MANUSCRITO VOYNICH. El libro que nadie puede leer... ¿o sí?
Todo aquel que contempla las páginas del Voynich cae rendido ante su belleza. Pero cuando se conoce su intrigante historia, el observador ya no puede evitar convertirse en esclavo de su misterio. Durante siglos ha sido la obsesión de criptógrafos, botánicos, astrónomos, matemáticos y lingüistas pero podría ser ahora cuando finalmente consigamos desvelar su significado.
Sobre el manuscrito Voynich se han vertido litros de lágrimas de
desesperanza y frustración. Sus 235 páginas color sepia están escritas
en un código desconocido que ni siquiera la NASA ni la más avanzada
tecnología han podido vulnerar. Tal vez el hermetismo ha llegado a su
fin.
Voynich, ¿antiguo libro azteca?
El botánico Arthur Tucker (Universidad Estatal de Delaware, Dover) y su colega Rexford Talbert, antiguo investigador de tecnología de la información en el Departamento de Defensa de EE UU y de la NASA, han publicado un artículo en la revista HerbalGram donde afirman haber reconocido algunas de las plantas ilustradas en el manuscrito. Se trataría de flora típica de Centro América, representada a su vez en códices mexicanos del siglo XVI.
Estos herbarios están escritos en náhuatl, un dialecto azteca. Significa que, de ser correcta la identificación de las plantas, sería un comienzo para empezar una transliteración de los términos utilizados en el Voynich para nombrar los mismos vegetales. Tucker sospecha que se trata de una forma arcaica del náhuatl.
Desde luego, el pasado año, el físico Marcelo Montemurro, de la Universidad de Manchester (Reino Unido), demostró que el “voynichés”, como ya se conoce a la lengua del manuscrito, no era un idioma inventado. Cumple con todas las características técnicas de un lenguaje real, como explica detalladamente en la revista PlosOne.
El Octavo Sabio recoge la investigación de Truker y habla con Montemurro sobre el avance de su trabajo.
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