Resuelven el misterio del extraño gusano considerado un "marciano" evolutivo
Martes, 19 de agosto de 2014
Un gusano con patas y púas encontró, al fin, un lugar y un pariente en el árbol evolutivo de la vida.
Y es que los fósiles de este estrafalario animal
prehistórico habían desconcertado a los científicos durante años: no se
había hallado ninguna prueba que lo emparentara, en términos
evolutivos, con ningún otro animal de su época (hace 505 millones de
años) ni con ningún grupo de animales modernos.La rara criatura se asemeja a un gusano, pero con patas, púas y una cabeza difícil de distinguir de su cola, tal como fue descrito cuando se identificaron sus restos a finales de la década de 1970.
Una fila de espinas rígidas en la espalda y siete u ocho pares de patas, cada una con sus garras: todo esto en un animal de entre 5 y 35 mm que habitaba en el lecho oceánico.
Por todo eso ha sido considerado como una especie de "marciano" evolutivo, pero por primera vez los científicos han confirmado su vínculo con un grupo de animales modernos.
Y la pista, como en una novela de detectives, estaba en un detalle: las diminutas garras.
"Las peculiares zarpas de los Hallucigenia son la evidencia que resolvió un largo e intenso debate en el campo de la biología evolutiva y pueden incluso ayudar a descifrar otros problemáticos bichos cámbricos", dijo Martin Smith, uno de los autores de este estudio.
¿Patas o púas?
El paleontólogo Simon Conway Morris identificó al extraño animal en 1977 entre los fósiles hallados en las Montañas Rocosas de Canadá, según reporta la revista científica New Scientist.Allí, en la formación geológica Burguess Shale, se encuentra uno de los depósitos de fósiles del período de la Explosión Cámbrica más ricos del mundo.
En aquella época de veloz evolución apareció por primera vez gran parte de los grandes grupos de animales del planeta, según los registros fósiles.
Pero tan desconcertante resultó el Hallugenia que inicialmente fue descrito al revés: se pensaba que las espinas eran patas, las patas tentáculos, y que su cabeza era la cola.
"A menudo se piensa que los grupo de animales modernos surgieron totalmente formados durante la Explosión Cámbrica", explicó Smith.
"Pero la evolución es un proceso gradual: las complejas anatomías de hoy emergieron paso a paso".
Según el estudio de Smith, las diminutas garras dieron la pista. Su organización es muy cercana a las de los gusanos onicóforos: capas de cutículas (una sustancia dura similar a las uñas) se apilan una dentro de otra.
La misma estructura puede encontrarse en las mandíbulas de los onicóforos, que no son otra cosa que patas modificadas para masticar.
Y aunque se sospechaba que estos gusanos modernos podían tener algo que ver con los extravagantes Hallucigenia, hasta ahora no se habían encontrado evidencias y las pequeñas zarpas no habían sido analizadas en detalle.
Según los científicos, este hallazgo abre una nueva vía de conocimiento sobre los artrópodos, el grupo que incluye arañas, insectos y crustáceos.
"Muchos de los estudios con base genética sugieren que los artrópodos y los gusanos onicóforos están estrechamente vinculados", dijo Javier Ortega Hernández, coautor del trabajo.
"Sin embargo, nuestros resultados indican que los artrópodos están más cerca de los tardígrados, un grupo de animales microscópicos más conocidos por ser capaces de sobrevivir en el vacío del espacio y a temperaturas bajo cero, lo que deja a los onicóforos como primos lejanos".
Estudiando a la vez a los fósiles del Cámbrico y a los organismos vivos, sugieren los expertos, sabremos más sobre el origen de animales complejos y sobre la enigmática evolución de aquellos seres primitivos.
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