sábado, 18 de octubre de 2014

El perverso rol de engaño de los políticos

El perverso rol de engaño de los políticos

Por
herreraclubnaco[@]gmail.com
PERVERSO
Si uno se llevara de los criterios tan bien hilvanados de los políticos dominicanos en sus comparecencias públicas, o en sus conversaciones con amigos, o en peñas políticas, caería en la conclusión de que tienen un criterio muy bien acabado de su rol frente a la comunidad, y hasta se matarían con cualquiera que le contradijera que eso no es verdad, si se le enfatiza que todos son unos perversos que solo buscan su enriquecimiento con los beneficios de sus cargos en su afán para asaltar el erario.
Y tal cosa es así al ver de cómo la divulgación de las supuestas bondades de lo que están haciendo, se cae frente a ellos mismos cuando la verdad los deja desnudos en medio de la calle, intentando hablar de sus realizaciones como funcionarios y surge el desastre de sus gestiones, que se manifiestan siempre en un pésimo servicio a la comunidad. Tal es el caso de la tragedia del Robert Reid Cabral y la ocurrencia de lamentables muertes de niños solo por negligencia.
Ya no se tiene un recuento de las veces que nos han arropado con la propaganda de lo bien que están los hospitales, y de cómo se han remodelado o abastecido de medicinas, pero de pronto estalla el escándalo de lo contrario y de las penurias de los pacientes y del personal que ni guantes tienen para atender sus obligaciones.
No hay medicinas y el servicio no se puede ofrecer y las epidemias van arropando al país en las más variadas enfermedades. Ojalá que nunca nos toque sufrir los embates del ébola, que en una inusitada actividad mundial va arropando a los países del África y extiende sus tentáculos hacia otros continentes.
El político dominicano tiene, desde hace más de 50 años, la oportunidad de gozar de una impunidad increíble, sus acciones incorrectas nunca son juzgadas, quedando tan solo como los comentarios en los círculos sociales y políticos alabando sus habilidades para enriquecerse y permanecer alejados de acusaciones y castigo por esos procederes. Hasta ahora no se han tomado en firme acciones judiciales contra el sector político corrupto, donde todos se protegen y se cuidan las espaldas. Hoy por ti, mañana por mí, es la consigna que parece acordar todos ellos para cuidarse. No se le toma ninguna acción judicial para exigirle un castigo por haber abusado de la confianza de la ciudadanía y a la cual defraudaron con sus engaños y robos descarados.
Nunca la impunidad ha sido tan descarada, que la ciudadanía se conforma con contemplarla, ver una justicia también corrupta, se valen de mil artimañas legales para impedir los juicios e investigaciones si se llegara a ese caso, a sabiendas de que también tienen su participación en ese mercado de conciencias, en donde todo se vende o se compra.
Pocas autoridades asumen las diligencias de castigar a quienes abusan del erario mientras el disfrute de fortunas mal habidas golpea a toda la ciudadanía, en un abierto desafío y descarado comportamiento, permitiendo que hasta se celebren sus hazañas de cómo se apropiaron cuantiosos recursos para exhibirlos en una pomposa ostentación, desde una disipada vida de diversiones hasta disfrutar de las mejores residencias, amantes, vehículos y lanchas adquiridos por la habilidad del político de desviar recursos públicos para su beneficio.
Ahora disfrutamos de unas autoridades que se cuidan mucho de asegurar su honestidad, pero no se salvan de excepcionales hechos indebidos que ahora lo hacen con más cuidado para lograr ese dinero extra, que con tanto desparpajo se obtenían en administraciones anteriores, y que tantas fortunas se conformaron en esos entornos gubernamentales para llegar ahora a un estado de sobriedad que mantiene calmada a la opinión pública. Se cree en la seriedad de quienes están al frente de los ministerios o direcciones generales más importantes.
No obstante se sabe que muchos de esos cargos lo han recibido los políticos y empresarios que aportaron cuantiosos recursos para la campaña del presidente triunfador y su retribución es ubicarlo en posiciones claves, donde casi nunca irá ningún político solo por sus méritos partidistas, lealtad al partido, ni tampoco ningún ciudadano que se distinga por su dedicación de trabajar por la comunidad.

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