martes, 23 de septiembre de 2014

Teatro Agua y Luz



Historia
El Teatro “Agua y Luz” fue inagurado durante La Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre en 1955,durante la Dictadura de Rafael Leonidas Trujillo.

En la actualidad:


Fuente; http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?s=6f2f5169a3887d324bcad5aeac74792b&t=1175805&langid=5


El dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina mandó a construir el Teatro Agua y Luz con el propósito de celebrar sus 25 años de gloria y poder. Dicen que usó el pretexto de la Feria.

La idea le surgió en Barcelona cuando realizó un viaje para visitar a Francisco Franco y vio unas fuentes que lo dejaron sorprendido. Decidió que Santo Domingo debía tener una igual, por lo que contactó al arquitecto Carlos Buigas, responsable del diseño y la ejecución de la fuente.

Los 355 chorros de agua bailaban al ritmo de valses, mientras cuatro mil bombillas de diversos colores le daban tono y vivacidad a los movimientos.

Las revistas artísticas más famosas del mundo eran presentadas en el Teatro Agua y Luz, local que era de alta categoría.

Con la muerte de Trujillo las turbas se llevaron los muebles tallados en madera, mármoles, lámparas y todo lo que les dio la gana para hacer desaparecer los simbolos del tirano.

El aforo fue campamento militar durante la Revolución de Abril y su peor mala suerte la tuvo en 1979, cuando el ciclón David asoló el local.

En 1988 por decreto presidencial se declaró de interés nacional que se rehabilitara con el fin de que su escenario fuera dedicado a actividades artísticas y culturales. El tiempo pasó y en 1991 la Secretaría de Obras Públicas entregó bajo contrato las instalaciones a la Constructora Morales para que hiciera la restauración, la que duró dos años a un costo de 28 millones de pesos.

Hoy el Teatro Agua y Luz está abandonado, con filtraciones, paredes destruidas, puertas en el suelo, baños dañados, persianas rotas, pasillos de recreo para ratas y parqueo lleno de maleza, que sirve de motel para prostitutas y desesperados.

Sueños

En 1986 el señor Diógenes Gómez, de Empresas Dimargo, tenía el deseo de que el Teatro fuera convertido en uno de los centros de convenciones más completos del Caribe, con un night club, restaurante, cafetería, escuela de manualidades, bailes folclóricos y exposiciones. La inversión inicial era de 11 millones de pesos.

El edificio, construido en 1955 a un costo de aproxidamamente dos millones de pesos, iba a ser modificado en 1979. Los muros para combatir los vientos del sur en las tardes y los del norte en las noches serían derrumbados con el propósito de convertir el Agua y Luz en patrimonio del pueblo, a opinión del doctor Pedro Franco Badía, síndico de la época del Distrito Nacional.

El funcionario llegó a decir que las paredes serían derribadas, porque impedían la vista del público, sobre todo de las personas que no podían pagar una cuota determinada para ver la fuente lumínica. A opinión de Badía, la categoría de la fuente lumínica del Teatro Agua y Luz sólo existía en la de Santo Domingo y la de Barcelona. “La de aquí siempre ha sido un patrimonio exclusivista de élite”.

Cuando Mike Mercedes arrendó el Teatro tenía la idea de ponerle un techo movible que le permitiera al público un mayor disfrute. No pudo concretar su sueño, como tampoco el de muchos que quieren tener en ese aforo el mejor escenario.




