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El
significado de la palabra “pueblo” varía con las épocas y los sistemas
políticos. En otros tiempos se la usó para señalar a los que carecían de
privilegios o, por el contrario, a los que gozaban de los derechos políticos, es
decir, a los que podían votar y ser elegidos por su posición social o económica.
Actualmente, el pueblo lo constituye la. totalidad de las personas que integran
el Estado. No se admiten privilegios basados en la raza, el sexo, la religión,
la posición económica, etc.
Todos
integran el pueblo, porque todos gozan de la igualdad ante la ley.
Nuestra
Constitución declara al respecto: “La Nación Argentina no admite
prerrogativas de sangre, ni de nacimiento; no hay en ella fueros personales, ni
títulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles
en los empleos, sin otra condición que la idoneidad. La igualdad es la base del
impuesto y de las cargas públicas” (art. 16).
Pero también en las
democracias modernas se emplea la palabra pueblo con un sentido restringido para
referirse a las personas que pueden votar y ser elegidas. La Constitución
argentina, por ejemplo, dice que los diputados son “‘elegidos directamente por
el pueblo” (art. 37). Pero el derecho de elegir, es decir, de votar, no lo
tienen los argentinos menores de 18 años, ni los extranjeros que carecen de
carta de ciudadanía.
VERDADERO SENTIDO DEL TÉRMINO
PUEBLO. MASA Y MULTITUD
Formar parte del pueblo de un Estado, gozar del privilegio de elegir a quienes
han de gobernar, es un derecho que exige una gran responsabilidad. Pero no todos
los ciudadanos son igualmente responsables. Esto nos lleva a distinguir el
verdadero pueblo de la masa.
El VERDADERO PUEBLO está integrado por ciudadanos
conscientes de su propia responsabilidad. En un pueblo digno de este nombre, los
ciudadanos tienen plena conciencia de su responsabilidad, de sus deberes y de
sus derechos; saben que su libertad está limitada por la libertad y la dignidad
de los demás. En un pueblo verdadero, la desigualdad no es arbitraria. Es una
consecuencia de la desigualdad humana, pues no todos poseemos la misma
capacidad, la misma voluntad, etc.
La
MASA está formada por individuos que carecen de ideales y de responsabilidad. El
hombre-masa es el que no se distingue de los demás. Hace lo que hacen los otros.
No le interesa labrarse un porvenir. Menosprecia los valores intelectuales y
espirituales. Desea que lo conduzcan, que todo se lo den pensado. Esto explica
el éxito del demagogo ante las masas y también su monologar constante. La masa
es la enemiga de la verdadera democracia porque ahoga la libertad y destruye la
igualdad. La masa quiere que todos amen y odien como ella ama y odia. No admite
que se la contradiga. Para la masa la igualdad es la uniformidad. No comprende
el respeto de la tradición, la dignidad, el sentimiento del verdadero honor, la
actividad personal.
NOCIONES SOBRE PUEBLO, NACIÓN,
ESTADO
El
pueblo vive y se mueve por sí mismo; la masa no piensa, necesita que la
conduzcan. La multitud es un conjunto de personas que actúan movidos por una
comunidad de deseos, de ideas, de modo de ser. En los Estados modernos, con sus
ciudades superpobladas, con sus rápidos medios de comunicación y de transporte,
es fácil la reunión de multitudes que anhelan exteriorizar sus deseos. A veces,
esas multitudes obran movidas por ideales superiores de justicia o de libertad.
Otras veces se mueven para dar rienda suelta a sus bajas pasiones. El valor de
la multitud depende de lo que persigue. Pero sus características son siempre las
mismas. La multitud se caracteriza por su excitabilidad y por su falta de
reflexión. Obra por contagio y sus reacciones suelen adquirir una violencia que
difícilmente adoptarla cada uno de los individuos que la integran si obrara en
forma aislada.
QUE SE ENTIENDE POR NACIÓN
Existen dos conceptos de “nación”: uno político y otro cultural. Desde el punto
de vista político la nación es una sociedad independiente formada por quienes
reconocen un territorio, un pasado y un destino histórico comunes. Todos los
Estados son a la vez naciones desde el punto de vista político: Argentina,
Brasil, España, Italia, etc. En estas naciones se hablan distintas lenguas, se
practican diversas religiones, viven hombres de diferentes razas, pero una larga
existencia en común y un territorio propio han creado grupos humanos homogéneos.
Desde el punto de vista cultural, la nación es una comunidad basada en ciertos
bienes culturales, como el idioma, la religión, la raza, etc. Por lo común, las
naciones culturales son naciones políticas que han perdido su territorio. Tal
fue el caso, durante muchos siglos, de la nación judía.
A
veces, la nación cultural se extiende más allá de las fronteras de un Estado
porque parte de su población ha emigrado a otros, formando en éstos minorías
nacionales que se distinguen por su raza, su idioma, sus tradiciones, sus ritos
religiosos, etc.
