Don Juan Isidro Jimenes Grullón: El ostracismo de un legado
Aquiles Castro
“Tan en penumbras, tan digno”
(Miguel D. Mena, Listín Diario, 26 Mayo 2002).
El evento académico que nos convoca constituye un
elemental acto de justicia aún insuficiente pero oportuno en el
necesario rescate del ostracismo de una figura y obra, fundamental de la
intelectualidad dominicana.
Agradezco sinceramente el privilegio de ser parte de ese esfuerzo en el marco de este escenario.
Mi ponencia enfoca el problema del silencio sobre la
obra de Jiménes Grullón y establezco algunas razones por las cuales
valoro pertinente su rescate y puesta al alcance de las nuevas
generaciones.
Una obra y una práctica silenciadas: Porqué?
Resulta altamente sorprendente que transcurridos 20
años del fallecimiento de don Juan Isidro Jiménes Grullón sus aportes al
conocimiento del pueblo y la nación dominicanas su figura y obra sean
el gran ausente en los debates y experiencias académicas relativas a un
tema sobre el cual se ha manifestado justificado interés en todos estos
años desde los medios de comunicación, las universidades y la producción
intelectual en general: la dominicanidad y el proceso histórico
atinente a la misma.
1.
Acerca de la valoración de la obra y la figura en cuestión, el
académico Alberto L. Merani del Instituto de Sicología de la Universidad
Central de Venezuela escribió: “La fecundidad del enfoque dialéctico
del cambio, que magistralmente maneja Juan Isidro Jiménes Grullón, queda
probada en este libro por la originalidad de sus conclusiones y el
fresco viento de renovación que hace correr por los rincones más
celosamente custodiados en biología por el empirismo teleológico y el
espiritualismo dualista (...) y representa para nosotros, además, la satisfacción de sentirnos apuntalados por su gran saber, sus agudos análisis lógico-críticos, y por el aliento de una convicción que no es común” (Prólogo a la obra Biología Dialéctica, Universidad de los Andes, Mérida, Venezuela, 1968. Negritas de AC).
En otro ejercicio de valoración de la obra de este autor, el Rector de la misma Universidad en el prólogo a la obra Medicina y Cultura
... (1961) afirmó lo siguiente: “Las ideas de este libro (...) a nadie
quedará la duda de que significaría un esfuerzo sincero, profundo de
verdadero médico y filósofo como es el autor, para comprender, deslindar
la actual crisis del saber galénico y señalan un rumbo, que debidamente
abordado dará magníficos frutos en nuestra Ibero-América, que comienza a
vivir de ideas propias y a desechar los préstamos (...) que hasta ahora
la han abrumado. Las obras anteriores de Jiménes Grullón merecería el
elogio de la crítica y un favor poco común de los lectores...”.
En
otra valoración sobre el autor el reconocido historiador dominicano
Julio Genaro Campillo Pérez recientemente fallecido, en el prólogo a la
obra de Jiménes Grullón El Mito de los padres de la patria, nos
presenta en Jiménez Grullón: “Una de las plumas más fecundas con que
cuenta hoy la cultura dominicana es sin lugar a dudas, la del vigoroso y
prolífico intelectual Dr. Juan Isidro Jiménes Grullón (...).
Agregó don Campillo Pérez: “Combativo por
temperamento y revolucionario por convicción (..) dispuesto a fundar
teorías, sustentar innovaciones y destruir mitos, principalmente en
materia política, Economía, Sociología e Historia, por lo cual cuenta
con una facilidad asombrosa para escribir, una vasta erudición y una
formidable dialéctica”.
Y recientemente el conocido bibliógrafo y trabajador
cultural José Rafael Lantigua dijo de nuestro homenajeado que es “una de
las plumas más atrevidas y mejor formadas de la intelectualidad
dominicana, investigador que buceó a fondo en nuestra realidad y en el
pensamiento de grandes figuras hispánicas y universales (...) y figura,
sin dudas, primerísima de la historia cultural dominicana escrita a
partir de 1961” (Listín Diario, Biblioteca, 26 de mayo 2002).
Creo que por la procedencia de estos juicios emitidos
en distintos momentos dentro como fuera del país, deben merecer alguna
consideración más allá de posibles afectos hacia el autor.
Si efectivamente esas ponderaciones merecen algún
crédito como en efecto lo creo a partir de lo poco que conozco de su
obra; cómo explicar entonces que el pensamiento de nuestro egregio
pensador no sea objeto de la difusión, estudio y valoración que
corresponde a la dimensión de su obra.
