viernes, 5 de septiembre de 2014

Qué armas tiene un país para contener a sus propios yihadistas

Qué armas tiene un país para contener a sus propios yihadistas

Última actualización: Miércoles, 3 de septiembre de 2014
Imagen tomada de un video de propaganda de Estado Islámico, que dice mostrar a sus combatientes en Irak
Se cree que cientos de británicos viajaron a Siria e Irak a unirse a las filas de grupos armados.
El 19 de abril se difundió un video en que un hombre con la cara tapada y acento británico (puede que la voz no sea de quien aparece en cámara, sino un doblaje), miembro del grupo Estado Islámico, decapita al periodista estadounidense James Foley.
Este martes el hombre de acento británico reapareció en un video que muestra la decapitación de otro periodista estadunidense, Steven Sotloff, y en el que amenaza con que la próxima víctima será un rehén británico.
La presencia de combatientes de Reino Unido en las filas de Estado Islámico -y otros grupos extremistas, activos especialmente en Siria e Irak- llevó a este país a preguntarse qué puede hacer para controlar a sus propios yihadistas, impedir que viajen a zonas en conflicto y evitar que al regresar representen una amenaza para los ciudadanos de su país (el viernes el gobierno incrementó a "severo", nivel cuatro de cinco, el riesgo de un atentado extremista en territorio británico).
Son en general jóvenes, desencantados con las sociedades occidentales en las que viven y seducidos por la propaganda que los grupos yihadistas llevan a cabo especialmente a través de las redes sociales.
Según el gobierno británico en agosto había unos 500 ciudadanos de su país luchando en milicias sirias.
En Reino Unido, como en la mayor parte de los países de más estable tradición democrática, las posibilidades de limitar los movimientos y actividades de estas personas están restringidas por legislación nacional e internacional que ofrece garantías a sus ciudadanos.

Difícil de identificar

Por ejemplo, el gobierno no puede quitarle la ciudadanía a un británico que no tenga otra nacionalidad, porque el derecho internacional prohíbe dejar a una persona sin estado (sí lo hace con personas con más de una ciudadanía).
El proceso lógico sería llevar a la justicia a aquellas personas acusadas de actos de terrorismo o complotar para llevar a cabo actos terroristas (en o fuera de Reino Unido).
David Cameron
David Cameron anunció nuevas medidas para contener a los yihadistas británicos.
El problema es que demostrar quién realmente viajó a Siria o Irak con el propósito de combatir con organizaciones extremistas, o regresó a Reino Unido con planes de llevar a cabo un atentado, no es sencillo y requiere una enorme cantidad de recursos de inteligencia, policía y del Poder Judicial.
Por eso, el lunes, tras asegurar frente al Parlamento que las actividades de los milicianos de Estado Islámico en Siria e Irak supone una amenaza directa para Europa, el primer ministro David Cameron anunció una serie de medidas que -cree el gobierno- podrían servir para poner freno a los yihadistas británicos, sin necesidad de iniciar largos y complejos procesos judiciales.

"Nosotros nos lavamos las manos"

Habló de planes para reforzar los poderes de los servicios de seguridad para vigilar a sospechosos, para impedir que británicos viajen a Siria o Irak a combatir y para prohibir -en forma temporal, al menos- que quienes lo hagan puedan regresar al país.
Para el abogado David Anderson, Revisor Independiente de Legislación sobre Terrorismo, "todo el concepto de ciudadanía tiene que ver con el derecho de residencia, el derecho a volver al lugar en que uno vive. Si ese derecho se suspende, aun temporalmente, creo que uno se enfrenta a algunas dificultades legales".
Pero aun encontrando el vehículo legal que lo permitiera, Anderson dice que hay problemas prácticos.
"¿Dónde se ejercería ese poder? ¿Cuando la persona está en Turquía, por caso, regresando de Siria? ¿Hay forma de impedir que regrese? ¿Y si sí, a dónde va la persona? ¿Regresan a Siria para seguir en la yihad? ¿Se van a buscar una playa en Turquía?", le dijo Anderson a la BBC.
"Y, por supuesto", agregó el experto legal, "si empezamos a hacer esto entonces presuntamente también debemos aceptar las consecuencias de que otros lo hagan también".
El problema, explica, es que "si los terroristas o criminales de otros pueblos llegan a Reino Unido, (esos países) podrían decir: 'Nosotros nos lavamos las manos, no dejaremos que ellos regresen, son su problema'".

Pasaportes

Cameron también anunció que prevé darle a la policía poderes para confiscar en la frontera de Reino Unido los pasaportes de sospechosos de terrorismo.
Sobre esto, Anderson dijo que "había algunas preguntas" que necesitaban respuesta: por cuánto tiempo se retendría el pasaporte, cómo se autorizaría el retiro del documento a una persona y qué nivel de sospecha sería necesario.
Pasaportes británicos
El gobierno quiere más poderes para retener pasaportes de sospechosos.
Otro de los planes del gobierno -que sí respalda Anderson- es modificar las Medidas de Investigación y Prevención del Terrorismo (Tpims, por sus siglas en inglés), un instrumento legal que permite a funcionarios restringir la libre circulación, el uso de computadoras y teléfonos celulares y las reuniones con otras personas de sospechosos, cuando no están dadas las condiciones para procesarlo o deportarlo.
Las nuevas Tpims permitirán ahora reubicar a sospechosos dentro de Reino Unido, trasladarlos a un contexto geográfico donde sean más fáciles de controlar para los servicios de seguridad y tengan menos posibilidades de relacionarse con potenciales cómplices.

