domingo, 8 de febrero de 2015

Un Embajador que distinguía la prensa

Un Embajador que distinguía la prensa 
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EN AQUELLA ÉPOCA GOBERNABA LA GRAN NACIÓN EL PARTIDO KOUMINGTANG



  • El Lic. Arturo Despradel y el doctor Tu-Tsun Li, en el coctáil ofrecido en su honor el 27 de marzo de 1940 en el Palacio Nacional.
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Luis Beiro
Santo Domingo
Cuando don Rafael Vidal apareció en la puerta del hotel Fausto, acompañado por una pequeña comitiva, el recepcionista se emocionó. De inmediato fue a su encuentro, y le dijo:
-Bienvenido, don Rafael. Ya me comunicaron que usted nos honraría con su presencia para la entrevista, le avisaré al señor Ministro Li que usted acaba de llegar. Por favor, espere en el lobby.
El director del periódico La Nación, acompañado por uno de los traductores del matutino y del señor Leonte Guzmán Sánchez, representante de la colonia china en Santo Domingo, cumplieron lo indicado.
Eran las once la mañana del 12 de mayo de 1940 y, al siguiente día, el diplomático oriental regresaría a La Habana. Pero antes, había acordado una cita con el ejecutivo del diario de mayor circulación nacional, el cual ya había visitado el pasado dos de abril.
En breves minutos se presentó ante ellos el Dr. Tu Tsun Li, exhibiendo su acostumbrada sonrisa. Saludó a los visitantes con el especial rito asiático, bajando la cabeza ante cada uno, como signo de respeto y humildad.
El hombre, de pequeña estatura estaura y mirada intensa viste de blanco, tal y como lo hiciera durante la ceremonia efectuada en el Palacio Nacional donde le fue impuesta la orden “Juan Pablo Duarte”, en el grado de Gran Oficial.
Sin protocolos, se acomoda frente a sus anfitriones en una de las butacas del lobby del hotel y, sin que nadie le pregunte, comienza a hablar en perfecto mandarín, idioma que el intérprete convierte en castellano en breves segundos.
El papel de la prensa
-Pasé una buena tarde con ustedes, durante mi visita al periódico. Los dominicanos son gente muy hospitalaria y amigable. Me sentí muy honrado. Allí se respira un gran ambiente de trabajo y mucha disciplina -dijo.
-Muchas gracias, señor embajadador, por esa distinción que nos hace. En el periódico “La Nación” tratamos de cumplir con nuestro deber.      -respondió el señor Vidal
-En los últimos años, he estado en contacto con los principales periódicos de América, Europa y Asia, de ahí mi afecto hacia los periodistas, encontrándome más a gusto entre ellos que entre diplomáticos. A la verdad, me siento más periodista que diplomático.
-¿Usted me permite publicar esa afirmación suya? -preguntó Vidal
-Pues claro, estimado señor. Estoy muy agradecido a la prensa por la amplia hospitalidad y afecto que me ha dispensado al reseñar mi presencia en este hermoso país a través de la publicación de amplias columnas.
-Es que usted nos honra con su visita, doctor Li. -agregó el comunicador.
- Yo solo he cumplido con el deber de visitar a un país hermano que tanto queremos en la República de China. La publicidad que ustedes me han dispensado ha sido tanta que personas a quienes no conocía ni había visto jamás se me han acercado en la calle para estrechar mi mano y expresarme sus simpatías. Esto me llena de orgullo y satisfacción aunque a veces me creaba situaciones embarazosas cuando desconocía por completo a las personas que de manera tan expontánea me expresaron su afecto -concluyó el diplomático.
Las relaciones bilaterales
Don Rafael Vidal continúa tomando notas con papel y lápiz de las palabras del ilustre visitante, mientras pregunta:
-¿La misión principal de su visita fue imponer al Generalísimo Trujillo la orden del “Brillante Jade”?
-Sí. Pero incidentalmente he tenido ocasión de concertar con el gobierno dominicano un tratado de amistad entre los dos países. Este tratado fue firmado en el Palacio Nacional por este servidor y su Excelencia, el Secretario de Estado de Relaciones Exteriores, Lic. Arturo Despradel. Las relaciones entre la República Dominicana y China eran desde hacía tiempo altamente amistosas y gratas. El nuevo tratado de amistad contribuirá a estrechar aún más los viejos vínculos entre las dos naciones. Por este motivo, el Honorable Presidente de la República Dominicana, Lic. Manuel de Jesús Troncoso de la Concha y el Secretario de Estado de Relaciones Exteriores, Lic. Arturo Despradel han cambiado sendos mensajes con el Presidente de China, Lin Sen, y el Secretario de Estado de Relaciones Exteriores de ese país, Wang Chung Hui. Por ello, considero que mi misión ha culminado con un éxito total. La causa de ese éxito se debe, principalmente, a la espontánea, decidida y sincera cooperación que recibí de los altos funcionaros del Gobierno, de la prensa, y de incontables amigos de mi país aquí.
Una ciudad hermosa
-¿Qué le parece Santo Domingo?
El doctor Li sonrió ante la nueva pregunta del licenciado Rafael Vidal: “Cuando deje esta tierra para mí tan querida a pesar del poco tiempo que he estado en ella, me llevaré un recuerdo que jamás se extinguirá; de sus hijos, de la hospitalidad, del afecto con que he sido tratado, de la belleza del país, de su ambiente acogedor y sencillo. Me asombra la cantidad e importancia de las obras realizadas. En este sentido, el Obelisco y la avenida George Washington se me antojan como los símbolos del progreso de su pueblo que marcha confiado hacia su porvenir. No tiene nada de extraño que los lazos lazos de amistad que he dejado en la República Dominicana fuesen, en un futuro no muy distante, un motivo irresistible para que vuelva a ella con más tiempo y tranquilidad para conocerla mejor y tener ocasión de vivir un tiempo al lado de sus hijos.
 CONTENIDO DEL TRATADO DE AMISTAD DE 11/05/40
1- Paz perpetua y amistad constante entre República Dominicana y China
2-Cambiar recíprocamente representantes diplomáticos debidamente acreditados, gozando de derechos, privilegios, inmunidades y exenciones reconocidos por el Derecho Internacional Público.
3-Envío de cónsules generales, cónsules y vicecónsules a las localidades de ambos países que se determinen de común acuerdo, sin que dichas personas se dediquen a la industria o al comercio.
4-Disfrute de plena protección por parte de las leyes nacionales respecto a sus personas y bienes.
5-Libertad de viajar, residir, trabajar y establecer escuelas para la educación de sus hijos. Libertad de reunión, asociación, publicación, conciencia y culto, enterramientos y construcción de cementerios.
6-Celebrar un tratado de Comercio y Navegación.
7-En 1945 se le añade al Tratado un artículo adicional que permite a los nacionales de ambos países entrar y salir libremente al territorio de cada nación de acuerdo a las disposiciones legales vigentes en cada pueblo.

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