“Hipótesis” para explicar un silencio.
Pese a que en ocasión de la publicación de algunas de
sus obras o artículos en la prensa, se produjeron reacciones o se
organizaron debates formales, no es menos cierto que tras la muerte de
Jiménes Grullón su obra ha sido víctima de una especie de conjura, y su
personal protagonismo sencillamente ignorado.
A continuación presento algunas posibles explicaciones a esa situación tan injusta y que urge corregir.
Creo que el silencio alrededor de la obra de don Juan
Isidro Jiménes Grullón hay que verlo en relación con la concepción
filosófica y política asumida por él asumida en la última etapa de su
vida política e intelectual: Como se sabe nuestro personaje asumió la
condición del intelectual militante cuyo pensamiento siempre crítico
abrazó consecuentemente el marxismo. Sobre este asunto él mismo declaró
en entrevistas que le hiciera Euri Cabral (1978-1980) poco antes de su
fallecimiento: “Lo cierto es que mi evolución hacia el marxismo se
inicia mas o menos en 1964; sigo estudiando a fondo a Marx y Lenin en el
curso de los años siguientes y ya para el año 1968 me sentí totalmente
dominado por la nueva doctrina, me declaré ya abiertamente
marxista—leninista (Cabral, ob. Cit. P, 20).
Juan isidro Jiménes Grullón muere en 1983, cuando las
perspectivas marxistas comienza a ser abandonadas por no pocos
intelectuales al calor de los fenómenos político, sociales y económicos
que tendrían su clímax en 1989-1990 con la “caída de los muros”; previo a
ello en el país se desarrolla un proceso de cooptación de mucha gente
de izquierda de tal suerte que esa visión y opción de vida pierde
atractivo en el mundo intelectual. A partir de esos procesos el
intelectual militante es considerado “cosa del pasado”. Es evidente que
la vida y la obra del Dr. Jiménes Grullón niega ese derrotero, y en ese
sentido constituye un recurso ético a ser emulado hoy por quienes
perseveran desde la pluma y la práctica militante en la causa a que él
se entregó por entero.
Otra razón que en mi opinión influye en olvido y
desconocimiento de su obra hoy día estriba en la circunstancia de que
una parte importante de la misma fuera publicada fuera del país durante
sus años de exilio, lo cual limitó su oportuna difusión en el país; y de
las obras publicadas aquí incluidas aquellas que vieron más de una
edición (La República Dominicana, análisis de su pasado y su presente, y
Sociología Política Dominicana), hace mucho tiempo que están agotadas,
siendo prácticamente ilocalizables.
Un aspecto a considerar en todo esto es el tono
polémico y la “irreverencia” (con comillas) con que don Juan Isidro
defendió sus puntos de vista, pienso que hace parte de los factores
subjetivos que condicionan actitudes de desdén hacia su obra y
pensamiento.
Al respecto en el citado prólogo del Dr. Campillo nos
dice: “es fácil verlo convertido en caballero andante de la polémica,
que nos hace pensar en una nueva versión de Don Quijote...”
La condición de polemista del Dr. Jiménes Grullón se
pone de manifiesto en el contexto en que fueron publicadas, el formato y
el tono de algunas de sus obras: Al Margen de Ortega y Gasset, El Mito de los Padres de la Patria, Nuestra Falsa Izquierda... para solo citar algunos caso.
Esa obsesión por no dejar piedra sobre piedra en los
tiempos en que este Quijote inicia sus andanzas no era una divisa común,
para entonces por esa misma razón la suya era considerada una pluma
atrevida.
La labor de desmitificación del proceso histórico
experimentado por el pueblo y la nación dominicanos tiene en este autor
su más temprano exponente, lo cual es subrayado por Jottin Cury en su
presentación en su presentación a la Segunda edición de la obra
Sociología Política Dominicana 1844-1966, cuando afirma: “...el hombre
de quien escribo ahora es un dominicano al que es preciso otorgarle ya
un sitio de preferencia en el cuadro de los grandes valores
intelectuales a cuyo esfuerzo deberá el pueblo latinoamericano una
conciencia política libre de mixtificaciones”.
La izquierda, una gran responsable del silencio.
Opino que la tendencia intelectual y política de
izquierda en el país carga con una gran cuota de responsabilidad en el
silencio impuesto alrededor de la obra y la figura de don Juan Isidro
Jiménes Grullón.
Se declaró marxista, hizo aportes trascendentes a la
reinterpretación sobre bases científicas de la historia dominicana,
cometió errores en su práctica política los cuales reconoció
autocríticamente, perseveró hasta sus últimos días en lo que asumió como
su tarea: “consagrarme a un trabajo doctrinario que le sería útil
esencialmente a la juventud” (De la entrevista citada con E. Cabral).