 
Podría parecer contradictorio que un país aquejado históricamente por problemas con el suministro y distribución de agua y luz, por escasez, falta parcial y/o absoluta, tenga un edificio bautizado “Teatro Agua Luz”
Pieza importante en las celebraciones del vigésimo quinto aniversario de la ascensión al poder del dictador Trujillo en lo que fuera la “Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre”, inaugurada el domingo 20 de diciembre de 1955, hoy ostenta el nombre -sin usar- de “Centro de los Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo”.
El “Agua Luz”, en “la feria”, como se le recuerda y nombra a ambos, fue inaugurado para el caricaturesco boato imperial de una coronación absurda de la hija del sátrapa y fue escenografiado como para corte europea en decadencia y, paradójicamente, dentro de un enclave antillano.
Fue casi una réplica exacta del “Teatro Integral de Agua-Luz-Música” que su autor, Carles Buigas Sans (18 de enero de 1898-28 de agosto de 1979) había ideado para Barcelona, después del éxito de la Exposición Universal del 1929.
Buigas Sans recreó sus geniales interpretaciones del “jardín luminoso… sin luces visibles” y lo propone para el fatuo del año antecedente del “Benefactor de la Patria y Padre de la Patria Nueva”, pero este “Teatro Agua Luz” de Santo Domingo, al contrario del de Barcelona, no tiene el predominio de lo rectangular es más bien semi-ovalado pero idéntico en lo técnico a aquel mediterráneo.
Por su trabajo en Santo Domingo, Carles Buigas Sans obtuvo la Condecoración al Mérito de Duarte, Sánchez y Mella, otorgada por el dictador Trujillo. La obra de la capital dominicana es sencillamente singular.
Aunque hay unas 560 fuentes diseñadas por este genial ingeniero electromecánico, 80 de las cuales están en su Barcelona del 29, el “Agua Luz” es único en la región del Caribe. Además de que poseía el recurso del color, la música y los sonidos del agua cayendo a raudales, por chorros, en cascadas y torrentes, creando espejos de agua y rumores de intensidades distintas y sobre planos diferentes, es un escenario de múltiples fuentes y de grandes alternativas visuales al tiempo que sonoras.
Por lo menos así lo era cuando por aquí anduvo el famoso ballet semidesnudo del Lidó de París. Y sin embargo el “Agua Luz” está abandonado porque no pudo sostenerse desde el pasado sin retorno en que lo sumió la agitada vida de transición que vivió la nación en el traumático proceso de democratización a partir de 1961.
Ahora su solar y entorno inmediato también se ha ido perdiendo y con él, las posibilidades de una ampliación y/o adaptación a la dinámica contemporánea.
Sus surtidores están secos, y árido es su futuro…
Como parte del conjunto monumental del ‘55, el “Agua Luz” merece una oportunidad que le podría llegar vía la Secretaría de Estado de Cultura y la Secretaría de Estado de Turismo (ambos ahora Ministerios). Allí hay un escenario abierto al cielo caribeño, justo donde y cuando el arte dominicano reclama mayores espacios para concentrar multitudes. Este podría ser uno. Con el mismo embeleso que miramos, fascinados, los fuegos de artificio, igual podríamos volver a mirar las aguas de artificio sirviendo de marco esplendoroso a los jardines luminosos que irradiarían múltiples colores sin que los reflectores y los surtidores sean visibles, creando auroras boreales en el trópico, bajo el  romántico encanto del cielo antillano.
En el “Agua Luz” hay que hacer un trabajo de restauración completo que le devuelva su esplendor como lugar de esparcimiento. El arte, la música, los bailarines y bailarinas, están (aunque ahora sean otros). Se podría recrear el pasado y el presente, intentar representaciones del futuro con toda la tecnología que no había en 1955, en fin, hacer del lugar un atractivo urbano de los que tanta falta nos hace. Estarían por obtenerse los recursos para lo que debiera ser un concurso para el proyecto y obra de rehabilitación del inmueble abandonado y tendríamos de nuevo un lugar de alto interés cultural, artístico y turístico. Si la envolvente necesita adaptarse a estos tiempos, que se haga. Si es necesario sacarlo de aquella imagen del pasado bochornoso, que se proponga en el concurso, pero el contenido escenográfico del “Agua Luz” debe recuperarse, rescatarse y actualizarse, si no es que a un funcionario obtuso se le ocurre que “sus estructuras están a punto de colapsar” que fue el vago argumento para demoler el auténtico Jaragua en 1985.
“El teatro es el único centro turístico y gran night club bajo techo que pudiera existir en todo el Caribe, con una fuente viva de agua y luz. Sería una pena que lo derrumben por gusto de algunos que quieren coger los terrenos para parqueos o apartamentos, sin pensar que le están quitando al país un prestigio mundial, porque sólo hay tres teatros de esa naturaleza en el mundo. Quieren cometer un abuso con una instalación que sólo nosotros la tenemos en América Latina”.

Mike dijo que es un orgullo tener una obra como esa, la que calificó de joya arquitectónica, la que no puede ser destruida, sino cuidada y reparada para presentar los eventos más importantes y sea atractivo turístico. Comentó que no se debe permitir que ni el presidente Hipólito Mejía ni ningún funcionario cometa el error de derrumbarlo, por lo que pidió que se levanten voces de protesta que impidan tal barbaridad.

“El Teatro Agua y Luz se fundó cuando se celebró la famosa Feria de la Paz y la Confraternidad del Mundo Libre. Esa historia que se escribió es para que quede en la memoria de República Dominiacana ante el mundo con una de las mejores obras del Caribe. No debemos permitir que nadie se atreva a tumbarlo, que por nada se atente, porque es una huella que no puede ser borrada”.

Dónde surge el problema

El Patronato del Centro de los Héroes labora con el interés de buscar una solución al problema urbanístico que afecta instituciones que agrupan a miles de empleados y que son visitadas por cientos de personas que no encuentran donde parquear sus vehículos. La necesidad de estacionamientos es el fuerte dolor de cabeza para quienes están al frente del Patronato. Los días laborables se hace difícil hasta cruzar a pie por las vías principales del lugar, lo que se quiere corregir, pero que pudiera afectar el hoy descuidado Teatro Agua y Luz.

Para el viernes se tiene en agenda un concurso en el que participarán urbanistas, arquitectos e ingenieros, con el fin de que expresen sus ideas que faciliten la solución.
Ojala ese pasivo, único en la región, no sea dilapidado una vez más, ante le ineficiencia e ineficacia conceptual de los que tienen que tomar las decisiones del presente para dejar herencias tangibles en el mañana inmediato…(http://acento.com.do/2013/opinion/210799-el-agua-luz/)

Cuando se creó el Teatro Agua y Luz en 1955, para la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre, era toda una novedad ver las fuentes de agua ornamentadas y cómo estas tenían vida propia, al moverse con luces y sonido. De agua y de luz poco quedan de este teatro que remonta a muchos dominicanos de los buenos conciertos que se realizaban allí durante años. Pena de que esta infraestructura, única en el mundo, esté abandonada y echada al olvido

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