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HABLA WIMPY , POR FIN!!!
Por Bernardo vega para el periódico HOY
Lorenzo Berry, mejor conocido como Wimpy,
nunca había hablado sobre su participación en el complot para matar a Trujillo. Nosotros lo habíamos contactado en 1998 pero no quiso decir nada, pero en este enero, en Miami, por fin nos contó su historia.
Comienza en algún momento previo a mayo de 1960 cuando el ex vicealmirante Tomás E. Cortiñas lo invitó a su casa. Por otras fuentes sabemos que Cortiñas, antiguo jefe de Estado Mayor de la Marina, había sido expulsado de las Fuerzas Armadas en 1957 luego de expresar comentarios que no agradaron a Trujillo y de haber sacado de su puesto en los astilleros al padre de John Abbes García. En marzo de 1960 recibió órdenes de asesinar a Félix Benítez Rexach, ciudadano norteamericano, asunto al cual le dio largas. El motivo de la reunión era presentarle a Wimpy a un señor llamado Ángel Severo Cabral. Allí se discutió sobre la mejor forma de salir de Trujillo. La respuesta de Wimpy fue decir que preguntaría sobre eso en la embajada norteamericana pues era amigo del Embajador Joseph Farland.
Farland había llegado al país en 1957 y evidencias documentadas muestran que vino con instrucciones secretas de acercarse a la oposición. Ya desde 1959 Estados Unidos apoyaba el derrocamiento de Trujillo, primero, porque no quería que se repitiese la experiencia del tránsito cubano de la dictadura de Batista a las guerrillas izquierdistas de Fidel Castro y, segundo, porque no estaba recibiendo el apoyo de los gobiernos democráticos de América Latina en sus esfuerzos para condenar a Fidel Castro porque esos gobiernos insistían en que primero había que salir de Trujillo. Según Wimpy, Farland se había juntado con Trujillo para tratar de estimularlo a que abandonase el país y el tirano le había contestado: “Esta es mi finca. ¿Quiere que lo mate?”.
Wimpy fue a ver a Farland acompañado de su muy anti-trujillista esposa Flérida Yabra, quien luego adoptaría el nombre de guerra de “Electra”. Cuando le contó al Embajador el propósito de su visita éste exclamó: “No sé cómo te las arreglaste para llegar aquí exactamente en el momento apropiado. Trujillo y Castro tienen que desaparecer. Tenemos alguna gente que puede organizar este asunto, aunque corren el riesgo de perder la vida durante el proceso”.
La segunda reunión con Ángel Severo Cabral la tuvo Wimpy en casa del arquitecto William (“Billy”) Reid y allí Severo le habló sobre el deseo de Antonio de la Maza de matar a Trujillo pues éste había ordenado la muerte de su hermano Octavio. Se sabe que fue Antonio quien incorporó a Roberto Pastoriza y a Huáscar Tejeda al complot.
El supermercado de Wimpy, en la Avenida Bolivar cerca de la Rosa Duarte, devino en un punto de reunión, sobre todo para las esposas de los complotadores, quienes, utilizando como excusa la necesidad de hacer una compra, se intercambiaban mensajes verbales, aunque en algunos casos mensajes escritos fueron colocados en los tubos de aluminio que en esa época cubrían cigarros. Ya Wimpy nos había obsequiado una fotografía donde Roberto Pastoriza y Huáscar Tejeda aparecen juntos comprando en el supermercado. El grupo de esposas facilitaba mucho el contacto entre los complotadores quienes pocas veces se reunían entre sí.
Los únicos contactos que tuvo Wimpy fueron con Cortiñas, Ángel Severo Cabral, Antonio de la Maza y con Juan Bautista (“Gianny”) Vicini Cabral. Este último suplía fondos. Flérida, quien había vivido en la avenida Mella, se había hecho muy amiga de Abelardo Jiménez Peña, dueño de la farmacia Abelardo, ubicada en esa avenida. Fue incorporada al complot como persona para llevar información. Su hijo Abelardo Jiménez Lambertus, al ser cuestionado por nosotros, dijo que su padre nunca le habló del asunto. En mayo de 1960, con el rompimiento colectivo de las relaciones diplomáticas con Trujillo, Farland abandonó el país. En octubre se fue Lear B. Reed, jefe de estación de la CIA. Henry Dearborn sustituyó a Farland y, a partir de febrero de 1961, Robert Owen a Reed. En uno de nuestros libros hemos mostrado cómo Cortiñas, amenazado de muerte, pudo salir del país en julio o agosto de 1960 y cómo el gobierno norteamericano autorizó la entrega de tres rifles M1 y tres revólveres 38 al grupo de acción.
