El uso político de las encuestas
22 de noviembre de 2014 - 12:09 am -
http://acento.com.do/2014/opinion/8197426-el-uso-politico-de-las-encuestas/
Afloraron como plagas agencias especializadas
dispuestas a prestar sus servicios, carentes en muchos casos de
prestigio o experiencias, por favores oficiales o altas sumas de dinero.
La credibilidad se perdió en un mercado lleno de baratijas con
pretensiones científicas.
El proselitismo y el secuestro de la opinión pública al través
de su manipulación por intereses políticos y económicos están
prostituyendo el valor de las encuestas como método de medición
científico. Antes se admitían los sondeos sobre preferencias electorales
como una forma racional y bastante aproximada para conocer el estado de
ánimo de la población con respecto a políticas o candidaturas. Pero la
idea de estos análisis era determinar debilidades y fortalezas o en el
caso de productos o estudios de mercados las lealtades de los
consumidores. Eran resultados cuya confidencialidad se guardaban
celosamente por cuanto la divulgación de algunos datos podían serles
útiles a la competencia, fuera comercial o política.A partir de un momento, cuando la actividad proselitista perdió todo sentido del pudor y empezó a mostrar sus paños menores, todos esos valores acerca de las encuestas se vinieron abajo. La realización de estos estudios comenzó a servir para tratar de inducir cambios en las preferencias al través de mensajes subliminales. Afloraron como plagas agencias especializadas dispuestas a prestar sus servicios, carentes en muchos casos de prestigio o experiencias, por favores oficiales o altas sumas de dinero. La credibilidad se perdió en un mercado lleno de baratijas con pretensiones científicas.
Hubo épocas en que algunos medios involuntariamente contribuyeron a ese desprestigio, con encuestas extemporáneas carentes de lógica. Incluso se han dan casos de varias dando seguros ganadores, sin haberse definido antes el panorama electoral. Como si a un año de una cita electoral, por ejemplo, fuera posible dar un imbatible triunfador en cualquiera de las dos vueltas. El propósito de tal práctica es evidente: condicionar la opinión pública y sembrar en la psiquis popular la idea de un único ganador. La manipulación en su máxima expresión artística.
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