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ZAMA: El final de la Segunda Guerra Púnica
En las dos anteriores entradas, dejamos,
por una parte, a Magón camino de la costa ligur, en Italia, vía
Baleares, tras comprobar que hasta las puertas de Gades se le cerraban y
abandonando definitivamente Iberia en el 205 a. C. en pos de su
hermano Aníbal, y por otra, al propio Aníbal, que era incapaz de
levantar el sur itálico en contra de Roma.
El plan de Escipión era retomar la idea
que no se pudo poner en marcha al principio de la confrontación: llevar
la guerra a territorio africano. Por fin pudo, en el año 204 a. C.,
desembarcar allí con 40 naves que transportaron 25.000 efectivos. Pero
no fue tan sencillo el camino de Escipión para lograrlo.
Sin contar la situación política romana,
en la cual el círculo de los escipiones tenía enemigos, la situación en
Hispania distaba mucho de ser la ideal pese a la expulsión de los
cartagineses. Primero en el sur, donde ciudades como Castulo e Iliturgi
resistieron. Una vez que los focos antirromanos fueron eliminados, la
mecha se prendió en el valle del Ebro. Un motín de la guarnición de
Sucro se unió a la enfermedad de Escipión y al levantamiento de los
ilergetes Indíbil y Mandonio, tan caros en el imaginario popular. Para
esta revuelta, para conocer su idiosincrasia guerrera y sus códigos
éticos, hay un formidable capítulo en el libro Armas de la antigua
Iberia. Escipión pudo solventar todos estos problemas, aunque lo tuvo
que hacer rápido, sin tiempo para ningún tipo de represión. Durante este
tiempo, no cejó en su objetivo y estrechó lazos diplomáticos con un
régulo númida llamado Massinisa, con vistas a la futura invasión de
Cartago. Por si estas cosas fueran pocas, se unía el hecho de que Aníbal
aún estaba en Italia, imbatido; Roma no las tenía todas consigo pues
desconfiaba de una victoria en territorio africano.
El caso es que Escipión logró los apoyos
que buscaba, siendo elegido de nuevo cónsul en el año 205 a. C. Fue
entonces cuando ultimó, con ayuda de Massinisa y Lelio, la invasión.
Desembarcó en las inmediaciones de
Útica, ciudad muy próxima a Cartago, y rápidamente la asedió ante la
imposibilidad de tomarla por asalto. Así, los Castra cornelia
fueron levantados, desde los cuales se procuró aislar progresivamente al
enemigo, esquilmándole apoyos y recursos. El otro reyezuelo númida,
Syfax, aliado de Cartago pero preocupado por las operaciones que sólo
podían perjudicarle, intentó un acercamiento de posturas entre los dos
bandos provocando un armisticio. Su propuesta: mantener el status quo.
Escipión lo aceptó para ganar tiempo y aprovecharse de la situación de
la siguiente manera: durante las negociaciones, introdujo espías en el
campamento cartaginés, los cuales estudiaron su disposición y
desplazamientos. Esto fue vital para que al principio del año siguiente,
durante una noche, los romanos atacaran, incendiando el campamento de
Syfax y poniendo en desbandada a los acuartelamientos púnicos. El
ejército de Asdrúbal y su aliado númida aquella noche dejó en su huida
cuarenta mil bajas.
Poco después, ante la reorganización de
los supervivientes y el ingreso de una fuerza de mercenarios iberos, los
cartagineses decidieron regresar para intentar levantar el cerco a
Útica. Escipión les presentó batalla en las Grandes Llanuras, al
suroeste de Cartago, y les derrotó en campo abierto con sus mismas armas
y, en gran medida, gracias a la caballería númida de su aliado
Massinisa.
La historia de Asdrúbal Giscón en este
punto es curiosa. Al parecer, tras la derrota, y posiblemente condenado
en Cartago a muerte, reunió una serie de mercenarios y númidas e hizo la
guerra por su propia cuenta, hasta que se unió finalmente a Aníbal
cuando regresó. Syfax, por su parte, fue hecho prisionero, muriendo poco
después.
