El Fusilamiento de Sánchez
Fuente:
Emilio Rodríguez Demorizi, obra,
Acerca del Francisco del Rosario Sánchez, Academia Dominicana de la Historia,
Vol. XLIII, Editora Taller, Santo Domingo, 1976, carta de C. Armando
Rodríguez, a Don Federico Llaverías, sobre el fusilamiento de Sánchez, en
fecha, Sto Dgo, del 27 de julio de 1926, Pps. 217 a 227.
El
error que se viene cometiendo al confundir el lugar en que
fueron apresados Sánchez y sus
compañeros, es decir El Cercado, con el
lugar que fueron sacrificados de una manera repugnante
y cruel, es decir en San Juan de la Maguana; y en segundo lugar hacer resaltar
que no fueron las tropas españolas, como
generalmente se cree, quienes cometieron aquel hecho, fueron tropas dominicanas comandadas por dominicanos,
a pesar de las protestas de oficiales españoles que se retiraron para no
presenciar aquel asesinato.(1- casi
siempre se dice los mártires de El
Cercado por los mártires de San Juan, que es lo correcto y muchas veces
se dice algo peor el Martirologio de El Cercado, vele decir que Martirologio,
es el catálogo de mártires, por lo que
es incorrecto designar este horrendo hecho de nuestra historia con esa
denominación, lo correcto sería decir, matanza, tragedia)
El
General Francisco del Rosario Sánchez, conocer
la traición cometida por Santana al convertir la República en colonia española, se introdujo a
su país teniendo que pasar por Haití, por
no poderlo hacer por otra parte. El 29 de mayo de 1961 Romualdo Montero entregó el
puesto militar de El Cercado al General Francisco del Rosario Sánchez, y
se quedo acompañándolo mientras creyó que la revolución tenia probabilidad
de prosperar. Pero las cosas cambiaron; el Presidente Geffrard suspendió
a los revolucionarios dominicanos la
protección que venía prestándoles.
Manuel
Ma. Gautier, Agente Fiscal de los revolucionarios en Port-au-Prince, transmitió
la desagradable noticia a Sánchez y a Cabral para que supieran a qué atenerse y
resolvieran en consecuencia. Sánchez quiso resistir hasta lo último, pero
Cabral, sin consultar con nadie se
despidió de sus compañeros de armas y se refugió en Haití acompañado del general Valentín Ramírez Báez
y del teniente coronel Jacinto Peynado. Con la idea de Cabral
quedó abandonado el campamento de Las Matas y entonces el general Pedro Alejandrino Piña
vino a reunirse al General Sánchez en El Cercado.
Sánchez
no pudo ya ocultar a sus compañeros de
armas la conflictiva situación en que se encontraban y convocó una junta de
guerra, para tomar pareceres y resolver lo conveniente en vista de las
circunstancias. Se resolvió abandonar El Cercado y trasponer la frontera. Así
las cosas empezó su obra de traición
y Raymundo Montero, el mismo que entregó El Cercado a Sánchez al considerarlo perdido y acompañado de un tal Pedro Gil ( 2- en los archivos de Don José G. García
se encuentra un documento en que se prueba lo que se dice de Pedro Gil),
avisó lo que ocurría a Santiago de
Oleo, uno de los hombres más influyente
de la localidad, quien con su hermano Fructuoso y otros parientes y amigos, se
puso a la cabeza de la reacción para salvar el pueblo del compromiso en se
encantaba con el gobierno.
La
familia de Oleo y sus amigos pusieron emboscadas en todos los caminos y cuando
Sánchez y sus compañeros quisieron dirigirse a la frontera al llegar al
paso de Los Guineos próximo a El
Cercado, fueron acribillados a balazos
por los traidores arriba mencionados. Sánchez quedó gravemente herido; Pedro
Alejandrino Piña, contuso, salvado en las
ancas del caballo de Timoteo Ogando; Félix Mariano Lluberes y
Miguel Saviñón, heridos lograron internase
en Haití. Sánchez y dieciocho compañeros fueron hechos prisioneros y conducido a San Juan. (3- La Historia conserva estos nombres de
los compañeros de Sánchez; coroneles
Juan Erazo y Gabino Simonó; comandantes y capitanes Baltasar Belén, Benigno del
Castillo, Félix Mota y Francisco
Martínez; oficiales subalternos y paisanos
Domingo Piñeiro, José Ant. Figueroa,
Manuel Baldomera, Julián Morris, Juan Gregorio Rincón, Prudencio o
Rudesindo de León, Pedro Zorrilla,
Luciano Solís, José Corporan, Juan
de la Cruz, Epifanio Jiménez o Sierra y José de Jesús Paredes.
El
3 de julio de 1861 fueron sometidos en
San Juan a un simulacro de Consejo de Guerra que se reunió en la Plaza Pública
en el que se omitieron todas las
formalidades legales. Presidía ese Consejo el general Domingo Lazala y el
Fiscal fue el coronel Tomás Pimentel;
ambos eran creaturas del verdugo de la Patria general Pedro Santana, quien,
olvidándose de ya no era un Presidente dictador sino un Capitán General que obraba en nombre de la Reina de España
quiso ahogar en sangre, como acostumbraba, aquel movimiento intentado por los
patriotas como protesta contra la anexión
a España, obra exclusiva de un
grupo político, pero nunca de la voluntad del pueblo dominicano
La
conducta de Santana para con los infelices prisioneros ocasionó las protestas
del señor Brigadier Peláez, y segundo cabo de Santo Domingo, lo que para nada valió pues el consejo de guerra no
permitió defensa alguna a los acusados. Sánchez trató de echar sobre sí
toda las responsabilidad de lo acontecido para salvar a sus compañeros; pero al ver que Romualdo
Monteo, el que le había entregado El Cercado, se presentaba a declarar en contra suya, le increpó
diciéndole “Tú debías estar sentado aquí
en el banquillo de los acusados, pues me entregaste la plaza de El Cercado
voluntariamente, traicionando al gobierno a quien servías, para después
traicionar a tus nuevos compañeros”.