QUÉ ES LA NACIÓN ARGENTINA
La
Nación Argentina es la comunidad formada por quienes reconocemos un territorio
común e iguales vínculos históricos, sintiéndonos, además, impulsados hacia un
mismo destino. El espíritu nacional se fue gestando durante el período
hispánico, cuando los criollos comenzaron a considerarse iguales entre sí y
distintos de los españoles. Este espíritu nacional se intensificó durante los
primeros gobiernos patrios, que afirmaron nuestra independencia creando los
símbolos nacionales (el himno, la escarapela, la bandera, el escudo) y
manteniendo la unidad. Las diversas leyes y constituciones dictadas a partir de
1810 reconocieron siempre la existencia de una patria común, con su unidad
social y su territorio. Nunca se perdió de vista, a lo largo de nuestra
historia, la comunidad de orígenes y de destino, es decir, nunca se perdió el
concepto de nación (J. V. González).
QUÉ ES EL ESTADO
El
Estado es la nación organizada jurídica y políticamente. Es la nación sometida a
un sistema de instituciones y leyes que forman su unidad política, jurídica y
administrativa.
Los
elementos del Estado son tres: la población, el territorio y el poder público.
a) La
población es el elemento humano del Estado. La población es un elemento
variable. Aumenta o disminuye a través del tiempo y puede estar integrada por
unos pocos cientos de miles de personas (tal es el caso de Luxemburgo), o por
muchos millones.
b) El
territorio es el elemento geográfico. También es un elemento variable. Pocos
Estados conservan sus mismas fronteras durante un lapso prolongado.
c) El
poder público o poder político es la capacidad que tiene el Estado para alcanzar
sus propios fines; es el derecho que tiene de mandar y de ser obedecido dentro
de su territorio. Cuando el poder público no reconoce otro poder superior a él,
porque es independiente y es el más alto, se lo llama poder público soberano. En
un sentido más restringido, se entiende por Estado las autoridades que lo
representan y gobiernan.
FUNCIÓN DEL ESTADO AL SERVICIO DEL
HOMBRE Y DE LA SOCIEDAD
La
función esencial del Estado es el mantenimiento del orden y la defensa nacional.
Además, el Estado debe amparar las justas libertades de la persona humana y al
mismo tiempo coordinar y orientar todos los esfuerzos hacia un fin común
superior. El Estado desempeña también funciones relacionadas con el bienestar
material, intelectual y moral del hombre y de la sociedad. el Estado fiscalice
en forma adecuada la producción, la El BIENESTAR MATERIAL de la población exige
un buen ordenamiento económico.
Para
lograrlo, es necesario que circulación, la distribución y el consumo de los
productos, procurando también que exista armonía entre. el capital y el trabajo.
El Estado debe asimismo encargarse de ciertas funciones, como las relativas a
obras públicas, previsión y asistencia sociales. Las obras públicas son aquellas
que el Estado construye directa o indirectamente para los diferentes servicios a
su cargo y para uso y aprovechamiento general (caminos, canales, telégrafos,
etc.). La previsión social consiste en evitar o disminuir los males que afectan
a la sociedad.
La
lucha contra la desocupación, la construcción de viviendas higiénicas, el
otorgamiento de jubilaciones y pensiones, son algunos de los recursos
utilizados. La asistencia social atiende a la salud de la población. El Estado
tiene la obligación de exigir a todos los habitantes el cuidado de su salud y su
tratamiento en caso de enfermedad, proporcionando servicios gratuitos a los que
carezcan de recursos. Además, el Estado debe atender con sus propios medios
cuanto contribuya a mejorar las condiciones sanitarias de la población. El
DESARROLLO INTELECTUAL es una necesidad del hombre, quien debe recurrir, para
satisfacerla, a los auxilios y ventajas que le proporciona la vida en sociedad.
La familia no puede por sí misma dar todo lo que exige el perfecto desarrollo
intelectual.
El
Estado debe, pues, concurrir con su cooperación eficaz al perfeccionamiento de
las inteligencias, promoviendo la cultura (mediante la instalación de museos,
bibliotecas, laboratorios, etc.) fomentando la buena enseñanza y alentando y
protegiendo a los estudiosos en todas las ramas del saber (con becas, viajes de
estudio, premios, etc.). La PERFECCIÓN MORAL, es decir, la honestidad de
costumbres, es el elemento más importante del orden social. El Estado, que es el
encargado de promover y obtener el bien común, tiene con respecto a la moralidad
estrechos deberes. Esos deberes consisten en fomentar y estimular la virtud, al
mismo tiempo que en reprimir todo germen de inmoralidad.
EL PUEBLO Y LA MASA :
El
pueblo vive de la plenitud de la vida de los hombres que lo componen, cada uno
de los cuáles —en su propio puesto y a su manera— es persona consciente de sus
propias responsabilidades y de sus convicciones propias. La masa, por el
contrario espera el impulso de fuera, juguete fácil en las manos de un
cualquiera que explota sus instintos o impresiones, dispuesta a seguir, cada vez
una, hoy ésta, mañana aquella otra bandera. De la exuberancia de vida de un
pueblo verdadero, la vida se difunde abundante y rica en el Estado y en todos
sus órganos, infundiendo en ellos con vigor, que se renueva incesantemente, la
conciencia de la propia responsabilidad, el verdadero sentimiento del bien
común.