"De-radicalización"

A partir de ahora, además, las personas que estén sometidas a una Tpim deberán pasar por un programa de "de-radicalización".
El gobierno también prevé obligar a las líneas aéreas a entregar información sobre los pasajeros que viajan de y hacia zonas en conflicto.
Para Pauline Neville-Jones, ex ministra de Seguridad, los planes del gobierno podrían tener, sobre todo, un "efecto disuasorio".
Le dijo a la BBC que interrogar a las personas que regresan a Reino Unido desde zonas en guerra podría tener ese resultado, porque la gente sabría que la tienen identificada.

Lo que ya están haciendo

Todas estas son medidas nuevas, pero ya hay otras en funcionamiento.
Por ejemplo, en los últimos 18 meses las autoridades británicas detuvieron a 69 personas por actividades vinculadas al yihadismo (no se sabe cuántos son simpatizantes o pertenecen a las filas de Estado Islámico).
Y en enero de 2014 la policía detuvo a 16 personas acusadas de cometer delitos de terrorismo en Siria (en todo 2013, 24 personas fueron arrestadas por el mismo motivo).
Además, se retuvieron los pasaportes de 23 personas, sospechadas de tener vínculos con EI y otros grupos extremistas.
Estas confiscaciones fueron hechas en el marco de una legislación especial llamada Royal Prerogative.
Como esa norma está siendo desafiada en las cortes, el gobierno está planteando ahora nuevos poderes de confiscación que no dependan de ella.

Riesgos

Dominic Casciani, el corresponsal de asuntos británicos de la BBC, advierte que todas las medidas anunciadas, así como las ya implementadas, conllevan riesgos.
"Hay muchos británicos", dice, "que viajaron a pelear en Siria sin intención de unirse a extremistas violentos como los de EI; dicen que tomaron las armas para defender a civiles del régimen del presidente Bashar al Asad".
Policías británicos
El gobierno prevé darle más poderes a la policía.
Casciani señala que para el gobierno, lo peor que puede pasar es que muchos de los que entraron ingenuamente en una situación que no esperaban, ahora tengan miedo de regresar a su país y ser detenidos. Además, sus familias en Reino Unido temen que puedan ser radicalizados aún más.
"Y es por eso", dice el corresponsal, "que hay voces dentro del ámbito de seguridad y de las comunidades musulmanas que dicen que el plan de salida para los combatientes que regresan tiene que ir más allá de los procesos judiciales y las condenas a prisión".

Trabajo con la comunidad

Por eso, en abril de 2014, la policía británica hizo un llamado a las mujeres musulmanas a persuadir a sus parientes para que no viajen a pelear a Siria.
Y en julio, más de 100 imanes de Reino Unido firmaron una carta abierta en la que les pedían a los musulmanes británicos que no viajaran ni a Siria ni a Irak a combatir.

Combatientes extranjeros

  • Unos 500 británicos están combatiendo en milicias en Siria.
  • Durante los primeros tres años de la guerra civil siria más de 12.000 combatientes llegaron desde otros países.
  • Provienen de 80 países diferentes.
  • Entre un 30% y un 40% de los actuales combatientes extranjeros en Siria e Irak vienen de países occidentales.
Reino Unido tiene además un programa llamado Prevent (prevenir), que nació durante el gobierno laborista, cuyo objetivo es evitar la radicalización de ciudadanos británicos.
El vicesecretario general del Consejo Musulmán Británico, Harun Khan, le dijo a la BBC que Prevent no tenía valor alguno en las calles, porque los jóvenes en riesgo de ser radicalizados se mantenían distanciados de las organizaciones moderadas que el gobierno respalda en el marco de ese programa.
Y dijo que al gobierno sólo le interesa vincularse con personas que tienen su misma opinión.
El ministro de Inmigración y Seguridad, James Brokenshire, aseguró que el gobierno está apoyando a la "gran mayoría de los musulmanes británicos en la condena de aquellos que defienden la violencia, la intolerancia y la división".

Más allá de las costas británicas

Los combatientes extranjeros que se suman a las filas de EI y otros grupos extremistas no sólo provienen de Reino Unido.
De acuerdo con un reporte de junio de 2014 que lleva la firma de Richard Barrett, un experto en terrorismo que asesoró a Naciones Unidas y trabajó con los servicios secretos británicos, durante los primeros tres años de la guerra civil en Siria más de 12.000 combatientes llegaron al país desde 80 países diferentes.
Imagen de un video de tres militantes yihadistas hablando a cámara.
Los gobiernos llevan adelante diferentes iniciativas para intentar detener el reclutamiento yihadista.
Se estima que entre un 30% y un 40% de los actuales combatientes extranjeros que pelean por establecer un califato islámico en Siria e Irak proceden de países occidentales como Francia, Bélgica, Reino Unido, Alemania y los países nórdicos.
En todos los países que se enfrentan con este problema, la estrategia va -como en Reino Unido- desde tratar de evitar que sus ciudadanos viajen a zonas en conflicto a lidiar con quienes ya han ido cuando regresan.

"Detener la guerra"

Barrett ha identificado dos líneas de acción para tratar el segundo punto (que a veces operan en simultáneo): "estigmatizar toda participación y amenazar a aquellos que viajan (a pelear) con consecuencias legales o administrativas" o "hacer todo lo posible para ayudar a quienes regresan a reintegrarse".
Pero para él, la mejor respuesta sobre cómo controlar la creciente amenaza de los combatientes extranjeros que regresan a sus países no está en leyes o poderes de policía, sino en "hacer todo lo posible por detener la guerra".
Cuanto más dure, más profundas serán las consecuencias: "No sólo habrán pasado más combatientes (por los países en conflicto)", dice, "sino que las redes que los reclutan y envían allí se volverán más grandes y capaces de enviarlos de regreso a sus países o a otras partes".

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