Ante esta tesitura, Cartago decidió
iniciar las conversaciones de una paz ventajosa para Roma, a la vez que
con urgencia requería de la presencia de las fuerzas de Magón y Aníbal,
que a la sazón permanecían en Italia. Magón no llego a desembarcar pues
murió por el camino; Cartago perdía un buen comandante de caballería,
que junto a la inferioridad de númidas resultaría a la postre fatal.
Cuando Aníbal desembarcó, se encontró con que las conversaciones de paz
quedaron rotas merced al asesinato de unos embajadores romanos y a las
propias reticencias dentro de la propia ciudad.
Unidas las fuerzas de Aníbal con las del
finiquitado Magón y el resto de mercenarios y númidas al mando de
Asdrúbal, se dirigieron a Zama, esperando una ayuda prometida por
Vermina, el hijo se Syfax, que no llegó. Las tropas de Escipión y
Masinissa se unieron y presentaron batalla. Esta confrontación se narra
con gran maestría en el libro de Fernando Quesada Armas de Grecia y
Roma. De su desarrollo poco diremos. Resaltar, quizá, la importancia que
tuvo la caballería númida, esta vez en el lado romano, y el pequeño
retraso con el que los veteranos de Aníbal cargaron, desde la tercera
línea, contra el frente romano, ya algo cansado. El caso es que el
equilibrio del choque entre infanterías terminó cuando la caballería
aliada a Roma triunfó en las alas y atacó por la espalda a los
cartagineses, provocando una matanza. Una suerte de Cannas, pero de
resultado contrario.
Desde Túnez se iniciaron las sucesivas
conversaciones de paz, con unas condiciones draconianas para los
intereses púnicos. En el año 201 a. C. se firmará y Cartago ya no se
volverá a levantar ni con una pequeña parte de las fuerzas mostradas
antaño. Años después sería destruida desde los cimientos.
- Esta entrada ha sido creada por Blogs con Histora. La opinión que expone es particular, y puede o no coincidir con la del autor.
- El autor expondrá su opinión, si procede, en forma de comentario a esta entrada o, casi siempre, en la denominada «Ventana del Autor».
- La mayoría de las imágenes pertenecen al la serie de libros de Fernando Quesada publicados lo la Esfera de los Libros.
Gobernador de Texas: "Puede que yihadistas del Estado Islámico hayan entrado en EE.UU."
Publicado: 22 ago 2014 | 7:35 GMT
Última actualización: 22 ago 2014 | 7:35 GMT
© REUTERS Larry Downing
El gobernador de Texas, Rick Perry, alertó este
jueves de la "posibilidad real" de que terroristas vinculados con el
Estado Islámico (EI) y otros grupos extremistas hayan entrado a EE.UU. a
través de la frontera con México.
Perry reconoció que "no hay evidencia clara" de que terroristas del EI estén ya en el país, pero recalcó que "existe una gran preocupación por la falta de seguridad en la frontera y por no saber quién la está atravesando", cita el portal 'Think Progress'.
El gobernador de Texas, que hace unas semanas anunció que soldados de la Guardia Nacional de EE.UU. han empezado a desplegarse en la frontera de Texas con México, pidió al Gobierno aumentar el número de funcionarios en la frontera y desplegar drones en la región.
Más ataques en Irak
Además de la falta de seguridad en la frontera, Perry habló acerca de su apoyo a una campaña militar más fuerte en Irak."Cuando [la Administración de Barack Obama] habla sobre ataques aéreos limitados pone gran énfasis en la palabra 'limitados'. Sin embargo, claramente se necesitan más ataques aéreos", dijo el político, según la CNN.
El gobernador republicano fue acusado la semana pasada por presunto abuso de poder al vetar la financiación estatal para un grupo de control gubernamental encargado de investigar la corrupción y los escándalos policiales.
Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/137951-perry-mexico-estado-islamico-eeuu
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