De la
fuerza elemental de la masa, hábilmente manejada y usada, puede también servirse
el Estado; en las manos ambiciosas de uno solo o de muchos agrupados
artificialmente por tendencias egoístas, puede el mismo Estado, con el apoyo de
la masa reducida a no ser más que una máquina, imponer su arbitrio a la parte
mejor del verdadero pueblo; así el interés común queda gravemente herido, y por
mucho tiempo, y la herida es muchas veces difícilmente curable.
Con
lo dicho parece clara otra conclusión: la masa es la enemiga capital de la
verdadera democracia y de su ideal de libertad y de igualdad En un pueblo digno
de tal nombre, el ciudadano siente en sí mismo la conciencia de su personalidad,
de sus deberes y de sus derechos, de su libertad unida al respeto de la libertad
y de la dignidad de los demás. En un pueblo digno de tal nombre todas las
desigualdades que proceden, no del arbitrio sino de la naturaleza misma de las
cosas, desigualdades de cultura, de bienes, de posición social —sin menoscabo,
por supuesto, de la justicia y de la caridad mutuas— no son de ninguna manera
obstáculo a la existencia y al predominio de un auténtico espíritu de comunidad
y de fraternidad. Más aún, esas desigualdades, lejos de lesionar en manera
alguna la igualdad civil, le dan su significado legítimo, es decir, que ante el
Estado cada uno tiene el derecho de vivir honradamente su existencia persona1 en
el puesto y en las condiciones en que los designios y la disposición de la
Providencia lo han colocado.
Como
antítesis de este cuadro del ideal democrático de libertad y de igualdad en un
pueblo gobernado por manos honestas y próvidas, ¡qué espectáculo presenta un
Estado democrático dejado al arbitrio de la masa! La libertad, de deber moral de
la persona, se transforma en pretensión tiránica de desahogar libremente los
impulsos y apetitos humanos con daño de los demás. La igualdad degenera en
nivelación mecánica, en uniformidad monocroma, y el sentimiento del verdadero
honor, la actividad personal, el respeto de la tradición, la dignidad, en una
palabra, todo lo que da a la vida su valor, poco a poco se hunde y desaparece.
Y
únicamente sobreviven, por una parte, las víctimas engañadas por la fascinación
aparatosa de la democracia, fascinación que se confunde ingenuamente con el
espíritu mismo de la democracia, con la libertad e igualdad, y, por otra, los
explotadores más o menos numerosos que han sabido, mediante la fuerza del dinero
o de la organización, asegurarse sobre los demás una posición privilegiada y aun
el mismo poder (Pío XII).
EDUCAR PARA VIVIR EN DEMOCRACIA:
La capacidad de convivencia y ciudadanía no surge naturalmente en las personas.
Tanto en el terreno de lo personal como en el ámbito de lo público, resolver
nuestros conflictos con los demás o transitarlos de un modo pacífico son cosas
que se aprenden. La democracia necesita de ciudadanos demócratas, defensores de
los principios que rigen el sistema democrático. Y se hacen demócratas a través
de la educación que reciben y de la participación real que pueden ejercer.
La
formación para la ciudadanía podría contemplar las siguientes proposiciones:
• Ayudar a que las personas desarrollen su capacidad de autonomía, es decir, que sean capaces de tener iniciativa propia y de hacerse responsables de los cursos de acción que eligen.
• Ayudar a que las personas desarrollen su capacidad de autonomía, es decir, que sean capaces de tener iniciativa propia y de hacerse responsables de los cursos de acción que eligen.
•
Formar personas capaces de cooperar con los demás, esdecir, de colaborar y
entender la necesidad de compartir el trabajo con otros. Este aspecto se
relaciona con la preparación para la acción cooperativa y la autoorganización.
•
Despertar la vocación de participar en la vida pública, es decir, ayudar a que
las personas entiendan que La democracia exige de nosotros preocuparnos por el
"bien común". Esta preocupación es necesaria pues su ausencia genera efectos
políticos que suelen ser nocivos. Por ejemplo, la corrupción que pueda darse en
algún sector del Estado tiene más posibilidades de expandirse si los ciudadanos
no vigilan ni exigen transparencia.
•
Formar en el respeto por valores básicos que hacen posible la vida digna y la
propia existencia de la democracia. Esos son las propias reglas de juego de la
democracia y los derechos sociales, políticos, económicos y culturales que hacen
al desarrollo libre de los proyectos de vida de Las personas. Son valores que
constituyen el piso que todos debiéramos respetar y a partir del cual pueden
expresarse las diferencias legítimas (ideológicas, políticas, religiosas,
estéticas) que se dan entre las personas.
En
general, la educación actual carece de propuestas consistentes en el terreno de
la formación ciudadana y política. Hay poca educación política de los
ciudadanos, pues se los mantiene alejados de las explicaciones sobre cómo
funciona el sistema que ellos deberían gestionar y participar.
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