Según Wimpy, los rifles fueron desarmados para que no fuesen tan largos. Dearborn los pasó, junto con los revólveres, a Owen y éste a la antigua secretaria de Reed, una puertorriqueña quien el 7 de abril de 1961 se llevó esas armas a su casa. El 26 de abril Wimpy y Flérida fueron a la casa de la secretaria y recibieron las “fundas con compras” que incluían, además, 600 tiros en nueve peines. Llevó las armas a Thomas Stocker, un americano casado con una dominicana quien durante la Segunda Guerra Mundial había trabajado en asuntos de inteligencia en el Ejército Americano. Wimpy cree que Stocker fue incorporado al complot por Ángel Severo Cabral. Luego de armar los rifles y limpiarlos Stocker los pasó a Antonio de la Maza. Poco después de la Maza se presentó en el supermercado diciéndole a Wimpy que estaba muy molesto porque el asunto estaba tomando demasiado tiempo y que podrían ser descubiertos. Llevó a Wimpy a su carro, abrió el baúl y le enseñó las armas.
Wimpy plantea que los americanos no prometieron ninguna ayuda adicional, sobre todo en caso de un fracaso. Dice que nunca se habló de sitios dónde esconderse y que la esperanza era que el Ejército se levantaría en contra de los Trujillo. El plan incluiría poner a Balaguer en el poder, pero éste no estaba enterado del asunto. Una semana antes del 30 de mayo Miguel Ángel Báez Díaz y Antonio de la Maza visitaron el supermercado y le pidieron a Flérida algo “exótico” para comer. Se llevaron un faisán congelado el cual luego cocinaron.
Seis semanas antes del 30 de mayo tuvo lugar la fracasada expedición de Playa Girón o Bahía de Cochinos. Se sabe que Washin gton ordenó que se desistiese de matar a Trujillo pues eso provocaría aún más inestabilidad en el Caribe. Según Wimpy, la esposa peruana de Dearborn fue al supermercado con el mensaje el cual fue desechado por Wimpy quien le explicó que el atentado tendría lugar ese día o el siguiente
Llegado el momento, Wimpy sabía quiénes irían en los tres carros a la autopista y también supo la noche en que tendría lugar el tiranicidio. Por eso se fue junto con su esposa al restaurant Pony, en la Feria Ganadera, donde escuchó el tiroteo y vio cómo “Navajita” Espaillat se paraba de su mesa y salía de inmediato. Desde allí los esposos Berry se trasladaron a la embajada norteamericana donde le dijeron al oficial de turno que debería de avisarle a Dearborn, quien se encontraba en el Country Club, que lo que se esperaba había acontecido y que debería de regresar de inmediato, pero por la avenida Independencia y no por la ruta al lado del mar, lugar donde Trujillo había sido ajusticiado.
Preguntado, dijo no saber cuál dominicano fue el que llevó a la embajada el 2 de junio la carta del General Guarionex Estrella pidiendo una intervención militar citada en nuestro libro “Los Estados Unidos y Trujillo. Los días finales, 1960-1961”. Ese mismo día, mientras Trujillo era enterrado, Wimpy fue interrogado por el Servicio de Inteligencia Militar (SIM), asunto que apareció citado en la prensa dominicana. Explica que el 15 de julio logró salir del país, a solicitud de su propia embajada, acompañado de un funcionario de su consulado, sin pasar por migración.
La excusa era un telegrama que su madre le había enviado diciendo que estaba enferma, telegrama preparado por el Departamento de Estado. Sin embargo, Ramfis Trujillo mantuvo a su esposa dominicana como rehén. Cuando los complotadores sobrevivientes por fin pudieron reunirse, después de la salida de Ramfis, Gianny Vicini le preguntó a Flérida quién era “Electra”, y ésta, sonriendo le dijo: “¿Y quién podía ser? yo”. Wimpy se queja de que Balaguer, cuando llegó al poder en 1966, en venganza le quitó una propiedad suya que aún reclama.
Wimpy confirma lo que aparece en nuestro libro sobre la posesión por parte de Cortiñas de una cantidad de granadas. Explica que fue un piloto de la Compañía Dominicana de Aviación (CDA), antiguo miembro de la Marina de Guerra, quien las trajo clandestinamente desde San Juan de Puerto Rico en un Beachcraft y quien las entregó a Wimpy quien las pasó a Cortiñas. Según se cita en nuestra obra, este último pensaba utilizarlas para matar a Trujillo tirándolas desde cunetas ubicadas en la avenida Máximo Gómez. Para guardarlas, Cortiñas las puso dentro de una maseta de flores en el salón de su casa.