El
Judas Montero fue reducido a
prisión y condenado a muerte junto a
Sánchez y con los demás patriotas que lo acompañaban .la sentencia se ejecutó
en la tarde del 4 de julio de 1861, de
la manera más cruel y repugnante, pues los reos fueron muertos unos a tiros y
otros a palos y a machetazos. El
presbítero Narciso Barrientos fue quien acompaño a los reos al patíbulo; y le
hizo guardia en la capilla, la compañía
de Pardos del ejército de Cuba (véase lo
que dice respecto a esto nuestro historiador García, tomo III, Páginas
415 a 418)
Sobre
lo narrado anteriormente dice el General Gándara en su obra Anexión y Guerra de
Santo Domingo, Tomo I, libro III, capítulo I, Páginas 204 y siguientes.
“Acaudillados por algunos oficiales dominicanos y algún otro que se
despronunció, los vecinos de El Cercado echaron de la población a los insurrectos acosándolos por los montes hasta que muchos repasaron la frontera no sin dejar bastantes
prisioneros entre los cuales merece citarse el general Sánchez que estaba
herido de gravedad.”
Añade
Gándara “El número de prisioneros llegó a elevarse a 21. Se le sujetó por orden
de Santana a un sumarísimo e irregular procedimiento y fueron fusilados en 4 de
julio de 1861, contra la opinión y las
reclamaciones escrita del Brigadier Peláez que
pasó quizás los límites de la subordinación, impulsado por los
sentimientos de humanidad, bien que puede exponerse en su descargo que aquellas
ejecuciones constituyen un acto de
tiranía grosero e indefinible, pues según refieren los testigos presenciales,
no se hizo para condenarles más que una parodia de consejo de guerra, incapaz
de satisfacer en manera alguna las legítimas exigencias de un procedimiento
racional
El
diplomático español expresa además en su obra Anexión y Guerra de Santo Domingo “Ante ese
Consejo perecieron los acusados, para verse tratar como enemigos y no como
reos. Se les condenó a sufrir la última pena y esta sentencia fue cumplida en
términos que repugna recordar, pues
mientras a unos los remataron a tiros
otros sucumbieron a palos o a machetazos de lo que protestó asimismo un
comandante del regimiento de la Corona
que fuera de este Cuerpo se hallaba en San Juan. Por último está sangrienta escena, tanto más inoportuna como
que por primera vez al sancionarla invocaban las autoridades dominicanas
el nombre de la Reina de España, fue aceradamente censurado en la Cámara andando el tiempo por el general Concha quien
decía, relatando esos hechos “
Se fusilaron más de quince personas comprometidas y se fusilaron de una
manera que dio lugar, y con razón, a graves altercados entre el señor Peláez ,
Segundo Cabo de la Isla, y el general Santana, porque aquellos fusilamientos
se hicieron como si no imperase allí la
justicia, como si no rigieran allí las leyes que protegen la vida del hombre.
Los fusilamientos se hicieron por el sistema antiguo de la República, y que
entonces el general Santana no era jefe del Estado, sino Capitán General en
nombre de Su Majestad la Reina”
Como
comprobación de lo que dice el General Gándara de las reclamaciones escritas
del brigadier Peláez, copiamos a continuación párrafos de una carta de este
último publicada por el mismo Gándara;
“Cuando por la carta particular
que escribí a V.E. hallándome en camino a San Juan, y por el oficio que tuve el
honoro de dirigirle antes de ayer pidiéndole indulgencia para los prisioneros
hecho en El Cercado, esperaba que serían indultados de la última peña a nombre
de S.M. la Reina N.S.(q.D.g.) me llama hoy de horror y de justa
indignación la infausta nueva de que
aquellos infelices han sufrido el día 4 de julio 1861, la pena capital con
circunstancias tales y un lujo de
crueldad que ha sobrecogido a los habitantes de esta comarca, a mí mismo y
hasta el último de los subordinados. La
excelsa señora a quien sus pueblos saludan como madre, la que es amparo y égida de los desgraciados,
aquella cuyos labios no se abren sino para pronunciar la palabra “perdón”; la
que al dirigirse a sus hijos en Santo Domingo le promete la paz asegurándoles
que si esta isla fue la predilecta de Isabel I será la especial protegida de
Isabel II, no podrá consentir se halla, derramado en sus augusto nombre la
sangre de un puñado de ilusos, V.E., EN su alta penetración, rechazará como
rechazo yo, con todos mis subordinados,
el que se haya invocado el nombre de aquella augusta
señora para el sacrificio inhumano de las víctimas indefensas de San Juan
De
lo descrito en esta carta, es prueba de que la matanza de San Juan, fue obra
de Santana y sus secuaces
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