Porqué siendo él miembro destacado de la llamada
escuela marxista dominicana, su obra no concita en la izquierda el
interés y reconocimiento que toda ponderación seria admite?
Considero que si efectivamente su obra se constituye
en una herramienta para mejor interpretar el pasado y presente de la
sociedad dominicana, es a la izquierda a quien corresponde marchar al
frente de la reivindicación de las luces en relieve de esa obra, y lo
cierto es que no lo ha hecho. Desde mi óptica no lo hace por razones
vinculadas al aspecto anteriormente tratado: la crítica cortante del
polemista fundada en el análisis teórico de la práctica de izquierda,
postura cuya respuesta obligaba a “meterse” en una reflexión onda,
conceptual, que la izquierda como movimiento no apreciaba
suficientemente. A propósito de esta cuestión debemos recordar su
crítica impenitente a lo que llamó “indigencia teórica de la izquierda”.
Con frecuencia algunos interpretan que el ostracismo
de que es víctima la figura y la obra de Jiménes Grullón se explicaría
en el paso lamentable dado por éste al vincularse a los sectores
golpistas de 1963 una vez materializado el golpe. Particularmente dudo
que ese hecho tenga mayor relevancia que los factores antes referidos.
Sin dudas ese fue un error tan grave como lamentable y
como tal fue reconocido oportunamente por su protagonista. Durante las
ya citadas entrevistas ofrecidas a Euri Cabral, don Juan Isidro declaró:
“¡Un grave error! Tanto así que a los pocos días (15 ó 18 días) de yo
haber iniciado esta colaboración le escribí una carta a los demás
miembros del Triunvirato (...) en la cual señalaba mi total decepción
con las actuaciones del nuevo gobierno...” y con esta carta formalizó su
renuncia.
Errores y manchas en sus actuaciones públicas hemos
encontrado en no pocos de nuestros grandes héroes y mártires o paladines
de la pluma, los cuales reivindicados con su hoja de vida posterior
ocupan el sitial que el pueblo y los forjadores de opinión pública le
tributan; porqué ha sido diferente con Jiménes Grullón? En los puntos
anteriormente expuestos he presentado mis conjeturas al respecto. Sería
interesante la oportunidad de profundizar colectivamente en este aspecto
de la figura y la obra del gran pensador que hoy homenajeamos.
Algunas
razones por las que el pensamiento, la obra y la figura de don Juan
Isidro Jiménes Grullón merecen ser rescatados de cara a las nuevas
generaciones.
Al
revisar el legado del pensador y el académico, del intelectual
militante, proclamamos los siguientes puntos a propósito del enunciado
anterior.
l. Lo primero a destacar es que las nuevas
generaciones, la juventud siempre ocupó un lugar privilegiado en la
producción de este prolífico autor. Sobre el particular en la
introducción a su obra El Mito de los Padres de la patria, denuncia lo
que llama “corrosiva influencia de la historiografía tradicional sobre
las nuevas generaciones... (p.7), destacando que su obra estaba dirigida
a contribuir a evitar ese daño.
En su preliminar a la obra Nuestra Farsa Izquierda, celebra el hecho de que la serie de esos artículos despertara un gran interés “en buena parte de nuestros ciudadanos sobre todo entre los jóvenes” (1978:7, negritas de AC).
Su obra Biología Dialéctica (1968) la dedica “Al estudiantado latinoamericano, que ya comienza a despertar de su “sueño dogmático”.
Finalmente en Sociología Política Dominicana
1844-1966, nuestro comentado autor afirma que: “...si la historia que se
enseña da un mentís (al) objetivo (de “dar una nueva forma a la
sociedad y a los individuos que le componen, mediante la acción
consciente”) se realiza una labor anticientífica que crea estereotipos
mentales falsos de tal gravedad, que bien podrían gravitar negativamente
en las actuaciones futuras de la juventud víctima de esa enseñanza
falaz” (1976:8).
Así queda claramente evidenciada como una constante
la especial preocupación de Jiménes Grullón por la orientación acertada
de las nuevas generaciones, y en tal virtud a propósito de este evento
lo menos que podemos es recuperar ese postulado.
2. En segundo lugar, hoy una serie de valores han
sido colocados en crisis por la sociedad y los cuales de cara a la
juventud en general y los jóvenes intelectuales en particular, tienen en
la figura de Jiménes Grullón un estandarte para su reivindicación y
recreación en las nuevas condiciones históricas.
