Obispos censuran la cultura de la muerte
Cuestionan la sexualidad basada en el placer egoísta y sin norma
En su mensaje pastoral con motivo del Día de la Altagracia, los obispos precisaron que “ante un materialismo ávido de poseer, desinteresado de las exigencias y los sufrimientos de los más débiles y carente de cualquier consideración por el equilibrio de los recursos de la naturaleza, la respuesta de la vida consagrada está en la profesión de la pobreza evangélica, vivida de maneras diversas, y frecuentemente acompañada por un compromiso activo en la promoción de la solidaridad y de la caridad”.
En el documento la Iglesia católica indica que la pobreza evangélica contesta enérgicamente la idolatría del dinero, presentándose como voz profética en una sociedad que, en tantas zonas del mundo del bienestar, corre el peligro de perder el sentido de la medida y hasta el significado mismo de las cosas.
“Por ese motivo, hoy más que en otros tiempos, esta voz atrae la atención de aquellos que, conscientes de los limitados recursos de nuestro planeta, propugnan por el respeto y la defensa de la naturaleza creada mediante la reducción del consumo, la sobriedad y una obligada moderación de los propios apetitos”, indicaron.
Los religiosos llamaron a velar por las personas que viven con los rostros desfigurados por el hambre, desilusionadas por las promesas políticas, aterrizadas por la violencia diaria e indiscriminada, angustiadas porque no cuentan con el amor y el cuidado de una familia, además por las mujeres ofendidas y humilladas y rostros descuartizados desde el vientre materno por sus progenitores y médicos sin escrúpulos, con la indiferencia o la aprobación de una sociedad que se deja hipnotizar por la cultura de la muerte.
En el mensaje precisaron que ante el individualismo que se promueve con una nueva fuerza que divide y crea discordia, la vida consagrada de la Iglesia responde con la vivencia de la fraternidad en una comunidad concreta como el lugar privilegiado para discernir y acoger la voluntad de Dios y caminar juntos en una unión de espíritu y de corazón, reconociendo en quien la preside la expresión de la paternidad de Dios y el ejercicio de la autoridad recibida por él, al servicio del discernimiento y de la comunión.
“Los consagrados están llamados a ser pobres, según el ejemplo de Dios, en el uso de los bienes terrestres necesarios para el sustento cotidiano.
Este voto de pobreza los libera de exigencias de comodidad, desemboca en la comunión de los bienes y exige una entrega al trabajo”, agregaron.
La Conferencia del Episcopado indica que la vida consagrada que impulsa constituye una denuncia constante de la idolatría de libertad amoral y subjetiva que se quiere presentar como un absoluto en nuestro tiempo.
“Ante aquellas concepciones de libertad que prescinden de su relación constitutiva con la verdad y con la normal moral, una respuesta eficaz a esta situación es la obediencia que caracteriza la vida consagrada”, se agrega en el mensaje pastoral.
Los obispos expresaron que la vida consagrada manifiesta que los bienes celestiales se hallan ya presentes en este mundo, y testimonia “la vida nueva y eterna conquistada por la redención de Cristo y prefigura la futura resurrección y la gloria del reino celestial”, lo que entienden se realiza sobre la opción por la virginidad, asumida siempre por la tradición como una anticipación del mundo definitivo, que desde ahora actúa y transforma al hombre en su totalidad.
Informaron que la iglesia que peregrina en la República Dominicana acoge con gozo, gratitud y esperanza la propuesta del papa Francisco de convocar al Año de la Vida Consagrada, haciendo parte de su plan nacional de pastoral junto al valor de la solidaridad con el tema “Amor y solidaridad, camino de santidad”.
“En la vida consagrada se asume el no poseer para ser más libre en la total disponibilidad para Dios”, manifestaron los religiosos, al señalar que los consagrados a ser pobres son el ejemplo promovido por Dios para ser libres de la comodidad y de los bienes, con una total entrega al trabajo.
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