Un documental revela la turbulenta historia del Ermitage
12 de diciembre de 2014
El nuevo documental, 'Hermitage Revealed ' (Ermitage revelado),
actualmente en cartelera en cines del Reino Unido, Francia, Estados
Unidos y Alemania, entre otros países, zambulle a los espectadores en la
dramática historia del Ermitage, que cumple 250 años, y de las
dinastías y curadores que han dedicado sus vidas a preservarlo.
El museo más importante de Rusia acaba de celebrar su 250º aniversario. Fuente: servicio de prensa
“Es una situación única”, dice la
directora Margy Kinmonth. “No hay nada igual en ninguna otra parte del mundo”.
El documental supone la primera vez que
un director internacional cuenta con el permiso de filmar dentro del Ermitage, que tiene su sede en el Palacio de Invierno a
orillas del Río Nevá.
Kinmonth, entre cuyos trabajos anteriores
se incluye un documental sobre el Teatro Mariinski, aceptó la invitación del director Mijaíl
Piotrovski. Tuvo acceso completo a las 2.000 salas y estancias del museo,
incluidas algunas que la mayoría de visitantes nunca ha visto, como el
departamento de vestuario, donde se restauran los vestidos y libreas
imperiales, y una gran cantidad de zonas de almacenamiento que contienen
“millones y millones de objetos”.
El rodaje duró más de dos años. “Es un
lugar enorme y hay muchísimas opciones a la hora de decidir cómo mostrar la
historia”, añade Kinmonth.
Estilo imperial
La colección del Ermitage se inició con
Catalina la Grande, quien competía con los monarcas europeos para reunir la
mejor colección de arte del mundo. Llevó a miles de Viejos Maestros a Rusia,
incluidas obras de Rembrandt, Rubens y Velázquez, así como adquisiciones más
personales, incluidas piedras preciosas grabadas o juegos de mesa de porcelana
para su amante, el príncipe Potemkin. Catalina adquirió “no sólo obras de los
mejores artistas, sino las mejores obras de los mejores artistas", dice
Piotrovski en la película.
El padre de Piotrovski, Borís, trabajó
como director del Ermitage entre 1964 y 1990, y el joven pasó gran parte de su
infancia allí, dando sus primeros pasos en el museo. La película recrea sus
paseos nocturnos a través de las salas, subiendo al tejado y jugando en el
arsenal.
El montador de la película, Gordon Mason,
dice que unos de sus momentos favoritos del filme son precisamente esos paseos
nocturnos por las estancias del museo. Kinmonth “siempre trata de acercarse al
tema desde un punto de vista diferente”, dice.
“Habría sido fácil hacer un documental
sobrio sobre el museo, pero creo que conseguimos hacer un trabajo más
dinámico”.
El equipo de la película se familiarizó
con los pormenores de la vida cotidiana en el museo. Cada lunes, cuando el Ermitage
cierra sus puestas, los artistas van a copiar del natural sus obras de arte. “Había
pintores que llevaban un año copiando el mismo Rubens”, dice Kinmonth.
En 1917, durante la Revolución de
Octubre, el Ermitage fue asaltado. Los espectadores vieron retratos de los
zares lacerados y carruajes de oro destrozados que hoy están relegados al
depósito.
En la década de 1930, a pesar de las
amargas protestas del director del museo, Stalin vendió algunos de los tesoros
más incalculables del museo, como la Madonna de Rafael, para impulsar la
campaña de industrialización soviética. El equipo de filmación viajó a los
Estados Unidos para filmar esas obras de arte que ahora se encuentran en la
Galería Nacional de Arte de Washington D. C.
“Queríamos que la gente se enamorara de
las obras de arte”, dice Mason. “Tienes que deleitarte en ellas y sentir un
apego emocional para entender la pérdida que supusieron su venta".
El destino del personal del Ermitage ha
estado siempre ligado al museo.
En el apogeo del terror de Stalin, 45 empleados
fueron enviados al Gulag y más de 100 murieron durante el sitio de Leningrado
(las obras de arte, entretanto, fueron evacuadas a los Urales). Hoy, su
tradición de dedicación continúa. “Hay muchas mujeres trabajando allí que
seguirán haciéndolo literalmente hasta el día de su muerte”, dice Kinmonth. “No
se jubilan, siguen trabajando. Tienen conocimientos inmensos de la
colección".
Observa que hay una “cualidad
dinástica" que se mantiene en el Ermitage. La mayoría de curadores son
descendientes de generaciones anteriores de personal; cuando mueren, sus
funerales se celebran en el museo. El equipo de rodaje presenció uno de esos
funerales durante la filmación.
El reto de la iluminación
Si bien las imponentes estancias del
Palacio de Invierno, sus antiquísimas arañas de techo y sus ventanas con vistas
al río son muy apreciadas por los visitantes, crearon algunas dificultades a la
hora de rodar el documental. De acuerdo con el director de fotografía Maxim
Tarasyugin, el principal reto técnico de trabajar en el Ermitage es la luz
mixta. “La luz que entra por la ventana
tiene una temperatura de color, mientras que la de las lámparas del Ermitage
varían de habitación a habitación e incluso dentro de una misma sala, donde hay
diferentes tipos de arañas de cristal", dice. “Fue una tarea bastante
ardua".
Aunque el enfoque primordial de la
película es histórico, los espectadores se arriman a algunas de las mejores
obras de arte de la colección de tres millones de piezas del Ermitage. La cámara, utilizando luz LED que no causa
daño a superficies de cientos de años, lo muestra todo, desde El hijo pródigo
de Rembrandt al oro de los escitas del siglo VII a. C., adquirido por Pedro el
Grande.
“Creo que lo que es asombroso del
documental”, dice Kinmonth, " es que puedes tomar objetos sin abandonar
Rusia y mostrárselas al mundo entero".
Ermitage revelado está disponible
en DVD aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario