La izquierda fragmentada ¿podrá derrotar al PP?
El ciclo político en España está cambiando. Tras el giro espectacular a la derecha del año 2011 que proporcionó al PP mayorías absolutas en casi todas las comunidades autónomas, las principales ciudades del país y finalmente en el Congreso de los Diputados, la tendencia política vuelve a girar hacia la izquierda. Las encuestas revelan una caída importante en la intención de voto al PP y un auge de las opciones de izquierda. Sin embargo, estas se presentan fragmentadas y divididas sin un claro liderazgo por parte de ninguna de ellas. Para arrebatar el poder al PP, los socialistas, IU y Podemos tendrán que pactar y superar muchas diferencias ahora mismo aparentemente irreconciliables. ¿Podrá ponerse de acuerdo para derrotar al PP?
En las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2011 el Partido Popular ganó la mayoría de los gobiernos autonómicos y las alcaldías de las ciudades más importantes del país. Seis meses después, en noviembre de 2011, el PP vivió un momento dulce en las elecciones generales en las que cosechó 10,8 millones de votos, el 44,6% del total. Esto le proporcionó una mayoría absoluta histórica en el Congreso de los Diputados de 186 escaños. En 2015 y 2016 se volverá a celebrar un intenso periodo electoral en España, pero es bastante probable que el PP no vaya a repetir esos resultados.
Las encuestas publicadas más recientemente hablan de un cambio de tendencia en España, de un giro hacia la izquierda de la mayoría del electorado. Sin embargo, esto no significa que esos votos vayan directamente al principal rival del PP, el Partido Socialista. A diferencia de anteriores cambios de ciclo político, en los que la pérdida de votos de uno de los partidos grandes beneficiaba automáticamente a su rival (fenómeno conocido como ‘balancín electoral’), esta vez el voto de la izquierda se está fragmentando en tres opciones diferentes: PSOE, Izquierda Unida, y la recién llegada Podemos. Según las encuestas, entre las tres superan en votos al PP en la mayoría de las plazas, como puede observarse en las siguientes encuestas publicadas después del verano:
- Andalucía: La Cadena Ser publicó el pasado 4 de septiembre un barómetro sobre el clima político en Andalucía, cuyas elecciones autonómicas están previstas para 2016. Según esta encuesta, elPSOE ganaría las elecciones con un 31,2% de los votos y el PP se quedaría en segunda posición con el 28,3%. Estos resultados supondrían un notable descenso de apoyos para ambos partidos con respecto a las últimas elecciones en 2012, ya que los socialistas perderían 8,3 puntos y los populares 12,4. Por su parte, IU, el actual socio de gobierno del PSOE andaluz, tendría el 8,8% de los votos. Es decir, la actual coalición de gobierno solamente conseguiría el 40% de los votos, por lo quenecesitaría el apoyo de Podemos para asegurarse la mayoría absoluta. Podemos se estrenaría en el Parlamento andaluz como tercera fuerza política y el 18,1% de los votos.
- Ayuntamiento de Madrid: El diario ABC publicó el pasado 15 de septiembre una encuesta tras la renuncia de Ana Botella a presentarse a la Alcaldía de la capital. Según este estudio, el PP ganaría pero perdería la mayoría absoluta con el 42,1% de los votos, frente a Podemos (15,1%), PSOE (14,4%), UPyD (10,4%), IU (7,7%) y Ciudadanos (5,3%). Aunque el PP podría intentar un pacto con UPyD y/o Ciudadanos (ambas formaciones incluso podrían presentarse juntas) para conseguir así una mayoría de gobierno, toda la izquierda no tendría más remedio que llegar a un acuerdo para arrebatar la Alcaldía al PP.
- Comunidad Valenciana: El diario El País publicó el pasado 9 de octubre una encuesta de Metroscopia sobre el futuro político de la Comunidad Valenciana en la que se refleja perfectamente la actual tendencia: el PP sería el partido más votado, con cerca de un 30% de los votos, pero perdería 23 escaños de los logrados en las últimas elecciones y se colocaría con 32 escaños a 18 de la mayoría absoluta. Esta podría ser posible con un pacto entre las diferentes opciones de la izquierda valenciana: PSPV (29 escaños), Podemos (17 escaños), Compromís (14 diputados) y Esquerra Unida (7 diputados).
- Congreso de los Diputados (1): El pasado 31 de agosto, el diario El Mundo publicó una encuesta de Sigma Dos que atribuye al PP la mayoría de los votos en el Congreso de los Diputados (30,1%), pero lejos de la mayoría absoluta. La conjunción de PSOE (22,3%), Podemos (21,2%) e IU (4,1%) podría garantizar una mayoría de izquierdas en la Cámara baja.
- Congreso de los Diputados: Finalmente, el diario El País publicó el pasado 5 de octubre un barómetro de Metroscopia en el que reflejaba la intención directa de voto más simpatía sobre el total del censo de electores (y no sobre el total de los que finalmente votan). Esta encuesta llega a la conclusión de que el PSOE (20,7%) supera al PP (15,9%), pero necesitaría el apoyo, o al menos la aquiescencia de Podemos (14,3%) y de IU (6,2%) para gobernar España.
Las elecciones municipales son diferentes
En los casos arriba mencionados la tendencia electoral señala una clara pérdida de votos por parte del PP y un aumento de los mismos en la izquierda, pero fragmentada principalmente entre PSOE, Podemos e IU. Ninguno de los tres logra una hegemonía clara en el campo progresista y necesitaría de los otros dos para gobernar. En este escenario, PSOE e IU han demostrado que saben gobernar juntos en caso de necesidad, pero la gran incógnita es Podemos, que no mantiene buenas relaciones con los otros dos partidos.
Este análisis de pactos se refiere a las elecciones autonómicas y a las generales, ya que el análisis de las municipales es más complicado e incluye una serie de variables diferentes a las otras citas electorales. Por un lado está la posible reforma electoral impulsada por el Gobierno de Rajoy, que prevé la elección directa de los alcaldes a doble vuelta entre los dos partidos más votados, rompiendo así el principio de proporcionalidad actual. Esto daría la alcaldía al partido más votado en cada municipio y sin necesidad de alcanzar la mayoría absoluta, lo que beneficiaría claramente al PP debido a la fragmentación en la izquierda.
Por otro lado, Podemos ha anunciado que no se presentará como marca en solitario a las elecciones municipales, aunque no descarta hacerlo dentro de plataformas electorales locales. Esta es la misma estrategia de IU, que está apostando por las plataformas ‘Ganemos’ (que también cuentan con la presencia de otras formaciones más pequeñas como Equo) en las que dejaría abierta la puerta a Podemos. Esta estrategia simplificará sensiblemente el panorama de siglas de la izquierda que se presentarán a las municipales, pero tendrá como consecuencia previsible una lucha por la hegemonía dentro de Ganemos entre Podemos e IU. El ganador de esa lucha tendría que decidir tras las elecciones si acepta pactar gobiernos locales con el PSOE.
IU y Podemos, malas relaciones
Teniendo en cuenta el actual grado de fragmentación en la izquierda política española, la gran pregunta que se plantea es si está en condiciones y si las diferentes organizaciones tienen voluntad de llegar a acuerdos para reemplazar al PP en los diferentes gobiernos.
Las relaciones entre PSOE, Podemos e IU no son buenas. Por un lado existe un debate (por no decir enfrentamiento) abierto en el seno de IU sobre la estrategia a seguir con respecto a Podemos. Muchos militantes y cargos están a favor de la integración entre las dos formaciones, pero también existen muchas resistencias, sobre todo en Madrid donde la plataforma ‘Somos IU’ apuesta por la independencia de su organización que ve en peligro ante la avalancha de Podemos, donde tampoco dan carta blanca a una hipotética fusión con IU e incluso a la hora de llegar a pactos puntuales como Ganemos.
En este sentido, el pasado 1 de junio el dirigente de Podemos, el profesor de Ciencias Políticas Juan Carlos Monedero, afirmó en una entrevista al diario Público que “hay un sector de Izquierda Unida que se ha hecho régimen” y que sus responsables van a intentar construir otra vez “una sopa de siglas”. “En la campaña (a las elecciones europeas) hemos hablado de la obligación de construir un frente amplio. Y un frente amplio no es una suma de siglas. Traicionaríamos a la militancia si nos juntáramos las cúpulas de diferentes partidos y pactáramos una lista electoral. Eso sería un fraude a la ciudadanía y no lo vamos a hacer”.
Podemos y PSOE, la lucha por la hegemonía
Por otro lado, las relaciones entre Podemos y el PSOE son bastante mejorables. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, afirmó el pasado 21 de septiembre en una entrevista en televisión que “el populismo ha encontrado su expresión institucional en Podemos. (…) No quiero que se aprovechen de la indignación y se propongan cosas irreales”. Días antes, en el Comité Federal del PSOE, el mismo Sánchez aseguró que “hay un partido que se frota las manos ante el auge del populismo” en referencia al PP frente a Podemos.
La estrategia socialista pasa por recuperar al mayor número de votantes de Podemos (en gran número ex votantes del PSOE), presentando a esta formación como una opción que ofrece “soluciones falsas a problemas reales” (19 de septiembre), y recuperar así la hegemonía en la izquierda. Para no entorpecer esta estrategia, el PSOE no ha descartado ningún escenario futuro de pacto, excepto con el PP, cerrando así la puerta a una posible gran coalición entre los dos grandes partidos y obligando a estudiar a fondo todas las opciones que puede ofrecer un acuerdo con las otras izquierdas políticas.
Por su parte, Podemos se considera antagonista del Partido Socialista. Son múltiples los mensajes por parte de los dirigentes de Podemos equiparando al PSOE con el PP y posicionando a ambos partidos como élite a derrotar. Es por ello que Podemos descarta públicamente cualquier acercamiento o negociación postelectoral con el PSOE, al menos por el momento. En este sentido, el dirigente de Podemos, Luis Alegre, aseguró el pasado 13 de septiembre ante los medios de comunicación que “es más previsible encontrarnos con un pacto de Estado entre el PP y el PSOE para taparse mutuamente los casos de corrupción y para evitar que terminen con causas jurídicas”, que un pacto con los socialistas.
Pero las opciones siguen abiertas. Pablo Iglesias, el líder de Podemos, a diferencia del resto de dirigentes de su formación, nunca ha cerrado definitivamente la puerta a los socialistas. El pasado 30 de mayo afirmó a ElPlural.com que “les doy el beneficio de la duda. Nosotros no somos sectarios”.
La estrategia de Podemos está dirigida a fortalecer su imagen y a presentarse como el partido hegemónico de la izquierda fragmentada. Su aspiración es terminar con la fragmentación de la izquierda a su favor: provocar la gibarización del PSOE y la absorción de IU, y desde esa posición de fuerza imponer sus condiciones. El pasado 6 de octubre, el diario El Mundo publicó un artículo en el que atribuía a Pablo Iglesias la frase: “Después de las próximas elecciones generales, el Partido Socialista tendrá que elegir entre hacer presidente a Mariano Rajoy (lo que el PSOE ya ha descartado públicamente) o a mí”. Según El Mundo, Iglesias habría afirmado que esto llevaría al PSOE a una situación sin salida, ya que “si apoyan la investidura de Rajoy será su perdición. Y si apoyan la nuestra también será su perdición”, al perder definitivamente la hegemonía de la izquierda a favor de Podemos.
Sin embargo, Podemos se encuentra en una encrucijada parecida. Según las encuestas, a pesar de su despegue sensacional en la intención de voto a nivel nacional, autonómico y municipal, no consigue un apoyo mayoritario claro y parece que podría estancarse en las previsiones actuales, prácticamente igual o un poco inferior al PSOE. Ninguna de las dos fuerzas sería superior a la otra y ambas deberían pactar en casi igualdad de condiciones. Y en esas circunstancias Podemos se enfrentaría a un dilema serio.
Según el CIS, gran parte de sus seguidores son antiguos votantes socialistas, unos 400.000 de los 1,2 millones que eligieron a Podemos en las últimas elecciones europeas del pasado 25 de mayo. Están desencantados con el PSOE pero, sobre todo, son contrarios a que el PP siga gobernando en sus ciudades, comunidades autónomas y por supuesto en La Moncloa. ¿Cómo reaccionarían si Podemos se niega a pactar con el PSOE y el PP siguiera gobernando en su ciudad, comunidad o en España? Por otro lado, el discurso de la ‘casta’ ha calado profundamente en otro amplio sector de votantes de Podemos, sobre todo entre los más activos miembros de los círculos locales. ¿Aceptarían un pacto con el PSOE?
En todo caso, si Podemos no logra un resultado contundente que le coloque en una posición de hegemonía que le permita elegir escenario, es muy posible que sufra un desgaste muy fuerte de parte de su electorado por no poder cumplir con sus expectativas y sentirse engañados.
Tanto PSOE como Podemos quieren liderar la izquierda y presentarse ante el otro con una posición de fuerza. El PSOE aspira a recuperar la hegemonía clara en la izquierda y vaciar a Podemos de votantes, mientras que Podemos aspira a convertir al PSOE en una fuerza residual. Ambas formaciones son rivales por el mismo espacio y ambas aspiran a liderar el cambio de tendencia político en España. ¿Quién se impondrá? Y ¿podrán ponerse de acuerdo y arrebatar el poder al PP?
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