el proyecto de “Convergencia por un Mejor País” y las
posibilidades de convertirlo en un gran frente opositor, sumando a los 8
grupos políticos que ya la integran, los partidos que encabezan
Guillermo Moreno, Eduardo Estrella, Max Puig y Hatuey de Camps y
propiciando una alianza estratégica con organizaciones populares y
sociales y sectores empresariales saturados del desgaste del largo
dominio peledeísta.
Las encuestas y los resultados de la
convención del Partido Revolucionario Moderno han indicado que quien más
posibilidades tiene de encabezar las candidaturas de la Convergencia es
Luis Abinader, aunque los mermados seguidores de Miguel Vargas (también
según las encuestas) creen que debe ser él por las viejas siglas
perredeístas.
Junto a Hipólito Mejía, que se ha crecido apoyándolo firmemente, Abinader tiene el enorme desafío
de concertar con tan disímiles sectores reconociéndoles a todos su
importancia, para lo cual será fundamental que controlen las ambiciones
de los perremeístas que ya se lanzan en tropel tras las candidaturas
legislativas y municipales que tendrían que ser subordinadas a la
Convergencia y su anunciado Plan de Nación.
En los procesos anteriores
A un año de las tres elecciones
presidenciales anteriores, el panorama configurado en el Tema de Hoy,
con el mismo autor, tenía parecidas características:
En mayo del 2003 el Tema de Hoy
titulaba “La quiebra de Banínter es una tragedia nacional”. Tenía en
jaque al gobierno y el PRD. La JCE atravesaba por una crisis de
legitimidad. El 19 de julio el título resumía: “El presidente Mejía debe
abandonar la reelección”. Pero impuso su repostulación en enero del
2004, dividiendo su partido. Leonel corría solo como candidato del PLD y
el PRSC se dividía tras elegir a Eduardo Estrella.
El 19 de mayo del 2007, El
Tema de Hoy se titulaba “La reelección pone a prueba los avances
democráticos”. El 6 de mayo Leonel y el Estado ya habían vencido a
Danilo, como éste afirmó, sembrando la semilla de la actual
confrontación. Se discutía la necesidad de reglamentación electoral. Lo
reclamaba el CONEP, la Conferencia Episcopal, Participación Ciudadana y
muchas otras voces. Miguel Vargas ya era candidato presidencial del PRD y
el reformismo daba bandazos.
El 15 de mayo del 2011 se
titulaba “Hipólito sale con buen pie”, encabezando las preferencias con
48.7 por ciento en Gallup-HOY. Ya Leonel había desistido de repostularse
pasando por encima a su
propia Constitución, y Danilo sería electo candidato el 26 de junio.
Seguía el debate sobre la necesidad de reglamentación electoral. El 29
de mayo el presidente de la JCE, Roberto Rosario, anuncia los proyectos
de Ley de Partidos y Ley Orgánica Electoral, con asesoría de la OEA.
Fueron enviados al Congreso en septiembre y a casi 4 años siguen
relegados.-
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