La sirvienta, sin saber nada, le echaba agua y las granadas se oxidaron. Sin saber que ya no servían, el día en que se fue del país Cortiñas las pasó a su amigo el doctor Federico Lithgow, quien las guardó en su consultorio en la Clínica Internacional donde un día se las mostró a José Israel Cuello. En octubre de 1960 fracasó un complot de Julio César Matos, Lithgow y Severo Cabral para matar a Trujillo con las granadas. Al pasar el tiempo Matos decidió probarlas en una finca y ninguna explotó.
Wimpy también corrobora lo que aparece en nuestro libro “Los Estados Unidos y Trujillo. 1947” sobre su llegada al país en ese año y cómo trajo para Trujillo ilegalmente dos aviones T38 que se suponía irían de Estados Unidos a Puerto Rico pero que se quedaron en el país por “desperfectos de motor” y cómo el FBI lo cuestionó mucho sobre el asunto. También confirma lo que aparece en ese libro sobre su viaje a Cuba para tratar de ubicar el lugar donde se estaba organizando la expedición de Cayo Confites. Sí agrega que en La Habana se unió a los expedicionarios pero que decidió no seguir con ellos al campamento porque se darían cuenta que trabajaba para Trujillo.
Algo nuevo que menciona es que cuando la expedición organizada por cubanos desde Santo Domingo, con el apoyo de Trujillo, contra Fidel Castro y que se conoce como el fracaso de Trinidad de agosto de 1959, Wimpy piloteó tres viajes a Nicaragua en aviones de Dominicana de Aviación para traer desde allí armas para la expedición.
Detrás de todo hombre…
Lorenzo Berry, el norteamericano que creó un vínculo entre la embajada de Estados Unidos y los hombres que luego ajusticiaron a Trujillo, es esposo de la dominicana Flérida Yabra, una decidida antitrujillista que con él se movía en los círculos contrarios al dictador bajo el nombre de Electra.
texto: Bernardo Vega, para el periódico HOY
Por Bernardo vega para el periódico HOY
Lorenzo Berry, mejor conocido como Wimpy,
nunca había hablado sobre su participación en el complot para matar a Trujillo. Nosotros lo habíamos contactado en 1998 pero no quiso decir nada, pero en este enero, en Miami, por fin nos contó su historia.
Comienza en algún momento previo a mayo de 1960 cuando el ex vicealmirante Tomás E. Cortiñas lo invitó a su casa. Por otras fuentes sabemos que Cortiñas, antiguo jefe de Estado Mayor de la Marina, había sido expulsado de las Fuerzas Armadas en 1957 luego de expresar comentarios que no agradaron a Trujillo y de haber sacado de su puesto en los astilleros al padre de John Abbes García. En marzo de 1960 recibió órdenes de asesinar a Félix Benítez Rexach, ciudadano norteamericano, asunto al cual le dio largas. El motivo de la reunión era presentarle a Wimpy a un señor llamado Ángel Severo Cabral. Allí se discutió sobre la mejor forma de salir de Trujillo. La respuesta de Wimpy fue decir que preguntaría sobre eso en la embajada norteamericana pues era amigo del Embajador Joseph Farland.
Farland había llegado al país en 1957 y evidencias documentadas muestran que vino con instrucciones secretas de acercarse a la oposición. Ya desde 1959 Estados Unidos apoyaba el derrocamiento de Trujillo, primero, porque no quería que se repitiese la experiencia del tránsito cubano de la dictadura de Batista a las guerrillas izquierdistas de Fidel Castro y, segundo, porque no estaba recibiendo el apoyo de los gobiernos democráticos de América Latina en sus esfuerzos para condenar a Fidel Castro porque esos gobiernos insistían en que primero había que salir de Trujillo. Según Wimpy, Farland se había juntado con Trujillo para tratar de estimularlo a que abandonase el país y el tirano le había contestado: “Esta es mi finca. ¿Quiere que lo mate?”.
Wimpy fue a ver a Farland acompañado de su muy anti-trujillista esposa Flérida Yabra, quien luego adoptaría el nombre de guerra de “Electra”. Cuando le contó al Embajador el propósito de su visita éste exclamó: “No sé cómo te las arreglaste para llegar aquí exactamente en el momento apropiado. Trujillo y Castro tienen que desaparecer. Tenemos alguna gente que puede organizar este asunto, aunque corren el riesgo de perder la vida durante el proceso”.
