domingo, 23 de noviembre de 2014

A los 103 años de la trágica muerte del general Luis Tejera


A los 103 años de la trágica muerte del general Luis Tejera

Por SÓCRATES S. SOLANO
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Aquella tarde nublosa del domingo 19 de noviembre del año 1911, la sociedad dominicana fue impactada al conocer la triste doble noticia de la muerte del Presidente de la República general Ramón Cáceres y el intrépido general Luis Tejera.
Esa tarde un grupo de jóvenes inspirados en el deseo de renovar la República con nuevos métodos y con nuevas ideas, liderados por el general Tejera, emboscaron en la carretera del oeste (avenida Independencia) cerca de Güibia el coche presidencial que regresaba a la capital conduciendo al Presidente Cáceres acompañado de su attaché el coronel Pérez, después de su paseo dominical.
El propósito de esa acción era secuestrarlo, exigirle su renuncia y formar un gobierno de unidad nacional. En el confuso incidente resultó muerto a tiros el presidente Cáceres y herido en una pierna el general Tejera.
Los conjurados se dirigieron hacia Haina perseguidos por la Guardia Republicana, las condiciones físicas del general Tejera le impidieron cruzar el río Haina, sus compañeros lo escondieron en la ribera del río, donde fue capturado inconsciente por miembros de la guardia, conducido a la capital fue fusilado sumariamente en la fortaleza Ozama por orden del comandante de armas de la plaza de Santo Domingo, general Alfredo M. Victoria.
El general Luis Tejera Bonetti era hijo del ilustre estadista dominicano Don Emiliano Tejera.
La bondad, el valor y el patriotismo, que fueron los rasgos salientes del general LuisTejera, le captaron desde el primer momento de su aparición en las contiendas políticas, el cariño y un alto puesto entre sus correligionarios. Y un día, cuando la integridad del suelo dominicano se creyó amenazado por la intervención extranjera, él, el general Luis Tejera, que por aquella época contaba apenas unos 24 años de edad, asumiendo un gesto patriótico, frustró al nacer la acción intervencionista.
Entonces el patriotismo nacional se llamaba Luis Tejera y este nombre fue ensalzado con toda la alabanza de la patria.
Él era hasta el advenimiento del gobierno del general Cáceres, el “líder” de la juventud y el ídolo de una gran parte de la opinión pública.
Su mano estuvo siempre extendida para acoger la de sus amigos y la de sus enemigos y la espada pronta a saltar de la vaina en defensa de la patria.
Su lealtad, su excesiva modestia y sobre todo su generosidad, renunciaron a las legítimas aspiraciones que él pudo tener a la jefatura del Estado, cuando contaba con lo que le era menester para alcanzarla e hizo dejación absoluta de ella en beneficio del general Cáceres, Y Cáceres, mal aconsejado, olvidó que debía gratitud al general Tejera. Desligándose de él consistió en que se extremaran a tal punto las persecuciones contra el General Tejera, que éste, al ver amenazada su vida optó por jugársela cara a cara con la del general Cáceres. Y aquel duelo, que fue a muerte fue de muerte, porque ambos rodaron al abismo de la nada.
La ceguedad del general Cáceres dejó que medraran las infames maquinaciones que incesantemente se urdían a la sombra de su gobierno contra el general Luis Tejera. Y éste, ante tamaña iniquidad, como un león al que se le acosa puso en alto la garra para dar el zarpazo del 19 de noviembre.
Los errores del general Cáceres hicieron del general Tejera una víctima. El destino, después, hizo dos.

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