sábado, 18 de abril de 2015

De las luchas constitucionalistas

De las luchas constitucionalistas

Publicado el 18 de abril del 2015 - 7:56 pm por UBI RIVAS
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Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó
El viernes 24 de esta semana, se cumple medio siglo de la guerra de abril de 1965, organizada por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) liderado por el ex presidente Juan Bosch, para derrocar al gobierno espurio de el triunvirato que depuso el 25 de septiembre de 1963 al primer gobierno constitucional electo por la voluntad popular luego del ajusticiamiento del tirano generalísimo Rafael Leonidas Trujillo el 30 de mayo de 1961.
La guerra de abril, que comenzó con el propósito señalado, derivó a guerra patria cuando cuatro días después, el 28 de abril, el presidente de Estados Unidos, Lyndon Baines Jonson, mal informado y peor aconsejado por su embajador en Santo Domingo, William Tapley Bennett, aviesamente le comunicó que la insurrección constitucionalista era dominada por castro-comunistas, una mentira absoluta.
Tappley Bennett, Tap, para sus allegados, conforme consigna el notable periodista polaco Tad Szulc en su libro Revolución en Santo Domingo, trabó grandes migas con el presidente de El Triunvirato, doctor Donald Reid Cabral, figura de confianza de Estados Unidos, a quien apoyaron cuando fue célula clave en Washington, D. C. en el complot para eliminar al generalísimo Trujillo.
En realidad las fuerzas constitucionalistas que exigían sin discusión alguna reinstaurar al derrocado presidente Bosch, un regresionismo histórico, además de un imposible, porque no se concebía en buen raciocinio, que Estados Unidos consintiera que retornara al poder a quien habían derrocado, ganaban el día 27 de abril la guerra contra las tropas regulares de las Fuerzas Armadas, motivo por el que Tappley Bennett emitió un SOS al presidente Johnson para que dispusiera intervenir en nuestro país é impedir el propósito constitucionalista expresado, que se ejecutó el día 28.
El gobernante norteamericano, que asistió como vicepresidente a la juramentación de Bosch el 27-02-63, dispuso la segunda intervención militar a nuestro país el 28 de abril, enviando un aparatoso dispositivo militar, pero nunca la manoseada cifra de 42 mil efectivos, como tampoco que en la contienda perecieron cinco mil dominicanos, dos hipérboles que los historiadores deben clarificar, para discontinuar confundiendo y acrecentando lo incierto de las dos referencias.
La guerra de abril l965, primero por el retorno a la constitucionalidad sin elecciones, que derivó en guerra patria desde el 28, es el acontecimiento histórico, político y social más trascendente del siglo XX en la historia de República Dominicana.
Por primera vez soldados regulares de las Fuerzas Armadas se confundieron en un propósito común con el pueblo dominicano, y por primera vez un movimiento popular y militar propiciaba respetar la Constitución y enviaba un mensaje a todos los militares del mundo de que los gobiernos electos por la mayoría de los ciudadanos de un país, derrocarlo era pasible de la condena, repulsa y rebelión de los sectores conscientes de sus respectivos pueblos.
El movimiento constitucionalista y patríótico de abril de 1965 fue cercado y confinado al perímetro de la ciudad colonial de Santo Domingo, hasta el primero de septiembre 1965 en que se acordó finalizar la contienda mediante el Acto Institucional, redactado por los doctores Jottin Cury, Hugo Tolentino Dipp, Salvador Jorge Blanco y Freddy Prestoll Castillo
Primero el coronel EN Rafael Tomás Fernández Domínguez, protagonista del retorno de Bosch al poder, luego el coronel dsel Ejército Miguel Hernando Ramírez, relevado por el coronel Francis Caamaño Deñó, condujeron a las tropas constitucionalistas y al pueblo durante los episodios más destacados y sangrientos del conflicto, en la cabeza oeste del puente Duarte para detener a los blindados e infantería del Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas que tenían su guarnición en la base aérea de San Isidro, dirigida por el coronel Elías Wessin y Wessin, opuesto al retorno de la constitucionalidad sin elecciones, tema que debió consensuarse y evitar los sacrificios fútiles que ocasionó la guerra.
Al conmemorarse el 50 aniversario de la guerra de abril 1965, la efemérides más relevante del siglo XX de República Dominicana, resulta deprimente el resultado de la firma de sondeos Pulso Dominicano, que reveló conforme insertó el diario Hoy del siete de este mes, que el 49% de los encuestados dividió su respuesta en que en esa fecha un 19.5% expresó que se conmemoraba la Restauración, un 16.3% no sabía, un 9.1% que se conmemora la batalla de Las Carreras de 1844, y un 3.9% el onomástico del general Gregorio Luperón.
Esas son las inconsecuencias ciudadanas que desde hace tiempo concibieron en no pocos, que no vale la pena el sacrificio por la patria, porque no es validado, reconocido ni asomos de asumir los ejemplos como paradigmas, y es por esas vertientes que ningún tercer coronel se atreve a casarse con la gloria, porque los dos que lo intentaron, Rafael Fernández Domínguez y Francis Caamaño Deñó, fueron muertos, y sus sacrificios no recibieron el eco condigno de sus conciudadanos. ¿O lo recibieron?.

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