La segunda reunión con Ángel Severo Cabral la tuvo Wimpy en casa del arquitecto William (“Billy”) Reid y allí Severo le habló sobre el deseo de Antonio de la Maza de matar a Trujillo pues éste había ordenado la muerte de su hermano Octavio. Se sabe que fue Antonio quien incorporó a Roberto Pastoriza y a Huáscar Tejeda al complot.
El supermercado de Wimpy, en la Avenida Bolivar cerca de la Rosa Duarte, devino en un punto de reunión, sobre todo para las esposas de los complotadores, quienes, utilizando como excusa la necesidad de hacer una compra, se intercambiaban mensajes verbales, aunque en algunos casos mensajes escritos fueron colocados en los tubos de aluminio que en esa época cubrían cigarros. Ya Wimpy nos había obsequiado una fotografía donde Roberto Pastoriza y Huáscar Tejeda aparecen juntos comprando en el supermercado. El grupo de esposas facilitaba mucho el contacto entre los complotadores quienes pocas veces se reunían entre sí.
Los únicos contactos que tuvo Wimpy fueron con Cortiñas, Ángel Severo Cabral, Antonio de la Maza y con Juan Bautista (“Gianny”) Vicini Cabral. Este último suplía fondos. Flérida, quien había vivido en la avenida Mella, se había hecho muy amiga de Abelardo Jiménez Peña, dueño de la farmacia Abelardo, ubicada en esa avenida. Fue incorporada al complot como persona para llevar información. Su hijo Abelardo Jiménez Lambertus, al ser cuestionado por nosotros, dijo que su padre nunca le habló del asunto. En mayo de 1960, con el rompimiento colectivo de las relaciones diplomáticas con Trujillo, Farland abandonó el país. En octubre se fue Lear B. Reed, jefe de estación de la CIA. Henry Dearborn sustituyó a Farland y, a partir de febrero de 1961, Robert Owen a Reed. En uno de nuestros libros hemos mostrado cómo Cortiñas, amenazado de muerte, pudo salir del país en julio o agosto de 1960 y cómo el gobierno norteamericano autorizó la entrega de tres rifles M1 y tres revólveres 38 al grupo de acción.
Según Wimpy, los rifles fueron desarmados para que no fuesen tan largos. Dearborn los pasó, junto con los revólveres, a Owen y éste a la antigua secretaria de Reed, una puertorriqueña quien el 7 de abril de 1961 se llevó esas armas a su casa. El 26 de abril Wimpy y Flérida fueron a la casa de la secretaria y recibieron las “fundas con compras” que incluían, además, 600 tiros en nueve peines. Llevó las armas a Thomas Stocker, un americano casado con una dominicana quien durante la Segunda Guerra Mundial había trabajado en asuntos de inteligencia en el Ejército Americano. Wimpy cree que Stocker fue incorporado al complot por Ángel Severo Cabral. Luego de armar los rifles y limpiarlos Stocker los pasó a Antonio de la Maza. Poco después de la Maza se presentó en el supermercado diciéndole a Wimpy que estaba muy molesto porque el asunto estaba tomando demasiado tiempo y que podrían ser descubiertos. Llevó a Wimpy a su carro, abrió el baúl y le enseñó las armas.
Wimpy plantea que los americanos no prometieron ninguna ayuda adicional, sobre todo en caso de un fracaso. Dice que nunca se habló de sitios dónde esconderse y que la esperanza era que el Ejército se levantaría en contra de los Trujillo. El plan incluiría poner a Balaguer en el poder, pero éste no estaba enterado del asunto. Una semana antes del 30 de mayo Miguel Ángel Báez Díaz y Antonio de la Maza visitaron el supermercado y le pidieron a Flérida algo “exótico” para comer. Se llevaron un faisán congelado el cual luego cocinaron.
Seis semanas antes del 30 de mayo tuvo lugar la fracasada expedición de Playa Girón o Bahía de Cochinos. Se sabe que Washin gton ordenó que se desistiese de matar a Trujillo pues eso provocaría aún más inestabilidad en el Caribe. Según Wimpy, la esposa peruana de Dearborn fue al supermercado con el mensaje el cual fue desechado por Wimpy quien le explicó que el atentado tendría lugar ese día o el siguiente
Llegado el momento, Wimpy sabía quiénes irían en los tres carros a la autopista y también supo la noche en que tendría lugar el tiranicidio. Por eso se fue junto con su esposa al restaurant Pony, en la Feria Ganadera, donde escuchó el tiroteo y vio cómo “Navajita” Espaillat se paraba de su mesa y salía de inmediato. Desde allí los esposos Berry se trasladaron a la embajada norteamericana donde le dijeron al oficial de turno que debería de avisarle a Dearborn, quien se encontraba en el Country Club, que lo que se esperaba había acontecido y que debería de regresar de inmediato, pero por la avenida Independencia y no por la ruta al lado del mar, lugar donde Trujillo había sido ajusticiado.
Preguntado, dijo no saber cuál dominicano fue el que llevó a la embajada el 2 de junio la carta del General Guarionex Estrella pidiendo una intervención militar citada en nuestro libro “Los Estados Unidos y Trujillo. Los días finales, 1960-1961”. Ese mismo día, mientras Trujillo era enterrado, Wimpy fue interrogado por el Servicio de Inteligencia Militar (SIM), asunto que apareció citado en la prensa dominicana. Explica que el 15 de julio logró salir del país, a solicitud de su propia embajada, acompañado de un funcionario de su consulado, sin pasar por migración.
La excusa era un telegrama que su madre le había enviado diciendo que estaba enferma, telegrama preparado por el Departamento de Estado. Sin embargo, Ramfis Trujillo mantuvo a su esposa dominicana como rehén. Cuando los complotadores sobrevivientes por fin pudieron reunirse, después de la salida de Ramfis, Gianny Vicini le preguntó a Flérida quién era “Electra”, y ésta, sonriendo le dijo: “¿Y quién podía ser? yo”. Wimpy se queja de que Balaguer, cuando llegó al poder en 1966, en venganza le quitó una propiedad suya que aún reclama.
Wimpy confirma lo que aparece en nuestro libro sobre la posesión por parte de Cortiñas de una cantidad de granadas. Explica que fue un piloto de la Compañía Dominicana de Aviación (CDA), antiguo miembro de la Marina de Guerra, quien las trajo clandestinamente desde San Juan de Puerto Rico en un Beachcraft y quien las entregó a Wimpy quien las pasó a Cortiñas. Según se cita en nuestra obra, este último pensaba utilizarlas para matar a Trujillo tirándolas desde cunetas ubicadas en la avenida Máximo Gómez. Para guardarlas, Cortiñas las puso dentro de una maseta de flores en el salón de su casa.
La sirvienta, sin saber nada, le echaba agua y las granadas se oxidaron. Sin saber que ya no servían, el día en que se fue del país Cortiñas las pasó a su amigo el doctor Federico Lithgow, quien las guardó en su consultorio en la Clínica Internacional donde un día se las mostró a José Israel Cuello. En octubre de 1960 fracasó un complot de Julio César Matos, Lithgow y Severo Cabral para matar a Trujillo con las granadas. Al pasar el tiempo Matos decidió probarlas en una finca y ninguna explotó.
Wimpy también corrobora lo que aparece en nuestro libro “Los Estados Unidos y Trujillo. 1947” sobre su llegada al país en ese año y cómo trajo para Trujillo ilegalmente dos aviones T38 que se suponía irían de Estados Unidos a Puerto Rico pero que se quedaron en el país por “desperfectos de motor” y cómo el FBI lo cuestionó mucho sobre el asunto. También confirma lo que aparece en ese libro sobre su viaje a Cuba para tratar de ubicar el lugar donde se estaba organizando la expedición de Cayo Confites. Sí agrega que en La Habana se unió a los expedicionarios pero que decidió no seguir con ellos al campamento porque se darían cuenta que trabajaba para Trujillo.
Algo nuevo que menciona es que cuando la expedición organizada por cubanos desde Santo Domingo, con el apoyo de Trujillo, contra Fidel Castro y que se conoce como el fracaso de Trinidad de agosto de 1959, Wimpy piloteó tres viajes a Nicaragua en aviones de Dominicana de Aviación para traer desde allí armas para la expedición.
Detrás de todo hombre…
Lorenzo Berry, el norteamericano que creó un vínculo entre la embajada de Estados Unidos y los hombres que luego ajusticiaron a Trujillo, es esposo de la dominicana Flérida Yabra, una decidida antitrujillista que con él se movía en los círculos contrarios al dictador bajo el nombre de Electra.
texto: Bernardo Vega, para el periódico HOY
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