La honestidad, el profundo espíritu crítico, la
laboriosidad, la vigencia de la militancia en causas nobles y la pasión
por el saber, son partes del legado en que debe beber la juventud hoy
cuando esos valores experimentan un proceso de devaluación ante una
realidad social signada por lo que se ha convenido en llamar
anti-valores.
La honestidad, prenda escasa en esta época, fue cultivada por don Juan Isidro en su vida personal y su oficio como intelectual.
El profundo espíritu crítico de este autor se pone de
manifiesto en la constante revisión a que somete su propio pensamiento e
interpretaciones de investigación. Sobre este aspecto refiriéndose a
sus obras La República Dominicana, análisis de su pasado y su presente, y
La República Dominicana una ficción, nos dice: “Ambas contienen algunas
ideas a las cuales he renunciado. En el primero hay apreciaciones que
responden a la concepción idealista de la historia; y en el segundo,
pese a que su conjunto revela mi aceptación de la ciencia de la
historia, creada por el materialismo histórico, todavía aparecen
determinados lastres idealistas” (En: El Mito de los Padres de la Patria, p.6).
Otra muestra de esa actitud crítica está contenida en
el prefacio a la segunda edición de Sociología Política Dominicana...
(1976) en el cual refiriendo a la recepción de la primera edición de
dicha obra afirma: “Afortunadamente, historiadores, politólogos y
sociólogos serios y con conocimiento cabal de los hechos me brindaron,
al objetar algunas de mis afirmaciones, importantes elementos para su
reelaboración, lo que a menudo desembocó en una rectificación. Leal a la
verdad, me incliné con alegría ante tales objeciones” (p. XV).
Ese espíritu crítico, muestra de humildad y apertura
ante el conocimiento, tan crucial para abrir nuevas perspectivas en todo
proyecto de investigación, constituye una cualidad que destaca
resplandeciente en la obra de nuestro comentado autor y por tanto puede
ser fácilmente aprehendida y valorada por los jóvenes investigadores.
3. La actitud laboriosa de este hombre merece un
comentario a parte. Ya se ha dicho, autor prolífico como pocos en
nuestro medio, dotado de un saber enciclopédico, constituye un vivo
ejemplo de trabajo y perseverancia inquebrantables. En el citado prólogo
de Jottin Cury refiriendo esta faceta de la personalidad de nuestro
homenajeado y quejándose de los ataques dirigidos contra Jiménes
Grullón, comenta “...una personalidad como la suya, que en la edad del
descanso le sigue robando tiempo a la cortedad de su vida...”;
indudablemente que don Juan Isidro es un ejemplo de voluntad para el
trabajo y la producción intelectual.
4. En la izquierda él es pionero entre quienes
llamaron la atención y hurgaron acerca de la pertinencia de conocer e
interpretar científicamente el pasado para lograr unas lecturas y unas
prácticas más acordes con la realidad presente.
En referencia a la acción política ese es un legado
hoy tan actual como ayer, puesto que el movimiento organizado todavía
tiene grandes deudas con esa tarea en muchos aspectos.
Afortunadamente son cada vez más los sectores del
movimiento que valorizan esa cuestión y se deciden a beber en esa
fuente. En la obra de Jiménes Grullón las nuevas generaciones tienen una
herramienta fundamental en ese propósito.
Hoy es necesario emular el espíritu del académico,
del pensador y del crítico, del investigador sagaz y del intelectual
militante que fue don Juan Isidro Jiménes Grullón. Por eso es oportuno
romper lanzas contra el silencio a que ha sido condenada su obra; y en
ese sentido me permito proponer sean consideradas las siguientes
iniciativas:
- Respaldar
la sugerencia de José Rafael Lantigua en el sentido de trabajar una
biografía, encargando de la misma a un reconocido escritor.
- La UASD debe encaminar acciones junto a la Editora Nacional o por sí sola para editar las obras fundamentales de este autor.
- El
Departamento de Sociología junto al Departamento de Filosofía deben
valorar la realización de un evento académico especial sobre el
pensamiento de don Juan Isidro.
- La
UASD debe valorar la convocatoria anual por la Rectoría de un Concurso
Nacional de ensayo dedicado a la memoria de este autor, dotado con un
premio importante en metálico y normado por un jurado independiente.
- Sugerir
a la Academia Dominicana de la Historia valore abrir oportunamente un
espacio para reflexionar las tesis más discutidas de este autor en ese
campo, para establecer a la luz de las recientes investigaciones
históricas el estado de las mismas.
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